Alimentarse con una dieta equilibrada que contenga una variedad de frutas y legumbres frescas, carnes magras, cereales integrales y alimentos con fibra es muy importante. Suprime los alimentos con alto contenido en grasa o con una cantidad elevada de azúcar o sal. El exceso de grasa, (sobre todo saturada), azúcar, (sobre todo si es azúcar refinado), o sal. El exceso de grasa, azúcar y sal puede sobrecargar tu hígado.
Los fritos, las comidas rápidas, quesos y carnes procesadas y muchos alimentos procesados empaquetados y congelados pueden ser perjudiciales. Hacer comidas pequeñas pero más veces puede ayudar a quitarle trabajo al hígado.
Bebe mucha agua y otros líquidos para eliminar las toxinas del cuerpo. Se aconseja para la mayoría de las personas ocho vasos de agua al día.
Además de lo anterior, hacer ejercicio físico regular ayuda a reducir el estrés en tu vida. Ambos ayudan a promover un cuerpo saludable, que a su vez ayuda al hígado. Consumir una cantidad adecuada de proteínas y mantener un peso normal es esencial. Buenas fuentes de proteínas son la carne magra, el pescado, los huevos, el pollo, habas, nueces y lácteos, (sobre todo yogurt, cuajada, kéfir, queso fresco, evitando la leche y mantequilla). Incluso el exceso de proteínas puede sobrecargar de más el hígado.
Tener peso de más o tener diabetes puede suponer mayor riesgo de ¡desarrollar un problema hepático grave llamado esteatohepatitis no alcohólica (NASH).
Frutas, verduras y carnes se deben lavar bien antes de usarlas. Ojo con los alimentos si no conoces su origen. No comas pescado crudo o mal cocinado o crustáceos, como sushi, ostras, camarón o bien ostras, si tienes un sistema inmune más débil. Cualquiera que tenga un hígado tocado o sobrecargado de medicamentos no tiene necesidad de sobrecargarlo más.