Ayer falleció una buena amiga y compañera de lucha y de fatigas.
En Santiago, donde era la presidenta del Ateneo Libertario, todos la
conocíamos por el nombre de Toko.
No sé cuál fue la causa de su muerte, ni me importa en estos momentos
porque a pesar de tener esa etiqueta de seropositiva desde hacía más de
20 años, Toko es una persona que no habrá vencido a la muerte, pero sí
venció al Sida.
¿Y por qué digo que fue una persona que venció al sida si falleció ayer?
Y mi respuesta es: porque tengo memoria, (y recuerdo perfectamente la época siniestra en que a todo seropositivo los médcos le pronosticaban que no duraría más de cinco años), y porque sé agarrarme a la palabra.
Toko superó con creces ese listón, a pesar de que la forma como es tratada una persona seropositiva,
(por la sociedad, por el estamento sanitario, a nivel laboral, etc), enfermaría a cualquier persona sana,
con toda probabilidad, en poco tiempo.
En realidad, cualquier persona seropositiva que supera los cinco años de vida, no digamos ya si son 10 ó
15, tome o no tome medicación, ha superado el sida.
Y no me vale que los aprendices de profetas digan que ya se morirán un día, porque esa es una verdad universal, todos nos moriremos un día. En realidad, es en lo único en que estas lumbreras han acertado,
en que los seropositivos se mueren un día, pero no antes ni más rápidamente que los demás. No han dado
una en el clavo, han estado inventando sobre la marcha durante años, han hecho el ridículo más espantoso.
Y yo se lo recuerdo, porque es preciso gritar alto y claro esta verdad, aunque de momento no salga más
allá de las catacumbas, es preciso decir alto y claro que la inmensa mayoría de las personas seropositivas superan el sida sin necesidad de los fármacos antivirales.
Esa es la realidad que nos han estado ocultando durante años, mediante el truco del alargamiento
periódico del llamado período de latencia del virus, (no, no eran 5 años, eran 10; y más tarde, no
eran 10, eran 20;…), o mediante la manipulación de las estadísticas, manteniendo durante más de 12
años una cifra de supuestos infectados que además de ser extremadamente baja, no ha variado lo más
mínimo en esos años, lo que implica, inevitablemente, un porcentaje de enfermos de sida realmente alto, (trasladando el mensaje de que el sida es muy grave, y empujando a las personas a hacer de conejillos
de Indias de unos fármacos experimentales y tóxicos).
Sin embargo, durante todos estos años siempre hemos oido el mismo mensaje: "el Sida aumenta", (al
menos el llamado "Sida heterosexual"), "el Sida es muy grave", "sólo sobreviven los que toman fármacos antivirales", "existe un porcentaje muy pequeño de gente que supera al virus sin fármacos".
¿Cómo se pueden afirmar todas estas cosas, si ni siquiera se conoce la cifra de supuestos infectados
para poder darse una idea? ¿Cómo se puede tener el cinismo de hablar de la eficacia de los antivirales,
si la mayoría de las personas ni siquiera los toma –el mismo Plan del Sida dice que sólo una tercera
parte de los infectados los consume- y entre los que dicen tomarlos existe un buen porcentaje que no
los toman de forma continuada?
Comentarios
No estoy segura, pero creo que yo conocí a Toko en Barcelona en Julio del 2002, en el congreso alternativo sobre el sida que Alfredo Embid organizó.
Siento su pérdida.
Y si Manu, con el SIDA todo, todo y todo es distinto, uno puede ser borroca, morir por la patria o en nombre de ella destrozar o incluso matar, pero cuando se trata de todo ésto, la cosa cambia. Lo decía muy bien Jesús García Blanca en su libro. La crítica no se le hace a la ciencia, donde todos son axiomas, dogmas.
Hace algunos años, me dediqué a preparar un cuadro en excell con todas mis analíticas, medicaciones, síntomas, tratamientos alternativos, ayunos y demás historias, para que quedara reflejado a modo de rápida ojeada mi historial. Se lo presenté a mi médico, una de las veces que dejé los arv, para poder comparar y bueno, le oferté hacerme los seguimientos sin tomar los arv y hacer de conejillo de indias. Puedes imaginarte lo que pasó.
El estamento médico es incuestionable, hay que cumplir los protocolos, es increible como una ciencia tan poco matemática como lo es la medicina, sea tan 2+2=4. Creo que aquí los sanitarios también tendríamos que tomar más baza.
Sólo un deseo: que este genocidio no sea en balde.
Incluso las mismas personas que dudan de los datos oficiales presentados por el gobierno y que son publicados en los principales medios de comunicación aceptan sin una sola pregunta todas las historias y todos los datos que se cuentan sobre el SIDA. Parece como si el SIDA tuviese la habilidad de ser inmune al saludable ejercicio del escepticismo, transformando a fervientes liberales en feroces convencionalistas. Sin ir más lejos, los mismos activistas que protestan en las sedes de las principales corporaciones farmacéuticas, asumen que el uso de productos tóxicos está bien cuando se trata de SIDA.
Vivimos bajo una tiranía médica, desautorizados para percibirnos a nosotros mismos, convencidos de que les debemos la vida, inermes ante los deterioros físicos reales y mucho más ante sus amenazas fantasma, aterrorizados por su lenguaje, engañados hasta la muerte en ocasiones. Y lo peor de todo es que no es la perfidia y enrevesada inteligencia de un grupo de malvados lo que nos tiene así sometidos, sino nuestra propia molicie, pereza vital y atontamiento progresivo.
Cuando el día llegue en que la farsa se haya derrumbado, ellos serán también entonces los más violentos mamporreros, espoleados ahora por su ansiedad y afán de disimulo, y su inveterada costumbre de culpar a otros.
Sólo hay una posición con respecto al SIDA y muy poca tolerancia para quien piense de otra manera aunque se cuente con una experiencia de vida de 20 años como es el caso que nos cuenta Manuel.
En fin, yo también lo siento por Toko, como por tantos otros, muertos o no, todos víctimas.