A través de la lectura de una entrevista publicada en Insurgente realizada a Jesús García Blanca, el entrevistador llega a conocer a este personaje que, como el revolucionario de Tréveris, utiliza la duda como un mecanismo adecuado para llegar al conocimiento efectivo de las cosas para así no quedarse en la superficie. Que las personas salgan del mundo de las sombras, a decir de Platón, o que pasen del mundo de la seudoconcreción al de la concreción, a decir del gran revolucionario y teórico marxista Karel Kosik, es lo que García Blanca parece proponer a través de sus ideas.
Autor de “El rapto de Higea”, libro que a simple vista va a producir un remezón en los centros de poder económico, político y académico por las tesis que sostiene, García Blanca cuestiona las ideas vertidas en el campo de la medicina, principalmente las relacionadas con el SIDA, desenmascarando un sinnúmero de mentiras que son permanentemente reforzadas por la industria mediática a través de una poderosa campaña propagandística, tal como ha sucedido con el tratamiento informativo de la famosa gripe A(H1N1), así como por la propia ciencia que, según el entrevistado, se ha convertido en una nueva religión.
Sobre esto y otros temas relacionados directamente con la salud, Jesús García Blanca expone algunos pensamientos que clarifican mejor el panorama en este campo en el que (no puede ser de otra manera en el capitalismo) hay intereses económicos e ideológicos determinados, cuyo propósito es mantener sometida a la población.
¿Cómo defines lo que es la salud?
Como un proceso en el que también se incluye lo que habitualmente llamamos “enfermedad”. Desde ese punto de vista, salud y enfermedad son dos caras de la misma moneda, las oscilaciones de un péndulo que corresponden a momentos de equilibrio y momentos de desequilibrio. La auténtica Salud es la capacidad del organismo para desatar procesos autocurativos, crisis de restablecimiento del equilibrio. Se trata de una visión dinámica más cercana al Higienismo y opuesta a la que podríamos llamar oficial que concibe la salud como un “estado”. De este modo, los sistemas sanitarios no se ocupan de mantener la Salud, sino de gestionar enfermedades.
¿Son válidos los parámetros establecidos por las instituciones médicas para establecer que una persona goza o no de salud?
Todos los parámetros, protocolos, criterios, resultados, comparaciones, estadísticas, estudios... establecidos por las instituciones médicas sirven a sus propios fines y responden a su lógica de funcionamiento. Como te he dicho antes, tienen que ver con la gestión de las enfermedades, no con la Salud. Un ejemplo sencillo: una persona con 39 grados de fiebre está “enferma” según los parámetros oficiales y en correspondencia con ello se le receta un antipirético; eso es gestión de la sanidad. Desde el punto de vista dinámico de la Salud , la fiebre es un signo de que el organismo está trabajando y por tanto una señal evidente de que goza de salud para afrontar la crisis.
¿Las personas, bajo el sistema capitalista, pueden gozar de salud?
La salud implica armonía, algo que en muchos sentidos se opone al Capitalismo. Eso no quiere decir que no existan lo que podríamos llamar “islas de salud en el océano del Capitalismo”, pero siempre a pesar de él, a la contra de sus imposiciones.
¿Qué elementos son necesarios para que las personas y los colectivos sociales puedan disfrutar de salud?
Poner a disposición de la gente conocimientos básicos para comprender cómo funciona nuestro organismo, nuestro sistema autocurativo, nuestras enormes capacidades naturales. “El conocimiento conduce a la esperanza”, decía Wilhelm Reich. Del sometimiento sanitario a la autogestión de la salud.
¿El stress es una enfermedad o solamente un estado de ánimo producto de determinadas circunstancias?
Si aplicamos lo dicho sobre la Salud , no tiene sentido distinguir entre “enfermedad” y “estado de ánimo”; todo está relacionado: lo físico, lo anímico, lo emotivo, lo mental, lo espiritual... El stress es un desequilibrio. Lo que ocurre es que los desequilibrios pueden ser pequeños y por tanto fácilmente asumibles por el organismo, o pueden ser profundos -muchas veces debido precisamente a la gestión errónea que la medicina alopática hace de la crisis- y provocar graves deterioros o incluso la muerte.
¿Cómo influye el consumismo en la salud de las personas?
La lógica del “consumismo” tiene que ver con la simplicidad, la dependencia y la velocidad. Llevado al terreno de la salud implica seguir la lógica absurda de buscar remedios rápidos contra supuestos “síntomas de enfermedades”. Resultado: acumulación de errores: se acallan señales de alarma del organismo con productos tóxicos y, lo que es más grave, dejamos intacto el origen del problema.
¿Cuál es la relación que existe entre la catástrofe ambiental que vivimos y la salud?
En un ecosistema, todo está relacionado: el estado de salud del planeta influye decisivamente sobre el estado de salud de sus habitantes, de igual modo que el comportamiento de éstos influye sobre su entorno.
¿Las drogas son negativas para la salud?
La experiencia me dice que no todo el mundo entiende lo mismo por “droga”. ¿Hablamos de sustancias prohibidas? ¿De medicamentos? ¿De tabaco, café y alcohol? En un sentido general, te diría que no hay casi nada esencialmente negativo o positivo. Lo que convierte algo en negativo o positivo es el uso que hagamos de ello. ¿Es positivo un martillo? ¿Es negativo? Depende de lo que hagamos con él.
¿Cómo consideras tú que debería tratarse el tema de las drogas con la juventud?
“Ilustración farmacológica”, como dice Antonio Escohotado, el autor que, desde mi punto de vista, ha estudiado este tema de modo más exhaustivo y riguroso.
¿Qué puedes decir sobre el manejo mediático que se hace sobre el tema de la salud y las enfermedades?
Los medios de comunicación utilizan como fuente para sus noticias sobre salud y medicina –y sobre ciencia en general- las publicaciones científicas. El problema es que esas revistas especializadas cumplen una misión de adoctrinamiento de la misma forma que lo hacen los medios de masas, sólo que a un nivel superior de complejidad y por ello con mayor impunidad.
Las propias revistas científicas han publicado estudios que demuestran la influencia determinante de la Industria farmacéutica y la censura que se ejerce sobre la publicación de artículos a través de un sistema llamado “peer review”, que no es otra cosa que un filtro establecido por determinados expertos que defienden los planteamientos oficiales y los intereses de las multinacionales de un modo escandaloso. El problema no es puntual, sino estructural; las publicaciones científicas pueden muy bien considerarse auténticas “encíclicas” de la religión de la modernidad: la Ciencia.
¿Cuál es la relación que se establece entre poder, miedo, salud, enfermedad y parálisis social?
Yo añadiría un ingrediente fundamental: la mentira; la mentira es consustancial con el Poder. Creo que la mezcla destructiva de miedo y mentira produce lo que has llamado “parálisis social”. En cuanto a la salud y la enfermedad son espacios donde actúa el Poder, ámbitos dominados por la parálisis social, la mentira y el miedo.
¿El tema de salud es un mecanismo para el control social?
Más que un mecanismo, es un territorio donde se ejerce el poder. Lo que Carlos Lerena llamaba –en su caso refiriéndose a la Educación- “una jurisdicción de poder”.
¿Es el sida un mito?
Es un montaje. Un montaje intencionado, perpetrado en las entrañas del Imperio, es decir desde determinadas agencias de su Sistema Sanitario: los CDC –Centros para el control de las enfermedades- y el EIS –Servicio de Inteligencia de Enfermedades.
¿Cuáles son las mentiras fundamentales que se han tejido alrededor de ésta enfermedad, si realmente existe como tal?
Es mentira que el “SIDA” sea una enfermedad; es un montaje que toma como base problemas de salud reales y conocidos para inventar una falsa pandemia.
Es mentira que el “VIH” haya sido aislado. Robert Gallo llevó a cabo un fraude intencionado falsificando los resultados obtenidos por su equipo.
Es mentira que los “test del SIDA” sirvan para diagnosticar; todos los “seropositivos” son falsos positivos; es una etiqueta que te introduce en un engranaje destructivo.
Es mentira que los “antivirales” sean tratamientos contra el “SIDA”; son venenos tendencialmente mortales que están produciendo los efectos que posteriormente se atribuyen al “VIH”.
Las transnacionales de medicamentos han puesto la ciencia a su servicio para fabricar enfermedades, mentir sobre el efecto de ciertos medicamentos e inducir a la población al consumo de los mismos. ¿Qué puedes decir al respecto?
No creo en una interpretación exclusivamente económica de estos problemas. El capitalismo ha impuesto esas reglas de juego y de pensamiento. Y los autodenominados “anticapitalistas” están atrapados en ellas.
Lo que planteas es cierto, pero es sólo la lectura más superficial del problema.
¿Cómo identificar las mentiras que se tejen alrededor del consumo de ciertos medicamentos, como en el caso del Tamiflu para supuestamente combatir la gripe A (HN1N1)?
¿Cómo identificar las mentiras a secas? Buscando siempre en el bando rebelde, entre los que nadan a contracorriente. Y ello por una razón de peso: quienes se oponen a una determinada teoría, concepción o planteamiento es porque lo ha estudiado a fondo –casi siempre incluso más a fondo que sus propios defensores- y se encuentran por tanto en mejor disposición para proponer alternativas, identifican errores y descubrir manipulaciones.
¿Ésta enfermedad es otra creación mediática fantástica?
Existen elementos suficientes para apuntar la “gripe A” a la lista de pandemias inventadas. Pero no perdamos de vista que este tipo de montajes tienen, por desgracia, consecuencias muy reales: mentiras, pavor, envenenamiento, stress, y en algunos casos la muerte. Afortunadamente, esta última invención les ha salido mal, y confío en que eso sirva para que mucha gente empiece a replantearse otras historias. Por otra parte, yo precisaría que los medios no son los responsables últimos de estos montajes, cumplen su función, que es –como explica magistralmente Pascual Serrano en su último libro- la desinformación, pero no son la única instancia implicada, más bien sirven a otras instancias de Poder mucho más complejas.
¿Cuál es tu criterio sobre las medicinas tradicionales, naturales y las homeopáticas?
Yo me apunto a la radicalidad higienista: “no medicinas alternativas; sino alternativas a la medicina”. Otra cosa es que cada cual decida responsablemente y con información suficiente buscar ayuda de tal o cual remedio o terapia. En este sentido, las medicinas tradicionales, las naturales o la homeopatía son desde luego mucho menos agresivas que la alopática oficial. Pero lo esencial, desde mi punto de vista, es mantener siempre el control sobre nuestra salud y no entregarnos ciegamente a la dependencia de un sistema sanitario o un terapeuta concreto, sea el que sea y practique la medicina que practique.
¿Qué piensas de la afirmación que ciertas personas hacen de que el vegetarianismo es una opción de vida para enfrentar al sistema capitalista?
Sinceramente, creo que haría falta un cambio mucho más profundo y radical para poder afirmar lo que dices. No sólo importa lo que haces, sino como lo haces. Si dejamos de comer carne para consumir vegetales, no me cabe duda de que el Mercado se reciclará –ya lo hace en parte. Otra cosa sería que cada cual plantara un pequeño huerto o que nos organizáramos en comunidades autosuficientes; si esto se hiciera a gran escala, quizá cabría una posibilidad de oponerse al Mercado.
15 de enero de 2010
Publicado en
Insurgente: http://insurgente.org/modules.php?name=News&file=article&sid=18993
Kaosenlared: http://www.kaosenlared.net/noticia/el-sida-es-un-montaje
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