pseudociencia (2)

Fuente: http://www.migueljara.com/2016/08/19/esta-convirtiendose-la-llamada-medicina-cientifica-en-una-pseudociencia/

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¿Está convirtiéndose la llamada medicina científica en una pseudociencia? (Miguel Jara)

Por Miguel Jara

19 de agosto de 2016

Leo que hay una farmacia en Madrid que se niega a vender homeopatía. Y me parece muy bien pues cada uno ha de vender lo que desee. Lo que me llama la atención es el argumento que esgrime el propietario para tal negativa: no recomienda el uso terapéutico de “pseudomedicinas que no hayan demostrado científicamente su eficacia en el tratamiento, prevención y diagnóstico de enfermedades”. Tendrá poco que ofrecer en su establecimiento, digo.

9288839469?profile=originalLo primero que olvida Jesús Fernández, el propietario de la botica, es mencionar la seguridad de los fármacos, dice “eficacia” pero creo que debemos tomar un medicamento si se cumplen tres requisitos: si es necesario, seguro y efectivo. El asunto no es baladí pues un fármaco es, por lo general, un producto tóxico que se supone que se toma para una indicación precisa (y legalizada), a la dosis más ajustada posible y durante el menor tiempo que se pueda. 

Para ello, en efecto, el medicamento ha de ser efectivo pero también seguro o para ser más riguroso porque seguro casi no hay ninguno, que la relación entre el bien que nos puede proporcionar y los posibles daños que nos haga esté justificada, sea positiva.

Entiendo que Jesús lo que quiere transmitir es que hay una medicina basada en la dispensación de medicamentos cuya eficacia, seguridad e indicaciones han sido previamente comprobadas con métodos científicos.

Pero aquí es donde está la falacia y el farmacéutico debería saberlo. Hoy la producción de medicamentos está en manos, casi en su totalidad, de compañías privadas que tienen un interés legítimo en ganar mucho dinero vendiendo tratamientos.

El problema está en que son ellos quienes hacen los ensayos clínicos y demás pruebas con las que quieren demostrarnos (bueno, a nosotros los potenciales consumidores no, a las agencias reguladoras de medicamentos que son quienes les conceden, o no, los permisos para vender el producto) que su remedio es muy necesario, eficaz y seguro.

Pero todo ese proceso de investigación y desarrollo del fármaco no es transparente. No hay modo de confiar en su honestidad porque está protegido legalmente para que sea secreto, secreto comercial lo llaman. Los laboratorios que abastecen de fármacos a la medicina llamada científica porque se hacen pruebas que muchas veces responden a criterios científicos, sólo enseñan las pruebas que realizan con los medicamentos (y las personas que se prestan a participar en sus ensayos) a las autoridades; las que estas les piden, NO TODAS.

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Los laboratorios encontraron así hace ya mucho tiempo la grieta en el que podía ser un muro regulatorio para proteger la salud pública no tan fácil de saltar.

Esto es un fraude científico que he denunciado en ni se sabe cuántas ocasiones y medios. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS), nada sospechosa de estar a favor de las “pseudociencias” -pues sufre un creciente proceso de privatización a manos también de las propias Big pharma-, clama contra ese fraude que supone ocultar datos de los ensayos clínicos.

El debate sobre cómo se hacen los ensayos clínicos está hoy abierto en la comunidad científica de mentalidad abierta valga la redundancia. Hay una campaña internacional denominada Clinical trial impulsada por Ben Goldacre, médico y colaborador habitual en grandes medios de comunicación, que pretende convencer a las farmacéuticas de que publiquen todos los resultados de sus ensayos clínicos para así que investigadores independientes puedan utilizarlos para comprobar su veracidad o para seguir investigando otros tratamientos.

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Este médico, que también ha escrito un libro muy crítico con la homeopatía, cuenta en su texto Mala farma todas las malas prácticas de la industria farmacéutica con los ensayos clínicos, en los que se basa, no lo olvidemos el marketing de los medicamentos.

Y escribo marketing porque queda claro tras leerlo que es lo que es; poca Ciencia y mucha estrategia de venta. Es ciencia convertida en marketing y es corrupción. NO HECHOS AISLADOS sino corrupción sistemática que impide que conozcamos realmente qué tomamos cuando ingerimos un medicamento.

Consentida además por las agencias reguladoras que en parte se financian con el dinero que los laboratorios pagan durante el proceso de regulación de sus tratamientos y que presentan numerosos conflictos de interés.

Todo esto Jesús ha de conocerlo. Por eso no deja de sorprenderme que se califique -no es el único que lo hace sino que hay una corriente de fanatismo cientifista en la misma línea- a una parte de la realidad sanitaria de “pseudociencia” cuando la corriente hegemónica de la medicina, la meritoria Medicina Basada en la Evidencia (en pruebas), la MBE, está convirtiéndose en pseudociencia.

Tal es así que reputados médicos, farmacéuticos y divulgadores científicos están pidiendo a los políticos que hagan algo para frenar las prácticas “oscuras” de las grandes farmacéuticas.

La corrupción sistemática de la investigación científica por la industria farmacéutica y por esto aludía yo al principio de este post a la importancia de citar la seguridad de los fármacos, está detrás de la epidemia de iatrogenia o daños provocados por el sistema sanitario y los tratamientos, a la que asistimos de manera silenciosa.

El médico danés Peter C. Gøtzsche, uno de los “padres” de la MBE, que en breve viene a Madrid y por lo tanto Jesús puede conocerle, explica y documenta en su libro Medicamentos que matan  y crimen organizado. Cómo las grandes farmacéuticas han corrompido el sistema de salud, cómo hemos llegado a una situación en al que sólo en USA mueren cada año 200.000 personas por los daños de los fármacos.

Y como podéis comprobar en los últimos años son muchos los profesionales sanitarios que han publicado libros advirtiendo del citado fraude sanitario.

La iatrogenia es la tercera causa de muerte en el mundo hoy porque hemos caído en la trampa de la industria médica de creer que la ciencia es suya, la medicina también y que todo lo que nos ofrece tiene un aval científico. 

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Por no alargarme mucho, Jesús, si lo necesitas te hago un post con los numerosos medicamentos que seguro que tienes en tu farmacia que se supone que cuentan con pruebas científicas en su haber sobre seguridad y eficacia pero que carecen de la tan mencionada “evidencia científica”. Sin acritud.

Y sí, creo que urge combatir la pseudociencia y favorecer una Ciencia libre e independiente que trabaje en favor de las personas, de la salud pública.

 

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Negacionismo y pseudociencia (Dr. Henry Bauer)

 

Fuente: https://scimedskeptic.wordpress.com/2018/03/31/denialism-and-pseudo-science/

 

Introducción Superando el sida

 

Interesante artículo del Dr en Química Henry Bauer que realiza unas reflexiones acerca del término "negacionista", usado con frecuencia para descalificalificar a quienes cuestionamos la teoría del virus del SIDA. Como él mismo dice en su artículo este término, que tiene una clara connotación moral, deberia emplearse con aquellos que cuestionan los hechos que han sido constatados debidamente, ahora bien, en el caso del vih como causa del sida no se trata de un hecho, sino de una teoría, por lo que es justo y necesario cuestionarla.
En definitiva, como él mismo dice, parafraseando a Michael Crichton: "Cuando la excusa del consenso no es suficiente, se recurre a la táctica ad hominen de gritar “negacionista”: que es el último refugio de los canallas intelectuales que no pueden demostrar su tesis con evidencia y lógica".

                                                   

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                                     Negacionismo y Pseudociencia

 

 

 

 

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Publicado por Henry Bauer en 2018/03/31                           

 

                                                                                                  (Traducción Superando el sida)

 

 

Cuestionar, hoy en día, si el VIH causa el SIDA, o si el dióxido de carbono es la principal causa del calentamiento global, es algo que se condena y ataca a menudo considerándolo como “negación” o pseudociencia. Sin embargo, cuestionar esas teorías es perfectamente lógico en cualquier ciencia.


La ciencia son muchas cosas, lo que incluye: una actividad humana, una institución, una autoridad, pero lo esencial de la ciencia es el conocimiento y la comprensión. La pseudociencia significa, en consecuencia, afirmaciones falsas revestidas de la apariencia de ciencia fiable y genuina. La actitud negacionista significa negarse a creer lo que, sin lugar a dudas, se sabe que es verdad.


El conocimiento implica hechos; comprensión significa teorías o interpretaciones; y un complemento esencial para ambos es la metodología, el medio por el cual se pueden recopilar los hechos.


Existe una conexión importante no solo entre métodos y hechos, sino también entre hechos y teorías: los hechos no interpretados no tienen ningún significado. Se hacen significativos solo cuando están conectados a un marco conceptual, que es inevitablemente subjetivo. Esto se ilustra típicamente mediante diagramas donde los hechos consisten en líneas y áreas en blanco y negro cuyo significado depende de las interpretaciones del espectador. Diferentes observadores ofrecen diferentes interpretaciones.

 

 

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Los significados de estos hechos (líneas y áreas en blanco y negro) son proporcionados por el espectador:
Una señorita con un tratamiento extravagante para el cabello
con la cara hacia la izquierda, O una anciana mirando hacia abajo;
Un pato mirando hacia la izquierda O un conejo mirando hacia la derecha;
Gemelos negros mirando uno al otro O un jarrón blanco.

 

 

En la ciencia, los investigadores a menudo difieren en la interpretación de la evidencia: los hechos no se discuten, pero se ofrecen diferentes teorías para explicarlos.


En cualquier caso, al considerar lo que la ciencia puede decirnos, debemos considerar las tres facetas de la ciencia: hechos, métodos y teorías [1]. La actividad científica normal se guía por teorías establecidas y aplica métodos establecidos para ampliar el rango del conocimiento factual.


De vez en cuando, algo poco convencional e imprevisto aparece en una de esas tres facetas de la ciencia. Podría ser una nueva interpretación de los hechos existentes, como en la teoría de la relatividad; o puede ser la aplicación de un método novedoso como en la radioastronomía; o puede ser la observación de sucesos previamente insospechados, hechos, por ejemplo, que los átomos no son eternamente estables y en ocasiones se descomponen espontáneamente. Cuando algo de ese tipo sucede, a menudo se lo menciona más tarde como una revolución científica, anulando lo que se había dado por sentado en una faceta de la ciencia mientras se contenta con lo que se ha dado por sentado en las otras dos facetas.

 

El progreso de la ciencia se puede ver como revoluciones en los hechos, o en el método seguido para la obtención de hechos posiblemente revolucionarios, seguido eventualmente por revisiones menores o mayores de la teoría. Durante un tiempo suficientemente largo -por ejemplo, los varios siglos de ciencia moderna (posterior al siglo XVII) - la impresión retrospectiva es la acumulación continua de hechos y la mejora de los métodos; los cambios periódicos en la perspectiva teórica son todo lo que tiende a ser recordado por otros que no sean historiadores especializados en ciencia.

 

 

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                                (de "Por qué los puntos de vista de las minorías deben ser escuchados" )

 

 

La historia de la ciencia también registra episodios en los que los investigadores propusieron algo novedoso simultáneamente en dos facetas de la ciencia, por ejemplo, cuando Gregor Mendel aplicó aritmética simple a las observaciones del fitomejoramiento, una metodología sin precedentes en biología que descubrió hechos completamente nuevos. Otro ejemplo podría ser la sugerencia de Alfred Wegener en las primeras décadas del siglo XX de que los continentes de la Tierra debieron haberse movido, ya que la flora, la fauna y las formaciones geológicas son tan parecidas en continentes que ahora están muy separados; hacer comparaciones entre los océanos era una metodología completamente nueva, y no había ninguna teoría para hacer encajar la posibilidad de que los continentes se movieran. Los episodios de ese tipo, donde dos de las tres facetas de la ciencia son poco ortodoxas, han sido etiquetados como "ciencia prematura" por Gunther Stent [2]; la comunidad científica no aceptó estas sugerencias durante décadas, hasta que algo más convencional demostró que esas propuestas poco ortodoxas habían sido acertadas.


Cuando se hacen afirmaciones que no encajan con la teoría establecida o los métodos establecidos o los hechos establecidos, entonces esas afirmaciones generalmente se descartan sin más y se etiquetan como pseudociencia. Por ejemplo, las afirmaciones de la existencia de los "monstruos" de Loch Ness involucran hechos poco ortodoxos obtenidos por métodos poco ortodoxos en biología, como relatos de testigos oculares, ecos de sonar, fotografías y películas, en lugar de la forma establecida de certificar la existencia de una especie a través de el examen de un espécimen real; y la teoría de la evolución y el registro fósil aceptado no concuerdan con el tipo de criatura que los testigos oculares describen.


En los últimos años ha sido bastante común ver cómo la disidencia de las teorías científicas establecidas se considera como "negación". La connotación de ese término "negación" no es solo que algo está mal sino que es condenable...que sería perjudicial prestarles atención; además, negar (por ejemplo) que el VIH causa el SIDA es tan desagradable como negar el hecho del Holocausto en el que murieron millones de judíos, gitanos y otros.

Como Google N-grams aclara para el término "negación" , hasta hace un par de décadas, "negación" significaba negar hechos históricos de genocidio o algo así:

 

 

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En la década de 1930, el "negacionismo" se aplicó a la negativa a reconocer los millones de muertes en la Unión Soviética causadas por la aplicación de la agricultura colectivizada y las purgas políticas asociadas, por ejemplo, la hambruna en Ucrania de 1932-33 [3]. La negación del Holocausto fue
dominante durante un tiempo alrededor de 1970, pero luego desapareció su mención en los libros hasta que volvió a aparecer a fines de la década de 1980 [4]. Pero pronto la "negación" relacionada con el cuestionamiento de la teoría del VIH / SIDA y la teoría del calentamiento global inducido por el dióxido de carbono han sobrepasado al resto de las demás aplicaciones del término:

 

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Este uso reciente del
término "negacionismo" tiene la intención y el propósito específico de suscitar la indignación moral asociándolo con la negación de los genocidios, como lo admitió (por ejemplo) el jurista sudafricano Edwin Cameron [5]. Pero esos genocidios son hechos, demostrados sin lugar a dudas por los registros de muertes, así como restos y diversos artefactos en los campos de concentración. Por el contrario, el llamado "Negacionismo del SIDA” y el llamado “negacionismo del cambio climático " o "negación del calentamiento global" son el cuestionamiento o la disputa sobre unas teorías, no sobre unos hechos.


Ese cuestionamiento, además, está perfectamente en consonancia con la ciencia normal:


⇒⇒ En cuanto a si el VIH causa SIDA, los disidentes no cuestionan nada sobre los métodos establecidos de virología, y no afirman que las pruebas de VIH no midan proteínas, anticuerpos ni fragmentos de material genético; simplemente afirman que los resultados de las pruebas de VIH no se ajustan a la teoría de que el VIH es un agente infeccioso, y afirman que los métodos utilizados en la investigación del VIH no son métodos adecuados para estudiar virus ya que no se han verificado con experimentos
con auténticos Viriones del VIH obtenidos directamente de personas con VIH + o de pacientes con SIDA (El caso contra el VIH).


⇒⇒ Sobre la cuestión de si la liberación de dióxido de carbono y la quema de combustibles fósiles es la causa principal del calentamiento global y el cambio climático (AGW, Calentamiento Global Antropogénico y cambio climático [ACC]), aquellos que cuestionan esa teoría no cuestionan los hechos sobre las cantidades de dióxido de carbono presentes en el tiempo y no cuestionan los cambios que han tenido lugar en las temperaturas; simplemente señalan que los hechos conocidos y aceptados muestran que ha habido períodos de tiempo durante los cuales los niveles de dióxido de carbono eran muy altos mientras que las temperaturas eran muy bajas y que durante varios períodos en que los niveles de dióxido de carbono aumentaban la temperatura de la Tierra no lo hacía o incluso disminuía [6]. Además, quienes cuestionan a AGW señalan que la evidencia principal ofrecida por la teoría no es evidencia en absoluto, tratándose simplemente de resultados de modelos de computadora que se supone que tienen en cuenta todas las variables importantes, incluso cuando es obvio que no lo hacen, ya que esos modelos de computadora no proporcionan un registro preciso de los cambios de temperatura reales que se han observado durante muchos siglos.


La negación significa negar algo que es incuestionablemente cierto, pero en el caso de las teorías, de las interpretaciones, nunca podemos saber si incuestionablemente ciertas. Etiquetar como negacionistas a aquellos que cuestionan si el VIH causa SIDA, o que cuestionan si la generación de dióxido de carbono causada por humanos es la principal causa del calentamiento global y el cambio climático, es un intento de aplazar astutamente la demostración adecuada de la validez de esas teorías. Otro intento de evadirse de la cuestión es la afirmación, frecuentemente escuchada, de que hay un "consenso abrumador" sobre esos asuntos. Como dijo Michael Crichton:


la apelación al consenso ha sido el primer refugio de los sinvergüenzas; es una manera de evitar el debate afirmando que el asunto ya está resuelto. . . . El consenso se invoca solo en situaciones donde la ciencia no es lo suficientemente sólida. Nadie dice que el consenso de los científicos coincide en que E = mc2. Nadie dice que el consenso es que el sol está a 93 millones de millas de distancia. A nadie se le ocurriría hablar de esa manera [7].


Cuando la excusa del consenso no es suficiente, se recurre a la táctica ad hominen (*) de gritar “negacionista”: que es el último refugio de los canallas intelectuales que no pueden demostrar su tesis con evidencia y lógica.


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NOTAS:

 

[1] Primero sugerí esto en "Velikovsky y el monstruo de Loch Ness: Intentos de demarcación en dos controversias", en un simposio sobre "La demarcación entre la ciencia y la pseudo ciencia" (ed. Rachel Laudan), publicado como Working Papers of el Centro para el Estudio de la Ciencia en la Sociedad (VPI & SU), 2 (n. ° 1, abril de 1983) 87-106. La idea fue desarrollada más adelante en The Enigma of Loch Ness: Making Sense of a Mystery (Prensa de la Universidad de Illinois, 1986/88; reimpresión, Wipf & Stock, 2012; pp. 152-3); ver también Ciencia o Pseudociencia: Curación magnética, Fenómenos psíquicos y otras heterodoxias (University of Illinois Press, 2001); La ciencia no es lo que piensas (McFarland, 2017)

 

[2] Gunther Stent, "La prematurez y la singularidad en el descubrimiento científico", Scientific American, diciembre de 1972, pp. 84-93


[3] Descrito como el Holodomor


[4] Cronología de la negación del Holocausto


[5] Edwin Cameron,
Testigo del SIDA, I. B. Tauris, 2005; ver reseña del libro en Journal of Scientific Exploration, 20 (2006) 436-444


[6]
Hechos sobre el cambio climático: la temperatura no está determinada por el dióxido de carbono
[7] Michael Crichton,
"Los aliens causan el calentamiento global", Caltech Michelin Lecture, 17 de enero de 2003

 

 

(*) Nota de Superando el sida: un argumento "ad hominem" es aquel que trata de desacreditar una postura por medio de la reprobación, por alguna característica que este posee, de quien la defiende, algo parecido a la descalificación o negación de una noticia por medio de la táctica de descalificar a quien la anuncia, lo que vulgarmente se dice "atacar al mensajero".

 

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