El riesgo de pasarte con los probióticos

El riesgo de pasarte con los probióticos

Los seres humanos a la hora de “infectarnos” solemos hacerlo “mayormente” por 3 vías, una es practicar sexo, la segunda por inhalación-respiración y la tercera en aquello que comemos o bebemos.

bacterias infeccion

 En el sistema digestivo hay trampas constantes para las bacterias que no forman parte de nuestra flora (autóctona), desde la acidez de la boca a los jugos gástricos etc. Pero la barrera más importante es nuestro intestino, que tiene la ardua tarea de evitar que bacterias (flora bacteriana) no deseadas lleguen a la sangre, traspasen la barrera intestinal y puedan atacar órganos provocando inflamación y enfermedades autoinmunes.

Los probioticos son bacterias vivas, presentes en alimentos tales como los lácteos, kefir, kombucha y otros alimentos fermentados. Algunas de esas bacterias son conocidas por nuestro sistema inmune y de alguna manera inofensivas (ya hemos peleado antes con ellas), pero cuando tomamos una gran cantidad o las bacterias que consumimos son desconocidas, lo que se produce es una respuesta inflamatoria ante la presencia de bacterias “invasoras”. Cada vez que tomamos probioticos o bacterias vivas “activamos el sistema inmune”, lo que en realidad significa que lo ponemos a trabajar respondiendo al ataque con inflamación.

Tomar probioticos constantemente produce un estado crónico de inflamación

 Lo más normal en estos casos es que esos ataques pasen sin pena ni gloria, se matan y listo. Pero tomar probioticos habitualmente, en grandes cantidades y/o durante largos períodos de tiempo incrementa exponencialmente la posibilidad de infectarnos con alguna nueva bacteria e incrementamos riesgos más graves. Las personas que padecen síndrome de intestino irritable, son el claro ejemplo de las secuelas de una infección.

Las bacterias crean toxinas al alimentarse mientras están en en tracto digestivo. Cuanto mayor tiempo pasen, más toxinas expulsarán. Nuestro organismo conocedor de esto tiene un mecanismo para librarse cuanto antes de estas “bacterias de visita”, y lo hace acelerando la evacuación intestinal a veces con tremenda prisa en forma de diarreas, quien ha sufrido una infección por salmonella lo ha vivido.

Son reales los beneficios de algunos de estos “alimentos probioticos” a la hora de regular el sistema digestivo, sobre todo en la boca y estómago, pero no es una cuestión de cuanto más mejor, como tampoco son beneficiosos siempre y en todo momento y para todas las personas. Hay que matizar cuando y donde se pueden o deben tomar y cuando es mejor no consumirlos.

Nuestro intestino es un ecosistema muy complicado, (hable de ello en este artículo) en el que no suelen sobrevivir bacterias que necesiten oxígeno. 

Un pequeño inciso sobre los yogures y lactobacillus del blog Science-Based Medicine: El Lactobacillus del yogur no es necesariamente el lactobacillus de las píldoras probióticas. El yogur es generalmente L. acidophylis o Lactobacillus bulgaricus. Las bacterias del yogur convierten el azúcar en ácido láctico, eso hace que la leche cuaje convirtiéndose en yogur. El lactobacillus de los probióticos contienen Lactobacillus casei, Lactobacillus plantarum, Lactobacillus reuteri, Lactobacillus rhamnosus, o Lactobacillus GG. Estos no son los Lactobacillus encontrados en seres humanos.

Las bacterias que tenemos en el intestino son necesarias entre otras funciones porque no solo nos ayudan en la digestión y absorción de nutrientes de los alimentos que ingerimos, además crean la vitamina K. Sabiendo esto deberíamos cuidar las bacterias que tenemos con prebioticos (alimentarlas) y no hacerlas pelear constantemente con probioticos (otras bacterias)

Es habitual que después de una infección bacteriana y tras tomar antibióticos tengamos un crecimiento anormal de hongos oportunistas como la cándida (candidiasis), esto sucede no porque el sistema inmune esté debilitado, simplemente sucede que al matar parte de las bacterias habituales dejamos sitio (literalmente) para que bacterias no atacadas por el antibiótico puedan crecer a sus anchas.

Para poner un ejemplo pensemos que los antibióticos actúan como un incendio, y los matojos que primero crecen son la cándida. Ahora piensa que tomas un probiótico con bacterias que son anaeróbicas (sobreviven sin oxígeno), lo que estás haciendo es intentando repoblar tu bosque incendiado con palmeras. Una solución que va a durar durante algún tiempo pero que no es lo que necesitas.

Alterar la flora intestinal ya sea con antibióticos, cirugía o con los probioticos equivocados pueden suponer a la larga un mal funcionamiento bioquímico.

Ahora cada vez que veas a la actriz de turno, preguntándote si tus defensas han desayunado, entenderás que el fallo está en pensar que más bacterias sirven de alimento a las que tenemos. Y que lo que sucede es que estamos tomando bacterias que pretenden colonizar los lugares donde ya hay bacterias. Del mismo modo que los romanos querían invadir la Galia de Asterix y Obelix… una y otra vez.

Probióticos sí, pero en contadas ocasiones!!

Referencias:

Infections of the Gastrointestinal Tract : Microbiology Pathophysiology and Clinical Features (Current Topics in Infectious Disease)

Infections of the Gastrointestinal System

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Respuestas

  • Mencionas que los probioticos no son bacterias que tenga el ser humano. Entonces, ¿cuáles probioticos tomar y durante cuánto tiempo después de tomar antibióticos?
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