Informe Suzannah Phillips. Traducción: Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)
Hace dos años, encontré a Francisca, una joven mujer de un pueblo rural de Chile. Cuando ella cumplió 20 años, recibieron con su marido la muy agradable noticia del nacimiento de su primer niño. Pero ese entusiasmo se trocó rápidamente en preocupación cuando, en una prueba prenatal de rutina, la joven fue encontrada portadora del sida. A pesar de su miedo inicial, Francisca tuvo el alivio de saber que había buenas posibilidades de que su niño naciera sano. Tomó todas las medidas indicadas para reducir la transmisión madre-hijo y alumbró un bebé VIH-negativo en noviembre de 2002.
Al día siguiente de su parto por cesárea, sin embargo, Francisca recibió un golpe tenebroso: supo que el cirujano de turno decidió esterilizarla durante el nacimiento, sin su conocimiento ni aprobación. Francisca y su marido no podrían tener más niños juntos. Seis años después de este espantoso incidente, Francisca todavía no puede contar su historia sin ponerse a llorar. La parte más dura, dijo, es cuando su hijo le pide un hermano o hermana.
El año pasado, el Centro para los Derechos Reproductivos [con sede en Nueva York] y [la organización chilena] Vivo Positivo (1) llevaron el caso de Francisca ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Hoy, estamos cumpliendo con lanzar “Dignidad Negada: Violaciones de los Derechos de Mujeres Seropositivas en Instalaciones Hospitalarias Chilenas”, una investigación en profundidad sobre amplias prácticas de discriminación en las prestaciones de los servicios médicos reproductivos a mujeres que viven con VIH/Sida.
Estuve seis meses hablando con 27 mujeres en cinco diversas regiones de Chile, recogiendo sus historias. La investigación confirmó lo que nosotros ya sabíamos por un estudio anterior realizado por Vivo Positivo: las mujeres chilenas que viven con VIH/Sida con frecuencia recibieron presiones para no quedarse embarazadas, a menudo fueron regañadas por los propios trabajadores del sector salud por sentir tales deseos o simplemente hacerlo, y a veces ejercieron presión, coerción o las forzaron a someterse a esterilización quirúrgica.
Las mujeres también me relataron otras formas de discriminación y abuso que han padecido. Algunas me relataron que les dieron información inexacta o engañosa sobre el sida, mientras los trabajadores de los servicios de salud hacen pública con publicidad la situación personal de pacientes con VIH, sin hacer caso a la confidencialidad ética de la prestación de salud.
Daniela me relató que -después de dar a luz- le dijeron que no podría abrazar ni besar a su niño recién nacido porque lo infectaría. “Entonces fue que aprendí qué es la discriminación contra una persona”, me contó ella.
Además de disuadir a estas mujeres de buscar la atención sanitaria adecuada, Julia me dijo que ella [s] “tolera [n] tanto dolor como pueda [n] antes de ir al hospital”, después de las experiencias negativas que han sufrido allí.
Las experiencias que compartieron conmigo las mujeres son desgarradoras y espantosas, pero ellas quisieron hacer oír sus voces para poner fin a este tratamiento abusivo. Desafortunadamente, las mujeres seropositivas continúan sufriendo la misma clase de discriminación y de acoso por todas partes de Chile, un país que tiene el compromiso de respetar los derechos humanos fundamentales de la gente sin discriminarla por su género o su estatus VIH/Sida.
Dignidad Negada hace un llamado a la acción para que el gobierno de Chile, los poderes dominantes y la sociedad civil se aseguren de que todas las mujeres tengan acceso a servicios aceptables, voluntarios, y no discriminatorios de atención sanitaria con independencia de su estatus VIH.
Esperamos que sacando a la luz lo qué le ha sucedido a Francisca, Daniela, Julia y muchas con quienes hablamos, podemos evitar que otras mujeres seropositivas experimenten abusos a manos de la gente que debe cuidar por ellas.
*) Suzannah Phillips es la principal autora del informe Dignidad Negada: Violaciones de los Derechos de Mujeres Seropositivas en Instalaciones Hospitalarias Chilenas. También es asesora jurídica del Programa Legal del Centro para los Derechos Reproductivos.
Notas:
Video - Al Jazeera Media Notice
-Pablo Fernández informes de Chile-
Comentarios
En otros caso, añado, la evolución de la "enfermedad" ha sido todavía más rápida y fatal, la de aquellas personas a las que sencillamente el virus les ha provocado la muerte por un mecanismo de lo más rápido y simple, el suicidio.
Por desgracia aunque parezca inconcebible lo que aquí se presenta, no es algo nuevo.
Esta es otra noticia referente al mismo tema ocurrida en Namibia y publicada por el ELPAIS en 2009.
Namibia juzga la esterilización forzosa de mujeres seropositivas en hospitales públicos.
En algunos casos, los médicos se negaron a practicar cesáreas a menos que las mujeres accedieran primero a ser esterilizadas. En otros, las mujeres firmaron su consentimiento camuflado entre los otros papeles para su hospitalización. Otras, firmaron cuando estaban de parto y mientras eran conducidas a quirófano. Muchas se enteraron de que eran estériles al acudir meses después al centro de planificación familiar donde les informaron de que ya no iban a necesitar anticonceptivos. La mayoría son pobres, muchas analfabetas y todas seropositivas. Leer más…
Cada vez que estos sujetos recurren al término "salvar vidas" u otro similar, podemos estar seguros que están anunciando precisamente a lo contrario.
En cierta ocasión M. me contó lo que le había sucedido con el ginecólogo: a raiz de una pequeña metrorragia, (sangrado originado en la matriz, como la regla, pero sin tener nada que ver con ella), el ginecólogo decidió hacerle lo que se llama un legrado. El legrado es un procedimiento ginecológico que consiste en dilatar el cuello uterino y proceder a raspar el endometrio, es un procedimiento que se puede hacer con anestesia local. A pesar de que es un procedimiento de cirugía menor que no suele tener ninguna complicación, el legrado no estaba justificado en este caso, puesto que el sangrado de M., que por aquel entonces tenía unos 30 años, era ínfimo, (apenas una pequeña mancha en las bragas). El caso es que durante el legrado se produjo una fuerte hemorragia por lesión accidental y a M. tuvieron que extirparle un trozo de la matriz. Esto dejó a M. sin la posibilidad de tener hijos. La respuesta de su ginecólogo, que conocía la etiqueta de vih+ de M., fue que: "Total, como tú no podrías tener hijos,...". M. me contó que esos hechos no figuraron durante años en ningún informe, aunque últimamente, ante su insistencia, el informe terminó por aparecer.
Son muchas las cosas de este tipo que acontecen en los hospitales con las personas que llevan la etiqueta de vih+, y el día en que empiecen a salir a la luz la gente se va a quedar horrorizada.
Hace algunas décadas, la isla de Spinalonga, una de las más hermosas de Grecia, situada cerca de la isla de Creta, pasó a ser conocida como “la isla de los leprosos”. Los niños que nacieron sanos de padres leprosos eran esterilizados.
Resulta inaudito que las asociaciones médicas hayan conseguido tanto poder y lo ejerciten de forma tan brutal, entre otras cosas eso es lo que venimos denunciando.
Saludos !!