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LOS ORÍGENES PSICOHISTÓRICOS DEL SIDA
ENTREVISTA A CASPER SCHMIDT
El capítulo V del libro The AIDS Cult, de John Lauritsen e Ian Young contiene la entrevista realizada al Dr. Casper Schmidt. He aquí algunos de los pasajes más importantes de la entrevista de Ian Young.
En 1984 el psiquiatra y psicoanalista homosexual Casper Schmidt respondió a los artículos de Gallo con su escrito “Los orígenes del Sida como fantasía de grupo” (The Group-Fantasy Origins of AIDS) que fue publicado por el Journal of Psychohistory. Schmidt plantea que el Sida es un ejemplo de “histeria epidémica” en la cual grupos de personas están representando inconscientemente conflictos sociales, y lo compara con casos documentados de histeria epidémica del pasado que se la consideró equivocadamente como infecciosa. [n.d.t.: Schmidt falleció por citomegalovirus en 1994 debido a que se auto diagnosticó el Sida, y se auto medicó ingentes cantidades de antibióticos pensando que iban a funcionar como medida preventiva].
Schmidt fue uno de los primeros en explorar el trasfondo psicosocial de la crisis sanitaria, sosteniendo que los fuertes ataques políticos a los gays, que continuaron durante los años setenta, contribuyeron a la aparición de una situación psicológica entre los gay basada en la vergüenza y en el grupo sacrificial, lo que a su vez llevó a “una epidemia de depresión acompañada de inmunidad celular reducida psicogénicamente”. Las autoridades y los medios de comunicación también participaron en este estado de trance colectivo.
Casper Schmidt era médico y atendía un consultorio psicoanalítico en New York, además de ser el vice director del Instituto de Psicohistoria. Nació en Sudáfrica, donde publicó varios libros de poesía en afrikaans, dedicó dos años a su tarea de médico clínico en el asentamiento urbano para gente de raza negra de Soweto antes de emigrar a los Estados Unidos en 1975 para estudiar psiquiatría, especializándose en psicología de los adolescentes, niños y bebés. En New York también se lo conocía como miembro entusiasta del grupo de activistas del Sida denominado ACT UP.
Después de pasados seis años desde su llegada a los Estados Unidos, comenzó la crisis del Sida. Schmidt comenzó a investigar el síndrome después de que uno de sus pacientes tuvo un amante que cayó enfermo.
Schmidt se dio cuenta de que en la historia no se halla ninguna epidemia infecciosa que infecte selectivamente a un grupo designado sobre la base de factores culturales, que es lo que encontraba en esta epidemia.
Schmidt consideraba que el exceso de sexo gay anónimo que comenzó en los años setenta se relacionaba íntimamente con la situacion psicológica de hombres aparentemente heterosexuales y también estaba enredado profundamente con los sentimientos de culpabilidad, tensión y rabia de los gays, que, careciendo de cualquier otra válvula de escape, tendían a reprimirse dentro de su cuerpo. Esta somatización causó emociones bloqueadas y cambios biofísicos profundos. Uno de los más importantes fue la continua simulación del síndrome de “lucha o fuga”.
Este síndrome tiene lugar en momentos de estrés incrementado y está acompañado, entre otras cosas, por una inmunodepresión temporal e incrementados niveles de adrenalina, endorfinas y cortisol. Generalmente, este síndrome debería ocurrir en los seres humanos sólo ocasionalmente, en situaciones de peligro. Si por el contrario se vuelve una condición de vida, los niveles de cortisol aumentan continuamente. Le pregunté a Schmidt qué pensaba acerca del rol de los niveles de cortisol en el Sida.
Todo el trabajo sobre los niveles de cortisol en el Sida fue realizado en 1988 pero no se publicó hasta 1992 porque el investigador, Joseph Malone, cabo de la marina norteamericana que trabajaba en el Hospital Naval de San Diego, pensó que estaba tan fuera de sintonía con la corriente principal que no valía la pena tratar de publicarlo. Sólo lo publicó en 1992. Malone fue el pionero que examinó los niveles de cortisol en el Sida. Desde entonces, se confirmó que desde el primer día en el espectro de las enfermedades del Sida, existe una superproducción de cortisol. Este nivel aumenta sistemáticamente a medida que progresa el síndrome, y hacia el final del mismo, la gente produce un exceso tremendo de cortisol, como los enfermos de cáncer.
Schmidt explicó que el equilibrio entre cortisol y DHEAS afecta los niveles de interleuquina-2 y gama-interferon en el organismo. La interleuquina-2 es el factor de crecimiento de las células T, que todos los linfocitos T helper necesitan para existir. Las investigaciones demostraron que si se priva al organismo de interleuquina-2 durante seis a doce horas, se sufren cambios denominados apoptosis, que provocan la destrucción de las células T. Por lo tanto, la superproducción de cortisol y una falta de interleuquina-2, puede tener como consecuencia la muerte de linfocitos – tanto indirectamente (privándolos del factor de crecimiento) como directamente (a través de los efectos tóxicos del mismo cortisol).
Las células B reciben un mensaje diciéndoles que deben producir anticuerpos, y lo hacen produciéndolos contra todo lo que estuvieron expuestas en el pasado, independientemente de si es un problema actual. Y las células B pierden la chaveta produciendo enormes cantidades de anticuerpos.
Cualquier tipo de restricción, impotencia aprendida o creencia que haga que la gente crea que no puede cambiar su situación estimula estos cambios.
La gente en el nivel más bajo de la jerarquía del poder, es decir, mujeres, prisioneros, niños, gente sin techo, gente que se siente impotente, es la gente que no cuenta con un modo de expresar su rabia, entonces la dirigen hacia dentro y se enferman debido a una histeria epidémica.
Schmidt terminó la entrevista diciendo que trató a enfermos de Sida y que compartió sus hallazgos preliminares con terapeutas colegas suyos en un artículo intitulado “Indicaciones para el tratamiento psicoanalítico del Sida” (Guidelines for the Psychoanalytic Treatment of AIDS”). En su escrito observó que todos sus pacientes con Sida habían sufrido durante mucho tiempo síndromes de estrés relacionados con sentimientos conflictivos acerca de su sexualidad y que esta situación implica la “activación del eje hipotálamo-pituitario-adrenal (el eje del estrés)”, llevando a una producción aumentada de cortisol y a una disminución de DHEAS. Este desequilibrio se manifiesta tanto a nivel celular como también en la disminución incesante de células T, que es algo característico del Sida.
Schmidt halló que todos estos pacientes sufrieron debido a una vergüenza intensa, inducida a nivel social, y a una capacidad extraordinaria para disfrazar y fingir sentimientos, y los sentimientos negativos los “relegaron en sus cuerpos”, lo que trae aparejado historias de trastornos psicosomáticos, y un “síndrome de suicidio” de “afectos destructivos...que se vuelven contra el yo”. También observó que todos esos pacientes habían sido traumatizados gravemente en la niñez.
Lic.en Psicología Marta Luisa Barragán
Terapias integrales
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estoy de mutuo acuerdo con manu.....DESPIERTEN,DESPIERTEN,ESPIERTEN!!!!!!!!marta mi amor,eres pura bendicion...VIEJITA SABIA mi vida.....un abrazo de puro amor y reconocimiento...................................
bendiciones.
Uno sólo puede esperar, por el bien de todas las personas que siguen recibiendo un diagnóstico de SIDA ,que despierten del trance pronto!!!
Gracias Marta.
Un abrazo.