Primera (2)

Y no nos olvidamos porque la desnutrición, el hambre, es la principal causa de muertes por inmunodeficiencia en individuos de todas las edades actualmente en el mundo, es decir, es la primera causa mundial de sida y mata del orden de 8.500 niños al día, según algunas oenegés como Acción contra el Hambre, una cifra que hace palidecer la cifra muertes causadas por el supuesto vih.

 

Sin embargo, no vemos que este asesinato silencioso, (como ha sido calificado por algunos), que como siempre se ceba en los más débiles, suscite las protestas de toda esa nube de oenegés que vociferan reclamando más dinero para financiar sus actividades “anti-sida”, bienintencionadas e hipócritas, orientadas a combatir una inexistente epidemia. 

 

¿Por qué razón existen en el mundo tantas oenegés dedicadas al sida, cuando para otros problemas mucho más graves que nos afectan a todos no existen más que unas pocas?

 

¿Sabíais que inmensa mayoría de las oenegés del sida han sido apoyadas por las multinacionales farmacéuticas, que desde el comienzo de esta falsa epidemia las han venido subvencionando generosamente?

 

Sin contar el apoyo prestado por los gobiernos mediante fondos públicos provenientes del bolsillo de los ciudadanos, práctica que la mayoría de los países copiaron, ya desde el comienzo de esta histeria, del llamado “Programa de Asociaciones” del CDC, (Centro de Control de Enfermedad de Atlanta, USA).

Sobre estos dos últimos aspectos relacionados con la financiación de estos grupos, tenéis información detallada y fidedigna en el artículo, publicado en nuestra página, sobre la construcción del mito del sida http://superandoelsida.ning.com/profiles/blogs/construyendo-el-mito-del-sida.

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Este es el mensaje de Federico Mayor Zaragoza con motivo del 17 de octubre, Día Internacional Contra el hambre

http://federicomayor.blogspot.com.es/2014/10/17-de-octubre-dia-internacional-contra.html

La movilización y la protesta contra la inmensa injusticia de la pobreza debe ser firme y continuada. Hagamos del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza referencia cotidiana de acción, de movilización. 

 Que sea un motivo cotidiano para levantarse pronto y guiar nuestro comportamiento: es intolerable que mueran diariamente de hambre, exclusión y desamparo miles de seres humanos, la mayoría niñas y niños de uno a cinco años, al tiempo que se invierten más de 3000 millones de dólares en armas y gastos militares. 

“Fingí que no sabía / …y ahora queda mi conciencia / insomne / noche y día”. Sabemos. Y haremos de la lucha contra la injusticia social, la exclusión y la pobreza permanente razón de vida. ¡Pobreza cero! 

Como dice Jean Ziegler, “el hambre es la más activa y horrenda arma de destrucción masiva”. Estamos muy preparados, con grandes beneficios para los productores de artificios bélicos, para la protección frente a enemigos potenciales. No lo estamos frente al hambre, la extrema pobreza y las enfermedades propias de las inhumanas condiciones en que viven. La solución es compartir, es atender las grandes prioridades que sólo un multilateralismo democrático eficiente podría establecer y procurar: alimentación, agua, salud, medio ambiente, educación y paz… 

En lugar de aumentar la ayuda al desarrollo, en lugar de favorecer a escala nacional e internacional los apoyos correspondientes, se han “recortado” -¡qué vergüenza!- las subvenciones apropiadas tanto en Europa como en España… como en el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Está claro que nada hay que esperar de los grupos plutocráticos que ha impuesto el neoliberalismo globalizador.

El tiempo del silencio ha concluido. Ahora podemos expresarnos libremente. Unamos nuestras voces para reclamar justicia en favor de los más agraviados, de los que sobreviven en condiciones de extrema precariedad. 

“No dejar a nadie de lado. Pensar, decidir y actuar juntos contra la extrema pobreza”, es el lema de ATD Cuarto Mundo. Todos juntos, con las ONGs y demás instituciones nacionales e internacionales, para aliviar y remediar la situación de tantos hermanos nuestros.

 

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Por su parte, el escritor argentino Martín Caparrós, disecciona el hambre en su libro recientemente publicado, del que ofrecemos una entrevista realizada en agosto de este año en una visita a Mexico.

http://www.excelsior.com.mx/expresiones/2014/08/29/978847

Para trazar la radiografía de los flagelos de la humanidad, da cuenta de al menos cien testimonios alrededor del mundo

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29/08/2014 05:52 Juan Carlos Talavera

El cronista argentino está de visita en México para hablar de su más reciente libro, en el que se instala, sin dramatismo, en la realidad de quienes no tienen que comer de manera cotidiana; presenta algunas cifras, echa mano de la historia y recuerda los libros que omiten el tema de este flagelo planetario.

CIUDAD DE MÉXICO, 29 de agosto.- ¿Cómo es el hambre en Nigeria?, ¿qué provoca que 900 millones de personas no coman lo suficiente en todo el mundo?, ¿por qué en Bangladesh se utiliza el hambre como factor económico?, ¿qué hace que abunden los vegetarianos en la India? Ésas son algunas preguntas que el escritor y cronista argentino Martín Caparrós (1957) plantea en su más reciente libro: El hambre.

Esta crónica es su trabajo más ambicioso, dice en entrevista, y le ha permitido trazar la radiografía más completa sobre el tema del hambre en todo el mundo. Para lograrlo echa mano de una centena de testimonios levantados en países como la India, Bangladesh, Burkina Faso, Madagascar, Nigeria, Sudán del Sur y Argentina.

Para mostrarlo, Caparrós se infiltra en la realidad como un testigo anónimo, se incrusta en la piel de los personajes, presenta algunas cifras, echa mano de la historia, recuerda los libros que omiten el tema y se instala, sin dramatismo, en una frase que lo explica todo: “ninguna plaga es tan letal y al mismo tiempo tan evitable como el hambre”.

Sin embargo, el autor asume, de entrada, que su libro es un fracaso: “Primero, porque todo libro lo es. Pero, sobre todo, porque una exploración del mayor fracaso del género humano no podía sino fracasar”. Y se ha convencido de que, aunque el tema del hambre es básico en el mundo, al mismo tiempo ha sido desdeñado y es difícil de tratarlo. Pero en el fondo el autor, que se encuentra en México para presentar este libro, le tiende la mano a la palabra esperanza. Ahora toma su cigarrillo electrónico y estira su mostacho con inquietud.

¿Por qué le preocupa un tema tan invisible?

Porque no estoy conforme, no estoy a gusto. Así reivindico la inconformidad y mi incomodidad y además lo hago como la única forma que me interesa estar en el mundo.

¿Nos aproxima a una realidad olvidada?

Son algunos ejemplos que me sirvieron para mostrar distintas formas en que el hambre funciona. Para esto trabajé cinco años, pero tengo la sensación de que llevo mucho más tiempo, porque de algún modo es una síntesis de 25 años de trabajo.

¿Puede un testimonio virar la realidad?

Lo que da sentido a este trabajo es ese intento de entender y explicar por qué se traducen estas situaciones. No sólo es mirar, sino entender por qué y eventualmente, en el mejor de los casos, tratar de pensar cómo se podría solucionar.

¿Hay solución?

Existe una solución a mediano y largo plazo y llegará cuando al fin coincidamos organizar una sociedad donde nos parezca tan vergonzoso que haya gente que no coma y entonces hagamos lo necesario para que todos coman lo que necesiten. Eso sucederá en algún momento. Así sucedió cuando dejamos de aceptar que existiera la esclavitud o los reyes. Por supuesto, eso requiere un proceso largo, porque los procesos históricos tienen ese capricho: tardar mucho tiempo.

¿No son inmediatas?

Las más inmediatas tienen que ver con la dádiva, con la beneficencia, con darles un poquito a los que están peor sin cambiar absolutamente nada. Así se solucionan algunas cosas individuales, pero no solucionan nada de verdad. Pero yo creo que habría soluciones si mucha gente en nuestros países pensara que el hambre es intolerable y entonces exigiera a los gobiernos algo para solucionarlo.

“Y si muchos estuviéramos convencidos de que es un dato para evaluar un proyecto político o un partido, entonces éstos tendrían que tomarlo como objetivo y buscarían la manera de hacerlo.”

Al final, ¿es una geografía parcial?

Por supuesto. No podía dar cuenta de todo. En una primera etapa leí bastante para tratar de elegir los lugares que me parecían más representativos, aquellos que me iban a permitir mostrar una forma específica del hambre. Por eso elegí la India, Bangladesh, Níger, Burkina Faso, Madagascar, Sudán, Argentina… pero hay una gran cantidad de matices que no están aquí y otras que pudieron haber estado, pero ya así el libro tiene 600 páginas.

¿Por qué dedica un capítulo a Estados Unidos?

Me parece claro que la causa fundamental del hambre es la concentración de la riqueza, es decir, la comida en manos de unos cuantos. Entonces quería ir al lugar de esa concentración, que es la Bolsa de Chicago, donde se fija el precio de la materia prima alimentaria que después se paga en todo el mundo.

¿Puede la bolsa influir tanto?

La globalización del sistema hace que un campesino de Madagascar tenga que pagar el kilo de arroz a un precio casi igual que el ejecutivo de la Bolsa de Chicago, aunque ambos no ganen lo mismo. En buena parte ese es el sistema que produce hambre en muchos lugares del mundo y quería ver cómo era.

¿Qué lógica tiene el hambre en un país como Bangladesh?

Incluí un capítulo sobre Bangladesh, porque es un buen ejemplo de cómo se usa el hambre para un fin económico. Piensa que si no hubiera tantos problemas de alimentación en Bangladesh, no habría cinco millones de mujeres que aceptaran trabajar en la industria textil por sueldos ridículos, de 30 dólares al mes. Por ello Bangladesh no sería el segundo exportador mundial de textiles.

“En suma, si pueden conseguir que tanta gente trabaje por tan poco dinero es porque la amenaza del hambre está ahí muy presente. Y de eso somos todos cómplices, porque yo no miré la etiqueta de esta playera, pero es muy probable que esté hecha en Bangladesh, donde se pagó mucho menos gracias a esa extorsión que el hambre produce.”

¿Cómo encontró el tono de la crónica, sin caer en la lágrima?

Es un tono que ya venía trabajando en Contra el cambio. Tiene una estructura semejante, medio crónica y medio ensayo. Aunque en este caso tenía problemas particulares. Así que decidí tratar de ser menos irónico de lo que suelo ser, moderarme un poco. Pero también tenía que encontrar la forma de no sobreactuar las historias, porque en muchos casos son historias tremendas en sí y si me excedía con los adjetivos… se transformarían en melodramas idiotas.

¿Este libro quiere cambiar algo?

Este libro es un panfleto, en el sentido de que quisiera que hiciera una intervención, que alguna persona piense un poco más en todo esto y quizá se le ocurra algo. Es lo que querría. No me hago muchas ilusiones porque es un libro, pero lo hice porque quería aportar algo en esta cuestión y hacer lo posible para que otros entiendan algunas cosas.

Para concluir, Martín Caparrós recuerda sólo tres cifras sobre el tema del hambre: 900 millones de personas no comen lo suficiente en todo el mundo; cada día mueren 25 mil personas en todo el planeta por causas relacionadas con el hambre; además, en 1970 se calculaban 90 millones de desnutridos en todo África, y en 2010 esa cifra se elevó a 400 millones. “¿A quién le importa saber sobre el hambre en el mundo?”

 

 

 

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EL CENTRO DEL CONTROL DE ENFERMEDADES

El Center for Desease Control, o Centro de Control de Enfermedad, más conocido por sus iniciales, CDC, con sede en Atlanta, es una impresionante organización en la que trabajan más de cuatro mil especialistas. Cuenta con epidemiólogos, microbiólogos, físicos, biólogos, químicos, toxicólogos, médicos, agentes de salud pública, farmacéuticos, veterinarios, etc., cuyo campo de acción cubre muchos terrenos, desde la prevención de accidentes de trabajo, riesgos ambientales, la seguridad de los juguetes, problemas derivados de los alimentos, del tabaco,…y sobre todo, lo relacionado con la vigilancia y el control de las enfermedades infecciosas, tanto nacionales como internacionales.

Es precisamente en el campo de la vigilancia y control de las enfermedades infecciosas donde más notoriedad ha alcanzado. Su laboratorio recibe cada año cerca de 200.000 muestras de sangre y órganos contaminados de enfermedades todavía por conocer, procedentes no sólo de EE UU sino del mundo entero. Cuenta con enormes bancos de sueros y tejidos que contienen más de 250.000 muestras de enfermedades catalogadas.

Este organismo nació en la Segunda Guerra Mundial, en 1942, bajo el nombre de Oficina de Control del Paludismo en Zonas de Guerra. Tenía su base en Atlanta, Georgia, donde la malaria, endémica en el Sur de los EE UU, constituía una amenaza para los numerosos campos de entrenamiento militares instalados en la región. Su campo de acción se ampliaría a otras enfermedades y así, en 1946, pasa a llamarse Centro de Enfermedades Transmisibles, (CET), dotándosele con una gran infraestructura y medios.

En el año 1951 se crea, dentro del CET, el Servicio de Inteligencia de Epidemias, EIS, con una fuerza de choque formada por un centenar de jóvenes médicos de primera u otras profesiones relacionadas con la salud o la biología, (veterinarios, farmacéuticos, biólogos,…). Recién graduados en las respectivas facultades, son reclutados y sometidos a una formación intensiva durante dos años, pagada por los CDC, en los diversos departamentos de sanidad locales y estatales. Su misión es convertirse en los ojos y oídos del CDC, una red de inteligencia invisible que observa los menores núcleos de enfermedad y cuando al CDC le parece oportuno, los convierte en emergencias nacionales.

Los detectives del EIS están disponibles día y noche, dispuestos a acudir a cualquier sitio del país o fuera de él, donde aparezca una nueva epidemia.

Bryan Ellison, que dedicó en febrero de 1994 un artículo en Rethinking AIDS a la historia y manejos de EIS, cifra en más de dos mil los agentes salidos del semisecreto -ahora prácticamente secreto, según él- organismo. La inmensa mayoría de estos agentes mantiene en secreto su vinculación a este servicio de inteligencia, mientras ocupan puestos de influencia en la sociedad y en la administración pública. Se les puede encontrar desde en las universidades u oficinas locales y estatales del CDC hasta en las compañías farmacéuticas, fundaciones privadas, redacciones de medios de comunicación o en la misma OMS, (Organización Mundial de la Salud).

En todos estos lugares los agentes del EIS no actúan sólo como espías del CDC, sino que lo hacen también como falsos partidarios “espontáneos” de los planes del CDC.

El CDC fue bautizado con su nombre actual en 1980 y jugará un papel crucial en la gestación y mantenimiento del mito del sida infeccioso.

La historia del CDC conoció, junto a éxitos indudables, estrepitosos fracasos. Aquel mismo año, convencidos de que estaba a punto de estallar una epidemia mortal de gripe porcina transmisible al hombre, hicieron vacunar a 50 millones de americanos. Pues bien, no sólo no se presentó la temida epidemia, sino que cientos de personas tuvieron complicaciones por las vacunas en forma de parálisis y otros procesos, lo que dio lugar a un sonoro escándalo político y al cese del director del CDC. El estado tuvo que pagar más de cien millones de dólares en concepto de indemnizaciones.

LOS PRIMEROS CASOS

Las apremiantes súplicas del doctor Gottlieb, quien se había fijado en cinco casos de neumonía por neumocistis carini en cinco jóvenes homosexuales, en la Clínica Universitaria de Los Angeles, hicieron que el boletín semanal del CDC, (Informe Semanal de Morbilidad y Mortalidad), los publicara. Así, en junio de 1981, bajo el título de “Casos de neumocistosis”, aparecieron 46 líneas dedicadas al tema. Estos casos están considerados como los primeros casos documentados de la historia del sida. En el informe del CDC se decía que cinco jóvenes homosexuales, que no se conocían entre sí, que tenían un grave historial de enfermedades sexualmente transmisibles e inhalaban sustancias tóxicas, (aquí sí se hacían constar esos importantes antecedentes médicos), habían desarrollado una rara enfermedad, que sólo había sido vista anteriormente en casos de personas privadas de defensas inmunitarias, (enfermos gravemente desnutridos, o tras recibir quimioterapia o radioterapia contra el cáncer, ..). Gottlieb precisaba de entrada que este mal era muy grave, puesto que dos de los enfermos habían fallecido.

En aquella primavera de 1981 se iba a producir en el CDC otra llamada, procedente de la otra punta del país, alertando de la aparición de otra rara enfermedad en jóvenes homosexuales. Se trataba de un jefe de servicio de la Facultad de Medicina de la N. York University, el Dr. Alvin E. Friedman-Klein, el cual alertaba de la aparición de otra enfermedad poco frecuente, el sarcoma de Kaposi. Esa enfermedad no tenía ninguna semejanza con la encontrada en Los Angeles, salvo en una cosa: atacaba también a jóvenes homosexuales cuyo sistema inmune parecía estar fallando. En realidad hoy sabemos que esta especie de proliferación de células endoteliales –las que recubren el interior de los vasos sanguíneos- no necesita de la existencia de ninguna inmunodeficiencia para presentarse, puesto que se ve a menudo en personas cuyo recuento de CD4 es de 700, 900 ó más de 1000. El mismo CDC admitiría años más tarde que el sarcoma de Kaposi, el cual llegó a ser considerado como una de las enfermedades más emblemáticas del sida, podía no ser causado por el virus VIH, de hecho es sabido que existen cuando menos docenas de casos donde el test es negativo.

LOS ASTUTOS EPIDEMIÓLOGOS DEL CDC Y SU MODO DE ACTUAR

Alertado con estos sucesos, el doctor Jim Curran, director del Departamento de Enfermedades Venéreas del CDC, se pondría a trabajar. En lo primero que piensa Curran, naturalmente, es en la presencia de un virus sexualmente transmisible, como en el caso de la epidemia de hepatitis B.

En julio de 1981 se reúne al completo todo el estado mayor del CDC para decidir la creación de una fuerza especial de intervención, que será dirigida por el doctor Curran. Había que conocer, para actuar eficazmente, todos los parámetros de la enfermedad que iban a combatir, según los elementales preceptos de la Epidemiología, la ciencia de las epidemias, (que luego, como podremos comprobar, se saltarían a la torera).

Utilizarían la técnica epidemiológica conocida como “estudio comparativo del caso”, la cual permite comparar un gran número de enfermos con un gran número de sanos, para descubrir las diferencias entre ambos. El instrumento empleado sería un extenso cuestionario de decenas de páginas. Ahora bien, tenían que saber por dónde empezar, para elaborar el cuestionario era preciso saber un mínimo sobre las víctimas de estas enfermedades, hablar con ellas, saber un poco de su modo de vida,… Para ello, una decena de miembros del CDC se desplazaron a los puntos calientes donde estas enfermedades estaban afectando más, Los Angeles, San Francisco, N. York y Miami.

Visto por encima la mayoría de las víctimas eran personas que les preocupaba su alimentación, muchas hacían incluso deporte, la mayoría eran gente acomodada y muy jóvenes. Sorprendió a los enviados de Atlanta el grado de promiscuidad sexual, habían tenido centenares de compañeros y algunos incluso millares.

Las conversaciones confirmaron que hacían un uso masivo de diversas sustancias tóxicas, especialmente “poppers”. Esos “poppers” – comentaría Harold Jaffe, uno de los detectives enviados por el CDC, que más tarde ocuparía un lugar destacado en el “stablishment” investigador del sida- no solamente dilataban los vasos del pene y de la mucosa anal, sino que además, al disminuir la presión arterial, procuraban una sensación de euforia que prolongaba el orgasmo.
Jaffe visitó una de las “baths houses”, locales frecuentados por los homosexuales que se pusieron muy de moda en aquella época, también llamados “hots houses” y se llevó, de muestra, varias ampollas que llevaban las siglas de Burroughs Wellcome, (como todos saben, la misma compañía fabricante años más tarde del AZT), que era el laboratorio que fabricaba el producto. Jaffe se llevó también tres frascos de “Disco Roma”, el más solicitado de los “poppers”.
Al mismo tiempo, el doctor Curran mandó investigar todas las solicitudes de Pentamidina, uno de los pocos fármacos eficaces contra la neumocistosis, que habían sido hechas desde 1979 a 1981, al Servicio Farmacológico de Enfermedades Parasitarias, que era prácticamente el único lugar que lo proporcionaba en los EE UU, al ser un fármaco de existencias limitadas debido a su escaso uso.
Hizo que se estudiasen los archivos de Salud Pública de las grandes ciudades para catalogar todos los casos de este tipo de neumonías y de sarcomas identificados en los tres años anteriores. Se entrevistó también con los responsables de los 30 mayores hospitales de los EE UU en conversaciones telefónicas, así como con un gran número de médicos privados para que ninguno de estos casos escapara a su conocimiento.
En una palabra, toda la maquinaria del CDC se había puesto, de repente, a funcionar.

EL PROTOCOLO 577

La tarea inmediata del CDC se centraría en la elaboración de unos detallados y extensos cuestionarios que servirían para la realización de la encuesta epidemiológica, con vistas a descartar factores y centrarse en aquellos que más relación parecían tener con la presencia de aquellas enfermedades.

“Era el cuestionario más detallado, más imaginativo y más audaz que los cerebros de la joven ciencia de la epidemiología habían concebido nunca”, dice Lapierre refiriéndose a las más de 500 preguntas que llenaban nada menos que 23 páginas y que se llamaría en clave “CDC Protocolo 577”.

Ese cuestionario se elaboró tomando como base la experiencia adquirida durante las encuestas hechas sobre las enfermedades venéreas, las hepatitis A y B y otras enfermedades infecciosas, al cual se incorporaron datos obtenidos de un estudio, realizado cuatro años antes por dos investigadores gays, sobre los comportamientos sexuales y los usos y costumbres de unos quinientos homosexuales norteamericanos.

El dossier preparatorio fue completado con el inventario de todos los casos de neumocistosis y de Kaposi detectados en los EE UU en aquel comienzo de otoño, con su descripción lo más completa posible, que sumaban en total unos 40 casos.

Parece ser, según dice Lapierre en su libro, que Jim Curran también había recabado los conocimientos del doctor William Darrow, el especialista del CDC en el estudio sociológico de los grupos sexualmente arriesgados. Este profesor contaba con 20 años de experiencia en el estudio de las costumbres de aquellos que se veían aquejados de episodios de sífilis, blenorragia y otros problemas venéreos. “Para mí –afirmaría el profesor Darrow- no cabía la menor duda, esta siniestra epidemia era, evidentemente, transmitida por vía sexual”.

De lo descrito hasta ahora ya deducimos cómo respiraban en el CDC en cuanto al posible origen del asunto y, como vamos a ver, esa predisposición hacia la causa infecciosa iba a influir en la elaboración del cuestionario y lógicamente en la interpretación y conclusiones.

Vayamos al cuestionario, el famoso “Protocolo 577”, el cual incluía en efecto preguntas de todo tipo, nada parecía escapar a los astutos epidemiólogos del CDC, hasta el mínimo detalle sobre las costumbres de esas personas era registrado. Se preguntaba por los ingresos, ocupaciones, hábitos de consumo, alcohol, tabaco, (cantidad, tipo, marcas), antecedentes familiares, personales, naturaleza de los medicamentos consumidos en los diez últimos años, animales domésticos y causa del fallecimiento de estos, sólo faltaba registrar la marca de calzoncillos que usaban.

Informados de que su enfermedad actual podía tener que ver con el consumo de estupefacientes, se les pedía informaran del tipo de sustancia, de las fechas y de la forma en que eran usadas, si era inhalada, inyectada o vía oral. Se insistía en el tema de los “poppers”, tan apreciados por los gays por sus virtudes “sexualmente estimulantes”, se indagaba sobre su frecuencia, lugar de uso, marca, origen de fabricación,..

“Pero nobleza obliga –dice Lapierre- los médicos-detectives del CDC pusieron su mayor atención en todo lo relativo al comportamiento sexual. La parte de la encuesta que trataba de ese tema, el apartado cuarto, que era el más voluminoso, informaba de entrada a los encuestados de que era muy probable que su enfermedad fuera debida a la naturaleza específica de sus relaciones sexuales”.

Pero la nobleza también nos obliga a nosotros a preguntarnos si esa no era una forma descarada de ir predisponiendo y condicionando las respuestas hacia la causa infecciosa venérea. Vamos a saltarnos otros detalles de esa “Operación Protocolo 577” , en la que participaron 50 enfermos, algunos ya en las últimas y alrededor de 200 homosexuales sanos, pero con un comportamiento de gran riesgo. La operación comenzó el 1º de octubre de 1981 y concluyó el 1º de diciembre del mismo año, circunscrita a las ciudades de San Francisco, Los Angeles, N. York y Miami.

LAS BRILLANTES CONCLUSIONES DEL PROTOCOLO 577

“La cosa que más nos sorprendió de entrada – confesó Harol Jaffe- fue comprobar hasta qué punto los individuos afectados habían sido sexualmente mucho más activos que los individuos sanos. Aunque habian consumido mayor cantidad de “popppers”, esto nos pareció finalmente menos importante que el mayor número de intercambios sexuales, (¿Por qué esto, si se puede saber?). Muy pronto tuvimos la certeza de que todo abogaba a favor de una epidemia transmisible por vía sexual.” (Como que no necesitaban ni haber hecho la encuesta).

Parémonos un poco ahora a analizar, siquiera por encima, esta brillante conclusión a la que llegaron los astutos sabuesos médicos-policías del CDC. Tenemos que, según ellos, “la extraña plaga tenía que ser infecciosa o transmisible, por vía sexual, porque según las encuestas, los enfermos habían sido mucho más activos sexualmente que los individuos sanos”.
Pero que la única diferencia significativa entre los sanos y los enfermos consistiese únicamente en “el mayor número de compañeros sexuales o de realaciones sexuales” a favor de los enfermos, es sencillamente y por pura lógica una auténtica majadería y para verlo no hace falta ser un astuto epidemiólogo, basta con tener dos dedos de frente. ¿Por qué? Porque si estas personas tenían un número considerablemente mayor de relaciones sexuales y con personas diferentes, por fuerza tenían que tener también, como consecuencia, una mayor índice de enfermedades sexualmente transmisibles, salvo que usaran condón, lo cual no es el caso porque esta recomendación se introduce más tarde. Y sitenían más enfermedades sexualmente transmisibles, también tenían, por fuerza, que hacer un uso considerablemente mayor de antibióticos para tratarlas.

Tenemos ya dos factores sumamente estresantes de la inmunidad actuando juntos, como son las infecciones venéreas frecuentes y el abuso de antibióticos, pero hay más, ¿De dónde procedía esa líbido desbordada inagotable? ¿Cuál era la fuente de esa gran estimulación sexual? Ya lo hemos dicho, lo vieron también los astutos epidemiólogos del CDC, los “poppers”, un producto que, además de sus propiedades depresoras de la inmunidad, es cancerígeno, por lo que no debería extrañar a nadie la presencia de esta especie de tumor de piel en esos enfermos, así como la presencia de enfermedades que denotaban un colapso del sistema inmune.

Resumiendo, que no hay más ciego que el que no quiere ver, o que aquel a quien no le interesa ver. Estas personas “trabajaron duramente” durante años, combinando toda una serie de factores debilitantes de la inmunidad, (conocidos unos desde antiguo y otros –caso de los poppers- conocidos después) y como consecuencia desarrollaron inmunodefiencias muy severas.

Con respecto al uso de antibióticos, al hecho de que los homosexuales activos hayan figurado siempre entre los mayores consumidores de antibióticos, se añade que en esa época se usaron un tipo de antibióticos que en su mayoría han caído en desuso por sus efectos adversos. Tal es el caso del cloranfenicol, prácticamente retirado hoy en día por su capacidad de producir aplasias medulares, (es decir, disminución de todos los tipos de células sanguíneas, glóbulos rojos, plaquetas y globulos blancos), las sulfamidas y el septrim, productores de leucopenias, (disminución de todos los tipos de glóbulos blancos). Antibióticos como las tetraciclinas, otro antibiótico de amplio espectro prácticamente en desuso, eran usados como “preventivos” cada noche antes de ir a las “baths houses”, incluso en esos locales se podían comprar libremente.

Supongamos que los doctores no supieran de los efectos producidos por el alcohol en el higado y que de repente empezaran a ver pacientes con el hígado deshecho, imaginemos también que quien ve a estos pacientes es un doctor muy especializado en problemas infecciosos, ya tenemos la escena: “Huy, extraña enfermedad”“Es preciso hacer un estudio comparativo del caso”…Conclusión del estudio..”Lo único que hemos visto en las personas que desarrollan estos problemas de hígado, es que van mucho por los bares, por consiguiente tiene que tratarse de un problema infeccioso, contraído en esos lugares, posiblemente por los vasos mál lavados”. En consecuencia, que pueden beber todos los cubalibres que quieran, pero con pajita”.

MÉTODOS CIENTÍFICOS DE VALIDACIÓN OBJETIVA

El caso es que las arbitrarias conclusiones del famoso “Protocolo 577”, (de hecho, eran tan absurdas que ni siquiera convencieron en un primer momento ni al mismísimo doctor Gallo, según este comentó en una entrevista a Lapierre), iban a sentar un inquietante precedente, (que se convertiría en una constante en la llamada “ciencia (?) del Sida”), de cómo supuestos “métodos científicos de validación objetiva” sirven precisamente para todo lo contrario, es decir, para dar validez a lo que no la tiene y para quitársela a aquello que la tiene realmente.

Sería también mediante otro “método científico de validación objetiva”, en este caso un “ensayo clínico controlado”, como se introduciría años más tarde, de contrabando, es decir, como si fuera un fármaco útil y beneficioso, el que en realidad es el fármaco más tóxico que se aprobó jamás para consumo humano a largo plazo, el AZT, fármaco que se sigue administrando en la actualidad, incluso a embarazadas y bebés.

El “Protocolo 577” fue el primer estudio “objetivo” destinado a ir allanando el terreno para que la inmunodeficiencia adquirida, (un problema tan antiguo como la humanidad, de hecho su principal causa a nivel mundial sigue siendo la desnutrición), acabara siendo considerado un problema infeccioso, antes incluso del supuesto descubrimiento del virus causal, algo inaudito e incomprensible, pues para poder hablar de problema infeccioso es indispensable tener el agente causante. Pero aquí no fue así, primero se “decretó” que era infeccioso y luego se buscó el agente. Genial.

Y así, desde aquel momento comenzó una exhaustiva búsqueda de un virus que pudiera ser el causante. Se analizaron y encontraron numerosos candidatos, algunos, como el herpes, el citomegalovirus o el virus de Epstein Barr, presentes en un porcentaje nada despreciable de enfermos. La sífilis incluso era un problema muy extendido, pero ninguno de estos virus o patógenos podía ser considerado por sí sólo responsable del desencadenamiento de la “extraña plaga”.

CONNOTACIONES MORALES Y HOMÓFOBAS

Es por lo cual, a falta de un culpable, los médicos-detectives de Atlanta le inventaron un nombre, GRID, (una denominación un poco “barbara”, según Lapierre), que quería decir, “Déficit Inmunitario Relacionado con Gays”, nombre que se modificó, ante las lógicas protestas del colectivo gay, hacia la primavera de 1982, sustituyéndolo por el actual de Sida.

En los medios sanitarios de los EE UU empezó a denominarse a estas patologías que comenzaban a detectarse con el revelador nombre de “The Wrath of God”, “la cólera de Dios”, más digna de integristas religiosos que de profesionales de la salud que dicen practicar una medicina científica, objetiva, que no juzga ni condena moralmente.

El caso es que un año después de la identificación por el Dr. Gottlieb de los primeros casos de neumocistosis, las víctimas oficiales registradas por el CDC sumaban doscientas dos. La prensa médica líder, como el New Ingland Journal of Medicine, de Boston, y The Lancet, de Londres, empezó a publicar artículos sobre el tema. Pero los grandes centros de investigación biomédica de los EE UU no parecían, en un primer momento, implicarse en el tema, cosa que al final acabarían haciendo, empezando por el Instituto Nacional del Cáncer, NCI, donde trabajaba el doctor Robert Gallo. Pero las andanzas de Gallo quedan para otro artículo.

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Fuentes:

Dominique Lapierre, Más grandes que el amor

Bryan Ellison, Entrevistas con los disidentes, lo que no os han dicho. AMC
Peter Duesberg, Inventing the AIDS virus, Regnery Pub. Co.

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La construcción del mito del SIDA (Segunda Parte) 

El contexto histórico del Nacimiento del Mito del SIDA

Íntimamente relacionado con el tema tratado, con un repaso por las publicaciones de instituciones médicas y sanitarias de aquella época, en especial las del CDC, el artículo que no tiene desperdicio:

Disparates de antología para la historia, ¿Cómo construyó el CDC el mito de la transmisión del sida?

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