Del 18 al 22 de julio tiene lugar en Durban (Sudáfrica) la 21ª Conferencia Internacional de Sida, que reúne en esa ciudad a 18.000 personas, entre científicos, activistas y profesionales sanitarios.
El lema de este año al parecer es el de “Acceso, Igualdad y Derechos Ya”, en referencia al objetivo de conseguir el acceso de todo el mundo al tratamiento antirretroviral o, dicho de otro modo, que las multinacionales farmacéuticas se han inventado un nuevo derecho que las personas tenían y no sabían: el derecho de todos a poder ser intoxicados, con cargo a los fondos públicos, con unos fármacos, (en su mayoría provenientes de la quimioterapia del cáncer, y por lo tanto inmunosupresores por definición), que ni siquiera cuentan con estudios sobre su utilidad, (los llamados “ensayos clínicos a doble ciego con placebo”).
Y si alguien piensa que esto lo decimos nosotros, las personas que hace años dejamos de comulgar con la rueda de molino del sida, está muy equivocado, la revista Lancet, nada sospechosa de “negacionismo”, reconoció, en el año 2005 (1), con motivo de cumplirse diez años de la introducción de la terapia HAART, que por “razones éticas no se había realizado ningún estudio controlado a doble ciego con ninguno de los arvs”, no necesitamos decir que la situación no ha variado en los años transcurridos.
Eso no impide que, a tono con el papel que vienen desempeñando desde el principio de la invención del mito del sida, “activistas” del sida se manifestaran el 18 de julio para reclamar “el acceso a un tratamiento de calidad e integral para todas las personas con el VIH, el incremento de la financiación a la respuesta mundial contra el sida y el acabar con la discriminación de las poblaciones clave”.
No sabemos lo que entienden estos activistas, subvencionados con dinero público y de las farmacéuticas, por “tratamiento integral y de calidad”, no creemos que se refieran en cualquier caso a tratamientos seguros y de probada eficacia. Recordemos que fueron estos activistas quienes en su día se manifestaron para exigir que se pusiera fin al ensayo clínico que intentaba establecer su toxicidad y eficacia y se diera AZT a todo el mundo, un fármaco que, según pudimos comprobar después, no dejó prácticamente supervivientes.
No entendemos tampoco a qué se refieren con lo de “igualdad y derechos ya”, como no sea el mencionado derecho a ser envenenado con fármacos experimentales y tóxicos porque lo que es igualdad de trato y respeto a los derechos de las personas, el panorama sigue siendo el mismo de siempre a todos los niveles.
El trato y atención a nivel sanitario sigue siendo el mismo que antaño con una acentuación, conforme pasa el tiempo, de ciertos rasgos: Se ha instaurado una nueva medicina que además de haber resucitado la figura del leproso o apestado bíblico, ha retrocedido siglos en el respeto por el ser humano o el mismo respeto a la libertad de elección de tratamiento, con las consabidas coacciones y chantajes de todo tipo para que las personas se consientan en ser intoxicados con los milagrosos fármacos arvs, así como la atribución al virus de todo cuanto problema de salud tengan las personas que se etiquetan como vih+, equivalente a atribuirlos al demonio.
Se han introducido en estos últimos años todo un conjunto de prácticas médicas desastrosas y en muchos casos letales, como la administración concomitante de arvs junto con los correspondientes tratamientos antibióticos en neumonías, o procesos infecciosos como tuberculosis, toxoplasmosis o hepatitis C.
Así mismo, la práctica de hacer el test de vih ante situaciones como operaciones e intervenciones de todo tipo, ante infecciones agudas, con el consiguiente peligro de los correspondientes “falsos positivos”. Y todavía habrá ingenuos que crean que es casualidad la coexistencia de las llamadas “coinfecciones”, en referencia a la presencia de sífilis, gonorrea y clamidias en el 40% de las nuevas infecciones por vih en hombres.
Es la segunda ocasión que la Conferencia Internacional de Sida se celebra en Durban y, como en la primera ocasión, en que se hizo una declaración que se difundió a los medios, en esta ocasión se ha realizado también otra declaración, que repite los afanes y objetivos, ligados al negocio y con pinceladas de defensa de los derechos, de la manada de cuentistas que viven del sida.
Recordemos que en el anterior congreso celebrado en Durban, en julio del año 2000, el que era presidente de Sudáfrica en aquel momento, Thabo Mbeki, convocó un panel de científicos, en el que intervinieron defensores de la teoría del virus del sida vigente actualmente junto a científicos que discrepan desde hace más de 20 años de ese punto de vista, para que debatieran sobre la cuestión. A pesar de que ese debate fue boicoteado por los científicos oficialistas a poco de comenzar, demostrando con ello que no tenían -ni tienen- argumentos científicos sólidos que respalden su punto de vista, la iniciativa propició un mínimo contacto entre los miembros de ambas posturas. Tras el boicot del debate científico por parte de los defensores de la teoría del sida-vih, no tuvieron mejor cosa que hacer que emitir una ampulosa declaración (2), convenientemente difundida en los principales medios de comunicación, donde se criminalizaba el hecho de poner en duda esta peregrina teoría.
En resumen: una inexistente epidemia, causada por un virus mutante de cuya existencia nadie ha aportado hasta la fecha, después de más de 30 años, la más mínima prueba y donde lo único serio es el boyante negocio que supone para las farmacéuticas, negocio que da para pagar multitudinarios congresos, cientos de publicaciones científicas que cuando se analizan con rigor no pasan de ser claros ejemplos de “ciencia basura” y miles de ONGs y activistas del sida, que nunca han tenido que ver con los intereses y los derechos de las personas que se etiquetan arbitrariamente como vih+.
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Notas:
1- “Respuesta y Pronóstico en Europa y Norte América en la primera década de la terapia antirretroviral altamente activa (HAART): Un análisis de colaboración”, The Lancet 368:451-458.
2- Según el Dr Roberto Giraldo, los investigadores oficialistas convocados por Thabo Mbeki, en vez de debatir, como no tienen argumentos para demostrar que el sida es un problema infeccioso y de transmisión sexual, deciden hacer por declaración lo que no pueden hacer por demostración, y es así como surge la Primera Declaración de Durban, donde se afirma: …”La evidencia de que el sida es causado por el vih es clara y tajante, exhaustiva e inambigua y cumple los más altos estándares de la ciencia” (Nature 6 de julio de 2000, 406: 15-16)