sida (76)

El tema del sida, para la gran mayoría de las personas, no es un tema agradable, de hecho tiene tales connotaciones que la mayoría de las personas tiene una especie de rechazo a querer leer sobre él. Es por tanto bastante frecuente que muchas de las personas que han sido diagnosticadas como VIH+ sean bastante reacias a querer leer.

Si bien en un primer momento las personas quieren saber más sobre qué tan grave es, las posibilidades de supervivencia, las alternativas de que disponen, cómo mantener la salud, etc., ante la ausencia de otra salida que no sea el consumo de los tóxicos tratamientos, pronto dejan de leer. No sólo se deja de leer, sino que es bastante frecuente que las personas, ante cualquier noticia aparecida en los medios sobre el tema, pasada una cierta curiosidad inicial, tengan la tendencia a “desconectar”.

Muchas personas que hemos pasado por esa situación, pensamos que este “no querer saber” es una defensa inconsciente ante una situación que no te deja salidas, (me refiero a las explicaciones habituales sobre el sida que nos ofrecen médicos especialistas y medios en general), para qué querer saber más, si todo es deprimente y desesperanzador.

Este “no querer saber”, de hecho, fue algo que muchos de nosotros practicamos durante años, debido sobre todo a que no teníamos la posibilidad de acceder a otras explicaciones sobre el sida y no cabe duda que esta actitud desempeñó un papel beneficioso a la hora de mantener una mínima esperanza, ante la certeza de nuestra muerte en x tiempo, nosotros oponíamos una actitud vaga de rechazo, de duda, de quién sabe.

Muchos ahora nos damos cuenta de lo positivo que fue para nosotros esa actitud, ese “no querer saber” en realidad se trataba de no querer creer en algo que ahora vemos que es una gran mentira, construída a base de suposiciones, basadas a su vez en otras suposiciones.

Andando el tiempo, cuando tuvimos la posibilidad de conocer otras explicaciones sobre el sida, que nos ofrecían científicos como Duesberg, o médicos como el Doctor Roberto Giraldo, empezamos a leer con un inesperado y desconocido interés. Todo encajaba por fin, nuestra supervivencia de más de 20 años sin necesidad de esos tóxicos fármacos, el hecho de que la mayoría de los que los consumieron no sobreviviera, (me refiero al período del empleo masivo y a altas dosis del AZT), no hacía más que confirmarlo.

En la actualidad, a pesar de que muchas personas diagnosticadas VIH+ tienen a su disposición una información objetiva y sensata que vuelve a poner las cosas en su sitio, persisten en esa actitud de “no querer saber”. Eso no tiene mucha lógica, pues si bien hay que decir que el no querer saber, como hemos dicho, puede en un momento dado ejercer un efecto beneficioso, se privan de conocer una información que además de ser perfectamente comprensible, lógica y objetiva, es una información que ejerce un efecto inmediato sobre la salud, porque devuelve la esperanza y vuelve a poner, como digo, las cosas en su sitio. Esto no elimina el estigma social, pero ya es un gran alivio para las personas, pues, peor que el hecho de que la gente te discrimine, es que tú mismo te hundas y te automargines, no hace falta que nadie te derrote si tú mismo te derrotas.

Es posible que las personas que nos dedicamos a la tarea de que otros conozcan otras explicaciones sobre el sida pequemos a veces de un exceso de palabras técnicas o lenguage rebuscado, algo que es cierto sobre todo en el caso de profesionales como los médicos, pero debemos hacer un esfuerzo por llegar a tener, como en otros aspectos de nuestra vida, “pocas ideas y claras”, en vez de muchas y confusas.

Lee, pues, con atención e interés, utiliza tu sentido común. Si no eres amigo de la lectura, mira y escucha con atención los numerosos videos que existen sobre el tema, con entrevistas a médicos y testimonios de personas, es importante que te vayas haciendo tus propias ideas sobre el tema, el único modo de combatir la intoxicación psíquica producida por 25 años de publicidad y propaganda sobre el sida y el VIH.

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POPPERS causa oculta del SIDA (Renaud Russeil)

 


Fuente: Néosanté Éditions: https://www.neosante.eu/les-poppers-cause-cachee-du-sida/

 

 

1 de noviembre de 2011  

(Traducción Superando el sida)

                                                                        9288852681?profile=original                                                                                     

 

 

POPPERS causa oculta del SIDA                                                                                               

 

¿Conoces los poppers? Seguro que no, ya que estos frasquitos que contienen una droga vasodilatadora son especialmente conocidos por ciertos homosexuales que los "esnifan" o inhalan para estimular su sexualidad a veces desenfrenada. Lo que resulta más extraño es que esta droga "recreativa" continúa siendo malentendida a medida que aumenta su consumo y los efectos tóxicos de los nitritos inhalados están ampliamente demostrados. Incluso su reciente prohibición de las ventas gratuitas en Francia ha pasado casi desapercibida, excepto en los círculos gay que trivializan su uso festivo y se escandalizan por medidas restrictivas. Con este dossier, Néosanté intenta romper el tabú y recordar que los poppers son cuando menos un factor de riesgo asociado con el SIDA, siendo incluso la causa más probable del síndrome de inmunodeficiencia adquirida. Porque si bien lo que vas a leer puede tener un aire de revelación, la investigación de Renaud Russeil no pretende inventar de nuevo la pólvora: desde principios de los años 80, las pequeñas botellas que hacen "pop" ya estaban identificadas entre los sospechosos. ¡Treinta años después, su culpa sigue siendo mucho más creíble que la del virus VIH!
El vínculo entre la adicción a las drogas y la caída de las defensas inmunes se conoce desde hace mucho tiempo. Muchos estudios han demostrado específicamente la relación de causa efecto entre el consumo de nitritos y las enfermedades desarrolladas por los primeros pacientes con SIDA, homosexuales de áreas de Los Ángeles y Nueva York. Pero los poppers no han estado en la lista de drogas duras hasta hace poco; aquellos que enfermaron y posiblemente debido a ellos no están clasificados como "adictos a la muerte". Los efectos inmunosupresores conocidos de los poppers y otras drogas fueron luego atribuidos a un retrovirus, el VIH. Sin embargo, si uno reúne la información científica disponible sobre el tema, las causas reales que determinaron la aparición del SIDA en los Estados Unidos adquiere otra perspectiva. En 1984, cuando se anunció que el VIH era la única causa del síndrome de inmunodeficiencia adquirida, nadie habló de poppers excepto los disidentes (1). Por lo tanto, es necesario volver al comienzo de la epidemia para comprender el papel que juegan los nitritos inhalados en la aparición y definición del SIDA.

Una medicina de último recurso

El nitrito de amilo fue sintetizado por primera vez en 1844 por el farmacéutico francés Antoine Jérôme Balard. Se destacó unos años más tarde por sus efectos en el monitoreo de pacientes que padecían angina de pecho, una enfermedad cardiovascular también llamada angina. Por supuesto, tomar nitrito de amilo con fines médicos es muy ocasional. Ocurre cuando el paciente sufre espasmos coronarios, insuficiencia respiratoria causada por el estrechamiento de las arterias, lo que provoca la falta de oxígeno suministrado al corazón. En esta etapa, la terapia tiene pocos efectos secundarios no deseados.
Cuando el SIDA apareció por primera vez en 1979, el síndrome se denominó en un primer momento GRID, deficiencia inmunológica relacionada con los homosexuales (la deficiencia inmune vinculada a la homosexualidad). Michael Gottlieb, médico especializado en enfermedades venéreas contraídas por jóvenes homosexuales, es el primero en identificar el fenómeno en Los Ángeles. Nueva York será la segunda ciudad afectada. Pero porque la enfermedad ataca solamente a los homosexuales, solo en estas dos regiones? ¿Cómo explicar esta anomalía si realmente es una enfermedad infecciosa?

El emblema de la causa gay.

En ese momento, había dos categorías de homosexuales. La gran mayoría llevaba una vida normal, como pareja o con una pareja ocasional; en lugar de ser heterosexuales, eran gay, punto. El segundo grupo, mucho más pequeño en tamaño, se concentró en las regiones de Los Ángeles y Nueva York; se entregó a "prácticas extremas": sexualidad totalmente desenfrenada, apoyada por el consumo de productos altamente tóxicos e inmunosupresores, que van desde cocaína o heroína hasta alcohol, incluidos los poppers. ¿Por qué poppers? Los inhalantes a base de nitritos y solventes tienen propiedades que satisfacen las necesidades de esta clientela: 1) intensifican y prolongan la sensación de orgasmo durante las relaciones sexuales, 2) causan relajación de los músculos del esfínter, que facilita la penetración anal, 3) alivian el dolor causado por la penetración frecuente y repetida, 4) tienen efectos psicotrópicos potentes. En los años setenta, los moda de los poppers alcanzaba su apogeo; Todas las revistas gay estaban llenas de anuncios que promocionan los efectos milagrosos de los nitritos. Regularmente vemos en clubes gay, tipos con ojos demacrados, que deambulan con una botella de poppers debajo de sus narices. Históricamente, esta droga moderna estuvo asociada con el movimiento de liberación gay en los Estados Unidos en la década de 1970. Si los homosexuales son las primeras víctimas históricas del SIDA, es fácil entender que no todos los homosexuales se veían afectados de la misma manera. Michael Callen fue uno de los primeros pacientes en Nueva York, que sufría de muchas enfermedades oportunistas. En ese momento, el SIDA se nos presenta como una enfermedad que mata en unos pocos meses. Paradójicamente, durante 11 años, Michael Callen será uno de los mejores defensores de la causa gay en los Estados Unidos, denunciando el estilo de vida de los pacientes de los que forma parte, como una de las causas principales del SIDA.

¡Un derivado de la dinamita!

El término nitrito proviene del nitroglicerol o trinitrina, en otras palabras, la TNT o dinamita. De hecho, este último tiene muchos derivados utilizados en medicina por sus facultades vasodilatadoras (2). Este es el caso del nitrito de amilo, que tiene un origen en común con el Viagra. Ambos fueron diseñados para facilitar las necesidades respiratorias de la angina. Y al igual que Viagra, el nitrito de amilo estimula los órganos sexuales masculinos.
Originalmente, el medicamento se vendía en forma líquida, en pequeñas ampollas de vidrio dentro de un tejido (Le Vaporole); se llaman "ampollas". El consumidor aplasta la bombilla con un pañuelo, que lleva inmediatamente delante de la nariz para inhalar los vapores. En el momento en que se rompe la ampolla, hace un pop, un pop, que le da su nombre, popper. El mayor productor de este medicamento de nitrito de amilo es el gigante farmacéutico Burroughs Welcome. Las inscripciones en la caja de Vaporole indican claramente a cada lado de la tapa, "Veneno". Curiosamente, Burroughs Welcome será también el futuro fabricante del AZT. El AZT es el fármaco antiviral promocionado durante mucho tiempo como única terapia para combatir el SIDA. Sin embargo, el AZT nunca sanó a nadie; sobre todo, ha provocado una controversia generalizada debido a sus efectos secundarios excesivamente tóxicos (4). En los años sesenta, cuando Vaporole fue reemplazado por grageas (a base de nitroglicerol), su fabricante buscó nuevos puntos de venta.

Una droga de combate

Estados Unidos está en medio de la guerra de Vietnam y Burroughs Welcome (3) se vuelve hacia los soldados. Debido a que además de los efectos vasodilatadores que satisfacen las necesidades de la angina, el nitrito de amilo produce un impulso vital intenso e inmediato (en aproximadamente quince segundos), que acompaña a una fuerte sensación de euforia. Los poppers se convierten en el estimulante de las IG en el sudeste asiático, su droga legal (la drogadicción de las IG durante la Guerra de Vinam es un hecho histórico establecido). Cuando regresan a casa, estos IG reclaman su droga favorita. Cumplen los trámites necesarios y, con la ayuda de los fabricantes, la venta de poppers es legalizada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). El público general puede obtenerlos sin receta. Un año después, los resultados son catastróficos: numerosas quemaduras en la piel, desmayos, problemas respiratorios, anormalidades en la sangre ... La venta de poppers está nuevamente sujeta a prescripción por parte de la FDA.

El boom comercial

Fue entonces cuando un estudiante homosexual californiano, Clifford Hassing, utilizó otro derivado, el nitrito de butilo, también desarrollado a fines del siglo XIX, que nunca se había utilizado con fines médicos (Brunton, 1897). Luego, los laboratorios privados producen nitrito de isobutilo y propilo. Todos los nitritos alquil-alifáticos o cíclicos tienen efectos vasodilatadores: relajan los músculos de los vasos sanguíneos. Cuando estos efectos alcanzan los vasos cerebrales, aumentan la presión dentro del cráneo, produciendo una sensación de euforia de "altura"; También aumentan el rendimiento sexual (Everett, 1975 - Hollister, 1975). Mezclados con solventes, pronto invaden el mercado, empaquetados en botellas opacas de 20 a 30 ml, de color marrón, vendidas en sex shops, lugares públicos frecuentados por homosexuales, por correspondencia a través de revistas gay, luego por Internet. El consumidor desenrosca la tapa del recipiente cerca de su nariz para inhalar los vapores extremadamente volátiles, recordando el olor frío y la sensación corrosiva del queroseno. El efecto de una inhalación es de corta duración, 5-10 minutos en promedio. Por lo tanto, es necesario inhalarlo con frecuencia para mantener los efectos durante toda la noche o durante la noche.

Afrodisíacos ... desodorantes

A pesar del requisito de presentar una receta de nitritos farmacéuticos, su uso como droga va ganando terreno. Se enumeran los primeros efectos tóxicos. En 1976, el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA) registró 13 ingresos a la sala de emergencias debido a los efectos secundarios de tomar nitritos, mientras que los servicios de salud en los Estados Unidos registraron otros 84 casos de reacciones adversas. Los nitritos se han convertido en los afrodisíacos de la comunidad gay moderna y liberada de los años setenta. Bajo la presión de los fabricantes, la FDA acepta que se puedan vender sin receta, siempre que estén etiquetados y se vendan como ambientadores de interiores.

9288853256?profile=originalEl periodista de Gay Native de Nueva York, John Lauritsen, denuncia un ejercicio de prestidigitación escandaloso: "Si una droga como el nitrito de butilo se puede comercializar como un “ambientador de interiores ", eso significa que puedes vender lo que quieras como quieras. Pronto se venderá heroína que dice curar las picaduras de mosquitos (solo para uso externo), y las granadas se usarán como portapapeles”. Si bien el uso de poppers como droga recreativa comenzó a principios de los años sesenta, la "locura de los poppers" se extendió entre 1974 y 1979. Se estima que en 1978 se vendieron más de 100.000 botellas de nitritos por un volumen de $ 50 millones. En 1980, las ventas alcanzaron los $ 100 millones; el NIDA estima que 5 millones de personas respiraban nitritos más de una vez por semana. Casi todos ellos homosexuales. En 1979, se identificaron 19 casos de sarcoma de Kaposi y neumocistis, 56 casos en 1980. En 1981, el consumo de poppers se asoció oficialmente, médicamente con estas enfermedades. Sin embargo, por un segundo juego de prestidigitación, estos casos pronto fueron renombrados como "SIDA", la nueva enfermedad infecciosa que andaba a la búsqueda desesperada de su virus hasta 1984.

Los primeros casos de SIDA

En 1980, Thomas Haley, un reconocido toxicólogo estadounidense, publicó un resumen de dos páginas que contenía 115 referencias asociadas con los efectos tóxicos de los nitritos. En 1981, cuando apareció el SIDA (entonces llamado GRID), todos aquellos que estudiaban los efectos del uso de nitritos por adictos a las drogas sabían que eran una de las causas del sarcoma de Kaposi (KS) y de neumonía por Pneumocystis Carinii ( PCP), las dos enfermedades del SIDA de los homosexuales en los Estados Unidos y en Europa (Goedert et al., 1982). El hecho se establece desde un punto de vista epidemiológico y biológico. Pero solo se trata de una categoría de homosexuales: son los adictos intensos cuya droga favorita es el popper. Harry Haverkos, ejecutivo de los CDC y luego gerente de SIDA de NIDA, realizó un estudio en 87 pacientes homosexuales que padecen KS y PCP. Este estudio confirmó el estilo de vida adictivo de todos los pacientes, cuyos cuerpos están masivamente embebidos con drogas de todo tipo: poppers (97% de pacientes), anfetaminas (93%), cocaína (66%), LSD (65). %), mandrax (59%), cloroetano (48%), barbitúricos (32%), heroína (12%), drogas intravenosas (17%). Además, el 58% de los pacientes usaron al menos 5 fármacos diferentes y muy intensamente. Agregue a eso la sexualidad exacerbada de estos pacientes, el intercambio de patógenos (ETS) y la gran ingesta regular de antibióticos para la profilaxis. ¿Podrían estas personas gozar de buena salud?

Prestidigitación

Por lo tanto, se establece el perfil de las primeras víctimas homosexuales del SIDA. El Boletín Epidemiológico Semanal de los años 80 y 90 confirma esta tendencia en Francia: ya sean usuarios de drogas homosexuales o intravenosas, la gran mayoría de los pacientes con SIDA incorporan en su organismo productos reconocidos como inmunosupresores altamente tóxicos. A pesar de esto, después del anuncio del descubrimiento del VIH (formalizado en abril de 1984), los medios de comunicación y las autoridades públicas han perdido interés en el impacto del uso de poppers (y otras drogas) en la salud de los homosexuales. Solo transmiten información sobre un virus transmitido a través de fluidos corporales o cuando comparten agujas (6). Los intentos de demostrar que las principales patologías que afectan a los pacientes homosexuales, el sarcoma de Kaposi (KS) y la neumocistis (PCP), tienen un vínculo directo con su estilo de vida y, principalmente, el consumo de nitritos, son vetados en la investigación: no pueden encontrar financiación. Sin embargo, muchos estudios ya han demostrado que la inhalación de nitritos en dosis concentradas durante un largo período de tiempo tiene efectos cancerígenos, mutagénicos e inmunosupresores, que pueden causar KS y PCP. Además, los síntomas de este cáncer de piel (SK) generalmente aparecen en la cara, alrededor de la nariz y en el pecho de los pacientes, las dos partes de su cuerpo a través de las cuales pasan los nitritos inhalados antes de llegar al cerebro.

Peligros probados

La ortodoxia médica tardó diez años en aceptar revisar su punto de vista. El 24 de mayo de 1994, Harry Haverkos organizó una reunión titulada "Revisión técnica sobre inhalantes de nitritos". Harry Haverkos ya había publicado varios artículos sobre la relación entre los nitritos y el sarcoma de Kaposi relacionado con el SIDA. Robert Gallo, entonces considerado el co-descubridor del VIH (antes de ser prohibido por fraude científico), participó en la reunión. Él también ofreció revisiones importantes sobre la etiología de la enfermedad. El grupo de científicos presentes estableció varios hechos: 1) es absolutamente necesario tener en cuenta los cofactores, incluidos los poppers; 2) El VIH no causa KS, solo lo empeora; 3) El VIH ya no es responsable de la muerte de las células T, su acción es indirecta.
De hecho, la literatura científica tiene innumerables estudios que muestran los efectos tóxicos de los nitritos inhalados en grandes dosis, como en el caso de las adicciones para las que fueron fabricados y vendidos. Se sabe que estos compuestos, como todas las drogas duras, suprimen el sistema inmunitario. Goedert y col. (1982) señalan que la proporción de linfocitos en la sangre periférica es menor entre los usuarios que entre los no usuarios. Hersch y col. Demostraron en 1983 los efectos inmunosupresores de los nitritos en leucocitos (glóbulos blancos) en la sangre periférica. Durante su trabajo, señalan que los efectos del nitrito de isobutilo pueden contribuir al desarrollo de enfermedades infecciosas y cánceres; sin embargo, el tiempo de exposición no excede las dos horas. Jacobs y col. (1983) demuestran la toxicidad celular de nitritos en ratones. Lotzova et al. Demuestran la disminución de las células asesinas naturales (defensas inmunes). (1984) No es todo. Los nitritos también causan deficiencias pulmonares, daño cerebral, estrechamiento arterial, atrofia del timo, etc. Finalmente, dos estudios muestran que hay homosexuales que ya no pueden tener relaciones sexuales sin el estímulo de los poppers (8).

Ciencia sin escrúpulos

Solo dos estudios consideran que los poppers no son drogas peligrosas. El primero se realizó en ratones expuestos a vapores de nitrito de isobutilo equivalentes a la desodorización atmosférica, de acuerdo con la clasificación comercial del producto (9). Concluyó que ningún animal exhibía ciertas reacciones inmunotóxicas. Las revistas y fabricantes de Poppers se pusieron las botas, contentos de recibir el respaldo del CDC, que abrió la puerta a su negocio muy lucrativo. Este exonerador estudio de poppers acompañó la nueva ola de anuncios en revistas. Hoy, los científicos niegan este estudio, cuyos protocolos no corresponden a ninguna realidad. Los homosexuales que sufren de SIDA, los consumidores de poppers, respiran nitritos en dosis muy grandes durante 15 a 20 horas por día, durante un período de varias semanas a varios meses. En la reunión del 24 de mayo de 1994 convocada por Harry Haverkos, Daniel Lewis, uno de los firmantes del estudio, explicó las razones por las que este estudio ya no podía considerarse.
El segundo estudio fue considerado durante mucho tiempo como la "biblia de los poppers". Encargado en 1978 por Pharmex (fabricante de una marca de poppers más vendida) que lo financió ($ 200,000), forzó la decisión del gobierno de California de liberalizar la venta de nitritos en forma de ambientador ( 10) Por segunda vez, las dosis de nitritos utilizadas para estudiar sus efectos no se correspondían con la realidad de la drogadicción que afectaba a estos sujetos.

Los poppers 50 años después

A finales de junio de 2011, el Barómetro de Salud del Instituto Nacional de Prevención y Educación para la Salud (Inpes, Francia) señaló en su informe público que el consumo de poppers había aumentado significativamente. En 2000, el 2.4% de los jóvenes dijeron que lo habían usado; estos constituyeron el 13.7% en 2008. Los casos de abuso y dependencia están aumentando en población cada vez más joven. Efectos psicotrópicos, búsqueda de sensaciones fuertes, estos son medicamentos ideales para raves que se extienden durante varios días, orgasmos prolongados, la necesidad de sensaciones fuertes, la patada para reiniciar la máquina, etc. Por supuesto, la gran mayoría de los jóvenes no consumen poppers en las mismas condiciones que los homosexuales en los años setenta. Sin embargo, deben saber que los productos utilizados son cada vez más adulterados y clandestinos. Por lo tanto, presentan riesgos desconocidos significativos, en comparación con los de los laboratorios para uso médico. Los primeros nitritos producidos fuera de los laboratorios ya contenían queroseno, ácido clorhídrico o dióxido de azufre, entre otras impurezas. Recordemos también el testimonio de Michael Callen (recuadro). No hay ningún secreto sobre las enfermedades causadas por poppers y otras drogas. ¡Vidas humanas están en juego! Es por esta razón que las autoridades públicas de la mayoría de los países ahora han prohibido este medicamento, que se sabe que tiene efectos fatales.

Los poppers y la ley

En Francia, el primer texto que prohíbe los poppers data de 1990 (decreto n ° 90-274). Solo tiene en cuenta productos basados ​​en nitritos de butilo y pentilo. En 2007, un segundo decreto (n ° 2007-1636, 20 de noviembre) completó el primero, pero fue cancelado por el Consejo de Estado el 15 de mayo de 2009, a solicitud del fabricante (France Conditionnement Création) y el distribuidor (Hombres Club), con el argumento de que "el Primer Ministro, según los datos existentes en el archivo, adoptó una medida excesiva y desproporcionada con respecto al riesgo para la salud y la seguridad de los consumidores que la comercialización de este producto pueda constituir".
Por otro lado, desde el decreto del 29 de junio de 2011, publicado en el Diario Oficial el 7 de julio de 2011 (Orden del 29 de junio que aplica parte de las reglamentaciones sobre estupefacientes a productos que contienen nitritos alifáticos, cíclicos o heterocíclicos y sus isómeros (Ministerio de Trabajo, Empleo y Salud), los poppers, sustancias inhaladas, están prohibidas en Francia por las autoridades sanitarias, excepto para uso estrictamente médico. Esta nueva ley, si continúa, pone fin a la vaguedad global que reinaba en el tema, entre las reversiones legales y el marketing salvaje (este último todavía vigente). En Bélgica, la ley dice que los poppers solo pueden dispensarse o venderse al por menor por los farmacéuticos (Anexo IV del Real Decreto de 22 de diciembre de 1997); también se incluyen las sustancias venenosas y tóxicas (MB de 20/02/1998). Sin embargo, los consumidores franceses se jactan de poder abastecerse sin problemas en Bélgica. En los EE UU, los poppers se vendieron durante un tiempo como perfumes de interiores y ambientadores para habitaciones, luego como productos de limpieza para reproductores de video, plumeros, los poppers ahora están prohibidos, si no muy regulados en casi todos los estados. En el Reino Unido, el nitrito de amilo se ha reclasificado como medicamento recetado desde el 13 de enero de 1997. Está disponible, pero está prohibido venderlo si se inhalan los nitritos. Solo están disponibles en farmacias y otros puntos de venta acreditados.

Daños a la vista

En resumen, parece que las autoridades finalmente comienzan a evaluar el peligro que representan los poppers. Hasta la fecha, las sustancias volátiles incluidas en la tabla de drogadicción (incluidos los nitritos) no figuran en la Convención Única de las Naciones Unidas sobre Estupefacientes ni en la Convención sobre Sustancias Psicotrópicas de la misma organización. Y en los países occidentales, todavía es fácil obtener este medicamento "bajo cuerda" o en Internet. Como siempre se puede prescribir con receta, también tiene un aura farmacéutica que hace que los grupos homosexuales digan que es menos peligroso que el alcohol o el tabaco. Algunos sitios gay incluso llegan a argumentar que la sustancia es, como el cannabis, víctima de una "política hipócrita". ¡Un producto sintético altamente tóxico en pie de igualdad con una planta milenaria! Más preocupante: las advertencias oficiales tratan sobre los riesgos de intoxicación y daño ocular, pero nunca sobre los efectos devastadores de los nitritos en el sistema inmunitario. A fortiori, la correlación nunca se menciona entre los poppers y el SIDA. Mientras tanto, hasta que no se (r) establezca la conexión (entre poppers y sida), las botellitas siniestras pueden causar todavía mucho daño …


Por Renaud Russeil

 

 

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NOTAS

 

(1) Entre los pioneros que denunciaron los errores de la ortodoxia científica estaban Peter Duesberg, de la Universidad de Berkeley, líder en la investigación de retrovirus, y un periodista gay de Nueva York, John Lauritsen. Pronto recibieron el apoyo de Kary Mullis, Premio Nobel de Química, Serge Lang, el hombre limpio de la ciencia, Joe Sonnabend, médico especializado en el tratamiento de enfermedades homosexuales, y muchos otros científicos de renombre.

(2) Nitrostat, Nitrolingual, Nitro-Dur, Nitro-Bid, Minitran, Deponit, Transderm-Nitro, etc.

(3) BurroughsWellcome se convirtió en Glaxo Wellcome en 1996. Glaxo Wellcome se fusionó con SmithKline Beecham en 2000 para convertirse en GlaxoSmithKline, la segunda empresa farmacéutica del mundo.

(4) Según John Lauritsen, esta quimioterapia era tan peligrosa que fue retirada del mercado (sin autorización de comercialización).

(5) Manifestación de la enfermedad entre hombres homosexuales con síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida): un posible papel de los nitritos en el sarcoma de Kaposi, 1982.

(6) Aunque actualmente se reconoce que el riesgo de transmisión del VIH es mínimo -véase Neo Santé nº 2, junio de 2011-, el trabajo de Nancy Padian.

(7) En 2009, hizo unas revelaciones asombrosas en la película House of Numbers sobre la aplicación de la estrategia contra el sida en Estados Unidos.

(8) Ronald W. Wood, The Acute Toxicity of Nitrite Inhalants, Monografía de investigación 83 del NIDA.

(9) CDC, "An evaluation of the immunotoxic potential of isobutyl nitrite", Morbidity and Mortality Weekly Report, pp. 457-58, 64, 9 de septiembre de 1983.

(10) Nitrito de isobutilo y compuestos relacionados, por Nickerson, Parker, Lowry y Swenson - 95 páginas.

(11) La existencia del SIDA y sus efectos letales no son cuestionados por nadie. Los que son tachados de "negacionistas" sólo hacen hincapié en los orígenes no virales de la enfermedad, como los estilos de vida y la drogadicción.

 

 

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MÁS INFORMACIÓN


Publicaciones:


1. Sida, el fracaso de la ciencia contemporánea por Neville Hodgkinson


2. Salud y peligro de los inhalantes de nitritos, cap. 1, inhalantes de nitrito, perspectiva histórica por Guy R. Newell, Margareth R. Spitz, Michael B. Wilson.


3. La guerra del SIDA por John Lauritsen, cap. 10, Poppers, el fin de una era.


4. Death Rush, de John Lauritsen y Hank Wilson (1986) recopila y resume los artículos publicados en la literatura científica que demuestran el peligro que representan los poppers (p19 David Durack - p24-25 Haverkos - p28 Harold Jaffe - p29 - p30, l estudio que habría llevado a creer que los poppers no eran peligrosos, con explicaciones).


5. Poppers - Riesgo compuesto de infección por VIH (investigación bibliográfica) - reúne estudios que demuestran los efectos tóxicos de los nitritos.


6. La historia de los poppers, por Ian Young.


7. Encuesta sobre el SIDA: verdades amordazadas - Renaud Russeil, Ediciones Vivez Soleil, 1997.

 


Sitios de Internet para consultar:


1. http://www.emcdda.europa.eu/publications/drug-profiles/volatile_en


2. http://www.emcdda.europa.eu/publications/drug-profiles/volatile/en


3. www.drogues.gouv.fr/autres-consommation/poppers-colles-solvants/


4. Comité de ONG de Viena sobre Drogas

 

 

 

 

RECORDANDO A MICHAEL CALLEN

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En 1982, Michael Callen se enteró de que tenía el nuevo síndrome. En consecuencia, dedicó los últimos 11 años de su vida a convencer a científicos y homosexuales de que era necesario tener en cuenta el estilo de vida de la comunidad gay más afectada, para comprender las razones de sus enfermedades (KS y PCP). Entrevistado en la década de 1990 por el periodista de London Medical Time, Neville Hodgkinson, respondió: "¡Intenta enviarte 3.000 hombres antes de cumplir 26 años y sin enfermarte! Yo era un niño. Experimenté la primera ola de personas que tenían SIDA: fueron los fundadores del club de los 10.000, habían tenido al menos 10.000 parejas sexuales diferentes”.

 

Michael Callen aclaró que solo una minoría de hombres en la comunidad homosexual estaba relacionada con la práctica del sexo tan extrema; todos sabían que los pacientes con SIDA pertenecían a este grupo. Michael Callen fue uno de los primeros en denunciar la responsabilidad de las drogas que hacían posible que pudieran tener relaciones sexuales repetidas durante noches enteras (los poppers). En retrospectiva, entendió claramente que estos hombres concentraron, por efecto promiscuo, todos los microbios transmisibles que existían en el planeta. Concretamente, todos estaban constantemente enfermos e infectados entre sí.

 

En su libro Surviving Aids, Michael Callen recuerda no haberse hecho ninguna pregunta cuando supo que tenía la nueva enfermedad. ¿Podría ser de otro modo? No necesita un virus, su sexualidad y las drogas que tomó, para asumir que lo habían convertido el candidato perfecto.
Había ido a los baños (bath houses) una vez a la semana, a veces dos. Allí tenía al menos cuatro o más socios. Esto duró nueve años, multiplicado por cincuenta y dos semanas, más de 1.800 contactos sexuales. A los baños se agregaron otros lugares frecuentados por gays en Nueva York, donde tenía al menos tres parejas por semana, 780 más. ¡Y había orgías! El Instituto Nacional del Cáncer (EE UU) confirmó, sobre la base de estudios realizados por los CDC en marzo de 1982 (Centro para el Control de Enfermedades Infecciosas, EE UU), Que "el promedio anual de parejas sexuales masculinas entre los pacientes homosexuales (SIDA) durante su vida fue de 1160 ... "

 

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Entre 1973 y 1975, Michael Callen desarrolló todas las patologías posibles e imaginables como consecuencia de su estilo de vida: mononucleosis infecciosa (generalmente causada por el virus de Epstein-Barr) y uretritis (infección de la uretra). En 1975, tuvo su primera gonorrea (infección de los órganos genitourinarios). El efecto bola de nieve se precipitó. Las enfermedades recurrieron cada año, una o más veces, además de una infección amebiana, una infección por shigella (disentería bacilar), seguida de una primera sífilis. A partir de 1981, cada relación sexual resultó en el despertar de una enfermedad de transmisión sexual (ETS), a la que pronto se le añadió herpes, verrugas venéreas, salmonella, el virus de Epstein-Barr, etc., hasta 'el diagnóstico final. En 1982, le dijeron a Michael que tenía GRID en forma de criptosporidiosis (una infección intestinal que generalmente afecta al ganado, desconocido en humanos), acompañado de una deshidratación irreversible. No había tratamiento.


Michael Callen luego firmó con Richard Berkowitz, un artículo notable en el New York Native de noviembre de 1982, titulado "Sabemos quiénes somos": "Nos quedamos callados porque no pudimos o porque nos negamos a aceptar la responsabilidad que nuestros propios excesos habían jugado en nuestros problemas de salud”. Pero sabemos profundamente quiénes somos y sabemos por qué estamos enfermos. Michael murió el 27 de diciembre de 1993, oficialmente de complicaciones relacionadas con el SIDA. Pero su muerte de ninguna manera impide su lucidez: tal forma de vida y un pasado tan patológico seguramente desgastaron más su organismo que un virus culpable demasiado conveniente.

 

 

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Estrés, cortisol y linfocitos T CD4 (de

Fragmentos del artículo de Matt Irwin Sida y Brujería Vudú (Sida et Sorcellerie Vaudou)

 

Fuente: http://www.sidasante.com/critique/sesv.htm

 

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Estrés, cortisol y linfocitos T CD4.                (Traducción Superando el Sida)

 

Contrariamente a la confusión reinante sobre el mecanismo mediante el cual el VIH afectaría al sistema inmunitario, es relativamente bien conocido en cambio el mecanismo de inmunosupresión que se produce en los estados de estrés psicológico y físico crónicos. Uno de los cambios principales que se producen en los períodos de estrés es la secreción de las hormonas epinefrina y cortisol que provocan una dramática disminución del número de linfocitos T (en la sangre). La correlación entre la disminución de células T (también llamada “linfocitopenia”) y el exceso de cortisol es tan fuerte que el bajo número de células T constituye un criterio que permite diagnosticar un exceso de cortisol.

He aquí algunos extractos tomados de un manual de fisiología usado en la mayoría de las escuelas de medicina (Guyton 1996):

 

Prácticamente todos los tipos de estrés físico o mental pueden producir en cuestión de minutos un aumento de la secreción de ACTH y, por consiguiente, de cortisol. La secreción de este último se multiplica a menudo por 20. (pág. 966)

El cortisol es un inmunosupresor y entraña una importante disminución de la producción linfocitos, en particular de los linfocitos T. (pág. 964)

El cortisol hace disminuir el número de eosinófilos y de linfocitos en la sangre; este efecto comienza ya en los minutos siguientes a la inyección de cortisol y se acentúa en las horas siguientes. Así, una linfocitopenia o una eosinopenia constituyen un importante medio para diagnosticar una superproducción de cortisol por las glándulas suprarrenales.  Paralelamente, la administración de grandes dosis de cortisol provoca una atrofia significativa de todos los tejidos linfoides del cuerpo...Esto puede provocar a veces una infección fulminante y la muerte en el caso de enfermedades que de otro modo no habrían sido mortales, por ejemplo una tuberculosis fulminante en una persona en la que esta enfermedad había sido controlada. (pág. 965)

 

Esta descripción de muertes que tienen lugar en el curso de infecciones que “de otro modo no habrían sido mortales” recuerda puntualmente lo que sucede en el SIDA y que habitualmente se incluye en la cuenta del VIH.

 

Numerosos estudios han establecido una relación entre los niveles de cortisol y la disminución de los CD4. Algunos han establecido una relación análoga en lo que concierne a la epinefrina. Estas dos hormonas son vertidas a la sangre durante los períodos de estrés; o cuando se las inyecta al ser humano o a los animales de laboratorio, resultando de ello una inmunosupresión (Crary 1983ª, 1983b, Tornatore 1998). Tornatore, por ejemplo encontró reducciones del 70% en el número de CD4 en personas, jóvenes o mayores, a las cuales se había inyectado un análogo sintético del cortisol llamado metilprednisolona. Después de una sola inyección, eran necesarias de 8 a 12 horas para que el número de linfocitos volviera a la normalidad.

Es importante señalar que los estudios han demostrado que este no es el único mecanismo. El cortisol y la epinefrina son producidos por las glándulas suprarrenales, pero cuando se les quita estas glándulas a ratones, estos continúan manifestando una reducción del numero de células T si son sometidos a estrés (Bonneau 1993, Esterling 1987, Keller 1983).

 

Numerosos estudios han mostrado que las personas que testan seropositivas tienen tasas elevadas de cortisol. Algunas manifiestan respuestas disminuidas a los incrementos de la producción de cortisol cuando se las estimula, lo que indica la presencia de un estrés crónico acompañado de una superproducción crónica de cortisol (Membreno 1987, Christeff 1988, 1992, Verges 1989, Azar 1993, Coodley 1994, Lewi 1995, Lortholary 1996, Nunez 1996, Norbiato 1996, 1997). Por ejemplo,  Norbiato et al. (1997) compararon pacientes de SIDA con personas sanas seronégativas. Hicieron dos grupos con los pacientes de Sida, los que tenían una afinidad de los receptores de cortisol normal (AIDS-C) y los que tenían una afinidad débil (AIDS-GR), y compararon esos dos grupos con las personas sanas. Cuando compararon los niveles de cortisol en las orinas de 24 horas después de la inyección de cortisol, constataron que el grupo AIDS-GR tenía 451 microgramos/24h mientras que las personas sanas no tenían más que 79. Las personas con SIDA excretaban alrededor de 6 veces más cortisol que las personas sanas. El grupo roupe AIDS-C tenía niveles de 293 microgramos/24h, o sea 3,7 veces la tasa normal. La tasa de cortisol en sangre era igualmente casi 3 veces más alta en el grupo AIDS-Gr que en las personas sanas. El comentario de los autores del estudio es revelador:

 

En el SIDA, la interacción normal en el eje hipotálamo/hipofisario está alterada. Esto se traduce en una hipersecreción de cortisol que provoca una inmunosupresión. En el caso de la mayoría de los pacientes, este fenómeno persiste durante toda la enfermedad. (pág3262)

9288858666?profile=originalLos niveles más altos entre los indicados son comparables a los que se encuentran generalmente en los pacientes con enfermedad de Cushing. Esta enfermedad se traduce en una superproducción de cortisol que entraña una severa inmunosupresión y da lugar a infecciones oportunistas, trastornos neuropsiquiátricos, el desfallecimiento de los músculos, estados de debilidad y formación de depósitos grasos en la parte superiro de la espalda, la cara y el vientre (Britton 1975, Momose 1971, Robbins 1995, Starkman 1992).

 

Varios estudios han demostrado una conexión entre un nivel alto de estrés y una disminución selectiva de los CD4, a menudo acompañada de un aumento en los CD8. Sin embargo, uno de los problemas que se encuentra cuando se intenta comparar la inmunosupresión debido al estrés y la que se ve en los enfermos de SIDA es que la mayoría de los investigadores no consideran que el número de CD4 constituya un buen indicador del estado inmunitario, y en consecuencia no miden su número. En lugar de esto prefieren medir la capacidad de respuesta de los linfocitos que casi siempre está disminuida en los estados de estrés psicológico crónico (Antoni 1990, Kiecolt-Glaser 1988). Existen sin embargo estudios que examinan las células T en períodos de estrés y vamos a dar cuenta de ellos aquí, empezando por los resultados obtenidos en los primates no-humanos siguiendo después con varios estudios llevados a cabo en humanos.

 

Aislamiento social y nivel de cortisol en primates no-humanos

 

Sapolsky y otros (1997) estudiaron los efectos del aislamiento social y del estatus de oprimido sobre los niveles de cortisol en 12 babuinos salvajes. Encontraron en los seis babuinos más aislados socialmente niveles de cortisol cuatro veces más altos que en los otros seis, lo que constituye una diferencia enorme. He aquí algunos extractos del reporte de los investigadores:

 

L hipersecreción de glicocorticoides (superproducción de cortisol) puede tener efectos deletéreos sobre las defensas inmunitarias, el metabolismo, la fisiología de los órganos de reproducción, la reparación de tejidos y el estado neurológico...

Los datos detallados sobre el comportamiento social de los machos adultos fueron recogidos en los dos meses que precedieron a la anestesia. Esta recogida se inscribía en el contexto de un estudio más extenso, que comprendía varios años, que observaba el comportamiento social del los babuinos adultos machos. Este estudio intentaba examinar las correlaciones entre el estatuto social y la superproducción de cortisol. (pages 1137-8)

Los machos socialmente aislados presentaban una concentración de cortisol significativamente más alta que los machos con buena inserción social (850 mmol/L para los seis babuinos más aislados, 213 mmol/L para los que tenían buena inserción social. (page 1141, figure 1)

En un anterior estudio llevado a cabo en babuinos salvajes, habíamos observado que entre los machos dominantes, los que tenían menos relaciones con las hembras y  menos interacciones sociales con los bebés tenían las tasas de cortisol más altas...Estos estudios no constituyen una demostración de la existencia de una relación causal entre los dos hechos. Sin embargo, estudios llevados a cabo en roedores y primates en cautividad demostraron la eficacia de la inserción social para mitigar las respuestas de cortisol a diferentes factores de estrés, lo que sugiere que nuestros babuinos son hipercortisolémicos porque  ne se benefician de la disminución del estrés que les procuraría una buena inserción social...Esta relación evoca la constatación clásica en medicina del comportamiento de que el aislamiento social constituye un factor notable de riesgo suplementario de mortalidad en todo tipo de enfermedades.(House 1988). Un hallazgo importante que se descubrió gracias a estos estudios es que ninguna forma específica de relación social (matrimonial, amistad, pertenencia a una comunidad), aporta un mejor protección que otra, sino que es el conjunto lo que cuenta.  Paralelamente, no observamos que uno cualquiera de los ocho criterios de integración social permitía predecir el estatus adrenocortical: es considerando en conjunto estos criterios cuando se podía hacer una predicción más precisa. (págs 1141-1142)

 

Algunos de los estudios mencionados aquí arriba por Sapolsky y otros, han sido analizados por Coe (1993). Él pasó revista a las investigaciones sobre el efecto de los factores psicosociales en el sistema inmunitario de primates no humanos. Muchos estudios han mostrado que cuando los simios jóvenes cautivos eran separados de sus amigos o de su su madre, el funcionamiento de sus células T estaba seriamente afectado. Los investigadores intentaron igualmente descubrir por qué algunos simios estaban más afectados que otros y encontraron muchas variables sutiles como los períodos y el método de separación, la edad del mono...podían tener efectos significativos. Medir los factores de soporte social o el estrés psicológico no es cosa fácil. Factores sutiles relacionados con el medio y con los mecanismos internos mediante los cuales la persona se enfrenta pueden tener un impacto importante.

Levine et al. (1996) examinaron los estudios que muestran que las relaciones sociales amortiguan los efectos del estrés. He aquí algunos de sus comentarios:

 

Nuestros estudios iniciales sobre la actividad adrenocortical en el mono ardilla mostraron que la separación de la madre y de su pequeño desencadena  un incremento llamativo de la tasa de cortisol en los dos individuos… Hemos mostrado también que la importancia de este efecto fisiológico depende al menos parcialmente del grado de apoyo social dado a la cría. Cuando la cría permanece con su madre y/o con sus padres, el amortiguamiento social del aumento de cortisol inducido por el estrés es notorio. Aumentos enormes de colesterol se producen cuando la cría es separada de su madre y colocada en un medio nuevo...Aumentos duraderos de cortisol se producen de la misma manera en el caso del adulto y del adulto más joven...(pág 211)

Las separaciones sociales pueden provocar aumentos duraderos de la tasa de cortisol cuando aunque el hecho de estar bien rodeado produce un efecto amortiguador...Desde el primer día de la separación y hasta el 21º día, la tasa de cortisol permanece más alta que antes de la separación. (page 216)

 

Una parte de los trabajos de Levine y otros se refiere más en concreto a las personas diagnosticadas VIH+. Los autores discuten los efectos de la creación de grupos sociales formados nuevamente sobre la base del estrés y niveles de cortisol en el caso de cambios mayores.

 

La novedad, la incertidumbre y la imposibilidad de hacer una previsión constituyen factores conocidos por activar el eje HPA en numerosas especies animales. Un aumento del nivel de cortisol ha sido ya señalado ya en individuos miembros de un grupo de monos-ardillas recién formado. Sin embargo, estudios recientes muestran que los cambios inducidos por la formación de un nuevo grupo dependen del estado socio-psicológico anterior de los monos. (page 218)

 

Estas constataciones son aplicables a los miembros de la comunidad homosexual que presentan una prevalencia más alta del SIDA, que habían constituido una nueva comunidad en Los Ángeles y en algunas otras ciudades. Se aplican igualmente a las personas cuyo número de contactos sociales han sido reducidos o suprimidos o eliminados debido al hecho de haber resultado positivas en los tests.

 

Artículo completo de Matt Irwin -en francés- Sida et Sorcellerie Vaudou

 

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Este artículo se publicó por primera vez en la Red Superando el sida hace cuatro años, pero en realidad fue escrito hace más de 20 años, (formaba parte del proyecto de un libro que no se llegó a concluir).

El escrito intenta refrescar la memoria sobre algunos hechos históricos documentados, desconocidos por la mayoría del público, sobre aspectos médicos relevantes que fueron posteriormente tergiversados e ignorados en medio de la retórica alarmista, puesta en práctica por agentes del CDC, para impedir el imprescindible clima de reflexión y así acallar a los voces críticas que pedían calma y reflexión.

Un buen ejemplo de esta retórica alarmista puesta en marcha por el CDC es la frase, convenientemente difundida en los medios de comunicación, que formuló uno de sus eminentes oficiales: “Cuando tu casa arde no te paras a ver por qué arde, corres a apagar el fuego”. El problema es que llevamos tres décadas corriendo de un lado a otro como pollos sin cabeza y todavía no sabemos dónde está ese fuego que hay que apagar.

Es así como los miembros de una agencia estatal de salud, lejos de comportarse de un modo prudente y proceder a realizar una investigación como Dios manda, se convierten en auténticos agitadores, creando una ola de pánico, sin precedentes en la historia médica, a partir de unos hechos que no tienen nada particular cuando se examinan con atención.  

 

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El Sida se origina en los EE UU a principios de la década de los 80, siendo imposible que pudiera originarse en ningún otro lugar del mundo, ¿Por qué? Porque sólo allí se daban las especiales circunstancias que hicieron posible ese disparate. Veamos estas circunstancias.

 

La década de los 70, una época especial                    9288845698?profile=original

 

La década de los setenta en los EE UU fue un período especial en muchos sentidos, muchos lo viviríamos aquí en España cinco, diez o veinte años más tarde, fue una época de reivindicaciones y protestas, contra la guerra de Vietnam, contra la discriminación racial, etc., etc.; cayeron tabús e irrumpieron con fuerza ideas como el amor libre, el “haz el amor y no la guerra” y el no menos tópico “sexo, droga y rock and roll”, produciéndose una especie de revolución sexual. Se produjo también en esa época un espectacular aumento en el consumo de drogas, como la marihuana, el LSD, las anfetaminas, cocaína y más tarde el crack y la heroína.  Pero sobre todo en los EE UU fue la época del movimiento gay. Vamos a centrarnos en esa importante comunidad, pues ningún episodio de aquella liberación fue más impresionante que la salida a plena luz de los diecisiete millones de hombres y mujeres de la comunidad homosexual americana, lo haremos siguiendo prácticamente al pié de la letra al escritor francés Dominique Lapierre, en su documentado libro “Mas grandes que el amor” (1).

 

El auge del movimiento homosexual   

            

Según este escritor, a raíz de ciertos actos represivos y siguiendo las consignas de sus líderes, se produce, a comienzos de los setenta, una migración de homosexuales hacia las grandes ciudades como N. York, Los Ángeles, S. Francisco, Chicago, etc., pero fue San Francisco, ciudad de tradición tolerante, la ciudad que se convertiría en la capital gay, no sólo de los EE UU sino del mundo entero. En el mismo centro de esta ciudad, en el barrio de El Castro, se constituiría la primera colonia exclusivamente gay, una pequeña ciudad dentro de la ciudad, allí un gay podía llevar una vida a plena luz, ir a cualquier sitio, al banco, al médico, de compras, etc., sin encontrar a nadie que no fuese gay. Había incluso sinagoga gay, templo protestante gay y sacerdote católico gay, que celebraban matrimonios gays. El “Día de la Liberación Gay” se reunían en San Francisco doscientas cincuenta mil personas, toda la América homosexual se daba cita allí, desde las “Taxistas Lesbianas de San Francisco”, hasta los “Cowboys gays de Nevada”, o los Indios Americanos Gays”, “Judíos Gays” o “Inválidos Gays”…

 

Una minoría “desmadrada” 

 

Pero si bien la mayoría de los homosexuales americanos se mantenía dentro de la moderación, no puede decirse lo mismo de una “minoría desmadrada”. El Castro de San Francisco, nos cuenta Lapierre, se convirtió en un auténtico supermercado del sexo. El “último grito” del sexo liberado, tanto en San Francisco como en otras ciudades, lo constituyeron las llamadas “baths houses”, unos clubs especiales, con saunas, salas de baile, alcobas privadas, salones de orgías, etc., las había con piscina, con cámaras de torturas sadomasoquistas equipadas con toda suerte de utensilios. Los “Continental Baths” de N. York ofrecían un espectáculo permanente de “varietés” y en cuanto a la legendaria “Hot House” de San Francisco, podía acoger, en sus tres mil metros cuadrados y cuatro pisos, a varios cientos de clientes a la vez. Las “baths houses” se multiplicaron por todos los EE UU, sólo en San Francisco había una docena.

Lapierre cita en su libro una encuesta de 1975 del Instituto Kinsey, la cual revela que entre los gays que acudían a esto lugares, el 45% había tenido, en 12 meses, 500 compañeros sexuales, y el 25% más de 1000. Muchos gays revelaron haberse entendido con veinte o treinta compañeros en una sola velada. Diversas sustancias químicas, como los “poppers”, favorecían estos records en la cama.

He empleado la expresión “minoría desmadrada” para referirme a ese pequeño sector de la comunidad gay, (a los que Lapierre se refiere finamente como “afectados por una verdadera explosión de la líbido”), porque refleja con bastante propiedad la realidad, y se debe dejar claro que la inmensa mayoría de ese enorme colectivo de 17 millones queda fuera de toda duda, de la misma forma que el gran colectivo de los deportistas no tiene nada que ver con los problemas que aquejan a aquellos deportistas que se dopan. Se sabe que es en esa minoría de gays donde se van a producir, en los comienzos de lo que se llama sida, la práctica totalidad de las muertes. No me anima ninguna finalidad moralista ni pretendo cuestionar el legítimo derecho de las personas a relacionarse cómo y con quien ellas desean, pero tenemos el deber de hablar claro para todo el mundo, (cosa que no se hizo en el pasado, como nos confirma el Dr. Sonnabend).

Aquella minoría de gays estaban literalmente destruyéndose, con unos excesos y errores que estaban socavando su inmunidad. Combinaron durante años, lo supieran o no, toda una serie de factores debilitantes de la inmunidad, de hecho, las primeras víctimas del sida tenían todas un montón de antecedentes médicos de enorme interés. Y aquí, lo de sus relaciones sexuales, su naturaleza o su número, es en sí lo de menos, aunque fue después en lo único en que pareció insistirse, (aunque sólo fuera para mostrarnos el medio mediante el cual “contrajeron el virus”).

 

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Los “poppers”

 

Pero detengámonos un momento en estas sustancias, cuyo uso llegó a alcanzar proporciones epidémicas a mediados de los 70 en los EE UU, unos años antes del nacimiento del sida. Como dato indicativo, el Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas informó que en 1979-1980 más de 5 millones de personas en los EE UU tomaron nitritos inhalados (“poppers”), al menos una vez a la semana (2).

El uso de “poppers” es algo que ha sido casi por entero exclusivo de los homosexuales. Son pequeños frascos, (al final se vendían ya por botellas), que contienen una mezcla de isobutil nitrito y otros sustancias químicas. Cuando se inhala, un poco antes del orgasmo, parece aumentar y prolongar la sensación placentera. Los “poppers” facilitan la penetración anal, aliviando la sensación dolorosa. Producen adición, al menos psicológica.

Los nitritos inhalables, (alquilnitritos, amilnitritos, butilnitritos), producen relajación de la musculatura lisa, (coo la existente en las arterias y arteriolas del corazón), es debido a esta razón por la que se han recetado para la angina de pecho y el dolor cardíaco, por la vasodilatación que producen, bien es cierto que a dosis muy inferiores que las usadas cuando se emplean como afrodisíacos. Entre otros efectos nocivos, (volveremos más adelante sobre estas sustancias), está el ser unos potentes agentes cancerígenos, íntimamente ligados con el sarcoma de Kaposi (3).

 

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El escenario desde el punto de vista sanitario

 

Todos estos excesos tenían que reflejarse forzosamente en las estadísticas sanitarias y así, cita Lapierre en su libro, una estadística del Departamento de Salud de 1973 indicaba que 2/3 de los homosexuales habían sufrido, como mínimo, de alguna enfermedad venérea y, aunque los responsables de las mismas pertenecían a una minoría, producían entre el 50-60% de todos los casos de sífilis y blenorragia de los EE UU. En 1978 otra estadística señalaba que, en tres años, el número de hepatitis e infecciones intestinales se había duplicado. En 1980, el Departamento de Salud de San Francisco precisaba que entre el 60 y 70% de los homosexuales de S. Francisco estaban contaminados con el virus de la hepatitis B.

Pero entre los heterosexuales la cosa no andaba mejor. En 5 años, del 1971 a 1976, el número de casos de blenorragia prácticamente se duplicó, y sólo hablamos de los casos declarados. Con respecto a la sífilis, de 1960 a 1980 aumentó en un 300%.

 

Opiniones de médicos de aquella época ante este panorama

 

El Dr. Joseph Sonnabend, que sería pionero en el estudio del sida y que más tarde crearía y presidiría la Fundación Americana para la Investigación del Sida, está considerado uno de los mayores expertos de los EE UU en enfermedades infecciosas. En el año 1977, el Servicio de Sanidad de la ciudad de N. York le encargó de la enseñanza en su departamento de enfermedades venéreas. En el año 1979 abriría una consulta en pleno centro del barrio gay de N. York. En declaraciones hechas a Lapierre, recordando aquello, confiesa: “Era una locura, numerosos médicos se habían instalado en aquel sector particularmente expuesto. Cuidaban en cadena casos de blenorragia, de sífilis, de infecciones parasitarias. En aquella época los antibióticos eran  la panacea. Con una o dos inyecciones de penicilina se curaba la sífilis. Y sólo costaba veinticinco o treinta dólares. No se hacía ninguna investigación profunda y la misma idea de investigación era totalmente ajena a los médicos. Lo más trágico era su negativa a hacer un papel educador con sus pacientes. La menor sugerencia, la menor advertencia sobre los peligros que les hacía correr su estilo de vida podía ser tomada por un juicio de moralidad. Era la mejor manera de perder la clientela. De todos modos, lo mismo si se trataba de médicos que luchaban sobre el terreno que de los responsables del Centro de Control de Enfermedades Infecciosas, en Atlanta, y del Departamento Federal de Salud, todo el mundo consideraba que era inútil, e incluso fútil, tratar de modificar el comportamiento de la población; que la única actitud realista era curarlos lo antes posible. Preferían decir a la gente: Continúen hundiéndose, nosotros nos ocuparemos de los daños”.

Sonnabend fue testigo aquellos años de finales de los 70 de cómo las infecciones venéreas clásicas deban paso a nuevas patologías, como por ejemplo, hepatitis víricas, erupciones gigantes de herpes genital, o infecciones de virus especialmente agresivos como el citomegalovirus, que atacaba los pulmones y el tubo digestivo. Pero era sobre todo el carácter repetitivo de esos problemas lo que al Dr. Sonnabend le parecía más grave. Algunos pacientes tenían historiales de 10 ó 15 blenorragias, otros padecían de herpes repetidos y otros vivían con los ganglios permanentemente inflamados. Según el Dr. Sonnabend, saltaba a la vista que el cuerpo humano no podía resistir tantos ataques sin que algo fallase, él estaba cada día más convencido de una cosa: el sistema inmune se estaba desmoronando.

Otro médico que por aquel entonces desempeñaba su trabajo en medio de una clientela donde predominaban los gays, era Joel Weisman, un médico internista de Los Ángeles. Weisman gozaba del favor de los gays porque él mismo lo era. Al igual que el Dr. Sonnabend, Weisman manifiesta haber atendido en aquella época, (a partir de 1977-78), a cada vez más hombres jóvenes que sufrían de fiebre muy alta, de sudores nocturnos, de diarreas, de toda clase de infecciones parasitarias y sobre todo de ganglios muy aumentados, como huevos de paloma, en el cuello, axilas e ingles. Había casos de mononucleosis, hepatitis, numerosos casos de herpes y bastantes infecciones venéreas. Él también curaba y callaba.

 

Reflexiones desde el punto de vista médico y del sentido común

 

Es de suponer que en aquellos tiempos centenares de médicos estuvieran presenciando en sus consultas decenas de casos similares. Pues bien, es en este medio, en esas circunstancias espaciotemporales, donde se va a producir el nacimiento de uno de los mitos más falaces y destructivos de toda la historia de la medicina: el Sida, pero el Sida “moderno”, el que conocemos hoy en día, ese que está causado supuestamente por un virus mutante y prodigioso, porque lo que es el sida como inmunodeficiencia adquirida, a secas, ya era conocido desde mucho tiempo antes y se venía dando desde hacía décadas en los EE UU y en cualquier parte. Este viejo sida, ni siquiera deberíamos referirnos a él en singular, sino en plural, pues había muchos, así por ejemplo:

-         El sida de los desnutridos, el que siempre ha existido en zonas como África, el sida del hambre, las guerras y la pobreza.

-         El sida de los alcohólicos, el alcohólico, como es sabido, es un inmunodeficiente por varias razones: porque su hábito conlleva una desnutrición crónica, con carencia de ciertos nutrientes necesarios para la formación y maduración de los leucocitos (células de la inmunidad).

-         El sida de los que reciben derivados sanguíneos periódicamente, como es el caso de los hemofílicos, enfermedad de pronóstico muy severo hace más de 20 años, cuyo horizonte de vida ha aumentado considerablemente tras la introducción de derivados sanguíneos purificados.

-         El sida de los toxicómanos: el de los heroinómanos, el de los consumidores habituales de cocaína, el de los consumidores de crack, etc.

-         El sida de los recién nacidos de madres con habituación a drogas, desde madres adictas a la heroína, a la cocaína, los “niños del crack”, etc.

-         Los sidas debidos a ciertos medicamentos, como los citostáticos o fármacos de quimioterapia del cáncer, el consumo prolongado de corticoides o el consumo intensivo de antibióticos.

-         Etc., etc.

Todos ellos son sidas, bien es cierto que reversibles y curables en la mayoría de los casos, siempre que no lleguemos a un punto de no retorno por la prolongación en el tiempo, su intensificación o la combinación de varias causas juntas.

Estas patologías se irían agravando, apareciendo procesos aún más serios todavía, que denotarían una claudicación total del sistema inmune, todo ello en los años siguientes, se empezaría entonces a hablar del sida, para acabar finalmente atribuyéndosele todo el mal a una especie de virus “Rambo”, al que le serían atribuidas unas propiedades totalmente fuera de lo común, un hipotético ente, jamás visto, el “virus VIH”.

Aunque analizaremos los elementos más relevantes que dieron como resultado la actual visión del virus del sida, se perfila ya con claridad, para todo aquel que tenga dos dedos de frente, una cuestión: ¿Es necesario un virus prodigioso para explicar el derrumbamiento del sistema inmune con este panorama? Todavía más: ¿Cabe esperar que alguien puede mantenerse sano de esta forma? Se nos pintaría después esta situación de otra forma, la de unas personas que estaban “sanas” y tuvieron la “mala pata” de pillar por ahí un virus letal, como el que pilla una gripe o unas ladillas. No hay nada más falso, como veremos.

Pero la idea de un virus del sida para explicar todas estas enfermedades y muertes fue en su día muy bien aceptada por la mayoría de los líderes gays. Por otro lado, un virus igualitario afectando a todo el mundo parecía ser en aquel momento una salida “políticamente correcta”, que evita la toma en consideración de la propia responsabilidad y el papel que las personas jugamos en nuestra salud.

 

El problema de la inmunodeficiencia dentro de su contexto histórico

 

Los usuarios asiduos de las “baths houses”, con su politoxicomanía en muchos casos, su promiscuidad favorecida por “poppers”, que entrañaba toda una colección de infecciones, (que iban a precisar del correspondiente uso de antibióticos), no presentaban en realidad ningún nuevo sida, sino el de siempre, sólo que con un grado e intensidad mucho mayor, como corresponde a una mayor intensificación de las causas que lo originaban. Quizás fuera esa una de las causas por las que durante años no se realizó ninguna investigación médica profunda, como señaló Sonnabend, a pesar de la amplitud del problema. Hay que esperar a que se empiecen a presentar casos que ya demuestran un desmoronamiento del sistema inmune para que se empiece a dirigir la atención de los investigadores hacia lo que estaba pasando.

La década de los 70 en los EE UU representa un auge, sin precedentes en la historia médica, de ciertos factores inmunodebilitantes, conocidos la mayoría de ellos por la medicina desde hacía muchos años. El hecho de que algunos de estos factores fueran factores médicos, (antibióticos, por ejemplo), explica también la poca importancia concedida a los mismos en los textos de medicina. Los médicos tradicionalmente hemos sido siempre muy poco críticos con los daños que nosotros mismos provocamos. Y cuando se empiece a hacer una investigación un poco más profunda del fenómeno que años más tarde acabará conociéndose como sida, no será esta, como tendremos ocasión de comprobar con escandalosa claridad, una investigación marcada por la objetividad que debe presidir toda investigación, sino que será una investigación marcada por el sensacionalismo y ¿Cómo no? Por los intereses.

¿A quién le puede interesar encontrar una causa infecciosa para el sida? Pues a los que viven de las enfermedades infecciosas, por lo que no debemos extrañarnos cuando veamos que el CDC, Centro para el Control de las Enfermedades Infecciosas de Atlanta, juegan un papel destacado y determinante desde el primer momento, manipulando los datos de un modo descarado a favor de una causa infecciosa viral. Paralelamente, ¿A quién le pueden interesar los virus? Pues a los virólogos que viven de ellos y después de la fracasada búsqueda de la vacuna del cáncer de los años 70, estos, que habían sido quienes habían acaparado los cuantiosos fondos federales para esa investigación, no sólo no veían un dólar, sino que había un ejército de ellos en situación de disponibilidad, llamémosle paro. Uno de estos “cazadores de virus”, (expresión del Dr Duesberg para referirse a los virólogos), como veremos, jugaría un papel clave en todo este asunto, el influyente y nada escrupuloso Robert Gallo.

 

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(1)   Dominique Lapierre, “Más grandes que el amor”, edit. Planeta/Seix Barral, 1993. Este libro, aunque está escrito desde la perspectiva de un escritor que nunca dudó de la validez del planteamiento oficial del Sida, contiene los testimonios de todas aquellas personas que jugaron un papel relevante en la construcción del mito, salvo indicación expresa en contra proceden de este libro la mayoría de las declaraciones de médicos y personajes que se citan en este artículo.

(2)   Duesberg, Peter, “Sida adquirido por consumo de drogas y otros factores de riesgo no contagiosos”, Rev. Medicina Holística, núm 33-34, pág. 179.

(3)   John Lauritsen, “Poppers and AIDS”, New York Native, 12 agosto 1985.

 

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Artículos relacionados de interés: 

 

 - La construcción del mito 1ª parte https://superandoelsida3.ning.com/profiles/blogs/la-construccion-del-mito-del

 

- La construcción del mito 2ª parte https://superandoelsida3.ning.com/profiles/blogs/construyendo-el-mito-del-sida

 

 

- Disparates de antología para la historia https://superandoelsida3.ning.com/profiles/blogs/disparates-de-antologia-para-la-historia-como-construyo-el-cdc-el

 

 

 

 

Leer más…

                          (Dedicado al colectivo homosexual, con motivo del Día del Orgullo Gay)

 

En julio del año 2000, con ocasión de la Conferencia Internacional de SIDA de Sudáfrica, el que era presidente en aquel momento de ese país, Thabo Mbeki, convocó un panel de científicos, en el que intervinieron defensores de la teoría del virus del sida vigente actualmente junto a científicos que discrepan desde hace más de 20 años de ese punto de vista, para que debatieran sobre la cuestión. A pesar de que ese debate fue boicoteado por los científicos oficialistas a poco de comenzar, demostrando con ello que no tenían -ni tienen- argumentos científicos sólidos que respalden su punto de vista, la iniciativa propició un mínimo contacto entre los miembros de ambas posturas.

En uno de esos diálogos entre oficialistas y disidentes, la directora del SIDA del CDC, Hellen Gayle, según comentó el Dr Giraldo en la conferencia de sida disidente de 2002 de Barcelona, preguntó sobre el por qué de la obsesión de los disidentes con el CDC y el INH…la doctora Gayle indicó que era posible que el CDC reconociera algunos errores…pero, preguntó: ¿Qué es lo que vds quieren..? ¿Por qué siempre nos señalan…?

El doctor Giraldo no se anduvo por las ramas y cuenta que le respondió: porque está escrito para la Historia en las publicaciones de ustedes que fueron ustedes quienes crearon el mito de la transmisión, fueron ustedes los que crearon un virus que no existe, y eso el mundo se lo va cobrar…

En esa charla, Las Caóticas Consecuencias del Mito de la Transmisión del Sida, el Dr. Giraldo nos mostró, ilustrándolo con ejemplos tomados de las publicaciones médicas y científicas en los primeros momentos del SIDA, en especial las aparecidas en el Boletín Epidemiológico Semanal del CDC, cómo se fue creando el mito de la transmisión del sida a partir de noticias y artículos, (convenientemente aireadas en los medios), sin que en ningún momento hubiera pruebas que lo respaldaran, es decir, sin que hubiese en ningún momento estudios o datos científicos serios que avalaran lo que se estaba publicando.

 

                             CÓMO CONSTRUYÓ EL CDC EL MITO DE LA TRANSMISIÓN

 

- El comienzo, junio de 1981: Como todo el mundo sabe, se puede decir que la historia del SIDA comienza con la publicación, el 5 de junio de 1981, en el boletín epidemiológico semanal del CDC, de un artículo del Dr. M. Gottlieb donde se informa de la aparición de cinco casos de neumonía por neumocitis carini en 5 jóvenes gays, casos que pasarían a ser reconocidos como “los 5 primeros casos de la historia del SIDA”.

Pero, ¿Qué es lo que se sabía de ese tipo de neumonía? ¿Estábamos realmente ante los primeros 5 casos de la historia del SIDA?

La respuesta, según explicó el Dr. Giraldo, es que, según una revisión publicada unos años antes sobre la neumonía por neumocistis en los EE UU, (1974 Walter et al. Pneumoystis carinii in The United States: Epidemiology, diagnostic & clinical features. Ann Intern Med; 80: 83-93), la presencia de esta enfermedad venía en aumento desde hacía años ya en el país. En esa revisión se documenta que, desde la aparición del primer caso en los EE UU en el año 1955, hay un período de 12 años, es decir, desde 1955 hasta 1967, donde se producen 107 casos, pasando de 1967 a 1970, es decir, en sólo tres años, a 194 casos. Así las cosas, es de suponer que, en 1981, es decir, 7 años más tarde de la publicación de esa revisión, habría ya como mínimo cientos de casos de neumonías por neumocistis por todo el país, por lo que en principio no habría que darle mayor importancia.

Pero vayamos a la noticia de esos 5 casos, porque es aquí, según el Dr. Giraldo, donde el CDC puso la primera piedra de la construcción del mito de la transmisión del sida, al relacionar esas neumonías, en personas que no habían tenido contacto entre ellas, con un agente infeccioso común, como figura en la editorial de su boletín epidemiológico semanal. La idea, realmente nueva, que el CDC plantea, es que, como son gays, debe de tratarse de un problema transmisible a través de contacto sexual (MMWR 30: 250-242).

Sin embargo, en las 46 líneas de su reporte, el inmunólogo Mikel Gottlieb da unos datos que el CDC pasa alegremente por alto, y es que esas cinco personas tenían un grave historial de enfermedades sexualmente transmisibles y los cinco inhalaban sustancias tóxicas, (es decir, poppers). 

No es necesario decir que la simple mención de la posibilidad de la aparición de algo de carácter contagioso, sin que existiera dato alguno que lo confirmara, supone, además de un alarmismo innecesario con claros tintes moralistas y homofóbicos, una grave irresponsabilidad, que cobra aún más relieve cuando es precisamente un organismo sanitario, precisamente quien con más prudencia debería actuar en estos casos, quien lo desencadena.  

 

- En los meses sucesivos, como consecuencia de la labor del CDC se desencadena en los EE UU una ola de pánico, siendo frecuente que en los hospitales se rechace atender a pacientes de los que se sospecha que puedan padecer la “extraña nueva enfermedad”, en otros casos las bandejas de comida se amontonan a la puerta de las habitaciones de los enfermos, donde el personal del hospital no quiere entrar por miedo al contagio, volviéndose bastante común, entre médicos y personal sanitario, la expresión “The Wrath of God”, la cólera de Dios, (el castigo divino para los viciosos)..

Se acuña en esos momentos la expresión GRID (Inmunodeficiencia Relacionada con Gays), para designar esta nueva patología, expresión que se cambiará por la de SIDA en 1982 cuando se incluyan, sin que exista tampoco base sólida alguna, otros grupos (adictos drogas intravenosas, hemofílicos, bebés…incluso en un primer momento se incluye a los haitianos), en este peculiar síndrome.

 

- El Protocolo 577: Es en ese otoño de 1981 cuando el CDC pone en marcha una iniciativa que supone otro paso importante en la construcción del mito de la transmisión del sida: el estudio epidemiológico, modelo de chapuza y ciencia basura, conocido con el nombre de Protocolo 577, (no constituyó ninguna sorpresa comprobar que, cuando se quiere indagar en Internet por ese estudio, no aparezca prácticamente referencia alguna, a pesar de que en el libro de Domique Lapierre “Más grandes que el amor” se le dedican nada menos que siete páginas, de la 104 a 110).

El Protocolo 577 se comenta ampliamente en el trabajo, realizado hace unos años, sobre la construcción del mito del sida (primera parte), por lo que sólo se tocarán algunos puntos del mismo, por ejemplo, el de las conclusiones, las cuales eran que “lo único relevante que se apreciaba en los homosexuales aquejados de inmunodeficiencia seria era el elevado número de relaciones sexuales que habían tenido, por lo que la causa tenía que ser transmisible”.

No es necesario ser un avispado epidemiólogo para ver que esas conclusiones, en especial lo de: …”lo único relevante era el elevado número de relaciones sexuales que habían tenido”, son sencillamente imposibles.

Veámoslo más en detalle: Si estas personas tenían más relaciones sexuales entonces tenían que tener, por fuerza, más enfermedades sexualmente transmisibles, (salvo que usaran preservativo, algo que como sabemos se introduce después), igualmente tenían, por fuerza, que hacer un uso mucho mayor para tratarlas de antibióticos, (y qué antibióticos), a lo que se suma la fuente de esa “líbido desbordada”, es decir, los afrodisíacos usados para facilitar las relaciones anales, los poppers, agentes químicos inmunosupresores y mutágenos, usados profusamente por esta minoría desmadrada de gays americanos aquejados de inmunodeficiencias graves.

Por otra parte, la segunda parte de esa brillante conclusión a la que llegaron los astutos sabuesos médicos-policías del CDC de Atlanta, lo de “tienen muchas relaciones luego tiene que ser un agente transmisible”, es algo que pasará a la historia, (al igual que la de “debe ser infeccioso porque son gays”), de los grandes disparates médicos.

Estas conclusiones son de hecho tan absurdas que, cuando directivos del CDC acuden con ellas, para interesarlo en la cuestión, al mismísimo Robert Gallo, el veterano “cazador de virus” no se siente en absoluto atraído y estas son sus propias palabras, para intentar explicar su desinterés inicial por la cuestión:

“Aquel asunto era extraño, ciertamente. Pero ¿Acaso la investigación no está hecha de cosas extrañas? En realidad, lo que no me convencía de aquella aventura era su aspecto sensacionalista, con todo lo que ello comportaba de turbio y un poco repugnante…” (Dominique Lapierre, Mas grandes que el amor, pág. 140).

 

- Un año después, en 1982, el mismo CDC explica en su boletín que el SIDA es causado por un agente no identificado que se transmite por sangre”(MMWR 31: 465-467).

 

- Ese mismo año 1982, en noviembre, el CDC sigue diciendo en su publicación: “la etiología de esta enfermedad es desconocida, pero una hipótesis coherente con las observaciones es la existencia de un agente transmisible…” (MMWR 31:577-580)

 

- En diciembre de 1982, el Dr. Artur Amman, del CDC, insiste en lo mismo, “que a pesar de que la causa del SIDA permanece desconocida, el hecho de que estos problemas se presenten entre varones homosexuales y drogadictos intravenosos sugiere que el SIDA puede ser causado por un agente infeccioso transmisible a través de contacto sexual o de exposición a sangre o productos sanguíneos” (MMWR 31: 652-654).

Sin embargo, como apuntó el Dr. Giraldo, no existía ninguna investigación científica que confirmara nada de esto, se trataba simplemente de un rumor que el CDC fue difundiendo a través de sus publicaciones sin tener base alguna.

 

- También en diciembre de 1982, a raíz de la aparición de inmunodeficiencias en niños el Dr. Artur Amman sugiere que estos problemas son debidos a un agente infeccioso transmisible, es aquí cuando surge la idea de la transmisión del SIDA de madre a hijo (MMWR 31:665-667).

Pero, como comentó el Dr Giraldo en su conferencia, cuando se va a examinar la documentación de este estudio, se trata de madres que usaron drogas intravenosas durante su embarazo.

 

- En el año 1983, nuevamente el CDC publica en su revista un artículo que hace referencia a un estudio hecho sobre del SIDA en prisiones, donde se concluye que “van en aumento las observaciones que sugieren que el SIDA es un problema transmisible a través de contacto sexual y de exposición a sangre o productos sanguíneos”. (MMWR 31: 700-701)

 

- Ese mismo año, 1983, en el mes de mayo, el CDC, la Oficina de Drogas y Alimentos de los EE UU (FDA), y los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), publican un artículo que es histórico en el caos del sida, según Giraldo, es decir, más de un año antes de que la declaración del supuesto descubrimiento del “virus del sida”, estas tres agencias publican, como si estuvieran ya seguras de su punto de vista, un artículo donde dan recomendaciones sobre cómo se debe prevenir el sida (MMWR 32:101-104).

 

- También en mayo de 1983, (más de un año antes del anuncio del supuesto descubrimiento del fenómeno que luego se conocerá como VIH), el CDC, el Instituto Nacional del Cáncer de los EE UU (NCI), los Institutos Nacionales de la Salud (NHI), la Universidad de Harvard y el Instituto Pasteur de París publican un artículo donde explican que “se está aislando un virus que muy probablemente es la causa del sida” (MMWR 32:233-234)

Pero, como en los casos anteriores, cuando vamos a ver las referencias científicas, lo que consta es:

1-      Gallo:”Está en publicación”.

2-      Gallo:”Datos que no han sido publicados”.

3-      Barré-Sinoussi (colaboradora de Montagnier, del Instituo Pasteur de París):”Está en publicación”.

4-      Papovic: Idem.

5-      Essex: Idem.

Es decir, según comentó Giraldo en su charla magistral, no había nada publicado y ya todas estas instituciones estaban comunicadas entre sí y avisaban de que “se estaba aislando un virus que iba a ser la causa del Sida”.

 

- El 20 de mayo de 1983, la revista Science publica un artículo del equipo de Lluc Montagnier cuyo título es “Aislamiento de un virus de pacientes con sida” (SCIENCE 220: 868-871).

De nuevo, como explicó el Dr Giraldo, por las explicaciones de especialistas en el tema como el Dr. Etienne De Harven, sabemos hoy en día que Montagnier no aisló nada, él vio unas enzimas, unas partículas, proteínas, etc., y luego concluyeron, violando todas las normas de la metodología científica, que ese era el virus del sida que todos estaban anunciando.

 

- Un mes después, el 24 de junio de 1983, en otra editorial del CDC en su revista se afirma: “La causa del sida permanece desconocida, pero todo parece indicar que es causado por un agente transmitido por vía sexual, a través de agujas contaminadas, o menos comúnmente a través de la sangre o productos sanguíneos”. (MMWR 32: 309-311).

 

- Julio de 1983, la revista del Instituto Nacional de Cáncer de los EE UU publica un artículo, donde el Dr. Francis, del CDC, el Dr. Currant, epidemiólogo del CDC y el Dr. Essex, epidemiólogo de la Universidad de Harvard señalan las “evidencias epidemiológicas” que indican que el sida es un problema transmisible: 1) Porque la epidemia es nueva; 2) Porque apareció en áreas geográficas limitadas y ahora aparece en otras áreas; 3) Porque hay casos de grupos específicos; 4) Porque el síndrome ha aparecido simultáneamente en lugares dispares…(JNCI 71: 1-4).

Estas razones por las cuales el sida es una epidemia infecciosa violan, según Giraldo, el concepto que teníamos de problema infeccioso desde Pasteur y Koch, ellos inventan una “nueva epidemiología”.

 

- En diciembre de 1983, ante la aparición de casos de sida entre pacientes hemofílicos que habían recibido transfusiones o derivados sanguíneos, nueva editorial del CDC en su revista donde se sigue insistiendo en que “aunque la causa del sida permanece desconocida la epidemiología sugiere que tiene que ser un problema de naturaleza infecciosa transmitido a través de sangre…” (MNWR 32: 613-615).

 

- Y así llegamos al 23 de abril de 1984, que es cuando se produce un hecho histórico en el sida, la conferencia de prensa multitudinaria que hace en Washington el Dr. Gallo y la ministra de salud Margaret Heckler, donde anuncian a los periodistas que se ha aislado un virus que probablemente era la causa del sida y, como llevaban tres años anunciando que muy probablemente se trataba de un virus, incluso ya habían dado las normas de cómo prevenir el contagio, como señaló el Dr. Giraldo, todos se tragaron el cuento y lo airearon a los cuatro vientos, siendo ese el origen del cuento de la transmisión.

 

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- Un mes más tarde, el 4 de mayo de 1984, la revista Science publica un artículo de R. Gallo sobre “aislamiento frecuente de un virus en pacientes de sida” (SCIENCE, 224: 500-503).

Nótese la contradicción, primeramente Gallo hace la rueda de prensa y posteriormente hace la publicación en los medios científicos, algo que viola la metodología científica, lo lógico sería publicar primero en los medios científicos y luego hacer la rueda de prensa. Esa forma de actuar de Gallo impidió que los científicos pudieran pronunciarse sobre la cuestión, (y si lo hacían se colocaban en abierta oposición a lo que decía el propio ministerio de salud).

 

- Dos meses más tarde, el 13 de julio de 1984, el CDC publica en su revista la noticia de la supuesta detección de anticuerpos contra un retrovirus asociado causalmente al sida en la población con alta frecuencia del síndrome (MNWR 33: 377-379).

En la publicación, según Giraldo, el CDC asegura que esos anticuerpos son específicos contra el VIH, cuando no había tenido lugar ninguna publicación científica sobre la fiabilidad del test ELISA.

 

- El 15 a 17 de abril de 1985, es otra fecha histórica, según Giraldo, en la que tiene lugar en Atlanta una Conferencia Internacional de SIDA, patrocinada por el CDC, el Instituto nacional de la Salud (INH), la Oficina de Drogas y Alimentos (FDA), y la Organización Mundial de Salud (OMS, o WHO, sus siglas en inglés), a la que asisten 3000 personas de 50 países, en la que se realizan una serie de recomendaciones para los países miembros de la Organización Mundial de la Salud, como por ejemplo: 1) Cómo coordinarse entre los países para la vigilancia contra la “epidemia”; 2) Cómo coordinarse para la obtención de una vacuna; 3) Cómo entrenar a los trabajadores de la salud en hacer las pruebas serológicas (que apenas estaban en estudio, según Giraldo); 4) Conveniencia de empezar a hacer pruebas serológicas en los países donde aún no había SIDA; 5)…(WHO Weekly Epidem Rec 1985; 60: 129-139)

En esa misma conferencia de sida de 1985. En esta misma conferencia, estas organizaciones explican que es obligación de los participantes explicarle al público que el sida es una enfermedad transmisible a través de contacto heterosexual y homosexual, vía sanguínea y de madre a hijo…Algo que todos los países miembros de la Organización Mundial de la Salud deberán acatar si quieren seguir siendo miembros de esa organización.

 

- El 28 de junio de 1985 se hace la segunda definición de caso de sida, (la anterior se había hecho en 1982 e incluía una serie de enfermedades), en la que se incluye como condición, además de las enfermedades definitorias, un resultado positivo en el test. (MMWR 34: 373-375).

 

- El 22-25 de octubre de 1985 tiene lugar en Bangui, capital de la República Centroafricana, una reunión de la OMS y el CDC, donde establecen la definición de “caso de Sida” para África, en el caso de un adulto, la cual no incluye la necesidad de un resultado positivo del test, bastando para ello una colección de síntomas, como pérdida de peso superior al 10%, diarrea o fiebre durante un mes, junto a otros como ciertos problemas de piel, ganglios…Siendo la definición de caso de sida para los niños muy similar. (1985, 22-25 october WHO. Workshop on AIDS in Central Africa, Bangui, Document WHO/CDC/AIDS/85.1, Geneva).

No es necesario decir que esta definición no está basada en ningún criterio objetivo, pues esos síntomas son indistinguibles de los problemas existentes ya en África, tampoco es necesario decir que, con semejantes criterios, la “epidemia de Sida” comenzó a crecer de modo galopante.

 

- Declaración de Durban: Cuando en julio de 2000 el presidente de Suráfrica, Thabo Mbeki, decide hacer un debate, ¿Qué es lo que hacen los investigadores oficialistas convocados en vez de debatir? Pues, como no tienen argumentos para demostrar que el sida es un problema infeccioso y de transmisión sexual, deciden hacer la llamada Declaración de Durban, donde se afirma: …”La evidencia de que el sida es causado por el vih es clara y tajante, exhaustiva e inambigua y cumple los más altos estándares de la ciencia” (Nature 6 de julio de 2000, 406: 15-16)

En resumidas cuentas, se hace por declaración lo que no puede hacerse por demostración, según Giraldo.

 

- Pero eso no fue suficiente, días más tarde, el 9 de julio de 2000, el New York Times, (Pág. L-11), publica un artículo, firmado por 450 personas donde se hace constar que “la causa del sida es el vih y que argumentar lo contrario cuesta vidas”.

 

- Entre estas dos declaraciones, según Giraldo, hay varios artículos en la prensa internacional donde los investigadores del vih de EE UU y Europa solicitan a los gobiernos que dicten leyes para meter en la cárcel a los líderes de la disidencia del sida porque son un peligro para las personas de los distintos países.

 

- Pero cuando el presidente de Sudáfrica pregunta cómo es que el vih se transmite entre homosexuales en Europa y EE UU, y heterosexualmente en África, se le responde que…en el África la causa de la transmisión es la falta de circuncisión…o la promiscuidad de los africanos…diciéndose auténticas estupideces sobre las poblaciones africanas, como se puede apreciar en estas explicaciones aparecidas en las revistas de ciencia, como estas que citó Giraldo en conferencia: Por el exceso de sexualidad de los africanos, gran promiscuidad, prácticas sexuales inusuales, uso de sangre de mono como afrodisíaco…

Giraldo se pregunta cómo es posible que los investigadores norteamericanos digan estas burradas cuando fue en su país donde se crearon las baths houses o hot houses, clubs de orgías donde tenían lugar todo tipo de prácticas extrañas e inusuales en relación al sexo, con salas para prácticas sadomasoquistas con todo tipo de utensilios, con prácticas como el fisting, (introducción del puño en el recto), incluso llegándose al extremo, como comentó Giraldo en su charla, del uso de tubos especiales construidos por la industria americana para introducir ratones y conejos en el recto, o el uso de piscinas donde la gente se pueda bañar en orina y materias fecales… ¿Cómo se permiten estos investigadores hablar de prácticas sexuales “extrañas” en los africanos, de los que se ha llegado a decir que tenían relaciones sexuales con los monos verdes?

 

- Esto es lo que dice Gallo, en la revista Scientific America (1987 Gallo R. The AIDS virus, Scientific America 256: 47-56): El SIDA es el resultado probablemente de una nueva infección que comenzó en Africa Central posiblemente hacia 1950…Parece que el virus se ha diseminado en Africa mucho más rápidamente que en otras partes del mundo…Una hipótesis probable es que el virus de la inmunodeficiencia en simios se transmitió a los humanos de alguna forma, iniciándose una serie de mutaciones que dieron lugar a virus intermediarios que terminaron en el agresivo virus del sida.

Además de prejuicios raciales y creencias, ahí no hay nada de ciencia. Y eso se publica en la revista Scientific America, ¿Y quién lo publica? Nada menos que el director de los laboratorios de Biología de Células Tumorales del Instituto Nacional del Cáncer de los EE UU. Y claro, como comentó el Dr Giraldo, cualquiera que lo lea esto, dicho por una persona que ocupa un cargo tan importante, en una publicación tan importante, pensará que debe ser cierto.

 

- Por su parte, Montagnier no se queda atrás en sus especulaciones, esto es lo que dijo en el año 2000 en el libro que publicó (2000 Montagnier L. Virus. N. York: W.W. Norton& Co. page 42): Fue por 1982 que el sida comenzó a captar la atención de los investigadores. Por ese tiempo nosotros sabíamos que por el número de casos reportados en homosexuales que se trataba de una enfermedad transmisible…

No es necesario decir que estas declaraciones de estos dos investigadores sólo muestran prejuicios homofóbicos y sociales y nada de ciencia.

 

Así es, como comentó Giraldo en su conferencia de 2002 de Barcelona, cómo el CDC construyó el mito de la transmisión y, si preguntamos a cualquier médico o investigador que nos muestre dónde está la investigación científica que demuestre que esta enfermedad se transmite sexualmente, tal investigación no existe, se trata simplemente de un rumor, que el CDC lanzó, según Giraldo, y se fue transmitiendo de institución en institución.

Sobre las medidas implementadas en EE UU tras la declaración de Gallo el 23 de abril de 1984, que serían adoptadas en la práctica totalidad de los países por las consabidas presiones políticas, os recomendamos leer el artículo, publicado hace tiempo en nuestra página:

http://superandoelsida.ning.com/profiles/blogs/construyendo-el-mito-del-sida (2ª parte)

 

De enorme interés también, para quienes deseen conocer en qué circunstancias espacio-temporales se produce el nacimiento del mito del sida, qué estaba pasando en esos momentos en los EE UU y en qué ambiente tienen lugar los primeros casos que darán lugar al nacimiento de esta peculiar teoría, conocida como Teoría del VIH/SIDA, pueden consultar también los artículos:

La construcción del Mito del Sida (1ª parte)

El contexto histórico del Nacimiento del Mito del Sida

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Referencias:

Tomada de la propia página web del CDC, esta es una relación de publicaciones que fueron claves en la construcción del mito del sida:

  1. CDC. Pneumocystis pneumonia---Los Angeles. MMWR 1981;30:1--3.
  2. Hymes, KB, Greene JB, Marcus A, et al. Kaposi's sarcoma in homosexual men: a report of eight cases. Lancet 1981;318:598--600.
  3. Walzer PD, Perl DP, Krogstad DJ, Rawson PG, Schultz MG. Pneumocystis carinii pneumonia in the United States: epidemiologic, diagnostic, and clinical features. Ann Intern Med 1974;80:83--93.
  4. CDC. Kaposi's sarcoma and Pneumocystis pneumonia among homosexual men---New York City and California. MMWR 1981;30:305--8.
  5. CDC. Revision of the case definition of acquired immunodeficiency syndrome for national reporting---United States. MMWR 1985;34:373--5.
  6. CDC. Revision of the CDC case definition for acquired immunodeficiency syndrome. MMWR 1987;36(Suppl):82--94. 
  7. CDC. Impact of the expanded AIDS surveillance case definition on AIDS case reporting---United States, first quarter, 1993. MMWR 1993;42:308--10.
  8. CDC. Task Force on Kaposi's Sarcoma and Opportunistic Infections. Epidemiologic aspects of the current outbreak of Kaposi's sarcoma and opportunistic infections. N Engl J Med 1982;306:248--52.
  9. CDC. Persistent generalized lymphadenopathy among homosexual males. MMWR 1982;31:249--51.
  10. Jaffe HW, Choi K, Thomas PA, et al. National case control study of Kaposi's sarcoma and Pneumocystis carinii pneumonia in homosexual men: epidemiologic results. Ann Intern Med 1983;99:145--51.
  11. Rogers MF, Morens DM, Stewart JA, et al. National case-control study of Kaposi's sarcoma and Pneumocystis carinii pneumonia in homosexual men: Part 2. Laboratory results. Ann Intern Med 1983;99:151--8.
  12. CDC. A cluster of Kaposi's sarcoma and Pneumocystis carinii pneumonia among homosexual male residents of Los Angeles and Orange counties, California. MMWR 1982;31:305--7.
  13. Auerbach DM, Darrow WW, Jaffe HW, Curran JW. A cluster of cases of the acquired immune deficiency syndrome: patients linked by sexual contact. Am J Med 1984;76:487--92.
  14. CDC. Pnemocystis carini pneumonia among persons with hemophilia A. MMWR 1982;31:365--7.
  15. CDC. Unexplained immunodeficiency and opportunistic infections in infants---New York, New Jersey, California. MMWR 1982;31:665--7.
  16. Oleske J, Minnefor A, Cooper R, et al. Immune deficiency syndrome in children. JAMA 1983;249:2345--9.
  17. Rubenstein A, Sicklick M, Gupta A, et al. Acquired immunodeficiency with reversed T4/T8 ratios in infants born to promiscuous and drug-addicted mothers. JAMA 1983;249:2350--6.
  18. CDC. Immunodeficiency among female sexual partners of males with acquired immune deficiency syndrome (AIDS). MMWR 1983;31:697--8.
  19. Harris C, Small CB, Klein RS, et al, Immunodeficiency in female sexual partners of men with the acquired immunodeficiency syndrome. N Engl J Med 1983;308:1181--4.
  20. CDC. Possible transfusion-associated acquired immune deficiency syndrome (AIDS)---California. MMWR 1982;31:652--4.
  21. Curran JW, Lawrence DL, Jaffe HW, et al. Acquired immunodeficiency syndrome (AIDS) associated with transfusions. N Engl J Med 1984;310:69--75.
  22. CDC. Opportunistic infections and Kaposi's sarcoma among Haitians in the United States. MMWR 1982;31:353--61.
  23. Liautaud B, Laroche C, Duvivier J, et al. Le sarcoma de Kapsoi (maladie de Kaposi) est-il-frequent en Haiti? Presented at the 18th Congres des Medecins francophones de l'hemisphere Americain: Port-Au-Prince, Haita, April 1982.
  24. Farmer P. AIDS and accusation: Haiti and the geography of blame, Berkeley, CA: University of California Press; 1992.
  25. CDC. Acquired immune deficiency syndrome (AIDS): precautions for clinical and laboratory staffs. MMWR 1982;31:577--80.
  26. CDC. Prevention of acquired immune deficiency syndrome (AIDS): report of inter-agency recommendations. MMWR 1983;32:101--3.
  27. Barre-Sinoussi F, Chermann JC, Rey F, et al. Isolation of a T-lymphotropic retrovirus from a patient at risk for acquired immune deficiency syndrome (AIDS). Science 1983;220:868--71.
  28. Gallo RC, Salahuddin SZ, Popovic M, et al. Frequent detection and isolation of cytopathic retroviruses (HTLV-III) from patients with AIDS and at risk for AIDS. Science 1984;224:500--3.
  29. Feorino PM, Jaffe HW, Palmer E, et al. Transfusion-associated acquired immunodeficiency syndrome (AIDS): evidence for persistent infection in blood donors. N Engl J Med 1985;312:1293--6.
  30. Jaffe HW, Darrow WW, Echenberg DF, et al. AIDS, AIDS-related conditions, and exposure to HTLV- III/LAV in a cohort of homosexual men: a 6-year follow-up study. Ann Intern Med 1985;103:210--4.
  31. Morgan WM, Curran JW. Acquired immunodeficiency syndrome (AIDS): current and future trends. Public Health Rep 1986;101:459--65.
  32. Friedland GH, Saltzman BR, Rogers MF, et al. Lack of transmission of HTLV-III/LAV infection to household contacts of patients with AIDS or AIDS-related complex with oral candidiasis. N Engl J Med 1986;314:344--50.
  33. Castro KG, Lieb S, Jaffe HW, et al. Transmission of HIV in Belle Glade, Florida: lessons for other communities in the United States. Science 1988;239:193--8.
  34. McDougal JS, Martin LS, Cort SP, Mozen CM, Heidebrant CM, Evatt BL. Thermal inactivation of the acquired immunodeficiency syndrome virus, human T-lymphotropic virus--III/lymphaderopathy-associated virus, with special reference to antihemophilic factor. J Clin Invest 1985;76:875--7.
  35. CDC. Public Health Service guidelines for counseling and antibody testing to prevent HIV infection and AIDS. MMWR 1987;36:509--15.
  36. CDC. Recommendations for assisting in the prevention of perinatal transmission of human T-lymphotropic virus type III/lymphadenopathy-associated virus and acquired immunodeficiency syndrome. MMWR 1985;34:721--6.
  37. CDC. Human T-lymphotropic virus type III/lymphadenopathy associated virus antibody testing at alternate sites. MMWR 1986;35:284--7.
  38. Mann JM, Francis H, Asila PK, et al. Surveillance for acquired immunodeficiency syndrome in a central African city: Kinshasa, Zaire. JAMA 1986;255:3255--9.
  39. Mann JM. Presentation at XII International Conference on AIDS, June 28--July 3, 1998, Geneva, Switzerland.

 

 

 

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Fuente:https://www.holisticamente.com.ar/#!/-sida-lo-que-nunca-te-dijeron-y-por-que/

SIDA, LO QUE NUNCA TE DIJERON Y POR QUÉ

En la redacción de este artículo participaron miembros de la Red Sembremos y las fuentes bibliográficas fueron múltiples

 

1      ¿Sabías que diarios, revistas e importantes instituciones de Europa (especialmente de España) ofrecieron por ejemplo 2 millones de pesetas (antes de acuñar el Euro) a cualquier científico del mundo que demuestre fehacientemente que el HIV existe y que, en ese caso, también es la causa del SIDA y aún hoy nadie se presentó para cobrar este premio?

 

2     ¿Sabías que ser HIV positivo no significa tener SIDA ni en el presente ni en el futuro?

 

3    ¿Sabías que en realidad el SIDA (Síndrome de Inmunodefieciencia Adquirida) no es una enfermedad específica sino que significa la caída de las defensas del organismo, y esto provoca la aparición de alguna(s) de casi treinta enfermedades infecciosas, tumorales, etc. ya conocidas desde hace mucho? ¿Y que, aunque oficialmente se haya difundido la versión de que su causa es un virus, la importancia del mismo (si se confirmara su existencia) es mínima o nula comparada con la trascendencia de otros factores según evidencias científicas cuya difusión es sistemáticamente negada por intereses creados?

 

4     ¿Sabías que existen más de 5000 casos de SIDA sin HIV y que millones de HIV positivos no han enfermado de SIDA en muchos años?

 

5       ¿Sabías que los tests no demuestran estar infectados por el supuesto virus, y no detectan el HIV, sino los anticuerpos contra el mismo? Es decir que muestran las defensas contra el supuesto HIV tal como sucede con otras enfermedades orgánicas donde la presencia de anticuerpos no significa necesariamente patología alguna. El estudio llamado “Carga Viral” tiene muy poco asidero científico.

 

6     ¿Sabías que el test ELISA puede dar hasta un 80% de falsos positivos y el Western Bloot hasta un 40% por las reacciones cruzadas que presentan contra otras enfermedades como por ejemplo Hepatitis B, sífilis, esclerosis múltiple, artritis reumatoidea, etc.? Y así también en situaciones normales una de cada 150 personas presenta sero positivo el test de Western Bloot sin motivo aparente y el 12 % por tener verrugas o por el solo hecho de haberse vacunado contra la gripe.

 

7      ¿Sabías que el HIV o lo que se pretende denominar HIV destruye sólo 1 de cada 1000 células (linfocitos CD4) mientras que en la misma unidad de tiempo el organismo reproduce 30 por cada célula afectada, según lo afirma el Dr. Peter Düesberg, miembro de la Academia de Ciencias de los EEUU y candidato a Premio Nobel por sus investigaciones sobre retrovirus?

 

8       ¿Sabías que las causas del SIDA pueden estar directamente relacionadas con el Estrés Toxicológico (alcohol, drogas –especialmente la marihuana– estimulantes sexuales, antibióticos AZT...), con del Estrés Nutricional (desnutrición, exceso de proteínas bovinas como las de lácteos, carne y vacunas, aditivos...), con el Estrés Emocional (miedo a la muerte, al sufrimiento y al dolor, a la pérdida de pareja, pérdida de trabajo, a la discriminación...), con el Estrés Microbiológico, (haber tenido enfermedades como sífilis, hepatitis, gonorrea, citomegalovirus, etc.)?

 

9       ¿Sabías que hay 66 veces más suicidios entre los “HIV positivos” que entre los “HIV negativos”? Esto llevó a que el profesor Luc Montagnier, del Instituto Pasteur de Francia, descubridor del supuesto HIV admitiera en un congreso su culpa por estos suicidios al comprender que la mayor parte de “HIV positivos” no habría muerto de no haber sido por el terror hipnótico inducido por el diagnóstico.

 

10   ¿Sabías que el diagnóstico de SIDA (no el diagnóstico de ser portador de HIV) significa tener inmunodeficiencia y paradójicamente el tratamiento que utiliza la medicina oficial tiene entre otros efectos perjudiciales la inmunodepresión, ya que, por ejemplo, el AZT produce linfopenia, o sea destrucción de las células que teóricamente debería proteger con sólo una elevación transitoria de algunas de las mismas? ¿Y que incuestionables estudios demuestran que el AZT no sirve para cosa alguna, tal como sostiene nuestro compatriota el profesor César Milstein, Premio Nobel?¿Y que otros antivirales de dudosa utilidad tienen efectos adversos más devastadores aún que el AZT?

 

11   ¿Sabías que no existen estudios fehacientes que comprueben la teoría del HIV = SIDA y que, a pesar de haber gastado miles de millones de dólares durante 11 años los únicos estudios que oficialmente se llevan a cabo se centralizan en el HIV y que no se ha destinado un centavo en investigaciones que contradigan esta teoría no probada?

 

12   ¿Sabías que las personas seropositivas al HIV que no presenten síntomas de enfermedad no requieren tratamiento farmacológico alguno, sino solamente deben prevenir enfermedades por ejemplo cambiando sus hábitos, como cualquier otra persona, aunque tengan bajos sus linfocitos CD4?

 

13    ¿Sabías que si se tienen bajos los linfocitos CD4 el recibir antibióticos o sulfas por tiempo prolongado en forma preventiva puede ser catastrófico ya que el mismo profesor Luc Montagnier sostiene que el HIV actuaría solamente si es activado por micoplasmas y admite que los antibióticos y sulfas favorecen el desarrollo de micoplasmas?

 

14  ¿Sabías que las personas que tengan síntomas de enfermedad sólo requieren tratamiento de acuerdo con el cuadro clínico que presenten y deberían tratar sus enfermedades como tales, por ejemplo, su tuberculosis como tuberculosis, su micosis como micosis, su neumonía como neumonía... es decir, de la misma forma en alguien que sea HIV positivo que en alguien que sea HIV negativo?

 

15   ¿Sabías que además de tratar estas enfermedades se deberían solucionar las acusas atendiendo más a la persona que a la enfermedad ya que más importante que conocer qué enfermedad tiene una persona es conocer qué persona padece esa enfermedad, para solucionar ésta de raíz y no sólo tratar su manifestación?

 

16   ¿Sabías que un serio estudio demostró que pacientes diagnosticados como HIV positivos por ELISA bajaban drásticamente sus linfocitos CD4 luego de recibir el análisis y que pocos días después, cuando por Western Bloot se verificaba negatividad (o sea que el ELISA había sido falso positivo) con esto sólo y en pocas horas los linfocitos CD4 se normalizaban por completo demostrando claramente que más que el virus es el diagnóstico el que baja las defensas y que, en realidad, quien muere de SIDA muere de miedo o intoxicado por drogas “recreativas” o por tratamientos absurdos?

17 ¿Sabías que un grupo de eminentes retrovirólogos, epidemiólogos, inmunovirólogos, microbiólogos, biofísicos y médicos de prestigio mundial, entre los que se cuentan Premios Nobel como Cary Mulish, descubridor del método que teóricamente fotografiaría al HIV (PCR) , miembros de la Academia de ciencias de los EEUU, etc. consideran que el HIV no es la causa del SIDA y por eso se les cierra el acceso a congresos y revistas científicas oficialistas? El mismo Cary Mulish sostiene que no es HIV lo que pretenden fotografiar con su método.

 

18   ¿Sabías que el Dr. Charles Thomas Jr., Biólogo de la Universidad de Harvard , reflexiona sobre estos abnegados hombres de ciencia diciendo “siento que si los científicos permaneciéramos callados ante todas estas dudas esto equivaldría a negligencia criminal”?

 

19     ¿Sabías que Albert Einstein ha dicho “lo más importante para el avance de la ciencia es nunca dejar de cuestionar?

 

20    ¿Sabías que así como muchas personas que creen que van a tener un cáncer es muy probable que por su creencia, sumada a otros factores, se lo generen realmente, también aquellas personas convencidas de tener en su sangre un virus que terminará matándolos pueden morir realmente y que los que llevan más de 15 años como HIV positivos, gozando de buena salud, tienen en común el no haberse creído esta condena?

 

21    Continúa teniendo sexo seguro porque podrías recibir o contagiar otros gérmenes realmente perjudiciales e incluso (si existe) el HIV o partículas que positivicen la serología y, aunque esto sea intrascendente, puede generar estragos en aquellas personas que cayeron víctimas de esta “hipnosis colectiva” y que por esto crean que el supuesto HIV puede matarlos.

 

Una invitación a la reflexión para quienes sean “HIV positivos”:

 

No es novedad que el sistema de creencias es fundamental para enfermarse y para curarse –ya en la época en la que los brujos de las tribus señalaban con un hueso a un aborigen, diciéndole que en poco tiempo moriría, el mismo terminaba realmente por morir. En cambio los conquistadores, a quienes los brujos señalaban con su hueso, no registraban problema alguno, pues en su sistema de creencias no figuraba la programación de tener que morir por ser señalados por este hueso. Lo importante es salir de la hipnosis. Se puede, claro que sí. Pero la pregunta es ¿quieres salir de la hipnosis o es más fácil echarle la culpa a un virus “asesino” en vez de dejar de drogarte y de autodestruirte, quizás con promiscuidad sexual u otras formas caóticas de vida? Si no es tu caso pero eres HIV positivo, recuerda que el miedo-pánico puede matar más que cualquier virus.

Si crees que los cócteles medicamentosos pueden curarte, y siempre que no contengan AZT, ¡adelante! Si tienes fe en ellos, a lo mejor, por un tiempo pueden ayudarte. Pero puedes imaginarte de lo que hay que detrás de los informes de cargas virales. Creer en la versión oficial te lleva a depender de la medicación y de los gobiernos que te la suministran para sentirte “protegido”. No creerla, y creer que la solución en realidad está adentro de ti, es mucho más interesante y te permitiría ser y sentirte libre. Tú eliges qué creer, y lo que creas, muy probablemente así será (con tal de que hagas lo que corresponde hacer). Richard Moos dice algo que quizás te ayude a tomar la decisión correcta: “Más que el hecho de que Dios exista, o no, lo realmente crucial es la actitud positiva de quien cree en Dios, comparada generalmente con la actitud negativa y escéptica de aquél que no cree o deja de tener fe en Dios por algún motivo”

 

Si bien muchos pacientes que eran HIV positivos pudieron negativizarse, y otros con SIDA avanzado lo revirtieron por completo, lo más importante no es lograr esto, sino descubrir el mensaje que el HIV nos trae. Según Elizabeth Kübler Ross

EL SIDA ES LA ÚLTIMA OPORTUNIDAD QUE ESTE TIEMPO NOS BRINDA PARA ABRIR NUESTROS CORAZONES Y EXPANDIR NUESTRA CONCIENCIA.

LA EDUCACIÓN PARA LA SALUD Y LA PAZ, INDEPENDIENTE DE INTERESES SECTORIALES, ES LA MEJOR PREVENCIÓN DE ENFERMEDADES.

Esta información forma parte de la vacuna social contra el SIDA. Difúndela.

 

TODAS ESTAS ACTIVIDADES SE REALIZARÁN EN MEDRANO 627 C.A. BS. AS.
INFORMES EN GENERAL 011-1550023091  elumbral3@yahoo.com.ar

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“MIEDO Y ASCO EN GINEBRA”, Reflexiones sobre el lamentable estado del periodismo del SIDA.

Artículo de CELIA FARBER, (Traducción: Francisco Martín)

 

He asistido como periodista a ocho congresos internacionales sobre el SIDA, en Washington, Montreal, San Francisco, Estocolmo, Florencia, Berlín, Vancouver y, este año, en Ginebra.

Todos han sido igualmente horrendos y una pérdida de tiempo para un periodista. Voy a ellos más que nada para corroborar mi convencimiento de que el SIDA –toda la industria y aparato social que mueve- es de raíz un sistema totalitario. Quiero decir con ello que propugna una ideología única que trata de afianzar su dominación obstaculizando sistemáticamente cualquier idea que pretenda ir en contra. No es un lugar para periodistas.

Los “medios de comunicación”, en la medida en que hacen acto de presencia, acuden sólo por motivos decorativos. Si un periodista audaz plantea una pregunta –una auténtica pregunta- se enfrenta a un mar de ceños fruncidos y bufidos. Te cierran el micrófono y he visto llamar a los guardianes y expulsar a un periodista del país, (en Alemania concretamente), por plantear preguntas no gratas al aparato del SIDA. La temática de estos congresos es el afianzamiento de una ideología y no su cuestionamiento. En otras ocasiones he dicho que son como el “Desfile de Octubre” del partido del Sida.

Comprendo que, el estadounidense medio, cuando digo “SIDA” piensa quizá en Liz Taylor o Elton John, en lazos rojos, marchas, velas y cosas amables. Puede que todo esto sea muy bien intencionado, pero la fuerza real que mueve la superestructura del SIDA, lo que subyace a la pátina de bondad, es una industria terrible, implacable, amoral: la industria farmacéutica. Volveré enseguida sobre los medios de comunicación; primero voy a dar datos sobre mi afirmación.

Estos “Congresos internacionales sobre SIDA” no son más que microcosmos de la industria del SIDA, financiados, promovidos y dirigidos por la industria farmacéutica. Este año, en Ginebra, había anuncios farmacéuticos pegados en las cintas transportadoras de equipajes del aeropuerto.

En todos los congresos, los gigantes de la industria farmacéutica sientan sus reales en una superficie equivalente a la de un campo de fútbol con sus anexos: un poblado de pabellones con pantallas de vídeo, pilares gigantescos, muestras interactivas y toda clase de regalos, incluídos CDs, vídeos, bolsas, condones, helados, bombones y cualquier cosa que se les ocurra para atraer a sus stands a los delegados que han ido al congreso.

Glaxo-Wellcome, (ahora Glaxo-Wellcome-Smith-Klein), fabricante del AZT, la droga del SIDA ya destronada de su empíreo lugar, paga como si tal cosa viajes en primera clase y hotel a veintenas de los llamados activistas, en su mayoría de ACT UP. Casi todos los médicos asistentes acuden invitados por la industria farmacéutica que, aparte de sus gastos de viaje y dietas, les invita continuamente a espléndidas comidas y cenas, y muchos de los médicos que escriben en revistas médicas sobre los efectos de esos fármacos del SIDA son asesores a sueldo de las empresas farmacéuticas. En resumidas cuentas: es un festival de refinado aburrimiento.

Pensaba haberlo visto todo, pero este año en Ginebra, en la sala de prensa, vi algo que por un instante me hizo pensar que sufría una alucinación de LSD. Cogí lo que parecía un ejemplar del periódico “USA Today” y era un “USA Today” con su logotipo incluído, pero el texto de la portada no hablaba más que de fármacos, fármacos de Glaxo, y todo en tonos entusiastas.

Luego, en letra pequeña a pié de página, leí que Glaxo había comprado la portada entera ¡Para publicar un texto escrito por sus empleados! Y semejante edición especial circulaba por Ginebra como si a todos los efectos fuese un ejemplar de “USA Today” cuyo equipo de redacción hubiese decidido de pronto ilustrar al mundo sobre las excelencias de los fármacos de Glaxo.

En la sala de prensa, todas las mañanas, los representantes de las empresas farmacéuticas venían con sobres para los informadores de los principales periódicos, quienes abrían los sobres, se dirigían a una mesita y se ponían a teclear. “Es como si todos hicieran calceta”, comentó mi amigo Huw Christie, editos de “Continuum”, revista disidente (ya desaparecida) del SIDA. (Un “disidente” es una persona que cuestiona el modelo VIH-SIDA).

En el congreso de 1993 en Berlín, cuando los resultados del llamado estudio Concorde hicieron añicos la absurda aseveración, sostenida contra viento y marea, de que el AZT era un fármaco que prolongaba la vida de los enfermos, recuerdo como si fuera hoy un incidente que lo resume todo. A la puerta del congreso había un hombre con una pancarta que rezaba: “Abajo el AZT” o algo por el estilo. El pobre hombre se vió acosado por una multitud de activistas (de ACT UP), algunos de los cuales exhibían pelos de colorines y crestas, que le rompieron la pancarta y los palos, le tiraron al suelo y quemaron la propaganda.

Después se supo que a aquellos fanáticos partidarios del AZT –que, por cierto, quedaron impunes-

les había pagado el viaje la compañía Wellcome.

Para los que no hayáis seguido la cobertura del SIDA por los medios de comunicación todos estos años, haré el siguiente resumen: los principales medios de información sobre el SIDA han deformado de modo irreparable el tema, repitiendo constantemente, sin verificarlos, los comunicados de los organismos del SIDA del gobierno federal.

Han aceptado el conjunto el criterio totalmente infundado de una “explosión” de SIDA heterosexual, carente de evidencia, que nunca se produjo ni se producirá. Han estado informando sin plantear objeción alguna que el AZT era un fármaco maravilloso que salvaba la vida, criterio basado en estudios fraudulentos financiados por el fabricante del fármaco. (En realidad, los resultados demostraron que acortaba la vida). No informaron que el científico del SIDA Robert Gallo había robado su muestra de VIH al Instituto Pasteur, a pesar de que era manifiesto, ni tampoco, inexplicablemente, cuestionaron el anuncio totalmente infundado del Dr Gallo cuando afirmó en 1984 que el VIH era la “causa” demostrada del SIDA.

Después inventaron una epidemia de SIDA que iba a diezmar África, a pesar de que en todos los paísese africanos afectados por el SIDA se registra aumento de población. Y se pusieron eufóricos en 1996 con el eslogan “Se acabó el SIDA” lanzado para promocionar los nuevos cócteles que iban a resucitar a los muertos. Ahora la situación ha dado un vuelco y se está demostrando que esos fármacos causan terribles afectos colaterales y no disminuyen la mortalidad.

Pero ninguno de ellos ha perdido su trabajo ni se ha ganado una reprimenda, porque el periodismo del SIDA es una simple fachada. Me di cuenta este año en Ginebra en una conferencia sobre “SIDA y responsabilidad de los medios de comunicación”. Asistían muchos periodistas y en medio de ellos sentaba Miss América. Hablaban, como de costumbre, de que si la “responsabilidad” de los periodistas frente al SIDA es esto o aquello, de la importancia de “educar” al público, el modo en que los periodistas configuran las respuestas culturales al SIDA.

Al final no aguanté más y me acerqué al micrófono en un momento en que me armé de valor, para decir: “El problema es esta clase de discurso, este discurso sobre ‘responsabilidad’. La responsabilidad que existe no es mayor ni menor que en otros temas. La única responsabilidad del periodista es investigar e informar. No somos boy scouts, ni misioneros, ni evangelistas. Somos periodistas”.

Me cerraron el micrófono. Una mujer de la mesa que era de una isla de las Indias Occidentales se me acercó y me dijo: “Creo que ahora entiendo lo que quiere decir. No dejo de oir que en mi país tenemos más de 400 casos de SIDA y que van en aumento, pero no es cierto. Tenemos unos 18 casos; pero si lo digo me tachan de irresponsable”, y se echó a reir. “¿Es eso lo que quiere decir?”. Le contesté que exactamente.

Es una representación virtual de la distopia de Orwell, en la que el partido dictamina que la mentira es “responsable” y la verdad “irresponsable”.

Qué bien, qué grandioso pensar que, como informadores sobre el SIDA, tenemos mayor “responsabilidad”, un trabajo que es más complicado, más portentoso que el de otros periodistas que cubren otros temas. Pero no es más que un razonamiento ligeramente velado a favor de la propaganda. El periodismo desenmaraña, revela, incluso molesta. La propaganda, por el contrario, actúa sobre un plano emocional y proyecta constantemente un foco sobre lo que se considera bondadoso. Según el propio Goebels: “Su propósito es mantener a la gente persuadida y moldear a las generaciones futuras”. Goebels dejaba bien claro su desprecio por los hechos: “Esto es la diferencia entre propaganda e ilustración de la gente. La propaganda es un concepto revolucionario-político. La ilustración de la gente queda limitada a informar de un modo más fáctico sobre las necesidades y asuntos existentes”.

En una conferencia de prensa en que se presentaban a las estrellas del SIDA, el doctor Anthony Faucy (director del National Institute of Allergy and Infectious Diseases) y el doctor David Ho (incondicional del cóctel), algunos periodistas disidentes peguntaron qué pruebas existían sobre el aislamiento del VIH. Un colega mío oyó cómo una informadora lanzaba un suspiro y ponía los ojos en blanco, exasperada, para acercarse al Dr Faucy y susurrarle de modo perfectamente audible: “¿Cómo dan ustedes pases de prensa a esta gente? ¡Hay que hacer algo!”

El activista Mark Harrington, que también estaba en la mesa, vociferó: “¿Es que no tenéis vuestro congreso? ¿Por qué venís aquí?”

Después nos enteramos de que las quejas sobre nuestra presencia en el congreso no procedían de los líderes del SIDA, ni siquiera de los representantes de las empresas farmacéuticas, sino de los periodistas, que probablemente ni siquiera se dan cuenta de que han abandonado el ámbito del periodismo oara flotar en un espacio plácido y bien organizado en el que no se hacen preguntas, no se molesta y la verdad brilla por su ausencia.

 

 

 

 

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Para todas aquellas personas que no están al tanto sobre estos congresos internacionales sobre el Sida, que se celebran cada dos años, sólo decirles que se trata de una especie de “Concilios Ecuménicos” financiados por la industria farmacéutica, donde todo se decide por unanimidad, (como que se excluye previamente de ellos cualquier voz crítica).

 

No encuentro mejor manera de ilustrar lo que son estos congresos que este estupendo artículo de Celia Farber, (periodista de investigación en el tema del Sida, autora de una serie de importantes y conocidos artículos sobre el tema). Aunque el artículo se escribió con motivo de la 12ª Conferencia Internacional de Sida de Ginebra, es aplicable en muchos aspectos a todas las conferencias internacionales sobre el Sida que se han celebrado hasta ahora y que se seguirán celebrando, (si Dios no lo remedia), os ruego por tanto que lo leáis con atención pues no tiene desperdicio.

 

Deciros también que desde hace años se celebra, paralelamente al congreso oficial, un congreso alternativo que también en esta ocasión se está llevando a cabo, del que de momento sólo está informando el diario “Rusia Today” y del que ya Manu ha subido algunos videos.

Os seguiremos informando.

 

“MIEDO Y ASCO EN GINEBRA”, Reflexiones sobre el lamentable estado del periodismo del SIDA.

Artículo de CELIA FARBER, (Traducción: Francisco Martín)
Fuente: Medicina Holística, nº 54.

 

 

He asistido como periodista a ocho congresos internacionales sobre el SIDA, en Washington, Montreal, San Francisco, Estocolmo, Florencia, Berlín, Vancouver y, este año,
en Ginebra.

 

Todos han sido igualmente horrendos y una pérdida de tiempo para un periodista. Voy a ellos más que nada para corroborar mi convencimiento de que el SIDA –toda la industria y aparato social que mueve- es de raíz un sistema totalitario. Quiero decir con ello que propugna una ideología única que trata de afianzar su dominación obstaculizando sistemáticamente cualquier idea que pretenda ir en contra. No es un lugar para periodistas.

 

Los “medios de comunicación”, en la medida en que hacen acto de presencia, acuden sólo por motivos decorativos. Si un periodista audaz plantea una pregunta –una auténtica pregunta- se enfrenta a un mar de ceños fruncidos y bufidos. Te cierran el micrófono y he visto llamar a los guardianes y expulsar a un periodista del país, (en Alemania concretamente), por plantear preguntas no gratas al aparato del SIDA. La temática de estos congresos es el afianzamiento de una ideología y no su cuestionamiento. En otras ocasiones he dicho que son como el “Desfile de Octubre” del partido del Sida.

 

Comprendo que, el estadounidense medio, cuando digo “SIDA” piensa quizá en Liz Taylor o Elton John, en lazos rojos, marchas, velas y cosas amables. Puede que todo esto sea muy bien intencionado, pero la fuerza real que mueve la superestructura del SIDA, lo que subyace a la pátina de bondad, es una industria terrible, implacable, amoral: la industria farmacéutica. Volveré enseguida sobre los medios de comunicación;primero voy a dar datos sobre mi afirmación.

 

Estos “Congresos internacionales sobre SIDA” no son más que microcosmos de la industria del SIDA, financiados, promovidos y dirigidos por la industria farmacéutica. Este año, en Ginebra, había anuncios farmacéuticos pegados en las cintas transportadoras de equipajes del aeropuerto.

 

En todos los congresos, los gigantes de la industria farmacéutica sientan sus reales en una superficie equivalente a la de un campo de fútbol con sus anexos: un poblado de pabellones con pantallas de vídeo, pilares gigantescos, muestras interactivas y toda clase de regalos, incluídos CDs, vídeos, bolsas, condones, helados, bombones y cualquier cosa que se les ocurra para atraer a sus stands a los delegados que han ido al congreso.

 

Glaxo-Wellcome, (ahora Glaxo-Wellcome-Smith-Klein), fabricante del AZT, la droga del SIDA ya destronada de su empíreo lugar, paga como si tal cosa viajes en primera clase y hotel a veintenas de los llamados activistas, en su mayoría de ACT UP. Casi todos los médicos asistentes acuden invitados por la industria farmacéutica que, aparte de sus gastos de viaje y dietas, les invita continuamente a espléndidas comidas y cenas, y muchos de los médicos que escriben en revistas médicas sobre los efectos de esos fármacos del SIDA son asesores a sueldo de las empresas farmacéuticas. En resumidas cuentas: es un festival de refinado aburrimiento.

 

Pensaba haberlo visto todo, pero este año en Ginebra, en la sala de prensa, vi algo que por un instante me hizo pensar que sufría una alucinación de LSD. Cogí lo que parecía un ejemplar del periódico “USA Today” y era un “USA Today” con su logotipo incluído, pero el texto de la portada no hablaba más que de fármacos, fármacos de Glaxo, y todo en tonos entusiastas.

 

Luego, en letra pequeña a pié de página, leí que Glaxo había comprado la portada entera ¡Para publicar un texto escrito por sus empleados! Y semejante edición especial circulaba por Ginebra como si a todos los efectos fuese un ejemplar de “USA Today” cuyo equipo de redacción hubiese decidido de pronto ilustrar al mundo sobre las excelencias de los fármacos de Glaxo.

 

En la sala de prensa, todas las mañanas, los representantes de las empresas farmacéuticas venían con sobres para los informadores de los principales periódicos, quienes abrían los sobres, se dirigían a una mesita y se ponían a teclear. “Es como si todos hicieran calceta”, comentó mi amigo Huw Christie, editos de “Continuum”, revista disidente (ya desaparecida) del SIDA. (Un “disidente” es una persona que cuestiona el modelo VIH-SIDA).

 

En el congreso de 1993 en Berlín, cuando los resultados del llamado estudio Concorde hicieron añicos la absurda aseveración, sostenida contra viento y marea, de que el AZT era un fármaco que prolongaba la vida de los enfermos, recuerdo como si fuera hoy un incidente que lo resume todo. A la puerta del congreso había un hombre con una pancarta que rezaba: “Abajo el AZT” o algo por el estilo. El pobre hombre se vió acosado por una multitud de activistas (de ACT UP), algunos de los cuales exhibían pelos de colorines y crestas, que le rompieron la pancarta y los palos, le tiraron al suelo y quemaron la propaganda.

 

Después se supo que a aquellos fanáticos partidarios del AZT –que, por cierto, quedaron impunes- les había pagado el viaje la compañía Wellcome. Para los que no hayáis seguido la cobertura del SIDA por los medios de comunicación todos estos años, haré el siguiente resumen: los principales medios de información sobre el SIDA han deformado de modo irreparable el tema, repitiendo constantemente, sin verificarlos, los comunicados de los organismos del SIDA del gobierno federal.

 

Han aceptado el conjunto el criterio totalmente infundado de una “explosión” de SIDA heterosexual, carente de evidencia, que nunca se produjo ni se producirá. Han estado informando sin plantear objeción alguna que el AZT era un fármaco maravilloso que salvaba la vida, criterio basado en estudios fraudulentos financiados por el fabricante del fármaco. (En realidad, los resultados demostraron que acortaba la vida). No informaron que el científico del SIDA Robert Gallo había robado su muestra de VIH al Instituto Pasteur, a pesar de que era manifiesto, ni tampoco, inexplicablemente, cuestionaron el anuncio totalmente infundado del Dr Gallo cuando afirmó en 1984 que el VIH era la “causa” demostrada del SIDA.

 

Después inventaron una epidemia de SIDA que iba a diezmar África, a pesar de que en todos los paísese africanos afectados por el SIDA se registra aumento de población. Y se pusieron eufóricos en 1996 con el eslogan “Se acabó el SIDA” lanzado para promocionar los nuevos cócteles que iban a resucitar a los muertos. Ahora la situación ha dado un vuelco y se está demostrando que esos fármacos causan terribles afectos colaterales y no disminuyen la mortalidad.

 

Pero ninguno de ellos ha perdido su trabajo ni se ha ganado una reprimenda, porque el periodismo del SIDA es una simple fachada. Me di cuenta este año en Ginebra en una conferencia sobre “SIDA y responsabilidad de los medios de comunicación”. Asistían muchos periodistas y en medio de ellos sentaba Miss América. Hablaban, como de costumbre, de que si la “responsabilidad” de los periodistas frente al SIDA es esto o aquello, de la importancia de “educar” al público, el modo en que los periodistas configuran las respuestas culturales al SIDA.

 

Al final no aguanté más y me acerqué al micrófono en un momento en que me armé de valor, para decir: “El problema es esta clase de discurso, este discurso sobre ‘responsabilidad’. La responsabilidad que existe no es mayor ni menor que en otros temas. La única responsabilidad del periodista es investigar e informar. No somos boy scouts, ni misioneros, ni evangelistas. Somos periodistas”.

 

Me cerraron el micrófono. Una mujer de la mesa que era de una isla de las Indias Occidentales se me acercó y me dijo: “Creo que ahora entiendo lo que quiere decir. No dejo de oir que en mi país tenemos más de 400 casos de SIDA y que van en aumento, pero no es cierto. Tenemos unos 18 casos; pero si lo digo me tachan de irresponsable”, y se echó a reir. “¿Es eso lo que quiere decir?”. Le contesté que exactamente.

 

Es una representación virtual de la distopia de Orwell, en la que el partido dictamina que la mentira es “responsable” y la verdad “irresponsable”.

 

Qué bien, qué grandioso pensar que, como informadores sobre el SIDA, tenemos mayor “responsabilidad”, un trabajo que es más complicado, más portentoso que el de otros periodistas que cubren otros temas. Pero no es más que un razonamiento ligeramente velado a favor de la propaganda. El periodismo desenmaraña, revela, incluso molesta. La propaganda, por el contrario, actúa sobre un plano emocional y proyecta constantemente un foco sobre lo que se considera bondadoso. Según el propio Goebels: “Su propósito es mantener a la gente persuadida y moldear a las generaciones futuras”. Goebels dejaba bien claro su desprecio por los hechos: “Esto es la diferencia entre propaganda e ilustración de la gente. La propaganda es un concepto revolucionario-político. La ilustración de la gente queda limitada a informar de un modo más fáctico sobre las necesidades y asuntos existentes”.

 

En una conferencia de prensa en que se presentaban a las estrellas del SIDA, el doctor Anthony Faucy (director del National Institute of Allergy and Infectious Diseases) y el doctor David Ho (incondicional del cóctel), algunos periodistas disidentes peguntaron qué pruebas existían sobre el aislamiento del VIH. Un colega mío oyó cómo una informadora lanzaba un suspiro y ponía los ojos en blanco, exasperada, para acercarse al Dr Faucy y susurrarle de modo perfectamente audible: “¿Cómo dan ustedes pases de prensa a esta gente? ¡Hay que hacer algo!”

 

El activista Mark Harrington, que también estaba en la mesa, vociferó: “¿Es que no tenéis vuestro congreso? ¿Por qué venís aquí?”

 

Después nos enteramos de que las quejas sobre nuestra presencia en el congreso no procedían de los líderes del SIDA, ni siquiera de los representantes de las empresas farmacéuticas, sino de los periodistas, que probablemente ni siquiera se dan cuenta de que han abandonado el ámbito del periodismo para flotar en un espacio plácido y bien organizado en el que no se hacen preguntas, no se molesta y la verdad brilla por su ausencia.

 

 

 

 

 

 

 

 

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Introducción

Usamos la palabra “supervivientes” a falta de una expresión mejor para referirnos a las personas que llevan muchos años vivas y sanas después de haber tenido alguna enfermedad incluida en la lista de enfermedades que atribuyen al virus VIH.

Pero es preciso advertir que la misma palabra “superviviente” es muy engañosa, porque lleva en sí la idea de que superar el Sida es algo que sólo consiguen unas cuantas personas, muy pocas, cuando la realidad nos muestra que si bien las personas que llevan por ejemplo 24 ó más años, (que las hay desde luego), pudieran ser pocas, todo parece indicar que el número de personas que, o bien se
mantienen vivas y sanas después de haber pasado cinco años o más tras pasar por alguna de estas enfermedades, o bien se mantienen un mínimo de 15-20 años vivas y sin mayores problemas de salud, sin tomar fármacos, no sólo son muchísimas sino que es posible que incluso sean la mayoría, o en todo caso más de la mitad del total de las personas que se etiquetan como "seropositivas".
Los médicos no suelen hablar de estas personas, porque no suelen ser personas que vayan mucho al médico o al hospital, entre otras razones.

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El estudio de Michael Callen

Hacia el año 1990, el “enfermo de Sida” Michael Callen, él mismo superviviente de más de 5 años de Sida, realizó un interesantísimo estudio en “supervivientes de Sida de larga duración”, es decir, personas que sobrevivían 5 años o más después de haber sido diagnosticados como enfermos de Sida. Las conclusiones de este estudio fueron publicadas en el libro “Surviving AIDS” (Harper Collins, 1990, N. York).
El estudio tiene un indudable valor, pues no estamos hablando de personas a las que simplemente el test dio positivo, sino de personas que habían sobrevivido como mínimo 5 años tras haber tenido cualquiera de las enfermedades definitorias de Sida. ¿Qué mejor referencia, a la hora de extraer unas pautas que nos orienten, que el ejemplo de los que sobreviven más tiempo después de pasar por situaciones de lo más crítico?
Michael Callen entrevistó de modo intensivo a 48 supervivientes de Sida, como él, de más de 5 años, preguntándoles por un lado a qué atribuían ellos el hecho de mantenerse vivos y por otro lado indagando acerca de una serie de aspectos que a él le parecían importantes, consumo de fármacos o de drogas, alimentación, relaciones afectivas, familiares, relación con sus médicos e incluso aspectos espirituales.
Michael Callen no es evidentemente un médico, su libro tampoco es un estudio “científico”, pero sus conclusiones tienen un enorme valor, máxime cuando coinciden a grandes rasgos con ciertos datos epidemiológicos, hechos médicos contrastados e incluso con las conclusiones de algunos estudios científicos. Personalmente he de decir que el estudio de Callen fue para mí algo fundamental a la hora de elaborar unas pautas para aconsejar a las personas.
Se intenta aquí recoger, de un modo práctico, el espíritu de esas conclusiones, con una finalidad por así decirlo informativa o educativa, tanto para las personas consideradas erróneamente como “portadoras” como para sus familias.

Rasgos más destacados de los supervivientes a largo plazo.

Como dice Michael Callen “cada persona con Sida es única, diferente, probablemente llega a esta situación de una forma distinta, cada persona es bioquímica, biológica y genéticamente única, por eso no espero que una aproximación sirva para todas las personas con Sida, pero las pautas que encuentro me parecen en verdad sugerentes y os las comunicaré”.
Existe una “personalidad o perfil del superviviente”, según Callen, con una serie de rasgos comunes, aunque para cada uno de estos rasgos existan excepciones. Hagamos un recorrido por estos rasgos:

1) Si se tuviera que resumir con una sola palabra la característica común de estos “supervivientes”, esta sería “coraje”. ¿Nos dice esto algo nuevo? No, como todos sabemos el coraje, llámesele valor, valentía, determinación, amor por la vida, etc., es prácticamente el rasgo común en los supervivientes de cualquier situación imaginable, desde los náufragos a los supervivientes de los campos de concentración. El coraje implica una actitud positiva de esperanza, de apuesta por la vida, de creencia firme en que si bien sabemos que hemos de morir inevitablemente un día, la supervivencia a largo plazo es posible, en abierta oposición con las actitudes fatalistas, de resignación, de asumir la muerte como un hecho inevitable a corto plazo.

2) Prácticamente todos los supervivientes a largo plazo mencionaron la frase “cambios importantes en el estilo de vida”. Lo que esto quiere decir está bastante claro e implica empezar a ver, de un modo realista, el papel que uno mismo puede haber jugado en el origen de los problemas de salud que uno tiene y consecuentemente el papel que uno puede jugar en su solución. Pero especifiquemos más eso “cambios en el estilo de vida”:
- a) La mayoría dejaron las drogas, sobre todo aquellas llamadas “duras” o que crean fuerte adicción, aunque algunos no lo hicieran completamente. Es sabido por otro lado que drogas como la heroína, cocaína, abuso de alcohol y consumo de “poppers” son drogas que socavan la inmunidad.
- b) Entre los cambios en el estilo de vida, muchos supervivientes se interesaron también por los aspectos dietéticos, llevando a cabo cambios importantes en su alimentación. Hay que decir que, según el estudio, si bien estos cambios fueron importantes, en la mayoría de los entrevistados no fueron cambios demasiado radicales.

3) En el terreno de las relaciones humanas y afectivas, todos mencionan la necesidad de rodearse de personas que apoyen tu esperanza en la supervivencia, cortando si es preciso con aquellas personas que no te apoyan. Es muy interesante el hecho de que la mitad más o menos de los entrevistados mantuvieran relaciones amorosas, atribuyendo en parte su supervivencia al apoyo de sus parejas. En todo caso, las personas con Sida que no mantenían relaciones estaban dispuestas a tenerlas, de hecho las buscaban. Dada la importancia de la sexualidad en el ser humano, sobre todo en los más jóvenes, sobran comentarios. Otro detalle significativo que todos mencionan es que el hecho de conocer a otro superviviente prolongado resultó esencial para afianzar su confianza. Si nos paramos a pensarlo esto no tiene nada de misterio, no es lo mismo que te propongas hacer algo que nadie ha hecho, que hacer algo que otros ya hicieron antes, es por esta razón que los supervivientes prolongados calificaron como muy importante el conocimiento de la existencia de otros supervivientes. Esto último no es fácil a veces, visto el anonimato con que las personas llevan el estatus VIH, nadie gana nada, salvo problemas, diciéndolo.

4) Otro punto interesante es que casi todos se habían interesado por otro tipo de medicinas alternativas,
sin dejar de lado la medicina convencional. Es preciso decir que jamás se debería poner ninguna objeción a que las personas hagan aquello que les hace sentirse mejor, tanto si se considera “científico” como si no, después de todo las terapias llamadas alternativas son inocuas, es decir, no entrañan efectos adversos.

5) Decir también que la mayoría mantenía buena relación con su médico, siendo en general personas informadas, que no hacían las cosas sólo porque se lo decían, es decir, querían saber el porqué y en todos los casos querían conocer las opciones de que disponían, así como los inconvenientes y los efectos colaterales.

6) La mayoría eran personas implicadas en la lucha política para acabar con el Sida, es decir, que no se encerraban en su vida y si bien algunas personas pensamos que el mejor activismo es mantenerse sano, nadie duda de la utilidad de implicarse en la búsqueda de soluciones a los problemas, siempre que esa actividad se realice de modo responsable, sin descuidar la propia salud.

7) Michael Callen, ferviente opositor al AZT, como cualquiera que tenga dos dedos de frente y sepa un mínimo sobre esta droga, el fármaco más usado en aquellos tiempos como monoterapia o único fármaco, no esperaba encontrar una oposición semejante en los supervivientes prolongados, pero sucedió. De los 48 supervivientes, sólo cuatro habían tomado AZT alguna vez. En lo tocante a los nuevos fármacos que iban apareciendo, la mayoría mantenían una actitud de esperar y ver. Con los nuevos fármacos el panorama ha cambiado, aunque no demasiado.

8) El resultado más sorprendente para Callen fue un claro resurgimiento de la espiritualidad, con la excepción de dos casos, bien con una vuelta a la religión de su infancia en la mitad de los casos, aunque no fuese de un modo fundamentalista, o bien intentando encontrar un sentido a la vida y al sufrimiento. En todo caso estas creencias o actitudes les proporcionaban mucha tranquilidad.

 

Manuel Garrido,

para Superando el Sida

 

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Lluc Montagnier, Premio Nóbel de Medicina, que descubrió el “virus del sida”, cambia su posición y declara que sí, que se puede curar el sida, sin vacunas y medicamentos, simplemente con antioxidantes válidos, una higiene mínima, un agua de calidad, una alimentación sana y equilibrada.

 

 

En el video que acompaña esta declaración, habla esencialmente de las poblaciones del tercer mundo.

 

Video de 4,40 min. Extraído del documental sobre el SIDA “House of Numbers”, realizado en el 2009 por Brent Leung.

 

Seleccionado por Frédericque para el colectivo www.noslibertes.org

 

Subtítulos en francés Don Parmegiano.

 

Primera puesta en línea por Nemandi, el 22/12/2009.

 

www.dailymotion.com/video/xbrwl7_urgent-sida-luc-montagnier-avoueon_news

 

El presunto descubridor del “VIH” reconoce públicamente que no lo aisló. (El 'VIH' NO existe): Montagnier concedió una entrevista al periodista e investigador Djamel Tahi en el Instituto Pasteur (publicada por Continuum, vol 5, núm 2,
invierno, 1997/98 pp 30-34).

 

www.dailymotion.com/relevance/search/SIDA+LE+DOUTE/video/x8f7sg_documentaire-rarissime-sida-le-dout_news )

 


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Eneko LANDABURU
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Está muy extendido el rumor de que existe una epidemia mundial causada por un virus, llamado VIH, que provoca la muerte por inmunodeficiencia en las personas que infecta, se advierte a la población para prevenir el contagio, muchas personas se someten a pruebas para detectarlo y otras muchas siguen costosos tratamientos para combatirlo.

Como suele pasar con muchos rumores, el Sida comenzó siendo una cosa pequeña a principios de 1980 en los EE UU, pero ha sido difundido de tal forma que ha llegado a ser admitido en todo el mundo como un hecho cierto, aunque a la hora de la verdad siga siendo lo mismo que en sus comienzos, un simple rumor. Y cuando se usa la palabra “rumor” se hace en sentido literal, según la definición del diccionario, rumor: “noticia vaga y no confirmada que circula entre la gente”, pues aunque a muchos les cueste creerlo, esta visión o punto de vista del virus del Sida nunca ha tenido confirmación científica de ningún tipo.

Además de los argumentos científicos que lo desmienten, se resumen a continuación otros tipos de argumentos, no menos importantes, por los que toda persona con un mínimo de sentido común y de cordura, no debería aceptar como hecho probado, del que dependerán decisiones que supondrán la diferencia entre la vida o la muerte, lo que no es más que una teoría sin confirmación, de las muchas que hay o hubo, (como la de los “virus lentos” o la del “virus del cáncer).

1- Razones de índole científica, referentes a la teoría del VIH-Sida en sí misma.

1.1 Si se toman textos de medicina anteriores a 1984, año del anuncio del “descubrimiento del virus del Sida”, se comprueba que la inmunodeficiencia, sea congénita o adquirida, no es algo nuevo, sus causas se conocen desde décadas antes de que se creara la palabra Sida, (esta se crea en 1982, a raíz de la aparición en los EE UU de algunas patologías poco frecuentes que denotaban inmunodeficiencia). De descubrirse una nueva causa que provoque inmunodeficiencia, por ejemplo un retrovirus mutante, esta nueva causa sería en todo caso una causa más, a añadir a las anteriores causas conocidas y registradas, desnutrición, drogas, medicamentos y multitud de otras causas, hay que recordar que la palabra “síndrome” en medicina significa precisamente “producido por varias causas”. Pero desde que entró en escena el ente llamado VIH, todas esas causas han dejado prácticamente de tenerse en cuenta, algo incomprensible pues incluso con VIH, esas causas, conocidas por causar inmunodeficiencia (es decir, Sida), serían siempre factores agravantes a corregir. El rumor del VIH alteró de tal forma nuestra percepción de la realidad que nos ha hecho pasar por alto algo tan obvio como que la primera causa indiscutible de inmunodeficiencia adquirida actualmente en el mundo, la que más muertes causa por inmunodeficiencia en individuos de todas las edades, es decir, la primera causa mundial de Sida hoy en día, sigue siendo la desnutrición, el hambre. Si tenemos en cuenta además que la mayoría de los fármacos llamados “antivirales”, los que se usan para neutralizar al supuesto virus, son fármacos de quimioterapia de cáncer, y la quimioterapia del cáncer es una de las causas más conocidas de inmunodeficiencia adquirida, debemos preguntarnos si tratar el Sida con “antivirales” no es una de las formas más directas de provocar la muerte por inmunodeficiencia u otros graves y previsibles daños provocados por la medicación antiviral.

1.2 Puestos a investigar las bases científicas de la teoría, si alguien busca los trabajos científicos originales que le sirven de fundamento y donde supuestamente se demuestra que el Sida es causado por el VIH, se encontrará con la misma sorpresa con la que se encontró hace años el Dr. Kary Mullis, (Nóbel de Química de 1993 por la invención de la PCR), que no existen referencias siquiera de esos trabajos en ningún lado.

1.3 Vista por encima, la teoría nos habla de un virus, de la familia de los retrovirus al parecer, cuyo blanco son ciertas células del sistema inmune, siendo lo primero que llama nuestra atención las propiedades, tan peculiares, que se le han atribuido, sin precedente en toda la historia de la biología y que convierten a este virus en una especie de prodigio de la naturaleza. Así, se nos dice del virus VIH: - que tiene una extraordinaria capacidad para mutar o cambiar, mera excusa para explicar la imposibilidad de una vacuna, algo que recuerda la búsqueda en los 70 de la -también imposible- vacuna contra el cáncer. - que puede estar latente o dormido durante muchos años, desde que las personas resultan supuestamente infectadas hasta que desarrollan la enfermedad, este lapso de tiempo llamado “tiempo de latencia”, se ha venido prolongando periódicamente a medida que se iba viendo que las personas “infectadas” no se morían en el plazo vaticinado, (con lo que se da tiempo a que actúen otras causas, las causas reales). - que puede causar la enfermedad por medio de “mecanismos indirectos”, léase por medios desconocidos, lo que ha dado pié a teorías como la de que el virus induciría el suicidio celular y otras no menos curiosas. - pero lo que no se nos dice es que, entre sus propiedades, también se encuentra al parecer la capacidad de volverse invisible o de provocar la enfermedad por control remoto, puesto que los científicos ven como algo normal, -en realidad la mayoría de ellos lo ignora- el hecho de que hasta ahora no se disponga de una sola fotografía del virus al microscopio electrónico, tomada a partir de la sangre de las personas supuestamente infectadas, a pesar de que se insiste en que el virus se transmite precisamente por ella.

1.4 Hay toda una serie de hechos, que atañen a aspectos científicos claves, a los que nunca se hace referencia cuando se nos habla del VIH y del Sida, estos son algunos: En 1987 el prestigioso biólogo molecular Peter Duesberg, uno de los máximos expertos mundiales en el campo de los retrovirus, formuló una serie de objeciones a la teoría del virus del Sida, negando que el VIH, un retrovirus, pudiera ser letal para el hombre pues los retrovirus no matan células, ese es el motivo por el que estaban siendo estudiados desde hacía años como posibles agentes cancerígenos. Al mismo tiempo Duesberg echaba por tierra la idea de los llamados “virus lentos” y otros virus fantasmas. El enigma de los “virus lentos” fue otro rumor muy difundido a partir de los años 70 y a pesar de que nunca se encontró evidencia alguna de su existencia, la creencia en ellos llega hasta nuestros días. Se atribuía a los “virus lentos” el ser “indetectables”, “resistentes prácticamente a todo” y “capaces de producir enfermedades muchos años después de la infección y de la aparición de los anticuerpos”. La idea de los virus lentos sirvió de modelo en la elaboración de la teoría del virus del Sida. Las alegaciones de Duesberg no hallaron respuesta por parte de los defensores del VIH, pero pronto empezaron a caer las amenazas sobre él. Duesberg no desistió y en ulteriores trabajos demostró, basándose en numerosos datos estadísticos y epidemiológicos, que el Sida no cumplía los criterios establecidos para poder ser considerado un problema infeccioso, distando mucho de comportarse como una epidemia infecciosa, el llamado VIH no es necesario ni suficiente, hay Sida sin VIH y VIH sin Sida, etc.,etc.

Ahora bien, a pesar de demostrar el carácter no infeccioso del sida, (el VIH según Duesberg no es más que un pasajero oportunista más en un organismo con un sistema inmune previamente deteriorado por otras causas), Duesberg aceptaba que Gallo-Montagnier habían conseguido aislar un retrovirus en los enfermos de sida, (aunque el aislamiento fuese muy indirecto), y un test de detección. Pero este punto, la existencia del VIH, se ha desmoronado finalmente también tras la polémica entre Peter Duesberg (el virus VIH existe, aunque no cause el sida) y la biofísica australiana Eleni Papadopulos-Eleopulos, (El VIH ni siquiera existe, al no haberse encontrado ninguna evidencia de su existencia como virus). La polémica no fue recogida en los medios, como es habitual con cualquier cosa que ponga en duda la teoría VIH-Sida. Se resume de un modo breve esta cuestión clave del aislamiento del VIH, pues para poder hablar de un virus como causante de una enfermedad no deben existir dudas acerca de algo tan elemental como su existencia.

Según Eleni Papadopulos, “La única prueba segura de la presencia de un virus, la única evidencia directa y sin ambigüedades, es el aislamiento y el aislamiento quiere decir la identificación del virus en la sangre o plasma fresco, o tejidos sin cultivar, de los enfermos o portadores. Esa es la única prueba irrefutable de que una persona tiene infección activa, la única clase de infección que puede causar enfermedad.” Pues bien, por extraño que parezca a estas alturas, nunca se ha identificado ningún VIH como partícula estable independiente en el plasma o sangre frescos, sin cultivar, de ningún ser humano, con o sin sida. Esta cuestión trascendental, como todas las cuestiones claves referentes al VIH-Sida, pasó desapercibida en abril de 1984, cuando se proclamó a un supuesto virus como causa del sida. En vez del aislamiento en regla del virus, se ha dado en aceptar en su lugar una serie de fenómenos aislados “in vitro”: presencia de ciertas proteínas, cierta enzima y presencia de una serie de partículas que hasta la fecha sólo se han visto bajo especiales condiciones de laboratorio. La sopa de partículas heterogéneas e inestables a las que llaman VIH no es otra cosa que el resultado de cultivar glóbulos blancos y estimularlos, tras añadirles o células leucémicas (método Gallo) o células de cordón umbilical (método Montagnier). “Pero incluso aceptando como válido este falso aislamiento, no existe ninguna base sólida para pensar que algo que sólo hemos visto bajo sofisticadas condiciones de laboratorio, y no siempre, pueda causar ninguna enfermedad al ser humano” (Eleni Papadopulos).

En suma, según otro autor, “No podemos extrapolar al ser humano a partir de lo que le sucede a unas células anormales en un medio anormal”. “El hecho de que no dispongamos de ninguna fotografía del VIH al microscopio electrónico -señala el virólogo Stefan Lanka- tomada a partir de la sangre fresca o tejidos sin cultivar de ningún ser humano, con o sin sida, después de 25 años, presupuestos millonarios y un ejército de investigadores en la labor, es un hecho singular que no puede ser producto de la casualidad.” Sin un auténtico aislamiento viral, que permita saber con seguridad qué tipología, cuales proteínas y cuales secuencias genéticas pertenecen al supuesto VIH, no solo no podemos atribuir a ningún virus el ser la causa del conjunto de patologías diversas que se ha dado en llamar Sida, tampoco se puede construir un test válido para detectarlo, sea de anticuerpos, de antígenos o de “carga viral”, puesto que la verdadera fiabilidad de cualquier test para detectar virus sólo se puede determinar respondiendo a la pregunta, ¿En cuántas de las personas que dan positivo en esos tests -sean del tipo que sean- podemos encontrar el virus en su sangre fresca? Como hasta la fecha, pese a los enormes esfuerzos, no se ha encontrado ningún VIH en la sangre fresca de ningún ser humano, la verdadera fiabilidad de todos los tipos de tests empleados con el VIH, sean del tipo que sean, debe ser considerada, con toda propiedad, cero. A este hecho hacen alusión las mismas compañías que comercializan los tests de VIH, cuando advierten, en los prospectos de instrucciones de los tests, de su “imprecisión” a la hora de detectar el VIH, incluso la compañía Abbot, uno de los fabricantes del test ELISA, llega a decir de forma bien explícita, “de momento no hay estándar reconocido para establecer la presencia de anticuerpos anti VIH en la sangre de las personas”. Si se tiene en cuenta que el estándar que rige para los tests de anticuerpos, (que es en realidad el mismo que rige para todos los tipos de test virales indirectos, sean de anticuerpos, de antígenos o de “carga viral”), no es otro que la propia detección del virus en la sangre de las personas, nos encontramos con que las compañías farmacéuticas que venden los tests hacen alusión –aunque sea de forma implícita- al mismo hecho fundamental, es decir, que no se ha visto el VIH en nadie, (una de cuyas implicaciones es precisamente la imposibilidad de poder conferir validez alguna a los tests).

La teoría del virus del sida no tiene validez científica, por lo que todos los diagnósticos, pronósticos y tratamientos que en ella se basan tampoco la tienen.

2- Razones referentes al modo como se impuso a la sociedad la teoría del virus del Sida:

Es creencia general que la idea de un virus que causa inmunodeficiencia es resultado de investigaciones rigurosas, basadas en observaciones objetivas de los hechos donde se tuvieron en cuenta otras posibles hipótesis, investigado lo cual y una vez seguras, las autoridades sanitarias no habrían hecho otra cosa que darles un carácter oficial, pero la realidad ha sido muy distinta a lo que todos suponíamos. La difusión de la idea del Sida infeccioso en la sociedad norteamericana no tuvo nada que ver con una investigación seria sino con imprudencia, alarmismo y prejuicios homófobos y sexistas. Si para poder hablar de problema infeccioso es preciso haber identificado un agente infeccioso y esto no sucede hasta poco antes de la declaración de abril-84, con la proclamación de Gallo como descubridor del virus, ¿Por qué entonces la sociedad norteamericana ya llevaba varios años con una psicosis de epidemia infecciosa de grandes proporciones? Si no se había identificado ningún agente infeccioso, única forma de poder decir que un problema es infeccioso, ¿Cuáles fueron entonces las razones que alegaron las autoridades sanitarias americanas, ya con la aparición de los primeros casos en 1980, para decir que el Sida era “probablemente” algo infeccioso? Cuando se examinan las declaraciones sobre el particular contenidas en las publicaciones de instituciones sanitarias americanas de esa época, las razones aducidas eran así de objetivas: “Debe ser infeccioso porque son homosexuales”, “tiene que ser infeccioso porque tienen muchas relaciones sexuales”, “debe ser infeccioso porque es un problema nuevo,…, porque aparece en grupos nuevos de la población”, etc.

En cuanto al proceso que dio lugar al anuncio del descubrimiento de virus por las autoridades sanitarias americanas, fue de lo más simple: nada de estudios ni publicaciones previas en los medios científicos, se convocó una gran rueda de prensa en Washington, el 23 de abril de 1984, y en ella se proclamó que el científico americano Robert Gallo, (de aquella alto funcionario de los servicios americanos de salud en el Instituto Nacional del Cáncer y presente en la rueda de prensa), “había descubierto el virus y aportado la prueba de que el tal virus,- más tarde conocido como VIH- era la causa probable del sida”.

Pero nada de lo que allí se dijo resultó ser cierto al final, que si Gallo “había descubierto el virus”, que si “había aportado la prueba de que ese virus era la causa del Sida”, que si “se dispondría de un test para dentro de dos años” –la patente americana para un test de detección se registró horas antes de la rueda de prensa- que si “una vacuna para dentro de cuatro”, etc. Por lo que respecta a Montagnier, (a quien Gallo robó el supuesto virus), como se aclara más adelante, hoy sabemos que ni siquiera había aislado un nuevo retrovirus.

¿Y qué decir en lo que toca a la comunidad científica?

Pues que antes de la declaración no tuvo oportunidad de enterarse, ni de mostrar su discrepancia -ni siquiera su acuerdo- al no haberse publicado nada, (el mismo Peter Duesberg, al que el mismo Gallo tenía por la máxima autoridad mundial en retrovirus, se enteró por la televisión de que un retrovirus era la causa del sida),

¿Y después de la declaración? ¿Quién se iba a enfrentar a las autoridades sanitarias? De hecho los científicos que tenían dudas callaron para evitarse problemas y los que plantearon dudas, caso Duesberg, los tuvieron y serios, primero fueron las amenazas y luego, como no cedió ante ellas, le privaron de su bolsa de investigación. El consenso alrededor del VIH-Sida se hizo mayor con los cuantiosos recursos dedicados a su difusión, con el consiguiente “clima de guerra” creado con la “pandemia”, (“que promueve la acción pero no la reflexión”, según Duesberg). Fueron destinados elevados presupuestos a la investigación exclusivamente en la línea del VIH, mientras nada era destinado a investigar otras hipótesis probables, (en especial drogas), lo que hizo que todo un ejército de investigadores fuera reclutado para la causa del VIH. A principios de los 90 una comisión del Congreso declararía a Robert Gallo “culpable de mala conducta científica y mentira deliberada”, por el asunto del robo del virus a Montagnier, (para Duesberg, “el robo del diamante falso”).

Por su parte Montagnier declararía, en tiempos ya más recientes, no haber purificado el virus, lo que implica que no había aislado nada, ya que la purificación es indispensable en el proceso de aislamiento de virus, de otro modo ¿Cómo íbamos a poder asegurar que las proteínas, material genético, etc., que se atribuyen al virus, pertenecen al virus y no a otra cosa?

Con la creación en 1991 del Grupo Internacional de Científicos para la Reevaluación de la Hipótesis VIH-Sida, grupo integrado en la actualidad por más de dos mil investigadores de todo el mundo que piden una revisión del sida, poco o nada ha mejorado el conocimiento objetivo del Sida por parte de la sociedad, debido al boicot y la censura. Pero que se sepa, la única forma de demostrar en ciencia que alguien se equivoca es dejarle exponer su tesis y luego rebatirle con argumentos, mientras que la censura, al poner de manifiesto la ausencia de argumentos, pone en evidencia y descalifica a quien la ejerce.

Peter Duesberg no ha sido el único en sufrir en carne propia lo malo que puede llegar a ser para un científico comunicar honestamente sus conclusiones, otros investigadores, periodistas, etc., han corrido la misma suerte.

Al público general se le hace creer que mientras que los científicos que discrepan son una minoría, “la gran mayoría de los científicos comparte el modelo VIH”, cuando la gran mayoría no han oído hablar siquiera de los planteamientos que discrepan –si una cosa funciona bien aquí es la censura- y los pocos que han oído hablar, callan para no poner en peligro sus puestos de trabajo o las subvenciones de investigación.

Un ejemplo significativo que lo muestra todo es lo acontecido en el famoso “Juicio por la sangre contaminada de Götingen”, Alemania, en 1995-97. En este juicio el virólogo Stefan Lanka solicitó al tribunal que encontrara un solo científico que compareciera y aportara pruebas de que el virus VIH existía y era la causa del Sida y lo declarara bajo juramento. No sólo nadie compareció sino que los medios de comunicación nos ocultaron algo que debería haber destacado en la primera página de todos los periódicos.

La Hipótesis VIH-Sida se gestó a espaldas de la comunidad científica, se impuso mediante un claro abuso de autoridad y se ha mantenido hasta ahora por medios que no tienen nada que ver con la ciencia, como son la censura, las coacciones u otras formas de intimidación. En realidad, los métodos coercitivos y la censura son las únicas razones que explican porqué una peregrina teoría sin la menor base científica se ha mantenido vigente durante 25 años.

3- Razones de utilidad pública léase salud pública:

¿Qué podemos decir acerca de la utilidad de esta visión del virus? ¿Hay algún beneficio para la población desde el punto de vista sanitario? La respuesta es no, no hay beneficio sanitario, ¿Dónde está acaso la vacuna? ¿Dónde el tratamiento eficaz? Pero eso no es lo peor. A millones de personas en el mundo, muchos miles en España, se les ha venido comunicando que están infectados por un virus letal, en base al resultado de unos tests que nunca han sido validados o autentificados con la propia identificación del virus. Al no haberse visto nunca el virus, falla por tanto la primera condición para poder hablar de problema infeccioso, careciendo de sentido la idea tanto de una vacuna para prevenirlo, como la de un tratamiento para neutralizarlo. El resultado a efectos prácticos es que a la intoxicación psíquica causada por diagnósticos y pronósticos infundados, que hunden a muchas personas y les crean todo tipo de complicaciones en su vida, se añade la intoxicación física provocada por un innecesario y tóxico tratamiento. No obstante, se alaba la eficacia del tratamiento, basándose en supuestos estudios que la avalan, cuando todo parece indicar que nunca han sido evaluados en estudios limpios “contra placebo”, es decir, estudios que demuestren simplemente que son mejores que no tomar nada. Por otra parte, estudios hechos a principios de los 90 en “supervivientes de Sida de larga duración”, (personas que habían sobrevivido 5 años o más tras el diagnóstico de Sida), mostraron que la práctica totalidad de esas personas no usaba antivirales. Con respecto al llamado “cóctel antiviral”, se silencia el hecho de que existen en España al menos 70.000 personas, (aunque todo parece indicar que son muchas más), cifra que se desprende de los mismos datos oficiales, que se mantienen vivas y sanas durante 15 ó 20 años sin tomar antivirales.

Estamos ante una teoría sin base científica, impuesta mediante medios ilícitos, que no sólo es inútil sino que daña gravemente la salud y la vida de miles de personas.

4- Razones de índole social:

La visión del virus del sida crea pánico innecesario en la población, marginación social y xenofobia, envenenando las relaciones humanas más íntimas y vulnerando derechos elementales de las personas. La lista de problemas a los que deben hacer frente en su vida diaria las personas por causa de la etiqueta de VIH+ que arbitrariamente se les ha endosado, es larga: serios problemas psicológicos, (angustia, depresión, pérdida de expectativas vitales, suicidios), problemas en las relaciones de pareja, (es una de las causas más frecuentes de separaciones), laborales, con las compañías de seguros, en el medio sanitario, limitaciones a la hora de obtener permisos de entrada o de residencia en muchos países, etc.

5- Razones de carácter ético-legal:

Cuando se analiza la historia del sida desde sus comienzos se aprecia toda una serie de actuaciones irregulares e ilícitas, desde alarmismo y uso indebido de los medios para difundir hechos no contrastados, (a cargo de ciertas instituciones sanitarias americanas, en especial el CDC de Atlanta); apropiación indebida de descubrimientos ajenos, manipulación y tergiversación de datos, precipitación por móviles comerciales, todo ello a cargo del principal investigador del Sida, Robert Gallo; violación de los protocolos que deben regir la limpieza de los ensayos clínicos, (caso de la FDA en la aprobación del AZT, otras instituciones en la aprobación de la nevirapina); sobornos y donaciones millonarios (compañías farmacéuticas); los aspectos médicos y la mala práctica a la que se está dando lugar con esta teoría ocuparían un libro y en lo que toca a los medios de comunicación, centrados más en suscitar emociones como el miedo que en la difusión de datos y hechos contrastados, nos retrotraen a las agencias de propaganda del nazismo.

El sida sienta un peligrosísimo precedente, aceptarlo supone dar por buena la violación de la ética y normas más elementales que deben regir la actuación de investigadores, autoridades sanitarias, profesionales de la información, de la salud, compañías farmacéuticas, etc. ¿Qué deparará el futuro si se acepta todo este conjunto de sucias prácticas en un terreno tan sensible como el de la salud?

6- Razones de tipo humanitario.

El punto de vista del Sida infeccioso oculta la que sin ningún género de dudas constituye hoy día la principal causa de muertes por inmunodeficiencia adquirida en el mundo, la desnutrición, el hambre, resultado de la pobreza y de las desiguales políticas económicas. El Sida también sirve para ocultar los problemas reales y como cobertura para oscuras políticas de control de población.

7- Razones de índole económica.

Una visión sin base científica, impuesta mediante métodos ajenos a la ciencia, inútil, violadora de la ética y normas más elementales, violadora de derechos, perniciosa para la humanidad y que aun encima cuesta a los estados muchos cientos de millones de euros al año, para sufragar tratamientos inútiles, perjudiciales y caros. ¿Saben los ciudadanos lo que se paga a las farmacéuticas por el envenenamiento masivo, con la muerte incluida en muchos casos, de miles de personas a base de fármacos inútiles y tóxicos? ¿Es admisible, con una crisis económica como la que estamos viviendo, semejante despilfarro de fondos públicos para costear algo no sólo inútil sino perjudicial?

¿Qué enseñanzas podemos extraer de este trágico error? Aun no creyendo que hubiera un intento deliberado de crear todo este daño, (el sida es el resultado de toda una cadena de circunstancias, errores y actuaciones ilícitas, del que muchos han sacado rápidamente beneficio, económico, político o de otro tipo), es innegable que hubo alarmismo y grave irresponsabilidad por parte de las autoridades sanitarias americanas, que arrastrarían a los demás países, mentiras, manipulación de datos y precipitación por móviles comerciales por parte de científicos nada escrupulosos, a lo que se sumaría luego toda una serie de irregularidades por parte de distintos estamentos, incluidos aquellos que deberían haber ejercido el control. Pero si bien es cierto que hubo engaño y manipulación de la información, a la hora de que este rumor fuese rápidamente aceptado, todos hemos contribuido un poco, quizás por el hecho de que las víctimas eran en su mayoría mal vistas por la población, (drogadictos, homosexuales, etc.). Incluso muchas víctimas han colaborado, de un modo aunque solo fuera inconsciente, aceptando de un modo demasiado rápido esta visión, movidos en muchos casos por sentimientos de culpa y baja autoestima, ligados a condiciones como drogadicción o a una opción sexual mal asumida. El fiasco del Sida debe servir para que tomemos conciencia de la situación de pobreza creciente que experimenta gran parte de la humanidad, resultado de injustas políticas económicas, lo que va a dar lugar a la desnutrición, el hambre, primera causa mundial de inmunodeficiencia hoy en día en el mundo. Debe servir también para llamar la atención sobre el deterioro de la calidad de la alimentación y el aumento alarmante de elementos que estresan y socavan el sistema inmune, (tóxicos, radiaciones de todo tipo, etc.), junto con la crisis de una medicina ocupada en tratar los síntomas de las enfermedades y no sus causas, con el empleo de fármacos cada vez más tóxicos, desechando otras medidas terapéuticas que la experiencia consagra como eficaces e inocuas. La influencia excesiva de las multinacionales farmacéuticas en la salud, la falta de control sobre ellas y su poder casi ilimitado. Nuestros propios prejuicios con respecto a las personas que optan por vivir su sexo de otra forma o con respecto a las personas de otra raza o color. Colectivos como los inmigrantes son vistos con gran desconfianza y otros grupos, como los toxicómanos o las personas en prisión, siguen siendo objeto de la mayor desatención y exclusión social. La visión del virus del Sida denota moralismo estrecho e intolerancia, que ataca a algo tan saludable y hermoso como el sexo, (y por tanto a la vida, que no existiría sin este instinto), aceptarla significa aceptar la hipocresía moral, la mentira, el abuso, el fraude, la censura, el negocio a costa de la salud millones de personas y un largo etcétera.

La mera existencia de este mito denigra a toda la sociedad, es hora ya de que asumamos el deber moral, que todos tenemos, de no colaborar a su mantenimiento por más tiempo. “La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa” (Albert Einstein)

¿Qué es Superando el Sida y qué fines persigue?

La asociación Superando el Sida, junto con otras asociaciones del estado español, se encuadra dentro de un movimiento mundial, que si bien minoritario cuenta ya con representación en casi todos los países y que se inspira en el llamado Grupo Internacional para la Reevaluación de la Hipótesis VIH-Sida, abreviadamente “Rethinking AIDS”, (es decir, repensar o replantear el Sida). Superando el Sida aboga por el fin de la actual política sanitaria a nivel mundial con respecto al Sida.

Esto incluye:

1) La información objetiva a la población sobre la naturaleza no infecciosa del sida, en orden a disipar el miedo y el alarmismo creado, así como a cortar de raíz la discriminación y xenofobia a la que se ha dado lugar.

2) La información a las personas a quienes se ha etiquetado de un modo arbitrario como “portadoras del VIH”, para que libres de la falsa idea de estar infectados por ningún virus VIH o de la posibilidad de poder contagiarlo a otras personas, recuperen su vida normal en todos los aspectos.

3) La prohibición de la realización a las personas de los mal llamados tests de VIH. El biólogo molecular Harvey Byaly sugiere que, como una medida precautoria, puede reservarse momentáneamente su uso en las transfusiones sanguíneas, rechazando la sangre que resulte positiva, por cuanto supone un indicador de estrés inmune que puede correlacionar con un estrés tóxico, infeccioso, nutricional o bien con ciertos disturbios inmunológicos, (enfermedades autoinmunes por ejemplo), pero no usarlo ya como diagnóstico de infección por virus VIH.

4) La suspensión de la administración a las personas consideradas erróneamente como infectadas de todo tipo de fármaco cuyo uso, desde el punto de vista médico, no esté justificado, en especial los fármacos llamados antivirales, (en su mayoría fármacos de quimioterapia del cáncer) y las antibioterapias preventivas de larga duración. Estas medidas se deben acompañar con la introducción de los cuidados básicos necesarios, en especial una buena nutrición y desintoxicación.

5) La excarcelación, a la mayor brevedad posible, de todas aquellas personas, con graves problemas de salud, que viven esta situación en prisión.

6) La indemnización a las víctimas o a sus familias, caso de fallecimiento, tanto por los falsos diagnósticos y males de ellos derivados, como por las secuelas derivadas de los tratamientos tóxicos.

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Introducción

Usamos la palabra “supervivientes” a falta de una expresión mejor para referirnos a las personas que llevan muchos años vivas y sanas después de haber tenido alguna enfermedad incluida en la lista de enfermedades que atribuyen al virus VIH. Pero es preciso advertir que la misma palabra “superviviente” es muy engañosa, porque lleva en sí la idea de que superar el Sida es algo que sólo consiguen unas cuantas personas, muy pocas, cuando la realidad nos muestra que si bien las personas que llevan por ejemplo 24 ó más años, (que las hay desde luego), pudieran ser pocas, todo parece indicar que el número de personas que, o bien se mantienen vivas y sanas después de haber pasado cinco años o más tras pasar por alguna de estas enfermedades, o bien se mantienen un mínimo de 15-20 años vivas y sin mayores problemas de salud, sin tomar fármacos, no sólo son muchísimas sino que es posible que incluso sean la mayoría, o en todo caso más de la mitad del total de las personas que se etiquetan como "seropositivas". Los médicos no suelen hablar de estas personas, porque no suelen ser personas que vayan mucho al médico o al hospital, entre otras razones.

El estudio de Michael Callen

Hacia el año 1990, el “enfermo de Sida” Michael Callen, él mismo superviviente de más de 5 años de Sida, realizó un interesantísimo estudio en “supervivientes de Sida de larga duración”, es decir, personas que sobrevivían 5 años o más después de haber sido diagnosticados como enfermos de Sida. Las conclusiones de este estudio fueron publicadas en el libro “Surviving AIDS” (Harper Collins, 1990, N. York).

El estudio tiene un indudable valor, pues no estamos hablando de personas a las que simplemente el test dio positivo, sino de personas que habían sobrevivido como mínimo 5 años tras haber tenido cualquiera de las enfermedades definitorias de Sida. ¿Qué mejor referencia, a la hora de extraer unas pautas que nos orienten, que el ejemplo de los que sobreviven más tiempo después de pasar por situaciones de lo más crítico?

Michael Callen entrevistó de modo intensivo a 48 supervivientes de Sida, como él, de más de 5 años, preguntándoles por un lado a qué atribuían ellos el hecho de mantenerse vivos y por otro lado indagando acerca de una serie de aspectos que a él le parecían importantes, consumo de fármacos o de drogas, alimentación, relaciones afectivas, familiares, relación con sus médicos e incluso aspectos espirituales. Michael Callen no es evidentemente un médico, su libro tampoco es un estudio “científico”, pero sus conclusiones tienen un enorme valor, máxime cuando coinciden a grandes rasgos con ciertos datos epidemiológicos, hechos médicos contrastados e incluso con las conclusiones de algunos estudios científicos.

Personalmente he de decir que el estudio de Callen fue para mí algo fundamental a la hora de elaborar unas pautas para aconsejar a las personas. Se intenta aquí recoger, de un modo práctico, el espíritu de esas conclusiones, con una finalidad por así decirlo informativa o educativa, tanto para las personas consideradas erróneamente como “portadoras” como para sus familias.

Rasgos más destacados de los supervivientes a largo plazo.

Como dice Michael Callen “cada persona con Sida es única, diferente, probablemente llega a esta situación de una forma distinta, cada persona es bioquímica, biológica y genéticamente única, por eso no espero que una aproximación sirva para todas las personas con Sida, pero las pautas que encuentro me parecen en verdad sugerentes y os las comunicaré”.

Existe una “personalidad o perfil del superviviente”, según Callen, con una serie de rasgos comunes, aunque para cada uno de estos rasgos existan excepciones. Hagamos un recorrido por estos rasgos:

1) Si se tuviera que resumir con una sola palabra la característica común de estos “supervivientes”, esta sería “coraje”. ¿Nos dice esto algo nuevo? No, como todos sabemos el coraje, llámesele valor, valentía, determinación, amor por la vida, etc., es prácticamente el rasgo común en los supervivientes de cualquier situación imaginable, desde los náufragos a los supervivientes de los campos de concentración. El coraje implica una actitud positiva de esperanza, de apuesta por la vida, de creencia firme en que si bien sabemos que hemos de morir inevitablemente un día, la supervivencia a largo plazo es posible, en abierta oposición con las actitudes fatalistas, de resignación, de asumir la muerte como un hecho inevitable a corto plazo.

2) Prácticamente todos los supervivientes a largo plazo mencionaron la frase “cambios importantes en el estilo de vida”. Lo que esto quiere decir está bastante claro e implica empezar a ver, de un modo realista, el papel que uno mismo puede haber jugado en el origen de los problemas de salud que uno tiene y consecuentemente el papel que uno puede jugar en su solución. Pero especifiquemos más eso “cambios en el estilo de vida”: - a) La mayoría dejaron las drogas, sobre todo aquellas llamadas “duras” o que crean fuerte adicción, aunque algunos no lo hicieran completamente. Es sabido por otro lado que drogas como la heroína, cocaína, abuso de alcohol y consumo de “poppers” son drogas que socavan la inmunidad. - b) Entre los cambios en el estilo de vida, muchos supervivientes se interesaron también por los aspectos dietéticos, llevando a cabo cambios importantes en su alimentación. Hay que decir que, según el estudio, si bien estos cambios fueron importantes, en la mayoría de los entrevistados no fueron cambios demasiado radicales.

3) En el terreno de las relaciones humanas y afectivas, todos mencionan la necesidad de rodearse de personas que apoyen tu esperanza en la supervivencia, cortando si es preciso con aquellas personas que no te apoyan. Es muy interesante el hecho de que la mitad más o menos de los entrevistados mantuvieran relaciones amorosas, atribuyendo en parte su supervivencia al apoyo de sus parejas. En todo caso, las personas con Sida que no mantenían relaciones estaban dispuestas a tenerlas, de hecho las buscaban. Dada la importancia de la sexualidad en el ser humano, sobre todo en los más jóvenes, sobran comentarios. Otro detalle significativo que todos mencionan es que el hecho de conocer a otro superviviente prolongado resultó esencial para afianzar su confianza. Si nos paramos a pensarlo esto no tiene nada de misterio, no es lo mismo que te propongas hacer algo que nadie ha hecho, que hacer algo que otros ya hicieron antes, es por esta razón que los supervivientes prolongados calificaron como muy importante el conocimiento de la existencia de otros supervivientes. Esto último no es fácil a veces, visto el anonimato con que las personas llevan el estatus VIH, nadie gana nada, salvo problemas, diciéndolo.

4) Otro punto interesante es que casi todos se habían interesado por otro tipo de medicinas alternativas, sin dejar de lado la medicina convencional. Es preciso decir que jamás se debería poner ninguna objeción a que las personas hagan aquello que les hace sentirse mejor, tanto si se considera “científico” como si no, después de todo las terapias llamadas alternativas son inocuas, es decir, no entrañan efectos adversos.

5) Decir también que la mayoría mantenía buena relación con su médico, siendo en general personas informadas, que no hacían las cosas sólo porque se lo decían, es decir, querían saber el porqué y en todos los casos querían conocer las opciones de que disponían, así como los inconvenientes y los efectos colaterales.

6) La mayoría eran personas implicadas en la lucha política para acabar con el Sida, es decir, que no se encerraban en su vida y si bien algunas personas pensamos que el mejor activismo es mantenerse sano, nadie duda de la utilidad de implicarse en la búsqueda de soluciones a los problemas, siempre que esa actividad se realice de modo responsable, sin descuidar la propia salud.

7) Michael Callen, ferviente opositor al AZT, como cualquiera que tenga dos dedos de frente y sepa un mínimo sobre esta droga, el fármaco más usado en aquellos tiempos como monoterapia o único fármaco, no esperaba encontrar una oposición semejante en los supervivientes prolongados, pero sucedió. De los 48 supervivientes, sólo cuatro habían tomado AZT alguna vez. En lo tocante a los nuevos fármacos que iban apareciendo, la mayoría mantenían una actitud de esperar y ver. Con los nuevos fármacos el panorama ha cambiado, aunque no demasiado. 8) El resultado más sorprendente para Callen fue un claro resurgimiento de la espiritualidad, con la excepción de dos casos, bien con una vuelta a la religión de su infancia en la mitad de los casos, aunque no fuese de un modo fundamentalista, o bien intentando encontrar un sentido a la vida y al sufrimiento. En todo caso estas creencias o actitudes les proporcionaban mucha tranquilidad.

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María Papagiannidou ex paciente de SIDA desde el 1 de diciembre 2009. En este video queda todo dicho desde la sinceridad y la profunda convicción. Explica el gran bucle de cinismo del tal consentimiento médico,siempre inalcanzable , también queda claro su reclamo de repeticion, La propia María cuenta que ni ella misma se hubiera atrevido a ponerlo en práctica de no haber dado con un médico en EEUU con el que se casó y estuvo dispuesto a ayudarla , Alguien a la vuelta de la esquina quiero decir, con el que consiguió establecer el contacto con un sector relevante de la disidencia a través de su marido, pero ¿a quién podrán recurrir los menos afortunados, los que no conozcan a nadie ni sepan a dónde acudir, y que cuando le comunican a su médico sus dudas se encuentran con un burocrático “no está demostrado” o con algo peor? En mi opinión unos de los mejores videos que he visto.
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Introducción

Poner en duda, hoy en día, que el virus VIH cause el Sida puede parecer de entrada disparatado e irresponsable, sobre todo si quien lo hace es un médico, incluso puede parecer complaciente con la epidemia y poco solidario con las víctimas. Pero por extraño que parezca, las dudas acerca de si un virus, llámesele VIH o como se quiera, causa el Sida, tienen mucho más fundamento de lo que se piensa, como veremos.
Lo que sucede es que nuestra fascinación ante los avances médicos y la biotecnología, sobre todo si es “made in USA”, es tan grande, que nos parece impensable que se hayan podido cometer errores grandes en el Sida y tampoco resulta fácil de creer que, de haberse cometido errores, no digamos si estos son graves, no hayamos tenido ninguna noticia de ello durante 20 años, sobre todo los médicos, que nos tenemos por personas bien informadas, por no hablar ya de los especialistas.
Y resulta que quien ahora habla de errores en el Sida es un simple médico, desconocido, que ni siquiera es especialista, con respecto a lo cual se debe decir que los méritos personales o el “currículum” de quien únicamente se limita a transmitir lo que toda una corriente de investigadores de prestigio intentan decirnos desde hace años, poco o nada deben importar, salvo que se quiera, como vulgarmente se dice, “matar al mensajero”.
Pero antes de nada, se debe dejar bien claro que el hecho de dudar, o más bien negar, que el virus VIH cause el Sida, no le quita validez a las recomendaciones sanitarias referentes al uso de jeringas estériles o las referentes al uso del preservativo, si bien en este último caso con matizaciones.
En el caso del uso de jeringas estériles por parte de los usuarios de drogas intravenosas, por razones obvias, de hecho, su uso ya era aconsejado diez años antes de que surgiera el VIH, por lo menos en algunos países.
Con respecto al uso del preservativo, mientras todo esto no se aclare y por mera tranquilidad de las personas, quizás su uso sea recomendable y desde luego, tal como están las cosas hoy, es aconsejable su uso por los mal llamados “portadores” para evitar… posibles demandas judiciales.

¿Ciencia-ficción?

Vista por encima, la teoría o hipótesis VIH-Sida es un punto de vista, al que se le supone base científica, que afirma que existe una epidemia mundial causada por un virus de origen desconocido, que produce la muerte por inmunodeficiencia en aquellas personas que infecta. Veamos algunas particularidades.
Para empezar, a este virus los defensores de este punto de vista le han atribuido toda una serie de propiedades raras o características muy especiales, entre las que están:
- una prodigiosa capacidad para “mutar” o cambiar, que sirve de excusa para explicar la imposibilidad, después de 20 años, para encontrar una vacuna.
- la capacidad, también fuera de lo común, de poder destruir las células de la inmunidad por medio de “mecanismos indirectos”, léase por medios ocultos o desconocidos. Se han publicado teorías de lo más curiosas acerca de cómo el virus destruiría los linfocitos T: que si el virus induciría el suicidio celular, que si el virus actuaría como el jefe de una banda de matones que ordenaría a sus secuaces…
- Y esa capacidad, sin precedente en la historia de la Biología, de poder estar “latente”, es decir, dormido y a la espera, por períodos de ¡hasta 50 años!, hasta que produce la enfermedad.
Con respecto a estas características, que más parecen propias de “algunos virólogos” que de un virus, el Dr. Beverly Griffin, Director del Departamento de Virología del Royal Postgraduate Medical School, de Londres, dice: “Todas esas suposiciones carecen de pruebas y de claridad, invenciones como estas pueden ser utilizadas para acusar a cualquier microbio de cualquier enfermedad”.
Por si todo esto no fuera suficiente, resulta que la mayoría de las personas supuestamente infectadas por esta especie de “supervirus”, van a ser, ¡Qué casualidad! O drogadictos, o bien homosexuales, o negros, o personas de conducta sexual dudosa, lo que ya parece una capacidad demasiado sospechosa del virus para seleccionar.
Según la lista oficial establecida de enfermedades producidas por el virus, las personas infectadas van a verse aquejadas por problemas de lo más variado, que van desde enfermedades infecciosas, (bien sea por hongos, bacterias o virus), lo que tiene cierta lógica; cánceres, (como el de cuello de útero o el linfoma), cosa ya no tan lógica, pues implica que el supuesto virus produciría al mismo tiempo muerte y proliferación celular; o bien otras patologías que ya no sabemos qué pintan aquí, como el adelgazamiento extremo, la demencia, la diarrea.
Es más, este virus parece producir a cada grupo o persona un problema diferente, pues hay enfermedades que casi son exclusivas de unos grupos o personas y que no se dan en los otros, como es el caso del sarcoma de Kaposi, prácticamente exclusivo de “gays” y que no se ve en mujeres o niños, por ejemplo.
Al mismo tiempo, no deja de ser un contrasentido el hecho de que mientras que en el mundo occidental el virus afecta preponderantemente a hombres, (92% en EE UU y 86% en Europa), en África afecta por igual a hombres, mujeres y niños, lo que en epidemiología viene a ser como el día y la noche.
El Dr. Peter Duesberg, en su documentado trabajo “Sida adquirido por consumo de drogas y otros factores de riesgo no contagiosos” señala numerosas contradicciones como las que se acaban de exponer (1).
Y puestos a atribuir al virus extravagancias epidemiológicas y raras facultades, ya para colmo, también se admite que pueda volverse invisible, dado que los científicos ven normal el hecho de que, tras 20 años de presupuestos millonarios y un ejército de investigadores en la labor, todavía no se disponga de ninguna fotografía del virus al microscopio electrónico, tomada a partir de la sangre fresca de los enfermos o portadores. Todo ello en una época en la que incluso llegamos a tener evidencias directas de las partículas subatómicas.

Métodos ilícitos, abuso de autoridad, censura

Las incongruencias en el Sida no han pasado desapercibidas a una serie de investigadores que llevan años denunciándolas, el que los medios de comunicación no nos hayan informado de estos extremos no debería extrañar a nadie, una epidemia es como una situación de guerra al parecer y proporciona una buena excusa para la adopción de medidas irregulares, como la censura,… sobre todo si hay intereses económicos por medio.
Por la trascendencia y las consecuencias que tuvo, uno de los sucesos más graves fue el que esa situación de epidemia fuese anunciada o declarada, por las autoridades sanitarias americanas, en una multitudinaria rueda de prensa en Washington en abril de 1984, sin que hubiera sido publicado en ningún medio científico un solo estudio o trabajo que, de alguna manera, relacionara al virus presuntamente descubierto con la enfermedad.
Eso habría permitido a la comunidad científica verificar de algún modo la hipótesis. La rueda de prensa sustituyó a los trabajos científicos. Se inauguró así una nueva etapa en la Historia de la Ciencia, “la era de la ciencia a base de ruedas de prensa”, según expresión del especialista en análisis matemático Mark Craddock, quien en un artículo con ese mismo título y tras analizar algunos de los más destacados trabajos sobre el Sida, el último de ellos sobre la llamada “carga viral”, llega a decir: “(en el Sida), una cosa es lo que los científicos encuentran realmente, otra cosa es lo que cuentan en las ruedas de prensa y otra lo que los medios de comunicación cuentan al público, suponer que las tres son idénticas, incluso similares, es pura locura”.
El Sida quizás sea la primera epidemia de la historia creada y mantenida “desde los medios de comunicación”, donde las noticias en los medios van siempre por delante de los hallazgos científicos.
Por lo de pronto, los trabajos científicos que no se publicaron en las revistas científicas antes de la rueda de prensa, (siempre cabe la excusa de que la urgencia de la acción contra la epidemia hiciera pasar por alto ese “detalle”), nunca se publicaron. De haberlo sido, que era lo obligado y preceptivo, es seguro que la teoría del virus del Sida no hubiera durado un mes, tal es la cantidad de afirmaciones gratuitas, lagunas y contradicciones que contiene. De hecho, no son precisamente razones científicas las que explican su vigencia actual, sino otras.
Pero una vez proclamada oficialmente la causa viral mediante el “golpe de mano” de dicha rueda de prensa del 23 de abril de 1984, (el pánico y el alarmismo entre la población debido a la “nueva epidemia” -como luego veremos- ya habían sido creados años antes por el propio CDC de Atlanta, el Centro de Control de Enfermedades Infecciosas de los EE UU), fue bastante fácil neutralizar a los pocos científicos que mostraban dudas y objeciones al tiempo que pedían calma y reflexión.
Argumentos de este tipo fueron esgrimidos por altos oficiales del CDC para callar las voces discrepantes: “Cuando tu casa arde no te paras a reflexionar porqué arde, corres rápidamente a apagar el fuego”. Mejor ejemplo de alarmismo, imposible, (como que provenía de auténticos agitadores profesionales, como veremos).
Prueba del nulo respeto por la metodología científica es que si a cualquier persona se le ocurre investigar sobre el Sida y decide buscar las fuentes, es decir los trabajos científicos originales donde supuestamente se demuestra que el virus VIH causa el Sida, se encontrará con una enorme sorpresa, no existen siquiera las simples referencias científicas de tales trabajos en ningún lugar del mundo y ¿Por qué no existen esas referencias? Porque sencillamente no existen tales trabajos.
El Dr. Kary Mullis, Nóbel de Química de 1993 por la invención de la PCR, tras años de inútil búsqueda de esas referencias, se ha cansado de denunciarlo, “con la sensación –como él dice- de predicar en el desierto” (2).
Lo único que trascendió a la opinión pública fue el pleito entre Montagnier y Gallo por la paternidad del descubrimiento del virus, -supuesto- y los derechos comerciales derivados, lo que pareció confirmar el hecho de que: a) existía un virus y b) ese virus causaba el Sida. Hoy sabemos que ni siquiera la primera afirmación, es decir que existe el virus, se cumple, como veremos, lo que convierte la situación actual en algo especialmente patético.
Una circunstancia que llama la atención y que contribuye a aumentar la credibilidad de los científicos que denuncian estas graves irregularidades, (dejando de lado su reputación científica), es el hecho de que estén sufriendo una auténtica persecución por defender honestamente sus conclusiones, pérdida de las subvenciones para investigar incluido, cosa hoy en día bien rara por cierto, pues es sabido que buena parte de los investigadores “maquillan” los resultados de sus investigaciones, es decir mienten, para no perder las subvenciones.
Ese es el caso del Dr. Peter Duesberg, profesor de Biología Molecular de la Universidad de California-Berkeley, el primer científico que discrepó públicamente de la hipótesis VIH-Sida, cuyos trabajos y opiniones han sido boicoteados y censurados. Primero le amenazaron y después le privaron de su bolsa de investigación.
Mientras, los paladines del VIH, metidos hasta el cuello en el –llamémosle- “dinero del VIH”, reciben honores, reconocimientos y galardones, aunque alguno tenga que ir a las conferencias internacionales de Sida rodeado de guardaespaldas, como es el caso del Dr. Gallo, para protegerse sí, pero de las preguntas de los periodistas (3).
Los expertos oficiales del Sida llevan años huyendo del debate científico solicitado por los científicos críticos, alegando que estos “son una minoría” o que sus ideas “son peligrosas”, al tiempo que no dudan lo más mínimo en infundir miedo a la población con todo tipo de noticias catastrofistas sobre el Sida, sin la más mínima base objetiva, como es el caso de la pretendida “epidemia galopante de Sida en África”.
La censura, por muy nobles y elevadas que sean las razones que se aleguen, es un grave atentado contra todos nosotros, pues impide que conozcamos aquello que nos afecta, “sin conocimiento no hay libertad”.
Pero la censura acapara aún más nuestro interés, pues supone la incapacidad de los defensores de un determinado punto de vista, como es el caso de los defensores de la visión oficial del Sida, para defenderse con argumentos, con lo que implica de pérdida de credibilidad, (cosa que no parece importarles mucho, mientras puedan seguir disponiendo a su antojo de los medios de comunicación, incluida prensa científica). Kary Mullis lo dice así: “Llaman ciencia a lo que se publica en las revistas, pero lo que se publica en las revistas está escrito por ellos”.
La coacción, las amenazas y la censura constituyen, por otro lado, la única explicación lógica al hecho incomprensible de que se haya mantenido 25 años algo tan absurdo y pernicioso como es la visión VIH-Sida.

Una teoría costosa, inútil, perjudicial

¿Qué utilidad, qué beneficios ha aportado esta estrafalaria visión del virus del Sida? Veamos:

- No aclara ni explica las numerosas contradicciones de la supuesta epidemia.
- No ha sabido predecir, ni de manera aproximada, el curso de la epidemia, ni ha sabido realizar un pronóstico mínimamente acertado sobre las expectativas de vida de los supuestos infectados. Todas las predicciones han resultado ser escandalosamente erróneas, (afortunadamente).
- Ha sido incapaz de prevenir o de curar. ¿Dónde está la vacuna? ¿Dónde el tratamiento eficaz?
- Ha creado pánico innecesario en la población, al tiempo que marginación social y xenofobia.
- Supone costes desorbitados, imposibles de soportar por las economías de muchos países
- Supone un peligro para la salud de millones de ciudadanos, crea problemas en quien no los tiene y los agrava en quien los tiene, al tiempo que viola los derechos más elementales de las personas.
- Es algo que envenena, hasta extremos inverosímiles, las relaciones humanas más íntimas.
- Implica dar por válidas actuaciones ilícitas y nada éticas de investigadores, autoridades sanitarias –sobre todo americanas- industria farmacéutica, medios de comunicación, etc.

Todo ello a pesar de que la idea de que existe un virus que se transmite por vía sanguínea o sexual y provoca la muerte por inmunodeficiencia, sigue siendo, 20 años más tarde de ser anunciada en una multitudinaria rueda de prensa, un simple rumor – muy grande sí, pero…- sin confirmación científica de ningún tipo y a pesar de que, según el retrovirólogo Peter Duesberg, como base de una política sanitaria a nivel mundial, la teoría del virus “tiene la misma credibilidad científica que la idea de que vamos a ser invadidos por los marcianos de modo inminente”.
Las autoridades sanitarias de la mayoría de los países cometieron simplemente el error de fiarse sin más de las autoridades sanitarias americanas, actuaron de “buena fe”, es decir, se comportaron como auténticos creyentes en un terreno donde la fe, buena o mala, no cuenta, sólo las pruebas cuentan y, aunque tengan nuestra comprensión, lo cierto es que no solicitaron ni examinaron las pruebas pertinentes antes de embarcarse, y embarcarnos a todos, en este fiasco. Y no importa ya quién diga estas cosas, siempre que estas cosas se digan y, en la medida en que se conozcan, tenemos todos el deber moral de no colaborar con este fraude.

El Sida, un enfoque equivocado del resurgimiento de un problema antiguo

Entonces, ¿Cuál es el problema? Porque evidentemente la gente enferma y muere por algo.
Para responder a esta pregunta, debemos antes quitarnos las gafas de “horrible epidemia” que, tras 20 años de bombardeo informativo, todos llevamos puestas y atrevernos a ver, con los ojos del sentido común, tanto los orígenes del Sida como lo que la Medicina ya sabía desde antiguo sobre la inmunodeficiencia adquirida.
¿Existe el Sida? Por supuesto, es un hecho demostrado, al igual que es un hecho demostrado que siempre ha existido, es decir, existe y siempre ha existido la inmunodeficiencia adquirida como resultado de un conjunto de causas, documentadas por la Medicina desde muchos años antes de que se inventara la palabra Sida, en 1982.
Todo hace pensar que, en un momento dado -a principios de los 80- como resultado del incremento de algunas de estas causas que la producen, mayormente drogas, se produce en ciertos grupos de los EE UU un aumento de casos de inmunodeficiencia, (con aumento brusco de enfermedades que aunque conocidas, eran muy raras, como son la neumonía por pneumocystis carini y el sarcoma de Kaposi).
A pesar de las evidencias que apuntaban hacia un origen multifactorial, sobre todo factores tóxicos, dos circunstancias van a contribuir a que la investigación se encamine a la búsqueda, en exclusiva, de una causa infecciosa: por un lado la posición destacada e influyente en ese momento en la ciencia de los llamados “cazadores de virus”, los virólogos del INC, Instituto Nacional del Cáncer, cuyo exponente máximo es Robert Gallo, interesados lógicamente en una causa viral; por otro lado el papel jugado por el organismo sanitario encargado del control de las enfermedades infecciosas, el CDC de Atlanta, cuyos dirigentes, descaradamente interesados en una causa infecciosa actuaron, ya desde el principio, más como agitadores que como investigadores.
Con el empleo de todo tipo de métodos irregulares e ilícitos, que no tienen nada de científicos, como la manipulación informativa, la censura, las coacciones, más el correspondiente aporte de fondos billonarios, la visión del Sida infeccioso se acabará imponiendo, primero en los EE UU y después en el mundo entero.
La comunidad científica tarda tiempo en reaccionar y lo hará de forma independiente en países como Alemania, (Drs. Heinrich Kremer y Stefan Lanka), Colombia, (Dr. Roberto Giraldo), Australia, (Dra. Eleni Papadopulos-Eleopulos), EE UU, (Dr. Peter Duesberg), Suiza, (Dr. Alfred Hässig), Reino Unido, (Dr Gordon Stewart, epidemiólogo), etc. Paradójicamente, los argumentos relacionados con los aspectos más elementales, como la propia existencia del virus, serán los últimos en salir a la luz.
El científico más conocido por poner en duda la tesis oficial es el Dr. Peter Duesberg, considerado en aquel entonces por el propio Gallo como “la máxima autoridad mundial en retrovirus”, quien hace su denuncia pública contra la hipótesis viral en 1987. A Duesberg se le irán sumando otros científicos que llegan a constituir, en 1991, el “Grupo Internacional Para la Reevaluación de la Hipótesis VIH-Sida”, formado en la actualidad por más de dos mil investigadores de todo el mundo, destacando no tanto el número sino la cualificación de sus miembros.
Los integrantes de este grupo enviaron, nada más constituirse, un breve comunicado a las principales revistas científicas, en el que simplemente pedían que, dadas las dudas existentes, un grupo independiente de científicos examinara las evidencias a favor y en contra de la hipótesis del virus y se llevaran a cabo estudios epidemiológicos. A pesar de ir avalado por las firmas de 40 destacados investigadores, las principales revistas se negaron a publicarlo.
Durante años las ideas predominantes en el Grupo fueron las tesis de Peter Duesberg, apoyadas por numerosos datos, que plantean que el VIH, un supuesto retrovirus, no reúne las condiciones como para ser considerado la causa del Sida, siendo un pasajero oportunista más.
A mediados de los 90, a medida que empiezan a ser conocidos los trabajos de la biofísica australiana Eleni Papadopulos-Eleopulos, (alguno publicado ya en 1988), referentes al aislamiento del virus (4), sus argumentos comienzan a imponerse, siendo hoy en día los que gozan de mayor aceptación en el Grupo.
La tesis de Papadopulos se resume así: al contrario que todos los virus conocidos que causan enfermedades, el VIH nunca fue hallado, como partícula estable independiente, en la sangre fresca o tejidos sin cultivar de ningún ser humano, con o sin Sida. Por lo tanto, no podemos afirmar su existencia.
En lo que se refiere ya a las causas del Sida, el acuerdo dentro del Grupo es casi total, sus causas son predominantemente tóxicas y nutricionales, lo que coincide con lo que la Medicina ya sabía desde antiguo.
En resumen, nada nuevo, en la lista de enfermedades incluidas en la definición oficial del Sida, por otro lado, no existe ningún problema que sea nuevo, lo único nuevo aquí es la idea, nunca demostrada, de que un virus nuevo causa todos esos viejos y conocidos problemas, lo cual sí es por cierto bastante novedoso.

La inmunodeficiencia adquirida (IA) o Sida, sus causas

La IA es el debilitamiento de la capacidad de nuestro organismo para combatir las infecciones, por causas que nos van a influir después de nacer, (caso contrario la llamaríamos inmunodeficiencia congénita).
La inmunodeficiencia se va a poner de manifiesto por la presencia de infecciones.
¿Es nuevo esto? Definitivamente no, salvo que los médicos se hayan vuelto amnésicos de repente y se hayan olvidado de lo que figura en sus propios libros. La IA, al igual que la debida a causas congénitas, es algo conocido y documentado, junto con sus causas, mucho antes de que se creara el término Sida en 1982.
Pero a pesar de ser sus causas algo documentado, lo cierto es que, antes del VIH, por parte de los médicos no se les concedían demasiada importancia, pronto veremos porqué. Y después del VIH casi dejan de existir.
¿Qué causas producen IA? Hay registradas muchas causas que la provocan, pero antes de referirnos a ellas, debemos recordar algo que es de sentido común y es que una buena defensa frente a las infecciones requiere el buen estado o funcionamiento no sólo del sistema inmune, constituido básicamente por los glóbulos blancos o leucocitos, sino que precisa también del buen estado del resto de órganos y funciones.
Está comprobado que todo aquello que debilite de modo importante al organismo en general o a cualquier órgano vital en particular, va a dar como resultado una disminución de nuestra capacidad para combatir las infecciones, que será más acentuada si existe algún tipo de déficit o daño en nuestro sistema inmunológico.
Así, los médicos han visto desde antiguo que la presencia de infecciones, que es el modo de manifestarse la inmunodeficiencia, es algo frecuente en una serie de enfermedades, p. e., en personas con diabetes, con importante anemia, cirrosis hepática, otros problemas crónicos de hígado o de riñón, en problemas tiroideos, etc., así como en situaciones de estrés, agotamiento físico, etc., algo –esto último- que confirma la experiencia de cada uno.
Dentro de las numerosas causas que originan una mayor facilidad para las infecciones, vamos a fijarnos en las más importantes o aquellas que, por su coincidencia en el Sida, tienen más interés.
La desnutrición
La principal de estas causas, que es con mucho la principal causa de inmunodeficiencia a nivel mundial, la que más muertes por inmunodeficiencia causa en individuos de todas las edades actualmente en el mundo, es la desnutrición, (el hambre) o su variante, la malnutrición.
Esta causa de inmunodeficiencia figura desde antiguo en los textos médicos, siendo incomprensible lo rápidamente que nos hemos olvidado de ella, ¿Será porque la correcta nutrición -algo que se debería enseñar a la gente- brilla por su ausencia en las facultades de Medicina? “la desnutrición y la infección van invariablemente juntas
y cada una agrava a la otra” (5). Problemas como la neumonía por “pneumocystis carini”, típica enfermedad que todo el mundo asocia al VIH, han sido vistos desde antiguo en situaciones de grave desnutrición, por ejemplo, la padecieron los niños del “gueto” de Varsovia en la Segunda Guerra Mundial.
Las personas que consumen habitualmente drogas como heroína, cocaína, crack y anfetaminas, incluso los alcohólicos, sufren a menudo de importante desnutrición.
Drogas y medicamentos
Otra fuente importante de IA son drogas y medicamentos. Está muy documentado desde antiguo el papel inmunodepresor de heroína, cocaína, crack, anfetaminas y alcohol, así como el de muchos medicamentos.
Heroína
Veamos estos síntomas: “adelgazamiento, sudores nocturnos, propensión a infecciones bucales, propensión a tuberculosis, endocarditis”,… ¿Recuerdan a algo? Pues bien, estos síntomas, tomados de una publicación médica de 1909, se refieren a los efectos del consumo crónico de opiáceos.
Estudios más actuales en heroinómanos “seronegativos”, citados por Duesberg, muestran que sus niveles de glóbulos blancos, incluidos los linfocitos T4 ó CD4, popularmente las “defensas”, suelen estar más bajos de lo normal, al igual que sucede en los heroinómanos “seropositivos”, lo que demuestra que la heroína causa Sida por sí misma.
Además, la inyección de heroína a menudo no es estéril, lo que implica infecciones de todo tipo como hepatitis, septicemia o infección de la sangre, flebitis, cándidas, etc. A ello se suma el papel jugado por un sinnúmero de sustancias extrañas con las que se rebaja o “corta” la pureza de la heroína.
Hechos similares se observan en consumidores de cocaína y derivados como el “crack”, problemas como fiebre, adelgazamiento y propensión a problemas pulmonares, (bronquitis, neumonía, tuberculosis), se ven a menudo en consumidores de estas sustancias.
Anfetaminas y derivados como la metanfetamina, (“cristal”, “speed”), afectan a la nutrición y causan agotamiento físico.
En cuanto al consumo abusivo de alcohol, se debe saber que es conocido desde antiguo que los alcohólicos tienen desnutrición crónica, presentan con frecuencia infecciones y a menudo presentan “leucopenias”, es decir, disminución de todos los tipos de glóbulos blancos, incluidos los T4 ó CD4, es decir, Sida.
En el apartado de los tóxicos es obligado incluir a los niños nacidos de madres adictas a la heroína, cocaína, crack o de madres alcohólicas. ¿Qué tiene de extraño que estos bebés desarrollen deficiencias inmunes, entre otros problemas, si en el seno de la madre están expuestos a estos tóxicos que la provocan?
Una mención aparte merecen los “poppers”, nitritos inhalábles, profusamente usados como afrodisíacos por una minoría de “gays” americanos, (asiduos de las “bath houses”, tan en boga en los años 70-80). Inhalados antes de las relaciones, producen relajación de la musculatura anal, facilitando las relaciones anales y prolongando el orgasmo.
Los nitritos son agentes oxidantes muy potentes y reaccionan con muchas moléculas del organismo, incluso el agua, de ahí que sean de las sustancias más conocidas como agentes cancerígenos, además de ser inmunodepresores. Están íntimamente unidos al sarcoma de Kaposi y al nacimiento del Sida (ver nota 8).
En cuanto al papel de los medicamentos en la inmunodeficiencia, muchos son los fármacos que pueden originarla de una forma u otra, pero vamos a fijarnos solamente en algunos, como son los fármacos de quimioterapia del cáncer, el uso prolongado de cortisona y el uso prolongado o intensivo de antibióticos.
Los fármacos de quimioterapia del cáncer producen, entre otros efectos tóxicos, una disminución en la producción de células sanguíneas por la médula ósea, es decir, de glóbulos rojos, plaquetas y glóbulos blancos, estos, (recordémoslo), son las células de la inmunidad, por lo que se puede decir con toda propiedad que causan Sida por sí mismos. Se usan en los enfermos de cáncer por períodos cortos precisamente debido a su alta toxicidad. ¿Qué pasaría si se usaran por tiempo indefinido? ¿Qué se supone pasaría si se usaran en embarazadas?
El AZT o Zidovudina, (el tristemente conocido Retrovir), es un fármaco que se investigó a mediados de los años 60 para ver su posible utilidad en el cáncer y se desechó inmediatamente porque era demasiado tóxico. Pues bien, 20 años más tarde era aprobado, incomprensiblemente, para ser usado en los enfermos de Sida, es decir, lo que no servía ni para ser usado siquiera por períodos cortos en los enfermos de cáncer, debido a su alta toxicidad, ¡Se aprueba 20 años más tarde para su uso indefinido en los enfermos de Sida, embarazadas incluidas!
Se puede afirmar que, tras años de uso y a las dosis que se recetaban a los “seropositivos” cuando se empleaba en “monoterapia”, (AZT sólo), prácticamente no ha dejado supervivientes. ¿Y las consecuencias de su uso en embarazadas? Mejor ya ni imaginárnoslas. Aunque estuviera demostrado que el virus VIH es la causa del Sida,
¿Hay alguna justificación para el empleo en cualquier ser humano de algo tan sumamente tóxico como lo es el AZT?
Estudios hechos en supervivientes de Sida de larga duración, es decir personas que sobrevivían 5 años o más tras el diagnóstico de Sida, publicados a principios de los 90, confirmaron que la práctica totalidad de ellos no usaba fármacos antivirales, al tiempo que habían modificado sustancialmente su “estilo de vida” en lo que se refiere sobre todo al abandono de drogas y mejora en los hábitos nutricionales (6) .
La mayoría de los fármacos que se emplean en la actualidad para tratar el Sida, formando parte de llamado “cóctel” antivírico, son fármacos -AZT incluido- de la misma familia química del AZT, (análogos nucleósidos), si bien es cierto que a dosis sensiblemente menores, lo que no elimina su letalidad a medio-largo plazo (7) .
Fármacos de quimioterapia de cáncer son usados hoy en día por la Medicina, para tratar problemas distintos del cáncer, Sida o el rechazo en los transplantes, empleándose de modo habitual en otras enfermedades, como las llamadas “autoinmunes”, (artritis reumatoide, esclerosis múltiple, lupus, etc.).
Los tratamientos prolongados con cortisona son conocidos también por provocar una disminución de la inmunidad y aumento de infecciones oportunistas, incluida la neumonía por p. carini.
El uso prolongado o intensivo de antibióticos también es conocido por aumentar la incidencia de infecciones oportunistas. Los antibióticos son drogas pensadas para uso a corto plazo, nunca se usaron por tiempo indefinido para prevenir infecciones, práctica habitual en el Sida, sino para tratarlas cuando las hay.
Las mismas infecciones, cuando son repetidas o graves, en especial las víricas, debilitan también la inmunidad.
Las transfusiones de sangre o derivados sanguíneos también figuran asociadas desde antiguo a la IA. Es un hecho documentado que las personas que reciben transfusiones desarrollan con frecuencia neumonías. En cuanto a los hemofílicos, que reciben a menudo transfusiones de determinados derivados sanguíneos, es sabido desde siempre que presentan un mayor índice de infecciones que el resto de la población así como unas expectativas de vida más cortas.
Factores físicos como las radiaciones ionizantes: neumonías por “pneumocystis carini”y “sarcomas de Kaposi”, las dos enfermedades más típicas del Sida, ya habían sido observadas hace muchos años en personas que recibían radioterapia contra el cáncer.
Se mencionan finalmente los factores psicológicos, ya que también es sabido que emociones sostenidas como la ansiedad, el miedo, la depresión y el estrés pueden influir poderosamente en nuestra salud y causar síntomas idénticos al Sida, quizás una de las razones de ello sea el aumento de cortisol, (hormona similar en sus efectos a la cortisona), que se produce en nuestro organismo en estas situaciones.
Pensemos, sin ir más lejos, en el efecto devastador que puede tener para la vida de una persona el simple hecho de que el doctor le diga a uno, “Verá, es usted seropositvo”, (y lo que después sigue, tratamientos oficiales incluidos).
La razón de que los médicos apenas concedieran demasiada importancia a estas causas tiene sencilla respuesta si tenemos en cuenta que la primera causa indiscutible de IA, es decir, de Sida, es la desnutrición y en cuanto a las restantes, como se puede observar, muchas de ellas son casualmente tratamientos médicos.

En resumen, a la vista de todas estas causas que se han mencionado, podemos afirmar:
1 - Que estas causas, solas o combinadas, bastan por sí mismas para causar inmunodeficiencia, en muchos casos grave, es decir, causan Sida por sí mismas.
2 - Que si ahora descubriéramos una nueva causa que provoca IA, por ejemplo un virus, no por ello deberíamos olvidarnos de ellas, como ha sucedido desde que entró en escena el VIH, pues estas causas siempre serían factores agravantes que es preciso corregir.
3 - Que en todas las personas que tienen inmunodeficiencia grave, es decir Sida, es prácticamente imposible no encontrar alguna de estas causas -tratamientos oficiales del Sida incluidos- solas o combinadas.

¿Tiene cura el Sida, la IA?

En contra de la idea de que la IA o Sida es un problema originado por una única causa, un virus, que no tiene cura y que es algo que se contagia, los hechos y la experiencia demuestran que la IA, es decir el Sida, obedece a múltiples causas, corrigiendo las cuales se corrige el problema y, mientras no se demuestre lo contrario, no se transmite de unas personas a otras, o sea, no es contagioso, al igual que no lo es el cáncer ni la cirrosis etílica.

¿Cómo sabemos si una persona tiene IA, es decir, Sida?

Se manifiesta por el grado o frecuencia de las infecciones, si bien la existencia de estas no implica, en la mayoría de los casos, una merma en el sistema inmunológico como tal. Una forma sencilla de comprobar esto último, que no precisa de analíticas especiales, es la cifra total de glóbulos blancos, que figura en una simple analítica general. Los linfocitos T4 ó CD4, popularmente llamados “las defensas”, son tan sólo una pequeña fracción dentro de las células del sistema inmunológico y este tan sólo es una parte, aunque importante, de nuestras defensas.
Consecuentemente, lo de T4=defensas, como si fuera el depósito de la gasolina, suena un poco a estupidez, ya que sin negar el valor de los T4, está comprobado que su nivel muy bajo sólo tiene valor cuando coincide con una cifra alarmantemente baja del resto de los leucocitos. En todo caso conocemos muy poco aún sobre su papel como para atribuirle ese valor tan determinante como se hace hoy en día en el Sida.

¿Dónde y cómo nace el Sida?

Si entendemos el Sida como lo que es, es decir, como inmunodeficiencia adquirida, debemos saber que el Sida es casi tan antiguo como el hombre o, por lo menos, su principal causa, la desnutrición o el hambre, lo es. Lo que ocurre es que como nosotros no la padecemos, a veces nos olvidamos que existe.
Pero si entendemos el Sida como IA provocada por un virus eso es pura y simplemente un rumor” –muy sospechoso- que nace a principio de los 80 en los EE UU, siendo imposible que pudiera nacer en ningún otro lugar, puesto que como veremos sólo allí se daban las especiales circunstancias que hicieron posible disparate tal.
No hay más que hacer memoria y recordar la década los 70 en los EE UU, es la época de los “hippies”, de las protestas contra la guerra de Vietnam, de la lucha por los derechos civiles de la minoría negra, de la llamada revolución sexual, el “haz el amor y no la guerra”, es también cuando irrumpe con fuerza el movimiento “gay”. En cierto modo esa época puede resumirse con la frase tópica “sexo, droga y rock and roll”.
Las estadísticas sanitarias de los EE UU reflejan muy bien que en esa década tiene lugar un aumento epidémico en el consumo de drogas y un incremento espectacular en las enfermedades de transmisión sexual, (e incremento, lógicamente de consumo de antibióticos), tanto en la población heterosexual como homosexual (8) .
¿Qué tiene de extraño que tras esa década aparezcan muchos casos de inmunodeficiencia, algunos muy graves, con la aparición de problemas que aunque no eran nuevos eran muy poco frecuentes? Este es el caso de la neumonía por “pneumocystis carini”, conocida desde 1911, y del “sarcoma de Kaposi” una especie de tumor de piel, conocido por los médicos desde 1872. Pero vayamos a los primeros casos documentados de la historia del Sida.
A fines de 1980, el inmunólogo Michael Gottlieb ve, en la Clínica Universitaria de Los Angeles, 5 casos de neumonía por “p. carini” en 5 jóvenes “gays”. En el primer informe oficial del CDC consta que “los 5 tenían un grave historial de enfermedades sexualmente transmisibles y los 5 inhalaban sustancias tóxicas” (es decir, “poppers”).
A principios de 1981 se detectan, también en “gays”, “sarcomas de Kaposi” , a pesar de que también había una clara relación entre el uso de “poppers” y este sarcoma – las correlaciones eran de hasta el 100% en los estudios iniciales del propio CDC- este, ya desde el primer momento, empieza a sugerir una causa infecciosa común (9) .
A finales de 1981 los astutos epidemiólogos del CDC realizan una gran encuesta epidemiológica, el famoso “Protocolo 577”, para determinar según ellos las causas de aquellas patologías. Las conclusiones de este estudio, una auténtica majadería, fueron que lo único relevante en los enfermos de Sida era el “elevado número de relaciones sexuales que tenían”, por lo que la causa “tenía que ser forzosamente infecciosa” (10).
Para nada se hablaba del altísimo índice de enfermedades sexualmente transmisibles que tenían, que le es inseparable –de aquella no usaban condón- ni del elevado consumo de antibióticos para tratarlas, (antibióticos como las tetraciclinas eran consumidos por los “gays” en las “bath houses” incluso como preventivos). ¿Y qué hay del importantísimo consumo de “poppers”? Como que podían haberse ahorrado perfectamente la encuesta.
Es obligado aquí hacer un inciso para recordar que a estas alturas los agentes del CDC eran ya consumados expertos en intentar hacer pasar por epidemia infecciosa a todo cuanto problema echaban el guante, sin importar lo poco o nada infeccioso que este fuera, así habían hecho en los 60 con ciertos núcleos de leucemias y años más tarde con la enfermedad de Lyme. Que eran unos expertos en crear alarmismo y en manipular la información quedó demostrado con ocasión de la famosa “gripe porcina” en 1976, unos años antes del Sida. El CDC había alertado de que se avecinaba una gran epidemia de gripe, transmitida del cerdo al hombre, por lo que los americanos debían vacunarse. Ese mismo año estalló en Filadelfia un brote de neumonía que mató a 29 veteranos de la Legión Americana y el CDC anunció que la gripe porcina ya había estallado. Cuando se comprobó que la causa de las muertes de los legionarios era una vulgar bacteria, la legionella pneumofila, ya habían sido vacunados contra la gripe porcina 50 millones de americanos. La gripe nunca se presentó y cientos de personas quedaron paralizadas por las vacunas. El estado fue condenado a pagar más de 100 millones de dólares a las víctimas y el director del CDC fue despedido.
Volviendo al Sida, como consecuencia de la irresponsable labor de agitación del CDC, al sugerir una causa infecciosa sin tener prueba alguna, (aún faltaban más de dos años para que el científico Robert Gallo afirme en su famosa rueda de prensa haber descubierto el “virus del Sida”), el pánico empezó a cundir y en los hospitales, donde estos problemas ya eran conocidos como “la cólera de Dios”, (el castigo divino de los viciosos), nadie osaba acercarse y la comida se amontonaba a la entrada de las habitaciones de los enfermos, por miedo al “contagio”.
Llegó un momento en que los hospitales se negaron a aceptar a estos enfermos y hasta el obispo de Nueva York tuvo que intervenir para decir: “Aunque el pecado es condenable, no debemos abandonar al pecador”.
El CDC va a ir amasando estos problemas que aparecen en “gays” con otros problemas dispares, como los que aparecen en heroinómanos, o los de los hemofílicos o los que tenían las personas que recibían transfusiones, (incluso en los primeros momentos se metió dentro del saco del Sida a los haitianos), dando a todo este conglomerado de problemas la apariencia de una única epidemia infecciosa, causada por un único agente, “probablemente un virus”.

¿Qué tiene que ver Robert Gallo con todo esto?

Robert Gallo, investigador fracasado de los inexistentes virus del cáncer, con historial de “trepa” y corrupto, era un alto cargo en el Instituto Nacional del Cáncer, era un virólogo de los muchos que había en aquella época en ese importante centro. Durante muchos años la investigación del cáncer estuvo controlada por ellos, lo que explica su fracaso, pues no se investigó otra cosa que no fuera el papel de los virus en el cáncer. Al ser abandonada por fin esa inútil investigación de los virus en el cáncer, dejándonos como recuerdo la curiosa teoría de los “virus lentos”, Gallo siguió, empeñado en la búsqueda de virus donde fuera, viendo finalmente su oportunidad de oro con el Sida.
Por aquel entonces, hacia 1983, Lluc Montagnier, otro virólogo pero del Instituto Pasteur de París, cree haber descubierto un retrovirus en glóbulos blancos procedentes de nódulos linfáticos de un enfermo y lo publica en una revista. El CDC declara inmediatamente que ese virus “probablemente sea la causa del Sida”.
Robert Gallo entonces, viendo que se le esfuma el negocio, actúa rápido. Le pide unas muestras de su “virus” a Montagnier que este le envía, convence a la ministra de salud americana y convocan la rueda de prensa donde anuncian al mundo que el virus del Sida ha sido descubierto, (por Gallo naturalmente). Pero ojo, no sin antes registrar, cosa de horas antes, la patente americana de un supuesto test de detección del virus.
Al mes siguiente Gallo publicó en la revista “Science” unas fotos de su “virus”, que no era otro que el supuesto virus de Montagnier, con lo que el pleito entre ambos estaba servido. El mito del VIH había nacido y el CDC va a ser quien marque las pautas y directrices a seguir, a nivel mundial, en todo lo referente a la “pandemia del Sida”.

¿Existe el virus?

La única forma que tiene la ciencia de demostrar su existencia, es el aislamiento y el aislamiento quiere decir, ni más ni menos, la identificación del virus en sangre fresca o tejidos sin cultivar de enfermos o portadores.
Pues bien, esto no se ha producido hasta la fecha, es decir, no se ha visto jamás un VIH en la sangre fresca de ningún ser humano, de hecho, como llegó a admitir el Dr. David Ho en la Conferencia Internacional de Sida de Ginebra de 1998, ante las preguntas del periodista Huw Christie, y como antes se dijo, todavía hoy no disponemos de ninguna fotografía del virus al microscopio electrónico, pero tomada del único sitio que vale, que es la sangre fresca o tejidos sin cultivar de los enfermos o llamados portadores. Este simple hecho, comprensible por todo el mundo, echa por tierra sin remedio toda la teoría del VIH al completo.
Otra forma de decirlo es que las condiciones establecidas por la ciencia para el aislamiento de virus, incluidas las condiciones, más restringidas, para el aislamiento de retrovirus, no se cumplen, argumentos defendidos tanto por virólogos como el Dr. Stefan Lanka, retrovirólogos como el Dr. Fidias León Sarmiento, especialistas en microscopio electrónico como el Dr. Etien De Harven, o biofísicos como la Dra Papadopulos.
Por otro lado, el considerado como el “descubridor del virus”, el propio Lluc Montagnier, admitió en julio de 1997, en una entrevista para la televisión realizada por Djamel Tahi (11), en el Instituto Pasteur de París, que no había purificado el virus o, lo que es lo mismo, que no lo había aislado. El aislamiento de un virus implica su purificación de material extraño, de otro modo, ¿Cómo íbamos a poder asegurar que tales o cuales proteínas, material genético, etc., son del virus?
El “santo” de Lluc Montagnier, a quien el sinvergüenza de Robert Gallo robó el supuesto retrovirus, (el “robo del diamante falso”, según Duesberg), resultó ser otro sinvergüenza que no hizo bien su trabajo y presentó como un nuevo retrovirus algo que no lo era y que no cumplía ni las condiciones establecidas para el aislamiento de virus, ni las condiciones para el aislamiento de retrovirus, establecidas estas últimas en 1972 precisamente en el Instituto Pasteur de París, el mismo centro donde Montagnier trabajaba.
Y quienes crean que, frente a unos pocos que defienden que el virus no existe, está la “gran mayoría de los científicos” que dicen que sí existe, ignoran lo sucedido hace años en el famoso juicio “por la sangre contaminada” de Göttingen, Alemania (1995-97). En este juicio se pidió al tribunal que encontrara un solo científico, de los miles que acuden a los Congresos del Sida, que fuera capaz de comparecer para aportar pruebas y declarar, bajo juramento, que el VIH existía y causaba el Sida. ¡Nadie compareció! (12). La prensa, por supuesto, no dijo “ni pío”.
Así que el actual consenso mundial de los científicos acerca de que un virus, el VIH, es la causa del Sida, no es el producto de la existencia de pruebas sólidas que así lo demuestren, sino el resultado de la desinformación, la censura y el miedo a perder sus trabajos o subvenciones, que es bien distinto. Podrán decirnos que sí, que “el virus existe”, que “está aislado”, que los científicos “trabajan con él a diario”, que “conocen sus proteínas”, etc., etc., pero nosotros, que somos ignorantes, sólo sabemos que en un momento determinado el dinero hace maravillas y nos parece ya mucho pedirnos el que creamos, a la vista de todo este panorama que nadie, en su sano juicio, puede tomar en serio.

¿De dónde proceden entonces esas fotografías del “virus” que nos muestran?

Si eso no es un virus, ¿Qué es entonces? Según estos científicos críticos “excomulgados de la Ciencia”, que por todo lo que llevamos visto nos merecen bastante más credibilidad, las partículas que nos muestran las fotos no proceden de la sangre fresca de los enfermos -el único sitio válido- sino que son el resultado de un sofisticado proceso de laboratorio, que consiste más o menos en lo siguiente:

- Se toman glóbulos blancos de nódulos linfáticos de un “portador” y se cultivan en laboratorio.
- A esos cultivos se les añade, o bien células leucémicas, (que es el método empleado por Gallo), o bien células de cordón umbilical, (método empleado por Montagnier).
- A este conglomerado de células se lo estimula debidamente con sustancias de tipo oxidante.

Es entonces ¡Oh maravilla! que se van a producir los “virus VIH”: una conjunto de partículas inestables, (al contrario que los virus, los cuales son siempre partículas estables, un virus tiene que serlo para poder salir de la célula, incluso del propio organismo, para infectar otra célula) y heterogéneas, de distinto tamaño y forma, (otra característica de los virus, que aquí no se cumple, es que las especies víricas son siempre homogéneas).
Parece ser que si en vez de un “portador”, es un “no portador”, el resultado es el mismo, es decir se producen también esos “virus VIH”, (después de todo, el llamado “test de VIH” o “test del Sida”, que es lo que decide si se es o no portador, como ya debemos suponer, es algo que carece de la más mínima validez científica).
Y esto es en resumen lo que nos venden por VIH, una sopa de partículas diversas, producidas por células anormales en circunstancias anormales y, según todo parece indicar, inofensivas, (se producen por millones y los glóbulos blancos de los cultivos siguen tan campantes), el hecho de que no tengan estabilidad, (para ser fotografiadas al microscopio electrónico requieren cortes ultrafinos y fijación química, al contrario que los virus, que se pueden ver directamente), confirma su exclusivo uso celular, (una vez cumplida su función, se destruyen) .
Y, se debe repetir, estas partículas que se ven en laboratorio, nunca se han visto en ningún ser humano.

¿Qué pasa con el test de VIH?

Este test pretende detectar por métodos indirectos el virus en las personas, o sea, un test que pretende detectar en las personas algo que, como hemos visto antes, jamás hemos observado en ningún ser humano. Es como si pretendiéramos detectar con un test al “virus del cancer” o al “virus de la locura” o … al mismo demonio.
No podemos detectar, con ningún tipo de test, algo que jamás se ha visto en ningún ser humano, pues la única forma que existe de validar el test, es decir de comprobar que es fiable, (y no digamos ya si es un test indirecto cual es el caso de todos los tests relacionados con el VIH), es con la propia detección del virus en la sangre fresca. Por lo que podemos asegurar que todos los tipos de test que se emplean para la detección del VIH, sean de antígenos, anticuerpos o de “carga viral”, carecen de validez científica, por lo que su uso no está justificado.
Así que sabemos qué es lo que no detecta el test de VIH, que es precisamente el VIH, luego está mal llamarlo así, salvo que VIH signifique “Virus de la Imaginación Humana”, como bien dice el Dr. Fidias León Sarmiento.
Sabemos lo que no detecta y sabemos algo sobre lo que detecta, de entrada sabemos que detecta anticuerpos y algo más, puesto que existen más de 60 causas documentadas que tienden a dar positivos con los tests, mal llamados de VIH. Cuando se echa un vistazo por encima a esas causas: exposición a infecciones, (tuberculosis, malaria, hepatitis, herpes, gripe); vacunaciones, (gripe, tétanos), problemas autoinmunes, (artritis reumatoide, lupus, etc.), problemas crónicos de hígado, de riñón, aumentos de bilirrubina, de colesterol, etc. (14), salta a la vista algo evidente y es que en general se dan aumentos de anticuerpos de todo tipo o de muchos tipos. Pero aún hay más.
Habitualmente, para hacer el test de VIH a las personas, se procede a diluir mucho su suero sanguíneo y se pone en contacto con las proteínas del test. Ahora bien, se ha observado que cuando se utiliza el suero sin diluir, el 100% de las personas damos positivo en este test . ¿Qué significado tiene esto? Veamos.
Si el test da positivo en todo el mundo en esa circunstancia, eso significa que detecta algo que todos tenemos que, por lógica, no pueden ser anticuerpos contra el VIH, por lo que teniendo en cuenta la relación de causas anterior, debemos concluir que el “test de VIH” detecta anticuerpos de muchos tipos que todo el mundo tiene.
Ahora bien, si después de diluir el suero, sólo unas pocas personas dan positivo, ¿Qué debemos suponer? Sencillamente que esas personas, a las cuales el test da positivo, tienen lo mismo que tiene todo el mundo, es decir anticuerpos de todo tipo o de muchos tipos, pero en mayor cantidad.
Por otra parte, ¿Qué es lo que tienen en común todos los llamados “grupos de riesgo” o con “prácticas de riesgo” del Sida? ¿Qué es lo que tienen en común drogadictos intravenosos, receptores de transfusiones, hemofílicos, relaciones anales -sobre todo sexo anal receptivo- bebés de madres toxicómanas, etc.? Acaso estas situaciones, como consecuencia de estímulos tóxicos, infecciosos, incorporación de proteínas extrañas a la sangre, etc. ¿No es lógico que conlleven aumentos de anticuerpos en sangre? ¿Tiene algo de extraño entonces que el test de VIH tienda a dar más resultados positivos en estas personas de “grupos o prácticas de riesgo” del Sida?
En definitiva, el mal llamado test de VIH, o prueba del Sida, es un simple indicador de estrés inmune, algo que indica, cuando da positivo en las personas, que sus sistemas inmunes han sida estimulados o estresados por circunstancias de muy diversa índole, lo que origina aumentos en los niveles de anticuerpos, algo que ocurre con frecuencia y de modo normal a lo largo de la vida de las personas, por ejemplo tras vacunaciones, tras gripes, con la misma edad, etc. y en otras situaciones, (problemas crónicos de hígado, de riñón, problemas autoinmunes, etc.). Cabiendo esperar un mayor aumento en los niveles de anticuerpos tras una estimulación inmune más intensa (“grupos o prácticas de riesgo”). Que algunas de estas personas tengan además inmunodeficiencia no implica que vayan a tenerla necesariamente por el hecho de tener mayores niveles de anticuerpos, que causan los resultados positivos del test.
Si ahora tomáramos a 100 monjas de clausura mayores de 75 años y les hiciéramos el test de VIH, es muy probable que quedáramos bastante sorprendidos de la cantidad de resultados positivos y esta circunstancia no implicaría precisamente que hubieran incumplido su voto de castidad. El test de VIH, dada su nula validez científica y su enorme toxicidad psicológica para las personas, debe ser abolido cuanto antes. Como una medida precautoria, en tanto que un resultado positivo del test puede correlacionar con un estrés tóxico, infeccioso o con ciertos disturbios inmunológicos, podría rechazarse para las transfusiones la sangre positiva al test, pero no usar este test como diagnóstico de infección por VIH, como en su día señaló el biólogo molecular Harvey Byaly.

Otras aspectos, como la falacia de la “carga viral” o supuesta cantidad de virus que tienen las personas, el mito del Sida en Africa, o que aquellos a quienes se ha etiquetado de “seropositivos” se morirán de Sida si no toman los fármacos antivirales, etc. son algunas facetas más del mismo fiasco, cuya finalidad, nos tememos, es infundir miedo, (con seguridad el peor virus y el más contagioso), muy útil para que las personas consuman unos fármacos tóxicos que de otro modo no tomarían, muy conveniente para alimentar un negocio inmoral.

                                                                                              Galicia, enero 2005

              Manuel Garrido Sotelo.

              Médico, miembro del “Grupo Internacional Para la Reevaluación de la Hipótesis VIH-Sida

              Miembro fundador de la Red Internacional de Orientación y Apoyo Mutuo Superando el Sida

              www.superandoelsida.ning.com  

              e-mail: superandoelsida@gmail.com                           

                                                                                
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NOTAS

(1)  “Sida adquirido por consumo de drogas y otros factores de riesgo no contagiosos”, Peter Duesberg, rev. “Farmacology and Therapeutics, vol 55, 1992, pp 201-277. Según el biólogo molecular Harvey Byaly, ex director de la revista “Biotechnology”, el trabajo citado es la mejor refutación que se ha hecho hasta la fecha de la Hipótesis VIH-Sida. Disponible en castellano en la Asociación SAS.

(2)  Prólogo de Kary Mullis al libro “Inventing the AIDS virus”, de Peter Duesberg, Regnery Publishing Inc, Washington 1996, disponible en la Biblioteca Central de la Universidad de Santiago de Compostela.

(3)  “En la conferencia Internacional de Sida de Berlín, Gallo estaba muy tenso, iba a todas las partes acompañado de tres guardaespaldas y perdió los estribos un par de veces”… (John Lauritsen, Zenger´s Newsmagazine, 1998).

(4)  “El aislamiento del VIH: ¿Se ha llevado a cabo realmente?”, Eleni Papadopulos-Eleopulos, Departamento de Física Médica del Royal Perth Hospital, (Universidad de Australia Occidental) y David Causer, Físico Decano del mismo departamento, rev. “Continuum”, Londres 1996, 4(3), suplemento 1-24. Disponible en inglés en la Asociación SAS.

(5)  “Sida y agentes estresantes”, p. 33, Dr. Roberto Giraldo, Edit. Universidad de Antioquia, Colombia. Disponible en castellano As. SAS-seres Positivos.

(6)  “Surviving AIDS”, Michael Callen, Harper Collins, N. York 1990.

(7)  Ver las declaraciones sobre el llamado “cóctel antiviral” del Dr. Anthony Fauci, Director del Instituto de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los EE UU, recogidas en el diario “El país”del 6-2-2001.

(8)  En 1974, 5,4 millones de americanos consumieron cocaína en algún momento de su vida y en 1985 esa cifra era de 22,2 millones, por otra parte, el uso de nitritos inhalábles o “poppers” comenzó en los años 60 y alcanzó proporciones epidémicas a mediados de los 70, unos años antes de que apareciera el Sida, (Duesberg, opus cit.). De 1971 a 1976, el nº de casos de blenorragia pasó de 624.371 a 1.011.014, (sólo los casos declarados) y de 1960 a 1980 los casos de sífilis aumentaron en un 300%. Sólo los gastos anuales, en los asilos y clínicas dedicados a tratar las complicaciones neurológicas de la sífilis, superaban los 50 millones de dólares (Dominique Lapierre, “Más grandes que el amor”, p. 56).

(9)  De hecho el Sida fue bautizado inicialmente por el CDC con el nombre de  G R I D,  (Inmunodeficiencia Relacionada con Gays).

(10)  Sacar como conclusión, a partir del elevado nº de relaciones sexuales, que algo es transmisible o contagioso, es lo mismo que atribuir los problemas de salud que tienen los deportistas que se dopan al ejercicio físico. El único requisito, imprescindible para poder hablar de problema transmisible o contagioso, es que hallemos en los enfermos un agente infeccioso común que cumpla ciertas condiciones.

(11)  En esta entrevista, Montagnier dice textualmente:”¡Le repito, (al VIH) no lo hemos purificado!”. Rev. “Continuum”/ 1997/8, 5:30-34.

(12)  El tribunal dictó sentencia absolutoria el 24-feb-97, tras serle imposible encontrar un solo científico que compareciera.

(13)  Gallo patentó en 1984 un sistema para producir sus “virus VIH”, con fines de investigación o para los “tests del Sida”, mediante el cual millones de esas partículas son producidas en los laboratorios de todo el mundo en cultivos de linfocitos T, (los mismos a los que se supone que mata), los cuales viven indefinidamente sin ser afectados por esa ingente cantidad de supuestos virus, (Duesberg, opus cit.). El autor de la afirmación de que el VIH mata a los linfocitos T en la práctica “se está forrando” gracias al hecho de que suceda algo bien diferente.

(14)  Ver causas documentadas que tienden a dar positivo en los tests, (artículo de Christine Johnson en revista “Continuum”, vol. 4, nº 3).

(15)  Esta comprobación fue realizada, según el Dr. Giraldo, actual Presidente del “Grupo Para la Reevaluación de la Hipótesis VIH-Sida”, con el test ELISA, y sus resultados pueden extrapolarse perfectamente al Western Blot, dado que constan de las mismas proteínas antigénicas, con la diferencia de que en el WB están separadas en bandas y en el ELISA están todas juntas. Y aunque el WB en España se considera más fiable que el ELISA, su sensibilidad es equivalente, de hecho en el Reino Unido el WB está prohibido y sólo se usa el ELISA, aunque con un dintel más alto. Así, en el Reino Unido, con una población mucho mayor que la española, (y consecuentemente una población de riesgo mucho mayor), existen muchos menos seropositivos que en España.

 

 

 

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NINGUNO MURIO POR VIH, SINO POR LAS ENFERMEDADES DE SIEMPRE

Agosto 28th, 2008

 

NINGÚN FAMOSO MURIÓ DE SIDA

 

Si el sida se contagia por sexo, se espera que los casos de famosos hetero o gay fueran muy numerosos y notorios. Pero esto no es así.

En el apartado gay tampoco fueron muchos: Rock Hudson, Nureyev, Anthony Perkins, Freddie Mercury, Néstor Almedros.

Y en todos pueden encontrarse causas de muerte distintas al sida:

Nureyev fue envenenado, según su novio (The Guardian, 30-01-2003), algo que confirmó el Dr. Duesberg, murió de pericarditis causado por citomegalovirosis, es decir nada que ver con el sida.

Hudson tenía cáncer linfático.

Freddy Mercury era drogadicto y murió de sobredosis y bronconeumonía multilobar.

Néstor Almendros murió de cáncer.

Antony Perkins no contagió a su mujer y murió de una abstracción : “complicaciones por sida”, es decir, de neumonía.

El marido de Margaret Heckler, la fanática abogada que presentó la teoría del sida en una rueda de prensa con el Dr. Gallo en 1984, murió de neumonía.

 

Otros gays famosos se mantienen vivos con VIH

como el saltador de EE UU y campeón olímpico Greg Louganis, quien dice estar sano gracia a no medicarse,

o el patinador Rudy Galindo.

Magic Johnson esta vivo y sano 

el boxeador Tommy Morrison está igual sin medicarse y ahora da negativo y denuncia que el sida es todo una estafa y un negocio.

Greg Luganis, denuncia:” El verdadero truco está en dejar los medicamentos. Sentía que estaba perdiendo calidad de vida” (The State, abril 15, 1997).

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Se habla mucho del Sida en África, es un hecho asumido por todos como algo incuestionable. En ciertos medios, donde en relación al Sida parece imperar aquello de “más solidario cuanto más catastrofista”, puedes ser tachado de insolidario si, incluso teniendo datos en que apoyarte, se te ocurre ponerlo en duda.

Sin embargo, nada más irreal que la idea de todo un continente devastado por la epidemia que nos quieren vender, aunque sólo sea por el hecho de que en todos esos países africanos, que dicen que están siendo diezmados por el Sida, se registra aumento de población.

Hace años el biólogo molecular Harvey Byaly, exdirector de la revista “Biothechnology” y especialista en enfermedades africanas, dijo algo que resume muy bien la situación: “Para que te diagnostiquen de Sida en África, sólo tienes que tener diarrea crónica, estar desnutrido e ir a un hospital equivocado, es decir, un hospital que reciba fondos de alguna augusta fundación, de las muchas que existen para la lucha contra el Sida, en cuyo caso los médicos estarán muy interesados en difundir esa mentalidad”.

El hecho clave, ignorado y omitido por sistema cuando se aborda el tema, que basta por sí mismo para crear dudas sobre todas las valoraciones acerca del Sida en ese continente, es que en África puede diagnosticarse el Sida sin necesidad de hacer el test de VIH. Mientras que en Occidente, para un diagnóstico de Sida, se precisa un resultado positivo del test y el desarrollo de una al menos de 29-30 enfermedades, en África no es obligatorio hacer el test, lo que quiere decir ya de entrada que los médicos y autoridades sanitarias pueden atribuir enfermedades y muertes al virus del Sida sin temor a contradecirse.

No resulta fácil de creer y menos fácil de creer aún es que sea precisamente la Organización Mundial de la Salud (OMS), la institución de política sanitaria con más peso e influencia a nivel mundial, quien así lo haya estipulado. Por la llamada “Definición de Bangui”, resolución adoptada la capital de la República Centroafricana, (recogida en el “Informe Epidemiológico Semanal de la OMS” 1986:61:69-76), el organismo de la ONU estableció unas normas, a todas luces impresentables desde cualquier punto de vista, para el diagnóstico de Sida sin tests. Brevemente, basta con tener 10% o más de pérdida de peso, trastornos de crecimiento, fiebre de un mes o diarrea de un mes. Con las enormes limitaciones económicas que hay para hacer tests y dada la fuerte presencia de estos síntomas en la población africana, por el hambre, las guerras, las malas condiciones higiénico sanitarias y males endémicos, como la malaria o la disentería, se puede uno imaginar que media África está siendo arrasada por el Sida. Pero este Sida poco o nada tiene que ver con una nueva epidemia causada por un virus, sino con lo que ha ocurrido toda la vida en África.

En suma, podemos decir sin miedo que en África el Sida se diagnostica “a ojo”. Si tenemos en cuenta que, según la OMS, que es el referente máximo al que se remiten los medios cuando se trata de dar estadísticas sanitarias, el 80% de la epidemia mundial de Sida se localiza en África, siendo la situación allí como se acaba de exponer, podemos suponer qué queda al final de la famosa “epidemia mundial de Sida”.

Si a esto añadimos que el Sida incumple las mínimas condiciones que debe reunir una epidemia para ser considerada como tal, como es el crecimiento exponencial en la población no inmunizada, típico de la aparición de microbios nuevos para los cuales no existe vacuna ni tratamiento, (como es el caso del supuesto virus VIH), debemos concluir que no existe ninguna epidemia, ni mucho menos mundial de Sida.

Ahora bien, ¿Por qué toda esta manipulación? ¿A qué viene inventarse una epidemia de Sida en África que no existe? Muy sencillo, cuando a mediados de los 80 se anuncia en los EE UU la existencia de una epidemia de Sida que se propaga heterosexualmente, hasta un niño podía ver que afectaba casi exclusivamente a hombres, cosa que sucede aún hoy en los EE UU y en Europa, en donde el 92% y el 86% de los casos son hombres. Esto no podía ser, había que hacer algo, así que con la invención del Sida africano, afectando por igual a hombres, mujeres y niños, (el hambre y la malaria no saben de sexos ni de edades), se tenía lo que se necesitaba para poder hablar de transmisión heterosexual, con lo que de repente todos estábamos en peligro y los presupuestos se remontarían. Había también otros intereses como la venta a los países africanos de los tests del Sida y tóxicos como el AZT que ya empezaban a ser rechazados.

Recientemente ha cobrado actualidad en los medios la lucha que desde hace un tiempo lidera Sudáfrica contra las multinacionales farmacéuticas, para conseguir el abaratamiento del precio de los llamados “medicamentos esenciales”, aquellos fármacos necesarios para tratar los problemas más básicos, desde las aspirinas a los antibióticos para tratar la tuberculosis, la malaria, etc. Esta batalla ha sido sutilmente manipulada en los medios, haciéndose hincapié en la demanda de unos fármacos para el Sida más baratos, que lleva implícita la idea de una epidemia de Sida galopante en Sudáfrica, (casualmente el país con mayor potencial de crecimiento económico del área).

Al mismo tiempo se silencian otras cosas, como que Thabo Mbeki, el presidente de Sudáfrica, un hombre muy bien informado y que sabe muy bien lo que hace, manifestó su intención de no destinar dinero para comprar unos fármacos tóxicos, inútiles y caros –aunque se los vendan a precios regalados- pudiendo destinarlos a erradicar las enfermedades de la pobreza.

Hace poco la prensa informaba de la reunión en Chicago sobre fármacos antivirales, en la que las autoridades sanitarias americanas recomendaron que se retrasara en lo posible la aplicación de los llamados “cócteles antivirales”, en base a “sus efectos tóxicos y potencialmente letales”, (El país, 6-2-2001), después de afirmar durante años que con ellos “podía convertirse la enfermedad en crónica” y cuando hasta entonces la estrategia consistía en “atacar fuerte y rápido”.

Queda todavía lo más importante: todos los que han profundizado un mínimo en el tema del Sida saben que hoy en día está todo muy en el aire en lo que se refiere a su validez científica, (desde hace años cientos de investigadores de todo el mundo plantean serias dudas que alcanzan aspectos tan elementales como la propia existencia del virus VIH). En este sentido, Sudáfrica es el único país del mundo que busca una salida al Sida basada en criterios mínimamente objetivos, de hecho la primera acción de su presidente, por la que tuvo que soportar la histeria e insultos en su país y fuera de él, fue promover un auténticco debate científico para despejar estas cuestiones.

Mbeki quiso que en los debates estuvieran presentes los defensores del modelo VIH y al mismo tiempo oír lo que los científicos disidentes, censurados en el mundo occidental, tenían que decir. En estos debates se decidió, de común acuerdo, verificar la validez de los llamados tests de VIH, con lo que eso implica: la verificación de que el virus puede aislarse en los enfermos. De esto no hablan nada los medios.

De lo que no hay duda es de que en África el miedo al Sida tiene dimensiones realmente epidémicas, al punto de que la población evita ir a los hospitales, vista la gran facilidad con que la catalogan de Sida, lo que supone el total aislamiento por parte de sus convecinos, según declaraciones de médicos africanos a la periodista británica Joan Shenton.

Lamentable que muchas ONGs, en una actitud calcada a la del más fanático e interesado activismo antisida, exijan para África, ahora más baratos, esos fármacos tóxicos y caros que Occidente rechaza, viviendo del “maná” de las subvenciones, provenientes en parte del bolsillo del contribuyente, en el vano intento de combatir una epidemia fantasma, que en realidad sólo sirve para ocultar grandes intereses económicos, oscuras políticas de control demográfico y para encubrir los problemas reales de África.

Con todo, aún nos queda mucho que aprender de los africanos, por lo menos de algunos.

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