Sobre los llamados antirretrovirales, ni son buenos, ni los necesitas y debes saber por qué:
Veamos para empezar dos aspectos claves de los antirretrovirales, como son su toxicidad y su eficacia o utilidad, aspectos que nunca debemos perder de vista.
- 1) Su toxicidad
La toxicidad de los arvs es algo que se deriva de su naturaleza química y farmacológica y, aunque la composición de los distintos combinados antirretrovirales ha ido cambiando con el tiempo, ha habido una constante que se ha mantenido hasta hoy en día, en referencia en especial a los combinados que se ponen en marcha a partir de 1995-96, pues hasta ese momento se usó, como único fármaco, el AZT.
Esa constante, que se ha mantenido a lo largo del tiempo es que, de los tres componentes que acostumbran llevar esos combinados, uno o dos (generalmente dos), son de la familia química llamada “análogos nucleósidos” o “análogos nucleótidos”, que a su vez entran dentro de los llamados antimetabolitos, un subtipo dentro de la clasificación de los fármacos de quimioterapia del cáncer, la cual es inmunodepresora por definición (Farmacología, Manuel Litter, Ed EL ATENEO, Buenos Aires, en el capítulo de los Antineoplásicos). Decir que el tercero de esos componentes, por lo general, suele ser o bien un inhibidor de proteasas o un inhibidor de la integrasa.
Estamos por lo tanto ante una especie de quimioterapia light, pero quimioterapia al fin y al cabo, la cual es tóxica, de hecho, el nombre con el que fueron conocidos estos fármacos desde hace décadas es el de “citotóxicos”, es decir, tóxicos o venenos celulares. Hay que tener también en cuenta que la quimioterapia del cáncer, cuando se lleva a cabo en los enfermos de cáncer, se hace por períodos cortos a dosis altas, generalmente por vía intravenosa, cuando se usa en las personas vih+ en cambio, se hace con menos dosis pero de modo indefinido, durante días, semanas, meses, años.
Básicamente la quimioterapia del cáncer, aunque en el caso de los arvs sea una quimioterapia ligth, va a producir una reducción de la actividad celular normal, esto quiere decir que de algún modo van a estar disminuidas todas las funciones celulares, además de la reducción en las funciones del sistema inmune, desde los procesos de división celular a otros procesos, como es el caso de los procesos de renovación celular, procesos de reparación celular, de excreción y eliminación de residuos, etc. Destacar entre sus efectos adversos, aparte de sus efectos tóxicos sobre hígado, riñón, sistema vascular, etc., la depresión del sistema inmune, cosa que no conviene olvidar.
Dediquemos ahora unas palabras al análogo nucleósido más conocido de todos, el tristemente célebre AZT o Zidovudina, se trata de un fármaco que se investigó en los años 60 del pasado siglo para ver su posible utilidad en el cáncer, siendo desechado rápidamente por su elevada toxicidad.
Pues bien, resulta que unos 20 años más tarde, aquello que no era adecuado para su uso por períodos cortos en los enfermos de cáncer, debido a su gran toxicidad, resultó ser “útil” en cambio para su uso indefinido en los enfermos de sida (!). El AZT se usó durante la década entre 1985-86 y 1995-96 (casualmente la década de mayor mortalidad “por sida”en el mundo occidental), en régimen de monoterapia, es decir como único fármaco, no dejando prácticamente supervivientes.
Señalar, como un detalle anecdótico y porque una imagen vale más que cien palabras, que cuando Sigma, que es una compañía líder en el mundo en el suministro de sustancias químicas para los laboratorios, envía AZT con fines de investigación, lo hace en unos envases que portan la etiqueta de la imagen, todo ello para envases cuyo contenido es entre 10 y 15 veces menor que la dosis que consumía en un sólo día un paciente a quien se le prescribía. Este es el fármaco que todavía hoy se indica su administración por vía intravenosa, en el protocolo del parto en toda embarazada vih+.
Es conveniente aclarar aquí que los arvs usados hoy en día no son tan tóxicos como el AZT, el primer fármaco usado en el SIDA, que se dio masivamente y a dosis muy altas en la década entre 1985-86 y 1995-96, no dejando prácticamente supervivientes.
- 2) Su utilidad
El modo objetivo en ciencia de comprobar la utilidad o eficacia de un fármaco son los llamados estudios “a doble ciego con placebo”, donde se compara la evolución en el tiempo de un número de personas que lo toman, comparado con otras tantas que no lo toman.
Pues bien, sorprendentemente, a pesar de todo lo que los médicos, o los medios, puedan decirnos sobre la bondad o utilidad de los arvs, lo cierto es que ningún fármaco de esos cuenta con estudios controlados “a doble ciego con placebo”, es decir, estudios que demuestren su utilidad o, dicho de otra manera, estudios que demuestren que son mejores que no tomar nada.
Por lo de pronto la prestigiosa revista The Lancet ya dijo en 2005 que “por razones éticas, no ha habido ningún ensayo placebo controlado a doble ciego en la TARGA o Terapia Anti Retroviral de Gran Actividad” (*), no habiendo variado la situación, que nosotros sepamos, en el tiempo transcurrido, existiendo sólidas razones para pensar que tampoco es probable que esta situación cambie en el futuro.
Una de las principales razones por las que no es probable que cambie esta situación es porque la no necesidad de estudios a doble ciego con placebo para los fármacos que se usan en el SIDA ya era una directriz o recomendación que se hacía en Confronting AIDS, que es el documento redactado a mediados de los 80 por la Comisión Nacional de SIDA de los EE UU. Ese documento, que por su extensión parece más un libro, fue calificado por el científico Peter Duesberg, como la “Biblia del Estamento del SIDA” y en él se contenía la práctica totalidad de las normas o directrices sobre el SIDA-VIH en las distintas áreas que se impusieron luego en todo el mundo.
Pues bien en ese documento se señalaba expresamente que “los fármacos que se iban a usar en el SIDA no iban a precisar de estudios a doble ciego con placebo”, señalándose también que los fármacos que se iban a usar en el SIDA iban a ir en la línea del AZT, cuyo fabricante, la empresa Wellcome, gozaba de una influyente posición el la Comisión.
Como se dijo anteriormente, los arvs usados hoy en día no son tan tóxicos como el AZT, el primer fármaco usado en el SIDA, que se dio masivamente y a dosis muy altas en la década entre 1985-86 y 1995-96, no dejando prácticamente supervivientes.
Es innegable también que a partir de la introducción del llamado “cóctel antiviral”, en 1996-97, se produce una reducción en la incidencia de problemas infecciosos, lo que no se tradujo al final en una disminución de las muertes ya que, si bien las muertes por enfermedades infecciosas disminuyeron de modo ostensible, aumentaron en cambio las muertes por problemas crónicos debidos a la medicación, como problemas de hígado, riñón, cardiovasculares…si bien para ello son precisos años de consumo.
En resumidas cuentas, están dándole a la gente unos fármacos que son muy tóxicos a medio-largo plazo y la razón por la que se les dan a las personas no es porque se haya comprobado su utilidad de un modo objetivo mediante algún tipo de estudio, sino pura y simplemente porque se ha presionado a los médicos con dinero para que los recomienden.
--------------------
(*) “Respuesta y Pronóstico en Europa y Norte América en la primera década de la terapia antirretroviral altamente activa (HAART): Un análisis de colaboración”, The Lancet 368:451-458.
AVISO IMPORTANTE:
El hecho de que los ARVS sean toxicos y que carezcan de estudios objetivos que avalen su utilidad no quiere decir que sea aconsejable dejarlos de la noche a la mañana, en especial cuando se han venido consumiendo durante años, si esa es tu situación, por favor, antes de tomar la decisión de abandonarlos ponte en contacto con personas que puedan orientarte en este tema.
---------------------------