CAMINAR

 El caminar, aparte de ser nuestro medio de transporte natural, es considerado el mejor ejercicio, el más seguro, el más equilibrado. Las ventajas para la salud son iguales a las obtenidas de cualquier otro ejercicio, con la mitad del riesgo de lesionarse o agotarse. Es la forma más barata y sencilla de mantener una buena salud, basta con un par de zapatos cómodos y entre media y una hora (menos de lo que dura una película…) al día dedicada para tal fin. Por supuesto las excusas de no hacerlo suelen estar allí – no hay por donde caminar, no tengo tiempo, está lloviendo, hace frío, hace calor, etc.

Pero vale la pena buscar tiempo para hacer las cosas que benefician la salud.



Uno de los padres de la macrobiótica moderna, Michio Kushi, anima a que “convirtamos el caminar cada día en una de nuestras prioridades”. Que “por mucho que camine, nunca caminará demasiado”. Media hora al día está bien. Eso sí – hay que caminar a paso enérgico e intentar no detenerse durante todo ese tiempo. Es conveniente escoger una ruta, sea por el parque, el bosque, un boulevard,  a lo largo de un río etc, que no nos obligue a parar (como los semáforos u otros obstáculos).  El ritmo es la clave. Algunos fisiólogos del ejercicio consideran que caminar crea un “segundo corazón” (los músculos de los pies, pantorrillas, muslos, nalgas y abdomen se contraen y distienden rítmicamente).

Cuando no caminamos, la circulación se hace más lenta y el corazón debe trabajar más para oxigenar el organismo entero y eliminar los desperdicios. Cuando estamos sentados, el cerebro también sufre una falta de oxígeno.

Los beneficios de media hora de paseo a un buen ritmo cada día ayuda a:

  • Controlar el peso
  • Mejorar la circulación, calentando las manos y los pies
  • Evitar problemas cardíacos
  • La digestión y eliminación
  • Mantener los huesos sanos
  • Prevenir los problemas respiratorios
  • Mejorar la vista
  • Tonificar los músculos
  • Eliminar las tensiones y las preocupaciones

 

Manuel Penín, que ha convertido el caminar unos cuantos quilómetros cada día, en su rutina diaria, me contó que:

Empezar a caminar requiere disciplina. Cuando acudía a los AA, vi que sin la disciplina no llegaría a ninguna parte.. Me estaba esforzando en dejar el alcohol y dejar de fumar. Así aprendí a ser disciplinado en el tema de mi salud. Empecé a caminar después de tener el tema del alcohol y el tabaco dominado, no podía hacerlo todo de golpe. Pero la adrenalina del tabaco la tenía que canalizar por algún lado. Fue una disciplina militar. Al principio andaba despacito. Me adelantaban todos los abuelos, me preguntaban: “¿tú de dónde has salido?”. Caminaba entonces unos 4 km al día, descansando. Eso sí, no me permitía ni un solo día sin caminar. Poco a poco iba respirando mejor, no me cansaba tanto, no tenía que parar. Aumenté la velocidad. Ya podía caminar junto a los abuelos. Luego empecé a adelantarlos. Andar me ayudaba a pensar, a reflexionar. Me ayudaba y me ayuda en lo físico y lo psíquico. Lo considero mejor terapia que la de cualquier psicólogo o terapeuta. Sigo andando, cada día, desde hace 6 años. Aunque ya no con esa disciplina militar.

Al principio sí que te lo tienes que imponer. Si dejas de ir un día, dos, al final dejas de ir del todo. Siempre encontrarás alguna excusa. Ahora voy porque me gusta y disfruto. Ahora me gusta. Comino unos 17 km diarios. DISFRUTO. Eso sí, sigo utilizando el andar para analizar las cosas que me van pasando en la vida, porque siguen pasando, claro. Llevo 14 años, en parte gracias a eso, al caminar, sin beber, sin fumar, sin drogarme.

 

                                  

                                          “La única forma de avanzar, es levantarse y caminar.”



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