Padre (1)

Historia de una resistencia

Amigos del foro:
En agosto del 2010, sobre la base de mi negatoria absoluta de administrar antiretrovirales a mi hijo, comenzó un juicio en mi contra, por "negligencia médica". Resistí todo lo que pude, hasta que mi hijo fue secuestrado por el resto de los integrantes de mi familia de origen, para internarlo y medicarlo por la fuerza, tal como lo refleja el diario local "Diario de Madryn" en el siguiente enlace: http://www.diariodemadryn.com/vernoti.php?ID=129374

Decidí, por lo tanto, buscar apoyo para fundamentar el rechazo a la acusación de negligencia con pruebas de base científica. Escribí al Dr. Roberto Giraldo, en busca de ayuda. Aquí se encuentra el contenido de dicho diálogo epistolar. 

Primera carta a Roberto Giraldo:

Dr. ¡Necesito su ayuda!

Quieren matar a mi hijo en nombre del protocolo médico

de Pablo Hualpa, el Viernes, 04 de marzo de 2011 a las 19:56

Dios mío, necesito ayuda... se llevaron a mi hijo, para medicarlo a la fuerza, lo quieren enfermo, me obligan a probar que está sano, invierten la carga de la prueba; me obligan a lograr un objetivo imposible para salvar su vida, la jueza Gladys Rodriguez avaló el secuestro de mi hijo por parte de su abuela y su tío, obligando a mi hija a mentirme. Me negaron información sobre su paradero. Lo llevaron al hospital y lo internaron a pesar de mi expresa prohibición. Necesito un psicólogo de parte y un médico que sustente la hipótesis disidente sobre el HIV-SIDA.

 

Reitero lo escrito en otra ocasión, para quien quiera oírlo:

 

Se llevaron puesta mi vida cuando difundieron la historia clínica de la mamá de mis hijos en el Hospital de Trelew; se lo dijeron a mi madre, en un pasillo. Arruinaron la salud de mi hijo sosteniendo una hipótesis antojadiza y falsa. Lo envenenaron durante años con drogas que matan y cuando decido creer en su vida y mi derecho como padre a elegir el rumbo, me enjuician por negligencia médica: ¿justicia?

 

Esa difusión ilegal de datos sensibles y privados me costó la paternidad de mi primer hijo, Imanol; la persona que difundió el examen HIV positivo de la mamá de mis hijos es la abuela de ese hijo. Nunca me dejaron incorporarlo a mi vida. Como hoy, tengo que estar controlado por los discriminadores. Lo perdí, nunca pude defenderme contra la corporacion médica.

 

Lo medicaron de acuerdo al protocolo vigente y casi muere el año antepasado, en pleno tratamiento prescrito por la médica.

 

Tomé entonces la decisión de que abandonara la medicación. Lo hice conscientemente, después de haber consultado muchas veces a mi hijo.

 

Hoy está en perfecto estado de salud.

 

Lo quieren volver a medicar, desoyendo su propia opinión y decisión y la mía. Una médica, la Dra Flores Sahagún, que no era en ese entonces infectóloga, inmunóloga o viróloga, lo diagnosticó de SIDA forzando varios elementos del diagnóstico. En particular, una ecografía en la que veía una hepatomegalia que el ecografista me informó que no existía.

 

No quiso firmar cuando se lo pedí un documento que decía que si el diagnóstico o el tratamiento del SIDA eran descubiertos como erróneos se haría cargo de las consecuencias legales. Se negó, aduciendo que la Medicina no es una ciencia exacta.

 

Para mi si lo es, porque me obligan a realizarle controles vejatorios, controles epidemiológicos a un chico de once años. La Dra. Gladys Rodríguez, por pedido de los asesores de familia de Trelew, me está enjuiciando por negligente; negligentes son los que apoyan al sistema corrupto de salud, negocio de los laboratorios. Negligentes fueron las autoridades del Hospital Zonal de Trelew cuando incumplieron la ley y no protegieron a mi hijo.

 

Me van a hacer mierda: me van a obligar a envenenar a mi hijo, que está totalmente sano, pero sufre de un estigma: la mentira del SIDA, su perverso negocio, su oscura trama.

 

Hace poco vi a mi hijo, Imanol. El dolor volvió como en marejadas, recordé que tuve que elegir entre destruir a su familia y perderlo.

 

Yo lo amo desde el primer momento en que lo vi, pero tuve que elegir entre opciones demasiado jodidas. No tengo odio, pero me muero de dolor, y la oscuridad de mi pena no encuentra consuelo ni creo que pueda ganar sino perder ante la corporación judicial, médica y luego estatal. En momentos como este, en que enfrento las consecuencias de no aceptar la soberbia de la pretendida "ciencia médica", pienso si realmente habrá justicia o tendré que seguir luchando toda la vida para que nos dejen vivir los autoritarios de sotana, toga, túnica y levita, los nuevos "galeritas", los fariseos de la modernidad.

 

El tiempo dirá si estaba equivocado, o una nueva y más evolucionada ciencia de la salud (no ciencia de la farmacopea) comprenderá a la salud como el resultado de un proceso biológico, sicológico y social, como dice la OMS y no la "doctrina de la situación irregular" o la "teoría del origen monocausal de las enfermedades" una infección intelectual que tiene entre sus autores a Pasteur, Koch, Lind, Jenner, Finlay... etc. Hoy, la medicina del siglo XXI rechaza mayoritariamente esta tendencia, asignando poco crédito a la idea de un solo factor etiológico.

 

Se considera en la actualidad que un agente es causa necesaria pero no suficiente, ya que deben darse una serie de condiciones apropiadas en el sujeto y el medio para que se produzca la enfermedad.

 

Posteriormente a los trabajos de Goldbeger en 1915, sobre la pelagra y la relación con la nutrición, comenzó a cambiar esa tendencia doctrinaria, lo que posibilita a la epidemiología comenzar a hablar de prevención.

 

Luego y en función de la relevancia que los factores sicológicos empiezan a adquirir en los estudios sobre salud y enfermedad, así como las concepciones profundamente ambientalistas que la sicología científica aporta a las ciencias de la salud, estos comienzan a incorporarse a la epidemiología como una de las condiciones "suficientes" más importantes.

 

El tiempo dirá. Mañana, dirá la jueza; no espero ser escuchado. Mañana les cuento.

 

Esto recién empieza: no saben con quien se meten.

 

Primera respuesta de Roberto Giraldo:

Senor Pablo:

No se si su mensaje era para mi. No explica quien es usted, donde vive, que hace...... Le pido que por favor se calme para que si lo desa de verdad pueda ayudarle,

Cordialmente,

Roberto Giraldo, M.D.
Pesquisador Independente da AIDS
Conselheiro para a Saúde Natural
Psicanalista pela
Sociedade Internacional de Trilogia Analítica - SITA
Departamento de Medicina Psicossomática Integral
Associação Stop a Destruição do Mundo
Av. Rebouças, 3819 - 05401-450
São Paulo - SP, Brasil
Tel: +55 11 3032-3616
www.robertogiraldo.com
www.trilogia.ws
www.trilogiaanalitica.org
www.stop.org.br

 

A esta altura, quince días más tarde, decidí tomar acciones más directas, entre ellas, iniciar una huelga de hambre frente al Juzgado de Familia de Trelew, Chubut, tal y como lo refleja otro artículo del El DIARIO de Madryn: http://www.diariodemadryn.com/vernoti.php?ID=129620. También reescribí mi carta al Dr. Giraldo.

 
Segunda carta a Roberto Giraldo:

Señor Roberto Giraldo, soy Pablo Hualpa, DNI 20828003, tengo cuarenta y dos años, soy el papá de un niño diagnosticado con HIV en 1999, estoy -entre otras cosas- resistiendo judicialmente la demanda de negligencia médica en mi contra por parte del Hospital Zonal de Trelew, Chubut, República Argentina, por oponerme al uso de antiretrovirales para tratar el SIDA como cuadro de estrés tóxico nutricional. Mi historia es muy larga y se la voy a enviar a la brevedad, pero es para mi emocionante recibir su comunicación, porque soy un ardiente defensor y un caso testigo en el mundo de discriminación, persecución judicial y de la corporación médica, por mí publica resistencia a:
  • La existencia del VIH
  • La medicación con antiretrovirales.
  • La condición infectocontagiosa de la enfermedad.
He perdido mucho en estos once años de lucha: la madre de los niños, autonomía y patria potestad, mi intimidad y privacidad, mi primer hijo de un matrimonio anterior por discriminación al que no he podido ver en más de diez años, al ser yo una persona peligrosa para la mentalidad de la madre del mencionado niño, porque me obligan a probar mis convicciones médicas y yo no soy un científico. A mi segundo hijo me lo sacaron y se lo dieron a la abuela por mi negativa a administrarle antiretrovirales. Van por la declaración de mi insanía y por quitarme a mi tercera hija.
Estoy actualmente en huelga de hambre y sé que tengo razón en lo que planteo. El HIV-SIDA no existe, no se trata con antiretrovirales y no es una enfermedad monocausal infectocontagiosa. No solamente me interesa que me devuelvan a mi hijo, sino que se respete mi convicción y elección como padre y que mi hijo no sea condenado por un estigma falso e injusto para él.
Los médicos locales me acusan de negligente, pero un padre negligente no hubiera investigado once años sobre un tema de salud. Yo he leído sus trabajos, los de Stefan Lanka, Peter Duesberg, Kari Mullis y recientemente, he quedado estupefacto ante las declaraciones del Dr. Luc Montagnier, quien ha dado un vuelco -conveniente y casi tardío- espectacular.
Necesito poder apoyar en mi apelación por la resolución de la jueza con conocimientos de nivel científico mi postura como padre: usted es la persona que dentro del marco del replanteamiento de los supuestos del SIDA, más influencia y convicción ha generado en mi sobre los pasos a seguir. Pero estoy enfrentado con el stablishment local médico, del servicio social y judicial, por lo que su ayuda y experticia es decisiva para respaldar mis afirmaciones y ayudarme a recuperar a mi hijo, sentar un precedente y ayudar a muchos más a comprender y terminar con la estafa de Gallo, Montagnier y la Glaxo Wellcome.
Me emociona su comunicación, siempre le he tenido como un referente primordial en mis ideas sobre salud comunitaria, de las cuales tengo un desarrollo hecho, pero además, como padre, siempre he imaginado que usted tendría algo que ver en salvar la vida de mi hijo del envenenamiento y el estigma del VIH.
Entiendo todo lo que involucra mi caso, no hay antecedentes en la jurisprudencia argentina sobre padres que se nieguen a la administración de antiretrovirales y sé que podemos hacer un gran bien a la Humanidad llamando a las cosas por su nombre: hambre, stress psicológico y social, faltas a la ética médica, negocio farmacéutico por encima de la vida y la salud. Infinitamente agradecido. Yo soy "no reactivo", mi segunda hija con la misma madre de Jeremías (el niño que me quitaron por negligente médico) es también "no reactiva", he estado con varias mujeres supuestamente infectadas sin protección y nunca di un positivo. No creo en la teoría del origen monocausal de las enfermedades y mi experiencia puede ayudar a detener el genocidio del AZT: estoy dispuesto a dar la vida por eso, ya llevo cinco días de huelga de hambre y de aquí no me voy a mover.
Pablo Hualpa 
Mi teléfono es el 154-02965-15396862. Localmente, lo uso como 2965396862. Vivo en 28 de julio 990, Trelew, CHubut, Argentina.
Espero novedades e iré ampliando el relato a medida que sea necesario.
Gracias por su interés!!!!!!

Segunda respuesta de Roberto Giraldo:
Estimado Señor Pablo Hualpa:

Muchas gracias por su mensaje y la informacion.

Su mensaje da a entender que la verdad por el hecho de ser verdad va a triunfar en las ACTUALES CIRCUNSTANCIAS......... De ninguna manera! Eso es imposible.... No se da cuenta todo lo que le han quitado a pesar de poseer usted la verdad? Con un cariño inmenso quiero que piense un minuto, no lo tiene que publicar, que su forma de luchar es suicida. Porque? Porque estamos enfrentados a un enemigo poderoso, supercorrupto y el sistema de justicia de Argentina no creo que sea una excepcion..... Conozco a muchas otras personas que han realizado luchas con formas muy similares a las suyas y todas absulutamente todas perdieron......... Que yo sepa, en ningun caso juridico relacionado con la disidencia del SIDA, ha triunfado la verdad..... Siempre han salido victoriosos los defensores del VIH.......

Su pelea no es una pelea tecnica, ni cientifica, es un asunto politico muy delicado, pues el establecimiento medico y juridico argentino por ningun motivo van a permitir que un padre como usted triunfe. Su lucha solo sera posible ganarla cuando tengamos cientos de miles de personas de nuestro lado, miles de periodistas, de artistas, de obreros, de academicos, de universitarios, de maestros de nuestro lado. Pero usted solito, si continua peleando contra el sistema va a continuar perdiendo hasta que ya no tenga nada mas que perder....... Se va a sentir mucho mas frustrado que ahora.....

Entonces que hacer?

1) Aceptar la realidad de nuestra correlacion de fuerzas en general y la suya en particular.

2) Tratar de unirse a muchas ONGs y otras organizaciones disidentes de muchos paises para que en un momento dado, necesario y POSIBLE, todas juntas puedan ayudar.

3) trabajar PACIENTE y humildemente para mejorar la correlacion de fuerzas. Esto es lo que hacemos todos nosotros, dia y noche con paciencia, con perseverancia pero con humildad. Ni usted ni nosotros somos superhombres.

4) Escribir un libro con todos esos capitulos injustos que le ha tocado vivir hasta ahora. Esto va a educar a las personas que aun creen en el establecimiento medico, en el cientifico y en el juridico. Esto va a ser muy importante para mejorar la correlacion de fuerzas.

Muy cordialmente,
Roberto Giraldo, M.D.
Pesquisador Independente da AIDS
Conselheiro para a Saúde Natural
Psicanalista pela
Sociedade Internacional de Trilogia Analítica - SITA
Departamento de Medicina Psicossomática Integral
Associação Stop a Destruição do Mundo
Av. Rebouças, 3819 - 05401-450
São Paulo - SP, Brasil
Tel: +55 11 3032-3616
www.robertogiraldo.com
www.trilogia.ws
www.trilogiaanalitica.org
www.stop.org.br
 
Para cerrar este posteo, la tercera carta que envié, algunos días más tarde, en plena huelga de hambre, en respuesta a la comunicación anterior con el eminente y muy respetado disidente colombiano.

 

Tercera carta al Dr. Roberto Giraldo

 

Estimado doctor Roberto Giraldo:

Arropado, con mucho frío bajo un cobertizo improvisado de polietileno en mitad de la vereda de los tribunales de Trelew, tras los primeros nueve días de huelga de hambre, solo me pregunto qué esperaba recibir por respuesta de los tribunales. 
Y acuerdo con usted, solo esperaba una derrota. No son tantos ni tan poderosos: son apenas un puñado de médicos y jueces o abogados de pueblo con mucho menos que convicción y más que nada la obligación de defender un protocolo en el que nadie cree ni tampoco le importa creer. 
Reconozco el afecto en sus palabras, doctor: creo que hay una lucha de toda la vida detrás del peso específico de cada recomendación, de cada imagen y de cada palabra. 
Ocurre que la pelea por mi hijo supera a todas las demás: no intento ganar yo solo la pelea contra el HIV, ni pretendo suplantar a la masa crítica mundial, pero no tengo tiempo para esperar todo ese avance, porque el que está siendo inoculado es mi hijo, mi pequeño niño al que tanto me ha costado mantener apartado de estos salvajes, al que con tanto amor y solo, sin la madre, he tenido que cuidar para que él mismo no crea una mentira que mató a su madre más que la TBC, más que la candidiasis, más que el mismo SIDA.
Son once años de discriminación y marginalización, de violación de nuestra intimidad, de actos de fascismo. Son once años de intromisiones y arbitrariedades que estoy tolerando en mi propio país, un país que amo y cultivo con militancia amorosa desde siempre.
No puedo tolerar que me quiten a mi hijo, simplemente porque nadie quiere escuchar las declaraciones recientes de Luc Montagnier, quién más allá de cualquier responsabilidad de los sucesos trágicos y lamentables en la trama de construcción del HIV, ha debido ser acallado con un Nobel para evitar que haga un acto acrobático de constricción y termine recomendando la homeopatía a todos.
Cuando un protocolo médico supera los efectos de la aplicación de todas las demás leyes, incluyendo pactos internacionales y a la propia Constitución, no hay garantías para nadie. No soy un creyente en el sistema democrático, pero entiendo que todo sistema tiene reglas y que la garantía de su aceptación es la sumisión, especialmente por sus defensores, a las reglas establecidas.
Mi forma de lucha no pretende demostrar al mundo las verdades del SIDA, sino evitar que la opinión pública quede indiferente ante mi problema: la falta de abogados que busquen justicia, la falta de jueces que la administren, la falta de comités de bioética que analicen los casos presentados y la total y completa pérdida de vocación y amor por el ser humano en el mundo médico.
Nadie tiene, en realidad, inconvenientes en ver la factibilidad y coherencia de mis razonamientos y planteos, que no solo se resumen en los argumentos ya conocidos sobre la inoperancia y nocividad de los antiretrovirales, sino en toda una descripción en detalle de como la realidad supera a la ficción y se construye sobre mi hijo y sobre mi una irreversible trampa que culmina con la mayor iniquidad: mi supuesta "negligencia médica" y nuestra separación.
Un padre negligente jamás habría logrado trasponer los límites de un paradigma que solo hoy hace agua por toda su superficie, pero no tanto hace diez años; ni hubiera logrado conocer los detalles de una verdadera construcción colectiva de mitos y mentiras como las que rodean mi caso.
Claro que puedo unirme a la lucha POSIBLE del SIDA, pero ¿puede esa lucha salvar a mi hijo? A veces, salvar el mundo equivale a salvar a un solo niño. Y a mi me interesa salvar al mundo, pero a nadie parece interesar salvar a mi niño, quien producto de la ignorancia y el autoritarismo debe soportar en silencio y contra un mundo de adultos las vejaciones que se le han de imponer.
Pero él me tiene a mi, que voy a dar la vida por él, no por el SIDA ni por un instinto suicida. Agradezco de corazón que tenga usted la amabilidad de haber respondido a mi pedido de ayuda, le reitero mi respeto y admiración por su trabajo y le confieso que en sus palabras encuentro, a pesar de todo, mayor inspiración y estímulo, no porque acuerde usted conmigo, sino precisamente porque no lo hace, porque me advierte usted de los peligros que enfrento. No soy un superhombre, pero si un hombre, y como tal, libre en dignidad y derechos, solo tengo la vida.
Cuando hace muchos años le pedí a la misma pediatra que me ha procesado ahora que me firme un papel asumiendo responsabilidad legal en caso de que el HIV, su diagnóstico o tratamiento resultaran falsos o perjudiciales, ella me dijo que no lo haría; lo que marcó una clara diferencia entre ambos. Mientras ella no está dispuesta a poner ni siquiera su matrícula en riesgo por la vida de mi hijo, yo doy la propia con gusto, quizás para que nadie más deba sufrir lo que ha sufrido mi niño -o incluso yo mismo-, en el futuro. Quizás así aparezca la masa crítica que -por el momento- solo veo aparecer tímidamente, como detrás de un velo, Pocos advierten que es la vida humana lo que se pone en juego y la libertad lo que se arriesga a cada paso, inexorablemente, mientras creemos que preparamos otra cosa, otras estrategias. La libertad no se conquista, se ejerce; incluso la libertad de morir cuando no hay más opciones que la esclavitud o la muerte. 
Suyo,
Pablo Hualpa.

 

Mi derrota fue completa, aunque siempre breve: un estimulo que mueve la vocación de mi guerra.

Gracias por este espacio. 

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