El día 25 de febrero importantes medios de comunicación en España se hacían eco del presunto descubrimiento, por parte de HIVacat, entidad público-privada patrocinada por la Caixa, laboratorios Esteve y la Generalitat de Cataluña, de unas proteínas especiales en personas seropositivas, que podrían explicar porqué estas personas no desarrollan sida en muchos años.


Acompañando a esta noticia en diario "el país" se ofrecían los datos de que en España había 250 personas que combatían el sida sin necesidad de fármacos, un 0,2% de los 150.000 supuestos infectados en España.


Pero lo cierto es que no sólo no sabemos la cifra de personas supuestamente infectadas existentes en España, sino que no podemos fiarnos ni lo más mínimo de los datos que aportan las autoridades sanitarias españolas, puesto que están llenos de monumentales contradicciones. Veamos ese dato, que es un dato clave, de la cifra de supuestos infectados en España, con respecto al cual la misma ministra de sanidad daba este verano pasado la cifra de 130.000. En el artículo del diario el pais eran en cambio150.000, que es la cifra que el Plan Español del Sida lleva dando desde hace 15-20 años, a pesar de decírsenos que la epidemia aumenta en 3.000 nuevos casos al año. Para mayor descrédito, la flamante ministra añadía tan campante que un tercio de esas 130.000 personas “infectadas” desconocía su condición de infectada. Y bien, si esas personas desconocían su condición de infectadas, es que no se habían hecho el test y si no se habían hecho el test, ¿Cómo es que sanidad se atreve entonces a dar alegremente cifras y porcentajes? ¿Acaso son videntes -invidentes más bien- quienes elaboran esos datos?


Con toda seguridad la cifra de personas supuestamente infectadas en España, (personas a las que el test ha dado positivo, que no es lo mismo que estar infectado, la prueba es que las mismas compañías que venden los mal llamados tests de detección son las primeras en lavarse las manos), son
muchísimas más de 150.000.


Y es más que probable que la cantidad de personas que que se mantienen sanas durante años y años sin tomar antivirales y sin mayores problemas de salud sea muy elevada, mayor desde luego que la que toma fármacos, de ahí que situar esa cifra en 250 personas es sencillamente de risa.


Los medios de comunicación llevan años difundiendo el miedo por un lado y la eficacia de los antivirales por otro, de tal modo que el común de las personas asocia la supervivencia al sida con el consumo de estos tóxicos y ante la evidencia de la existencia de muchas personas que no desarrollan nada pasando los años, se recurre a la excusa de que es un pocentaje muy bajo, casos muy excepcionales, o que tienen una constitución genética especiall y ahora, las defensinas.


Pero hay cosas más evidentes que las defensinas o una constitución genética especial, la inmensa mayoría de las personas que se mantienen sanas años y años se cuidan un mínimo y no toman antivirales, lo que no hace falta ser médico para comprenderlo, la quimioterapia del cáncer, (a la que pertenecen la mayoría de los fármacos llamados eufemísticamente antivirales), es incompatible con la vida a medio-largo plazo.


De hecho, uno de los pocos estudios hechos en llamados supervivientes de sida de larga duración, (personas que viven 5 años o más después de desarrollar enfermedades definitorias de sida), hechos a principios de los años 90, como el de Michael Callen, puso de manifiesto que la práctica totalidad de esas personas no consumía antivirales. Todo parece indicar que eso mismo se puede decir de los llamados “no progresores de larga duración”, es decir, personas que se mantienen años y años sin desarrollar nada, cuyo número, según todos los indicios, puede ser muy elevado.


No son las defensinas ni la constitucion genética especial lo que mantiene sanas a las personas, sino el amor a la vida, el sentido común y el conocimiento objetivo de las cosas, nunca mejor dicho que la ignorancia mata, al igual que lo hace el miedo con el que se ha aterrorizado a la gente.


¿Cuánto tiempo tardarán los médicos, sobre todo los llamados especialistas del VIH, en tomar una minima conciencia de los numerosos daños a la salud y a la vida de las personas que su ignorancia con respecto al sida está provocando?


¿Cuándo empezarán los llamados medios de comunicación a informarnos de una vez sobre el sida?


Como dijo hace años la periodista norteamericana Celia Farber, el deber de un periodista es informar y en el tema del sida, en virtud de ese nuevo discurso del “periodismo responsable”, (como si un periodista fuera un boy scout o un evangelista), se pretende que el periodista se limite a transmitir, como quien hace calceta, lo que le llega por los conductos mediáticos, flotando en una especie de limbo donde nadie hace auténticas preguntas, nadie incordia, nadie molesta y la verdad brilla por su ausencia, algo que también mata.






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