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(Traducción: Superando el sida)

Autor: Donald W. Miller, Jr. – MD

15 de mayo de 2014

                                                  FALACIAS DE LA MEDICINA MODERNA: EL VIH/SIDA

Dr. Donald W. Miller

15 de mayo 2014

La medicina moderna ha generado grandes cosas, como la cirugía a corazón abierto y los trasplantes de córnea, pero también perjudica a la gente cuando los que la practican siguen directrices de tratamiento basadas en teorías falaces. Mi nieto se puso gravemente enfermo a los dos años de edad, cuando su corazón y riñones empezaron a fallar. Los estudios dijeron que tenía un arco aórtico infradesarrollado, denominado exactamente como hipoplasia del arco transversal de la aorta, que restringía el flujo sanguíneo en casi todo su cuerpo. Lo operó un cirujano colega mío de la Universidad de Washington, que puso a esta criatura de 10 libras de peso en la máquina de corazón-pulmón artificial, llevándolo a baja temperatura para a continuación drenarle la sangre. Con la máquina apagada y sin sangre circulando por el cuerpo durante 10 minutos –para ‘obscurecer’ lo que necesitaba hacer, el cirujano alargó el arco aórtico poniéndolo un parche pericárdico. Hoy, tres años después, este afortunado niño está sano, activo y se desarrolla con normalidad.

9288825491?profile=originalPor el contrario, para una persona que haya dado positivo a un test de VIH (virus de la inmunodeficiencia humana), como puede suceder cuando un socialmente concienciado ciudadano se presenta voluntario a donar sangre y se descubre que ‘es VIH positivo’, el resultado médico será totalmente diferente. Con el resultado de este test en la mano, el médico empujará a este estupefacto individuo hacia una madriguera de conejos dentro de un mundo médico alternativo, festoneado con acrónimos como CD4, ART, HIV RNA, HIV Ag/Ab, NRTI, NNRTI, PI, INSTI, PrEP y P4P4P; un mundo adherido a los tratamientos establecidos en las 285 páginas de Directrices para el Uso de Agentes Antirretrovirales en Adultos y Adolescentes Infectados con el VIH-1. (1)

Siguiendo las directrices publicadas por el gobierno, el médico pondrá a este donante de sangre, sano, a tratamiento con terapia antirretroviral (ART), incluso si su conteo de CD4 (el número de células linfocitarias CD4-T por milímetro cúbico de sangre –una medida de inmunidad) es normal (>500). En las últimas dos décadas el tratamiento estándar para tratar la ‘infección por VIH’ consiste en un protocolo de tres medicamentos –‘dos nukes más un tercero’. Los ‘nukes’ son nucleósidos inhibidores de la transcriptasa inversa (NRTI),  destructores de la cadena de ADN, como el AZT. El ‘tercer medicamento’ un no-NRTI, un inhibidor de la proteasa, o un inhibidor de la cadena de transferencia de la integrasa (INSTI). (2)

Estos medicamentos antirretrovirales son tóxicos. Su uso prolongado puede causar enfermedad cardiovascular, daño hepático, envejecimiento prematuro (debido al daño a las mitoconcrias), acidosis láctica, cálculos biliares (especialmente con los inhibidores de la proteasa), disfunción cognitiva y cáncer. La mayoría de la gente que los toma experimenta desagradables efectos secundarios como náuseas, vómitos y diarrea. El AZT (retrovir), el más poderoso “nuke” del arsenal antirretroviral, ha matado en realidad a unas 150.000 personas ‘VIH-positivo’ desde que se empezó a usar, en 1987, hasta que se paró, a mediados de la década de 1990.(3) Cuando una persona VIH-positivo a tratamiento de largo plazo con antirretrovirales, desarrolla una enfermedad cardiovascular o cáncer, los médicos le echan la culpa al virus por ayudar a causar estas enfermedades. Sin embargo, la evidencia sustancial está de parte de la conclusión opuesta: es el mismo tratamiento antirretroviral el que causa cáncer, daño hepático, enfermedades cardiovasculares y otras en estos pacientes. En ellos se dan enfermedades iatrogénicas . (Iatro significa médico en griego y iatrogénico es el sutil término que le gusta usar a la profesión médica cuando se trata de admitir que el tratamiento prescrito por un médico, o su procedimiento diagnóstico, es el causante de la enfermedad en cuestión.)

Las autoridades médicas aseguran que el VIH causa SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), con su constelación de 26 enfermedades. Para cimentar esta verdad en la mente del público, el virus de la inmunodeficiencia humana ya no se llama ‘VIH’,  a secas. Ahora se le denomina “VIH/SIDA”. Si la teoría VIH del SIDA es verdad, un régimen de tres medicamentos antirretrovirales sería el tratamiento correcto para una persona VIH-positivo, incluso con sus efectos secundarios y toxicidad. De hecho, un nuevo avance en el tratamiento del VIH llamado profilaxis pre-exposición (PrEP), promueve una cobertura universal con medicamentos antirretrovirales para prevenir las infecciones con VIH, basado en el principio de que “tratamiento es prevención”. Sin embargo, dados sus desagradables efectos secundarios, la gente deja de tomar sus antirretrovirales. Una respuesta para esto en el mundo del tratamiento VIH, es lo que se conoce por su acrónimo P4P4P (pay for performance for patients). Con el P4P4P, actualmente en estudio, se les da a los pacientes un incentivo económico para animarlos a que tomen su tratamiento. (2)

Saliendo de este mundo y examinando la teoría VIH del SIDA con una mente abierta, se ve que esta teoría tiene numerosos fallos.

Entre ellos, una característica clave en la teoría VIH/SIDA es que el virus se transmite sexualmente. Resulta, sin embargo, que lo hace únicamente en 1 de 1.000 contactos sexuales sin protección. Las prostitutas no producen un “VIH-positivo”, a pesar de su tipo de trabajo, en la medida en que se mantengan alejadas de las drogas. Uno de cada 275 americanos es “VIH-positivo”. Por lo tanto, con esta prevalencia del VIH entre la población, la media de ciudadanos USA que no están actualmente infectados necesitaría tener 275.000 “contactos sexuales” aleatorios y sin protección para contraer el VIH.

De acuerdo con la teoría, el VIH causa inmunodeficiencia al matar a las células T linfocitarias (un tipo de célula blanca sanguínea que juega un papel clave en la inmunidad mediada por células). Pero las células T cultivadas en tubos de ensayo infectados con VIH no se mueren. Crecen muy bien y producen grandes cantidades del virus que los laboratorios usan para detectar anticuerpos VIH en la sangre de una persona. Este virus infecta menos de 1 de cada 500 células T del cuerpo, por lo que es difícil de encontrar. El test VIH detecta anticuerpos al VIH, no el virus mismo. Por ésta y otras razones hay una creciente cantidad de pruebas que demuestran que la teoría VIH del SIDA es insostenible.

Un test VIH positivo no significa necesariamente que uno esté infectado con este virus. La vacuna de la hepatitis B y la de la gripe no son sino dos de unas70 condiciones que no-constituyen-amenaza-para-la-salud, que pueden causar un resultado falso positivo en el test de VIH. Un test positivo puede simplemente indicar que el sistema inmune se ha dañado, por cualquier motivo, como por ejemplo por malnutrición o por el uso de drogas recreativas.

Henry Bauer, Profesor Emérito de Química y Estudios de la Ciencia, antiguo Dean del College of Arts and Sciences at Virginia Tech, presenta una refutación concisamente razonada de la teoría del VIH/SIDA en un trabajo online de 28 páginas, titulado  “The Case Against HIV”, con 51 páginas de referencias (896). Actualizada continuamente. (3) Un artículo clásico sobre el SIDA es “Bases Químicas de las Diferentes Epidemias de SIDA: Drogas Recreativas, Quimioterapia Anti-Viral y Desnutrición” (The Chemical Bases of the Various AIDS Epidemics: Recreational Drugas, Anti-viral Chemotherapy, and Malnutrition”) de Peter Duesberg, Claus Koehnlein y David Rasnick, publicada en el Journal of Biosciences en 2003. (4) Libros que recomiento leer sobre este tema se relacionan más abajo, en la “Lista de Lectura”.

En 40 años como cirujano cardíaco y después de practicar unas 7.000 operaciones a corazón abierto, he usado una gran cantidad de sangre procedente del banco de sangre. Retirado hace poco, me he apuntado en la Cruz Roja para donar sangre cada dos meses. En el caso improbable de que resultara “VIH-positivo” en el test, nunca dejaría que nadie me empujara dentro de la madriguera del VIH/SIDA. De ninguna manera. Sabiendo, más allá de toda duda razonable, que la teoría del VIH es falaz y que el VIH no causa SIDA, nunca consentiría ser “tratado” con medicamentos antirretrovirales.

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El VIH es un virus-pasajero. Es un inofensivo autoestopista que se apuntó al viaje. El tratamiento antirretroviral hace daño a la gente. Adhiriéndose a la teoría errónea de que el VIH causa SIDA, los miles de millones de dólares que el gobierno de los Estados Unidos gasta anualmente en programas VIH/SIDA e investigación (29.7 mil millones de dólares para el año fiscal 2014) no son más que un derroche de dinero. Despluma al contribuyente y enriquece a las empresas de medicamentos que hacen los antirretrovirales, y al “establishment” médico del VIH/SIDA. El coste anual para el tratamiento del VIH oscila entre 25.000-30.000 dólares por paciente, de los cuales entre el 67-70% se gastan en medicamentos antirretrovirales. (2)

El Dr. Ignaz Semmelweis (1818-1865), llamado el “salvador de las madres”, se empeñó en reducir la alta incidencia de mortalidad materna, producida por septicemia puerperal, consiguiendo que sus colegas se lavaran las manos, especialmente al salir del laboratorio de autopsias, antes de atender el parto. Defendió esta práctica antes de que se conociera la importancia de la antisepsia. La comunidad médica de entonces se sintió agraviada, rechazó su consejo y él sufrió el desprecio. Decirle a los médicos del VIH/SIDA que deberían parar de dar antirretrovirales a sus pacientes “VIH-POSITIVO” y que esto les permitiría llevar una vida más sana, es como decirle a los médicos del siglo XIX que, con que únicamente se lavaran las manos antes de atender un parto, la mortalidad materna caería sustancialmente (de más de un 10% sin lavado de manos, a menos del 1%, lavándolas).

El Ignaz Semmelweis del VIH/SIDA es Peter Duesberg (1936-). En 1970 fue loado por definir bioquímicamente el primer oncogene retroviral (junto con su compañero Peter Vogt), en pájaros. Fue una estrella en alza con potencial de premio Nobel en investigación virológica, hasta que publicó un artículo en Science, en 1987, titulado “El VIH No Es la Causa del SIDA” (“HIV is Not the Cause of AIDS). Después se convirtió en un paria para el “establishment” del VIH/SIDA, no obstante siguió realizando su influyente trabajo, tanto en la investigación del SIDA como del cáncer. (Más sobre el Dr. Duesberg en mi artículo en LRC (Lewrockwell) sobre él, titulado “Un Copérnico Contemporáneo: Peter H. Duesberg” (“A Modern-Day Copernicus: Peter H. Duesberg.” (6)

Llegará un momento que el “establishment” del VIH/SIDA ya no podrá ser capaz de tapar el hecho de que la teoría VIH está equivocada. Kary Mullis, ganador del Premio Nobel por inventar la reacción en cadena de la polimerasa, usada para medir la “carga viral de VIH”, lo dice así: “Dentro de unos años, la gente verá nuestra aceptación de la teoría VIH del SIDA tan estúpida como vemos nosotros ahora a los que excomulgaron a Galileo”. Y la profesión médica mirará al pasado, lamentándose de haber prescrito medicamentos antirretrovirales tóxicos a la gente que era “HIV-positivo”.

(Seguirán más falacias de la medicina moderna)

Nota de Superando El SIDA: Las REFERENCIAS y la LISTA DE LECTURA en internet:

http://www.lewrockwell.com/2014/05/donald-w-miller-jr-md/hiv-is-harmless/

 

 

 

 

 

 

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