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Se habla mucho del Sida en África, es un hecho asumido por todos como algo incuestionable. En ciertos medios, donde en relación al Sida parece imperar aquello de “más solidario cuanto más catastrofista”, puedes ser tachado de insolidario si, incluso teniendo datos en que apoyarte, se te ocurre ponerlo en duda.

Sin embargo, nada más irreal que la idea de todo un continente devastado por la epidemia que nos quieren vender, aunque sólo sea por el hecho de que en todos esos países africanos, que dicen que están siendo diezmados por el Sida, se registra aumento de población.

Hace años el biólogo molecular Harvey Byaly, exdirector de la revista “Biothechnology” y especialista en enfermedades africanas, dijo algo que resume muy bien la situación: “Para que te diagnostiquen de Sida en África, sólo tienes que tener diarrea crónica, estar desnutrido e ir a un hospital equivocado, es decir, un hospital que reciba fondos de alguna augusta fundación, de las muchas que existen para la lucha contra el Sida, en cuyo caso los médicos estarán muy interesados en difundir esa mentalidad”.

El hecho clave, ignorado y omitido por sistema cuando se aborda el tema, que basta por sí mismo para crear dudas sobre todas las valoraciones acerca del Sida en ese continente, es que en África puede diagnosticarse el Sida sin necesidad de hacer el test de VIH. Mientras que en Occidente, para un diagnóstico de Sida, se precisa un resultado positivo del test y el desarrollo de una al menos de 29-30 enfermedades, en África no es obligatorio hacer el test, lo que quiere decir ya de entrada que los médicos y autoridades sanitarias pueden atribuir enfermedades y muertes al virus del Sida sin temor a contradecirse.

No resulta fácil de creer y menos fácil de creer aún es que sea precisamente la Organización Mundial de la Salud (OMS), la institución de política sanitaria con más peso e influencia a nivel mundial, quien así lo haya estipulado. Por la llamada “Definición de Bangui”, resolución adoptada la capital de la República Centroafricana, (recogida en el “Informe Epidemiológico Semanal de la OMS” 1986:61:69-76), el organismo de la ONU estableció unas normas, a todas luces impresentables desde cualquier punto de vista, para el diagnóstico de Sida sin tests. Brevemente, basta con tener 10% o más de pérdida de peso, trastornos de crecimiento, fiebre de un mes o diarrea de un mes. Con las enormes limitaciones económicas que hay para hacer tests y dada la fuerte presencia de estos síntomas en la población africana, por el hambre, las guerras, las malas condiciones higiénico sanitarias y males endémicos, como la malaria o la disentería, se puede uno imaginar que media África está siendo arrasada por el Sida. Pero este Sida poco o nada tiene que ver con una nueva epidemia causada por un virus, sino con lo que ha ocurrido toda la vida en África.

En suma, podemos decir sin miedo que en África el Sida se diagnostica “a ojo”. Si tenemos en cuenta que, según la OMS, que es el referente máximo al que se remiten los medios cuando se trata de dar estadísticas sanitarias, el 80% de la epidemia mundial de Sida se localiza en África, siendo la situación allí como se acaba de exponer, podemos suponer qué queda al final de la famosa “epidemia mundial de Sida”.

Si a esto añadimos que el Sida incumple las mínimas condiciones que debe reunir una epidemia para ser considerada como tal, como es el crecimiento exponencial en la población no inmunizada, típico de la aparición de microbios nuevos para los cuales no existe vacuna ni tratamiento, (como es el caso del supuesto virus VIH), debemos concluir que no existe ninguna epidemia, ni mucho menos mundial de Sida.

Ahora bien, ¿Por qué toda esta manipulación? ¿A qué viene inventarse una epidemia de Sida en África que no existe? Muy sencillo, cuando a mediados de los 80 se anuncia en los EE UU la existencia de una epidemia de Sida que se propaga heterosexualmente, hasta un niño podía ver que afectaba casi exclusivamente a hombres, cosa que sucede aún hoy en los EE UU y en Europa, en donde el 92% y el 86% de los casos son hombres. Esto no podía ser, había que hacer algo, así que con la invención del Sida africano, afectando por igual a hombres, mujeres y niños, (el hambre y la malaria no saben de sexos ni de edades), se tenía lo que se necesitaba para poder hablar de transmisión heterosexual, con lo que de repente todos estábamos en peligro y los presupuestos se remontarían. Había también otros intereses como la venta a los países africanos de los tests del Sida y tóxicos como el AZT que ya empezaban a ser rechazados.

Recientemente ha cobrado actualidad en los medios la lucha que desde hace un tiempo lidera Sudáfrica contra las multinacionales farmacéuticas, para conseguir el abaratamiento del precio de los llamados “medicamentos esenciales”, aquellos fármacos necesarios para tratar los problemas más básicos, desde las aspirinas a los antibióticos para tratar la tuberculosis, la malaria, etc. Esta batalla ha sido sutilmente manipulada en los medios, haciéndose hincapié en la demanda de unos fármacos para el Sida más baratos, que lleva implícita la idea de una epidemia de Sida galopante en Sudáfrica, (casualmente el país con mayor potencial de crecimiento económico del área).

Al mismo tiempo se silencian otras cosas, como que Thabo Mbeki, el presidente de Sudáfrica, un hombre muy bien informado y que sabe muy bien lo que hace, manifestó su intención de no destinar dinero para comprar unos fármacos tóxicos, inútiles y caros –aunque se los vendan a precios regalados- pudiendo destinarlos a erradicar las enfermedades de la pobreza.

Hace poco la prensa informaba de la reunión en Chicago sobre fármacos antivirales, en la que las autoridades sanitarias americanas recomendaron que se retrasara en lo posible la aplicación de los llamados “cócteles antivirales”, en base a “sus efectos tóxicos y potencialmente letales”, (El país, 6-2-2001), después de afirmar durante años que con ellos “podía convertirse la enfermedad en crónica” y cuando hasta entonces la estrategia consistía en “atacar fuerte y rápido”.

Queda todavía lo más importante: todos los que han profundizado un mínimo en el tema del Sida saben que hoy en día está todo muy en el aire en lo que se refiere a su validez científica, (desde hace años cientos de investigadores de todo el mundo plantean serias dudas que alcanzan aspectos tan elementales como la propia existencia del virus VIH). En este sentido, Sudáfrica es el único país del mundo que busca una salida al Sida basada en criterios mínimamente objetivos, de hecho la primera acción de su presidente, por la que tuvo que soportar la histeria e insultos en su país y fuera de él, fue promover un auténticco debate científico para despejar estas cuestiones.

Mbeki quiso que en los debates estuvieran presentes los defensores del modelo VIH y al mismo tiempo oír lo que los científicos disidentes, censurados en el mundo occidental, tenían que decir. En estos debates se decidió, de común acuerdo, verificar la validez de los llamados tests de VIH, con lo que eso implica: la verificación de que el virus puede aislarse en los enfermos. De esto no hablan nada los medios.

De lo que no hay duda es de que en África el miedo al Sida tiene dimensiones realmente epidémicas, al punto de que la población evita ir a los hospitales, vista la gran facilidad con que la catalogan de Sida, lo que supone el total aislamiento por parte de sus convecinos, según declaraciones de médicos africanos a la periodista británica Joan Shenton.

Lamentable que muchas ONGs, en una actitud calcada a la del más fanático e interesado activismo antisida, exijan para África, ahora más baratos, esos fármacos tóxicos y caros que Occidente rechaza, viviendo del “maná” de las subvenciones, provenientes en parte del bolsillo del contribuyente, en el vano intento de combatir una epidemia fantasma, que en realidad sólo sirve para ocultar grandes intereses económicos, oscuras políticas de control demográfico y para encubrir los problemas reales de África.

Con todo, aún nos queda mucho que aprender de los africanos, por lo menos de algunos.

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La revista estadounidense Zenger's, de California, publicó en setiembre de 1996 una lista de 64 artículos aparecidos en diversas revistas científicas (Lancet, Proceedings of the National Academy of Science, JAMA, New England Journal of Medicine, Bio/Technology, American Journal of Epidemiology, Vox Sanguinis, Transfusion, Arthritis and Rheumatism, Am. J. Epidem., Nephron, etc.). En ellos se documenta (el número de veces que aparece entre paréntesis) que una o varias de sesenta enfermedades o situaciones hacen que los «tests del sida» den positivo.

 

(El artículo, así como las referencias, puede encontrarse en http://www.tig.org.za/pdf-files/attached/M.pdf)

 

 

Este es el artículo de la periodista especializada Christine Johnson

 

 

Hay abundantes publicaciones científicas que explican que hay más de 70 diferentes condiciones documentadas que pueden causar que el test de anticuerpos reaccione positivamente sin infección por VIH. (Johnson 1993, 1995, 1996a,b; Hodgkinson 1996; Turner 1996, 1997/8; Shenton 1998; Papadopulos-Eleopulos et al 1993; Giraldo 1997d, 2000a; Giraldo et al 1999).

Alguna de las condiciones que causan falsos positivos del así llamado “test del SIDA” son: infección presente o pasada con una variedad de bacterias, parásitos, virus y hongos, incluyendo tuberculosis, malaria, leishmaniasis, influenza, resfriado común, lepra y un historial de enfermedades de transmisión sexual; la presencia de anticuerpos poliespecíficos, hipergammaglobulinemias, la presencia de auto-anticuerpos contra una variedad de células y tejidos, vacunas, y la administración de gammaglobulinas o imunoglobulinas; la presencia de enfermedades auto-inmunes como: lupus sistémico eritematoso, esclerodermia, dermatomyositis y artritis reumatoide; la existencia de embarazo y multíparas; historia de inseminación rectal; adicción a drogas recreacionales; diversas enfermedades del riñón, fracaso renal y hemodiálisis; historia de trasplante de órganos; presencia de una variedad de tumores y quimioterapia contra el cáncer; muchas enfermedades hepáticas incluida la enfermedad del hígado alcohólico; hemofilia, transfusiones de sangre y administración de factor de coagulación; e incluso la simple condición del envejecimiento y algunas vacunas, por mencionar las más importantes (Johnson 1993, 1995, 1996a,b; Hodgkinson 1996; Turner 1996, 1997(8; Sentón 1998; Papadopulos-Eleopulos eta al 1993; Giraldo 1997d, 2000a).

Christine Johnson, de California, ha listado, de la literatura científica, las siguientes condiciones que causan reacción falso-positiva en los tests de anticuerpos del VIH.

• Presencia natural de anticuerpos poliespecíficos (Barbacid et al 1989; Healey &Bolton 1993).
• Anticuerpos a anti-carbohidratos (Zinder & Fleissner 1989; Healey & Bolton 1993; CORDES & Ryan 1995).
• Anticuerpos con alta afinidad por el poliestireno usado en los envases de los tests (Arnold et al 1994; Pearlman & Ballar 1994; Yoshida et al 1987).
• Anticuerpos HLA a leucocitos antígenos clase I y II (Blanton et al 1987; Bylund 1992; CORDES & Ryan 1995; Profitt & Yen-Lieberman 1993; Sayers et al 1986; Schleupner 1990; Schochetman & George 1992; Steckelberg & Cockerill 1988; Yu et al 1989).
• Inmunización pasiva (recepción de gammaglobulinas o inmuno-globulinas como profilaxis contra infección) (Ascher & Roberts 1993; CORDES & Ryan 1995; Gill et al 1991; Jackson et al 1988; Lai-Goldmnam et al 1987; Isaacman 1989;M Profitt & Yen-Lieberman 1993; Piszkiewicz 1987; Yale et al 1994).
• Administración de preparados de inmunoglobulina humana (Bylund et al 1992).
• Hipergammaglobulinemia (alto nivel de anticuerpos) (More et al 1986; Peterman et al 1986).
• Globulinas producidas durante gammapatías policlonales, muy común en grupos con riesgo de SIDA (Bylund et al 1992; Cordes & Ryan 1995; Schleupner 1990).
• Anticuerpos anti-linfocitos (Mathe 1992; Ujehelyi et al 1989).
• Anticuerpos anti-colágeno (encontrados en hombres gay, hemofílicos, Africanos de ambos sexos y gente con lepra) (Mathe 1992).
• Múltiples transfusiones de sangre (Cordes & Ryan 1995; Ng 1991;Peterman et al 1986; Proffit & Yen-Lieberman 1993; Schochetman & George 1992; Yu et al 1989; Sayre 1996).
• Individuos con defectos de coagulación (Bylund et al 1992; Schochetman & George 1992).
• Vacuna de la hepatitis B (Jackson et al 1988; Lee et al 1992;Pearlman & Ballas 1994; Profitt & Yen-Lieberman 1993).
• Vacuna antitetánica (Pearlman & Ballas 1994).
• Falsos positivos en otros tests serológicos, incluyendo RPR para sífilis (Bylund et al 1992; Fleming et al 1987; Moore et al 1986; Schleupner 1990; Schocheman & George 1992).
• Individuos sanos como resultado de malinterpretación de reacciones cruzadas (Bylund et al 1992).
• Anticuerpos IgM anti-hepatitis A (Schleupner 1990).
• Altos niveles de circulación de complejos inmunes (Biggar et al 1985; Moore et al 1986).
• Presencia de ribonucleoproteínas normales en humanos (Cordes & Ryan 1995; Schleupner 1990).
• Malaria (Biggar et al 1985; Charmot & Simon 1990).
• Leishmaniasis Visceral (Ribiero et al 1994).
• Tuberculosis (Kashala et al 1994).
• Micobacteria avium (Kashala et al 1994).
• Enfermedades autoinmunes: lupus sistémico eritematoso, escleroderma, enfermedad del tejido conjuntivo, dermatomiositis (Bylund et al 1992; Leo-Amador et al 1990; Pearlman & Ballas 1994; Proffit & Yen-Lieberman f1993; Ranki et al 1992; Schochetman & George 1992).
• Lupus Sistémico eritematoso (Esteva et al 1992; Jindal et al 1993).
• Artritis reumatoide (Ng 1991).
• Seropositivo por factor reumatoide, anticuerpos antinucleares, y otros autoanticuerpos (Kock et al 1988; Steckelberg & Cockerill 1988; Yoshida et al 1987).
• Anticuerpos anti-músculos lisos (Schleupnere 1990).
• Anticuerpos anti-mitocondriales (Cordes & Ryan 1995; Schleupner 1990).
• Anticuerpos anti-microsomal (Mortimer et al 1985).
• Otros anticuerpos antinucleares (Cordes & Ryan 1995; Schleupner 1990).
• Anticuerpos anti-antígenos de células T (Cordes & Ryan 1995; Schleupner 1990).
• Fracaso renal (Cordes & Ryan 1995; Jindal et al 1993; Schleupner 1990).
• Hemodiálisis (Bylund et al 1992; Fassbinder et al 1986; Peterman et al 1986; Schochetman & George 1992; Ujhelyi et al 1989).
• Terapia de interferón alfa en pacientes de hemodiálisis (Sungar et al 1994).
• Trasplante renal (Burkhardt et al 1987; Cordes & Ryan 1995; Neale et al 1985; Schleupner 1990; Ujehlyi et al 1989).
• Trasplante de órganos (Agbalika et ala 1992; Ng 1991).
• Infección de las vías respiratorias superiores (resfriado o gripe)(Challakere & Rapaport 1993).
• Infecciones víricas agudas, infecciones víricas del ADN (Cordes & Ryan 1995; Pearlman & Ballas 1994, Profitt & Yen-Liebereman 1993; Schleupner 1990; Steckelberg & Cockkerill 1988; Voevodin 1992).
• Gripe (Ng 1991).
• Vacunación de la gripe (Arnold et al 1994; Challakere & Rapaport 1993; Cordes & Ryan 1995; Hsia 1993; MacKenzie et al 1992; Profitt & Yen-Lieberman 1993; Simonsen et al 1995).
• Herpes simple I (Langedijk et al 1992).
• Herpes simple II (Challakere & Rapaport 1993).
• Virus de Epstein-Barr (Ozanne & Fauvel 1988).
• Exposición a vacunas víricas o infección vírica reciente (Challakere & Rapaport 1993).
• Embarazo en mujeres multíparas (Cordes & Ryan 1995; Ng 1991; Profitt & Yen-Lieberman 1993; Steckelberg & Cockerill 1988; Ujhelyi et al 1989; Abbott 1997).
• Cánceres (Pearlman & Ballas 1994).
• Mieloma múltiple (Bylund et ala 1992; Profitt & Yen-Lieberman 1993; Steckelber & Cockerill 1988).
• Trastornos hematológicos malignos y linfomas (Burkhardt et al 1987; Cordes & Ryan 1995; Profitt & Yen Lieberman 1993; Schleupner 1990; Steckelberg & Cockerill 1988).
• Fiebre Q con hepatitis asociada (Yale et al 1994).
• Hepatitis (Sungar 1994).
• Enfermedad hepática alcohólica (Bylund et al 1992; Cordes & Ryan 1995; Mendenhall eet al 1986; Pearlman & Ballas 1994; Schleupner 1990; Schochetman & George 1992; Steckelberg & Cockerill 1988).
• Colangitis esclerosante primaria (Schochetman & George 1992; Steckelberg & Cockerill 1988).
• Cirrosis biliar primaria (Cordes & Ryan 1995; Profitt & Yen-Lieberman 1993; Schleupner 1990; Steckelberg & Cockerill 1988).
• Síndrome de Stevens-Johnson 8Burkhardt et al 1987; Cordes & Ryan 1995; Profitt & Yen-Lieberman 1993).
• Sangre “pegajosa” en Africanos (Jungkind et al 1986; Schleupner 1990; Schochetman & George 1992; Smith et al 1987; Van Brees et al 1985).
• Suero lipémico (sangre con niveles altos de grasas o lípidos) (Schochetman & Geoerge1992).
• Suero hemolizado (Schochetman & George 1992).
• Hiperbilirrubinemia (Bylund et al 1992; Cordes & Ryan 1995).
• Proteínas en el equipamiento usado para estos tests (Cordes & Ryan 1995).
• Otros retrovirus (Blomberg et al 1990; Cordes & Ryan 1995;Dock et al 1988;Schleupner 1990; Tribe et al 1988).

Por lo tanto, hay un número creciente de condiciones conocidas que provocan que los tests de VIH reaccionen positivamente en ausencia del VIH, es decir, falsos positivos.

Es interesante que todas las condiciones que causan reacciones positivas en los “tests VIH” en ausencia de VIH son condiciones que están presentes, con variedad en su distribución y concentración, en muchos “grupos de riego de SIDA” reconocidos en los países desarrollados, así como en un amplio porcentaje de Africanos y gente de otras partes del mundo desarrollado. Esto quiere decir que muy probablemente muchos usuarios de drogas (incluidas algunas madres), ciertos varones gay, y algunos hemofílicos en los países desarrollados, así como la vasta mayoría de los habitantes en la mayor parte de los países de África, Asia, América del Sur y el Caribe, que reaccionan positivamente al test para el VIH, pueden muy bien ser debido a otras condiciones que la de estar infectado con VIH (Johnson 1993, 1995, 1996a,b; Hodgkinson 1996; Turner 1996, 1997/8; Shenton 1998; Papadopulos-Eleopulos et al 1993, 1997; Giraldo 1997c, 2000a).

Es escandaloso darse cuenta de que una diagnosis de infección por VIH sea tan frecuentemente en tests que no son específicos para el VIH, e incluso peor cuando uno se da cuenta de que estos tests no específicos guían la prescripción de drogas antirretrovirales altamente tóxicas.

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DIEZ SENCILLOS PASOS PARA MORIRSE DE SIDA

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(ACLARACIÓN: LOS PASOS QUE SIGUEN NO SON NINGÚN ORÁCULO DIVINO, NI NINGÚN TRABAJO CIENTÍFICO, NI MUCHO MENOS DEBEN SERVIR PARA UNA ORIENTACIÓN SOBRE CÓMO SOLVENTAR PROBLEMAS DE SALUD, CORRESPONDEN A UNA FORMA HUMORÍSTICA DE HABLAR, DE HECHO, ESTÁN TOMADOS DE http://superandoelsida.ning.com/profiles/blogs/el-sida-en-clave-de-humor

http://superandoelsida.ning.com/profiles/blogs/mensaje-con-motivo-del-dia-mundial-del-sida-estamos-hartos-de-tan)

1. Créete de veras que la Ciencia y la Medicina no se equivocan, que son infalibles, como el Papa, en consecuencia creerás a pies juntillas todo lo que las autoridades sanitarias y los médicos especialistas vienen afirmando todos estos años sobre el Sida, que se resume en la ecuación: VIH=SIDA=MUERTE. Ni borracho se te ocurra dar crédito a esa minoría de locos iconoclastas que niegan que el VIH cause el Sida, llegando incluso a afirmar que el virus no existe.

2. Créete que el Sida es una epidemia terrible en aumento, a la que todo el mundo está expuesto,(“Todos somos iguales ante el Sida”, dicen las campañas sanitarias, cosa que suena muy convincente, como lo de “Todos somos iguales ante Hacienda”).Piensa en la posibilidad de haber sido ya contagiado por alguien, bien mediante relaciones sexuales o por jeringas, si te chutas,...

3. Hazte un test de VIH para verificar el contagio y en caso de que el resultado sea negativo, tú insiste haciéndolo periódicamente, incluso puedes hacértelo en otro país, con lo que las probabilidades de dar positivo son mayores. El truco es insistir, “el que la sigue la consigue”.

4. Si el resultado es positivo, ¡Animo!, ¡La cosa marcha! Y aunque la mayoría de los seropositivos se mantienen vivos y sanos durante un mínimo de 15 años, según la propia estadística oficial, varias cosas pueden ayudarte a partir de ahora, si ese es tu deseo, a morirte de Sida:
- Los propios médicos, ellos serán los primeros en decirte que no tienes remedio. Sus tratamientos e ignorancia se encargarán de hacerlo realidad, cual crónica de muerte anunciada.
- La sociedad, la cual te aislará y marginará. (“¿A los seropositivos?- Les haremos homenajes, fiestas y llevaremos todos lacitos rojos, pero si en 4-5 años no están todos muertos, ¡Nos lo devuelven todo!”. De hecho, ¿Sabías que han comenzado a cortarles las pensiones?).
- Tú mismo, ante este panorama, empezarás a sentirte avergonzado y culpable y te despreciarás un poco más, (por si ya te apreciaras mucho).

5. Bien, ya eres seropositivo, ¡ Qué bien ! A partir de ahora ya tienes un único culpable para todos tus males, el VIH. Lo demás, (cómo comes, el grado de intoxicación de tu organismo, etc.), no cuenta. Acude ahora a menudo al hospital para ver tus “defensas”, pronto será tu verdadera casa.

6. Busca “asesoramiento psicológico para el Sida”, muy buena preparación para la muerte y no para la vida, por extraño que parezca. Algo así como cursillos prematrimoniales, pero para la extremaunción. El asunto es que te hagas a la idea de tu final inevitable a corto lazo.

7. Abandona “ipso facto” toda idea estimulante: proyectos, ilusiones, la idea de tener relaciones, de tener hijos, etc. Jubílate de todo tipo de actividad.

8. Toma sin temor antivirales, cuantos más y más pronto, mejor. La experiencia demuestra su eficacia a la hora de mermar tu inmunidad. Lo mismo con los antibióticos, consumidos ahora en su especial modalidad para el Sida, que consiste en tomarlos por tiempo indefinido como “preventivos”.

9. Haz testamento cuanto antes, dejando tus asuntos arreglados de tal forma que tu desaparición de este mundo no cause mayores problemas ni contratiempos, esfúmate rápido y sin ruido.

10. Convéncete en suma de que este infierno que sufres en esta vida no es más que un pequeño anticipo del que te aguarda en la otra, justo castigo divino por tus pecados, hermano. Amén.

Avalado por la OMS, CDC de Atlanta, Banco Mundial
y multinacionales farmacéuticas.



Red “Superando el Sida”  www.superandoelsida.ning.com

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EL ESTAMENTO MÉDICO CONTRA LA VERDAD (Dr Kary Mullis)

EL ESTABLISHMENT MÉDICO CONTRA LA VERDAD

(Extractos del capítulo 18 "Case not Closed", p. 171-182 de su libro "Danza descarnada en el campo de la mente" (Dancing Naked in the Mind Field), Editorial Bloomsbury, Londres, 2000, 222 p.)

por Kary Mullis, Premio Nobel de Química 1993

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Kary Mullis es Doctor en Bioquímica de la Universidad de Berkeley (California). En 1993 obtuvo el Premio Nobel de Química por haber inventado la PCR, Reacción en Cadena de la Polimerasa (en inglés, Polymerase Chain Reaction, o simplemente PCR), una técnica para amplificar material genético, (la PCR trabaja con ADN), es decir, de algo tan pequeño como un trozo de ADN puede obtener, si se hace correctamente, hasta un millón de copias exactamente iguales, (es por eso que se la denominó “la Xerox –una conocida marca de fotocopiadoras- de la genética”). Esta técnica es usada, de un modo fraudulento según el propio Mullis, para medir la carga viral (en otras palabras, la "cantidad de presunto virus") en los supuestos portadores. Sin embargo, el propio Kary Mullis - sin duda uno de los disidentes más enérgicos - ha dicho hasta el cansancio que la PCR no sirve para medir cantidades de virus y en un simposio en Colombia hace años añadió que habría renunciado al Nobel si hubiera sabido el uso que se le iba a dar a su invención.

Cuando en 1984 escuché por primera vez que Luc Montagnier, del Instituto Pasteur francés, y Robert Gallo, del Instituto nacional de salud norteamericano, habían descubierto independientemente que el retrovirus VIH - Virus de Inmunodeficiencia Humana -- era la causa del SIDA, acepté el dato como cualquier otro hecho científico. El problema no tenía que ver del todo con mi sector, la bioquímica, y, además ellos eran expertos en retrovirus. 

Cuatro años más tarde, mientras trabajaba como asesor en la empresa Specialty Labs en Santa Mónica, estábamos buscando la manera de utilizar la PCR para detectar retrovirus en las miles de donaciones de sangre que la Cruz Roja recibe a diario. Yo estaba escribiendo un informe para el patrocinador del proyecto acerca de cómo se estaba desarrollando el trabajo, y comencé diciendo que "el VIH es la probable causa del SIDA".

Le pregunté a un virólogo de Specialty donde podría encontrar referencias que confirmaran que el VIH era la causa del SIDA. "No es necesario", me dijo. "Es algo que todo el mundo lo sabe". Pero añadí "Me gustaría citar algunos datos". Me sentí ridículo por no conocer la fuente de un descubrimiento tan importante. Parecía que todo el mundo la conocía. Me sugirió, "¿Por qué no mencionas el informe del CDC? y me dio una copia del informe periódico sobre la morbilidad y la mortalidad del Centro para el Control de Enfermedades. Lo leí, pero no era un artículo científico. Simplemente afirmaba que había sido identificado un organismo, pero no explicaba cómo. Instaba a los médicos a que informaran al Centro cada vez que se encontraran con pacientes con ciertos síntomas, y a que los sometieran a pruebas para detectar la presencia de anticuerpos frente a este organismo. El informe no hacía referencia a la investigación original, pero eso no me sorprendió, pues estaba destinado a los médicos que no necesitan conocer la fuente de información. Los medicos daban por sentado que si estaba convencido el CDC, debía existir, en algún lugar, la prueba de que el VIH causaba el SIDA.

Normalmente se considera a un artículo como referencia adecuada desde el punto de vista científico, si ha sido publicado en una revista científica fiable. Hoy en día las revistas se imprimen en papel brillante, están llenas de fotografías en su portadas y de anuncios, además de contener muchos artículos escritos por periodistas profesionales, y también hay fotos de chicas que anuncian los productos que pueden venir bien para el laboratorio. Los que hacen la publicidad son las compañías que ofrecen productos a los científicos, y las que producen los fármacos que los médicos prescriben. En consecuencia, todos los periodicos más importantes tienen alguna relación con las empresas. 

Los científicos presentan los artículos que describen su investigación. Para la carrera de un científico es fundamental escribir artículos que describen su trabajo y ser capaces de publicarlos: no tener artículos publicados en las revistas más reconocidas significa perder prestigio. Sin embargo, no se pueden presentar artículos hasta que los experimentos que apoyan a las teorías presentadas no se hayan concluido y evaluado. Inclusive las revistas más importantes exigen informar directamente, o a través de citas, de todos los detalles de los experimentos, para que otros investigadores puedan repetirlos exactamente y traten de lograr los mismos resultados. Si las cosas no salen así, se lo hace público, y al final se debe resolver el conflicto de manera que cuando la búsqueda se reanuda, se sepa con certeza desde qué punto se debe recomenzar.

Las revistas más calificadas tienen un sistema de revisión. Cuando se presenta un artículo para ser publicado, el director envía una copia a algunos colegas del autor para que lo revisen: son los llamados auditores. A los directores se les paga por su trabajo, pero no a los auditores, y aun así es un trabajo que les da poder, y que generalmente los satisface. 

Para tal fin, hice algunas búsquedas con el ordenador. Ni Montagnier ni Gallo ni nadie más publicaron artículos que describen los experimentos que llevaron a la conclusión de que, probablemente, el VIH causaba el SIDA.

Leí los artículos publicados en "Science", que los habían hecho famosos como "médicos del SIDA", pero todo lo que estaba escrito allí era que habían encontrado en algunos pacientes con SIDA indicios de una infección previa causada por algo que probablemente era el VIH.

Habían descubierto anticuerpos. Sin embargo, los anticuerpos contra ciertos virus siempre se habían considerado un indicio de enfermedades anteriores, no de enfermedades actuales.

Los anticuerpos indicaban que el virus había sido derrotado, y que el paciente estaba a salvo.En los artículos no se decía en absoluto que este virus causaba una enfermedad, ni tampoco se demostraba que todas las personas que tenían anticuerpos en su sangre estaban enfermas. De hecho, se encontraron anticuerpos en el organismo de algunos individuos sanos.

Si Montagnier y Gallo no habían logrado encontrar dichas pruebas, por qué se publicaron sus artículos, y por qué estaban discutiendo tanto a quien se debía atribuir el merito del descubrimiento? Hubo un incidente internacional cuando Robert Gallo del NIH declaró que una muestra del VIH que le había enviado Luc Montagnier desde París, no se había desarrollado en su laboratorio. Sin embargo, sí se había desarrollado el virus procedente de otros especímenes recogidos por Gallo y sus colaboradores de supuestos pacientes de SIDA. Basándose en estas muestras Gallo patentó una prueba para el SIDA, y el Instituto Pasteur lo demandó. Al final, el tribunal dio la razón al instituto Pasteur, pero en 1989 la situación se encontraba aun en un punto muerto, y las dos instituciones seguían compartiendo los beneficios.

Yo dudaba en escribir que el “'HIV es la causa probable del SIDA", pues antes quería las pruebas publicadas que lo confirmaran. Mi declaración fue lo más limitada posible: en mi informe sobre el desarrollo del trabajo no quería afirmar que el virus era indudablemente la causa del SIDA, sólo estaba tratando de decir que era probable que lo fuera, por razones conocidas. Decenas de miles de científicos e investigadores estaban gastando miles de millones de dólares todos los años en investigaciones que se basaban en esta idea. La razón de todo esto tenía que estar en alguna parte, pues de lo contrario todas estas personas no habrían permitido que sus investigaciones se centraran en una hipótesis tan limitada. 

Yo en ese momento daba conferencias sobre la PCR en innumerables simposios. Y siempre había personas que hablaban del VIH. Les pregunté en qué se basaba la certeza de que este virus era la causa del SIDA. Todos daban algún tipo de respuesta, decían que la documentación estaba en sus hogares, en la oficina, o en algún cajón. Todo el mundo lo sabía, y me iban a enviar la información apenas regresaran a sus casas. Pero nunca me llegó nada, nunca nadie me envió una explicación de cómo el VIH causa el SIDA.

Finalmente, tuve la oportunidad de hacerle esta pregunta sobre las pruebas a Montagnier, cuando se celebró una conferencia en San Diego, en la apertura del Centro de Investigación sobre Sida (UCSD), aun hoy dirigido por la ex esposa de Robert Gallo, la Dra. Flossie Wong-Staal. Esa iba a ser la última vez que hacía esta pregunta sin perder la paciencia. La respuesta de Montagnier fue una sugerencia: "¿Por qué no cita el informe del CDC?" "Lo he leído -dije-, “pero en realidad no responde a la pregunta de si el VIH es la causa probable del SIDA, ¿verdad?” Montagnier estuvo de acuerdo, pero yo estaba muy molesto. Si ni siquiera él conocía la respuesta, ¿quién demonios habría sido capaz de conocerla?

Una noche estaba conduciendo mi coche desde Berkeley a La Jolla cuando escuché en la radio pública nacional una entrevista con Peter Duesberg, un virólogo famoso de Berkeley. Finalmente me di cuenta de por qué era tan difícil encontrar pruebas que relacionaban el VIH y el SIDA: Duesberg sostenía que dichas pruebas no existen. Nunca nadie había demostrado que el VIH causa el SIDA.

La entrevista duró aproximadamente una hora y detuve el coche para no perderme nada. Yo había oído hablar de Peter cuando cursaba mi especialización en Berkeley. Me lo habían descrito como un muy buen científico, que había sido capaz de indicar la trayectoria de una mutación especial de un solo nucleótido en lo que entonces iba a ser definido como un oncogén. En los sesenta eso era algo muy difícil de lograr. Peter siguió adelante y desarrolló la teoría de que era posible que los virus introduzcan oncogenes en el organismo humano que causan cáncer. La idea tuvo éxito, y se convirtió en una base teórica de investigación seria que fue financiada y le dieron el nombre desafortunado de "guerra contra el cáncer". A Peter lo eligieron "Científico del año de California”.

Pero en lugar de dormirse en los laureles, les prendió fuego. Se las arregló para encontrar los puntos débiles en su propia teoría, y anunció a sus colegas, muy asombrados, que se estaban empeñando para encontrar la demostración experimental, de que era muy improbable que tuvieran éxito. Si querían luchar contra el cáncer, su investigación debía dirigirse en otra dirección. Pero ellos, o porque estaban más interesados en la lucha contra su propia pobreza que en la del cáncer, o simplemente porque no lograban encarar sus errores, continuaron trabajando durante diez años sin obtener ningún resultado de la hipótesis del oncogén viral. Y no lograron captar la ironía de la situación: cuanto más aumentaba su frustración, más reprendían a Duesberg por haber puesto en duda su propia teoría, y también por haber puesto de manifiesto la insensatez de ellos. La mayoría de ellos habían sido capacitados para obtener fondos del gobierno, contratar a gente para hacer investigaciones y escribir artículos en los que suelen terminar diciendo que se debe investigar más a fondo siguiendo las misma líneas de investigación, de preferencia por ellos, con el dinero de alguna otra persona. Uno de ellos era Bob Gallo.

Gallo había sido amigo de Peter. Los dos habían trabajado en el mismo departamento del Instituto nacional del cáncer. De los miles de científicos que se habían dedicado en vano a asignar a un virus un papel determinante en el desarrollo del cáncer, Bob había sido el único tan entusiasta que incluso llegó a decir que lo había logrado. Nadie le prestó atención al asunto, porque él había demostrado tan sólo una relación esporádica y muy débil entre los anticuerpos contra un retrovirus inofensivo que denominó HTLV-1 y un tipo de cáncer inusual que se lo encuentra principalmente en dos de las islas del sur de Japón.

A pesar de que no tenía fama como científico, Gallo fue capaz de escalar fácilmente las jerarquías, mientras que Duesberg, a pesar de su capacidad, había descendido. Cuando apareció el SIDA, Margaret Heckler se dirigió a Gallo cuando el presidente Reagan decidió que no aguantaba más a los homosexuales que se manifestaban frente a la Casa Blanca. Heckler era Ministro de Educación, Salud y Bienestar Social, y por lo tanto jefe supremo del NIH. Bob Gallo tenía una muestra de virus que Montagnier había encontrado en un ganglio linfático de un gay parisino diseñador de interiores con SIDA. Montagnier había enviado la muestra a Gallo para que la evaluara, y Bob se había apoderado de ella con el fin de explotarla para su carrera profesional.

Margaret convocó a una conferencia de prensa y presentó al Dr. Robert Gallo, quien se quitó las gafas de sol lentamente y anunció a la prensa mundial: "Señores, hemos encontrado la causa del SIDA!" Y se acabó. Gallo y Heckler anunciaron que dentro de un par de años iba a estar disponible una vacuna y una terapia. Nos hallábamos en 1984

Todos los ex cazadores de virus del Instituto nacional de cáncer cambiaron las placas en las puertas de sus laboratorios y se convirtieron en expertos de SIDA.Para empezar, Reagan asignó a la investigación alrededor de mil millones de dólares, y enseguida cualquiera que afirmara poseer una especialización científica y médica de cualquier tipo, y que se encontrara sin mucho que hacer en ese entonces, se hallaba con una oferta de empleo a tiempo completo, que mantienen en la actualidad.

El nombre de virus de inmunodeficiencia humana fue creado por un comité internacional, en un intento de resolver la disputa entre Gallo y Montagnier, que le habían dado nombres diferentes. Llamarlo VIH demostró que el comité tenía poca visión de futuro, además de un error que frustró cualquier intento de investigar la relación de causalidad entre el síndrome de inmunodeficiencia adquirida y el virus de inmunodeficiencia humana.

Duesberg, desde un segundo plano, recalcó prudentemente en las Actas de la Academia nacional de ciencias que no había pruebas fiables acerca de la participación del nuevo virus. Pero se lo ignoró completamente, sus artículos fueron rechazados, y los comités integrados por sus colegas comenzaron a dudar de que fuera necesario seguir financiando su investigación. Al final, en lo que debe considerarse un acto de increíble arrogancia y desprecio hacia el decoro científico, un comité del que formaba parte Flossie Wong-Staal, que entonces ya estaba abiertamente en contra de Duesberg, decidió no renovar a Peter el premio de investigador distinguido, excluyéndolo así de los fondos destinados a la investigación. De esta manera, Duesberg era menos peligroso para el creciente establishment del SIDA, pues ya no iba a ser invitado más a hablar en conferencias en las que participaban sus antiguos colegas.

Vivimos rodeados de un número incalculable de retrovirus. Están en todas partes, y probablemente son al menos tan antiguos como la humanidad, debido a que forman parte de nuestro genoma. Recibimos algunos de nuestras madres bajo la forma de nuevos virus, de partículas de virus infecciosas que migran de la madre al feto. Otros los recibimos tanto de nuestras madres como de nuestros padres, junto con los genes. Algunas de las secuencias estables de nuestro genoma están formadas por retrovirus. Esto quiere decir que podemos producir, y en algunos casos de hecho producimos nuestras partículas retrovirales. Algunas de ellas puede que se parezcan al VIH, pero nunca nadie demostró que hayan matado a nadie.

Debe haber una razón que justifica su existencia: una parte cuantificable de nuestro genoma contiene secuencias de retrovirus humanos endógenos. Algunos afirman que algunas porciones del ADN son inútiles, pero están equivocados. Si en nuestros genes hay algo , tiene que ser por alguna razón. Nuestro organismo no permite que se desarrollen elementos innecesarios. Traté de introducir secuencias de genes insignificantes en organismos tan simples como las bacterias, pero si no tienen razón de existir las bacterias se deshacen de ellas inmediatamente. Y suppongo que mi organismo, cuando se trata del ADN, sea al menos tan inteligente como una bacteria.

El VIH no llegó de repente de la selva o Haití. Simplemente, cayó en las manos de Bob Gallo, justo cuando necesitaba empezar una nueva carrera. Pero el VIH siempre estuvo ahí: cuando se deja de buscarlo solamente en las calles de las grandes ciudades, uno se da cuenta de que el VIH se distribuye de forma sutil en todas partes. Si el VIH siempre hubiese estado allí, y si se transmitiese de madre a hijo, entonces no tendría sentido buscar anticuerpos en las madres de cualquiera que de positivo, especialmente si el individuo no muestra indicios de enfermedad?

Imaginad a un joven en el corazón de los Estados Unidos, cuyo sueño es alistarse en la Fuerza Aérea después de la graduación y ser piloto. Nunca ha tomado drogas, y en toda la secundaria tuvo la misma novia, con quien tiene intención de casarse. Sin que él ni ninguna otra persona lo sepa, también tiene anticuerpos frente al VIH que heredó de su madre, que aun vive, cuando estaba en su vientre. Es un muchacho sano, y la cuestión nunca le creó ningún problema, pero cuando la Fuerza Aérea lo sometió a pruebas de rutina del VIH, sus esperanzas y sueños se desmoronaron. No sólo rechazan su solicitud de inscripción, sino que también le pesa una sentencia de muerte.

El CDC definió al SIDA como una de las más de treinta enfermedades relacionadas con un resultado positivo en las pruebas para detectar anticuerpos frente al VIH. Sin embargo, si no se identifican los anticuerpos, a estas mismas enfermedades no se las definen como SIDA. Si una mujer VIH-positiva desarrolla cáncer de cuello uterino, por ejemplo, se la considera enferma de SIDA. Si no es VIH-positiva, solo se la considera enferma de cancer. Un hombre VIH-positivo con tuberculosis tiene SIDA, pero si el resultado de la prueba es negativo sólo tiene tuberculosis.

Si vive en Kenya o Colombia, donde la prueba del VIH es demasiado cara, simplemente se presume que tiene anticuerpos, y por lo tanto SIDA. De esta manera, puede ser tratado en una clínica de la OMS, que en algunos lugares constituye la única forma de atención médica disponible. Es gratis, ya que los países que financian a la OMS le tienen miedo al SIDA. Si consideramos esto como una oportunidad para difundir la atención médica en las zonas donde viven los pobres, la llegada del Sida se la puede ver como una gran ayuda. No los envenenamos con AZT como lo hacemos con nuestros conciudadanos, porque costaría demasiado. Lo que hacemos es proporcionarles tratamiento para una herida de machete en la rodilla izquierda, y la llamamos SIDA.

El CDC sigue añadiendo nuevas enfermedades a la definición general del Sida:prácticamente han manipulado las estadísticas para hacer ver que la enfermedad sigue difundiéndose. En 1993, por ejemplo, el CDC ha amplió enormemente la definición de SIDA. Una elección que las autoridades sanitarias locales agradecen, pues gracias al Ryan White Act (n.d.t.: una ley aprobada en 1990 que garantiza asistencia a los enfermos de SIDA) reciben del Estado 2,500 dólares por año por cada caso de SIDA declarado.

En 1634 se lo condenó a Galileo a pasar los últimos ocho años de su vida arrestado en su domicilio por haber escrito que la tierra no era el centro del universo, sino que, por el contrario, gira alrededor del sol. Se lo acusó de herejía porque afirmaba que un dato científico no debería tener nada que ver con la fe. Dentro de algunos años, el hecho de haber aceptado la teoría según la cual el VIH es la causa del Sida, nos parecerá una estupidez, tal como a nosotros nos parecen estúpidas las autoridades que excomulgaron a Galileo. Tal como se practica la ciencia hoy en día, tiene poco de científico. Probablemente, lo que la gente llama ciencia, no difiere de aquello que se llamaba ciencia en 1634. A Galileo le pidieron que retracte sus convicciones, caso contrario iba a ser excomulgado. Y a los que rechazan aceptar los mandamientos impuestos por el establishment del Sida se les dice fundamentalmente lo mismo: “Si no aceptas nuestro punto de vista, te quedas afuera”.

Para mi fue una desilusión ver que tantos científicos hayan rechazado totalmente examinar los datos disponibles de manera objetiva y desapasionada. Varias revistas científicas respetadas rechazaron publicar una declaración mediante la cual el Grupo para el replanteamiento científico de la hipótesis del VIH/Sida se limitaba a solicitar “una verificación detallada de los datos disponibles a favor o en contra de esta hipótesis”.

Abordé públicamente este tema por primera vez en San Diego, durante una reunión de la Asociación norteamericana de químicos clínicos. Sabía que iba a estar entre amigos, y dediqué al Sida una pequeña parte de mi largo discurso, no más de quince minutos. Dije que mi incapacidad para encontrar pruebas había estimulado mi curiosidad. Cuanto más sabía, más franco me volvía. No podía quedarme en silencio, pues yo era un científico responsable, y estaba convencido de que había personas a quienes las estaban matando fármacos innecesarios. Las respuestas que recibía por parte de mis colegas iban desde una ligera aceptación hasta un rencor explícito.

Cuando fui invitado a Toledo, en España, por la Federación europea de investigación clínica para hablar de la PCR, les dije que yo prefería hablar sobre el VIH y el SIDA. Creo que cuando aceptaron no sabían exactamente en lo que se metían. Cuando había llegado a la mitad de mi discurso, el presidente de la compañía me interrumpió de manera abrupta, sugiriéndome que respondiese las preguntas de la audiencia. Su actitud me pareció muy grosera y totalmente inadecuada, pero ¿qué diablos! yo iba a responder las preguntas. Él abrió el debate, y después decidió que él iba a hacer la primera pregunta: Yo me estaba dando cuenta de que estaba actuando de manera irresponsable? Que la gente que me oía hablar probablemente iba a dejar de usar los condones? Yo le respondí que había estadísticas, bastante fiables, realizadas por el CDC que pusieron de manifiesto que, al menos en los Estados Unidos, los casos declarados de enfermedades venéreas conocidas eran los únicos en aumento, lo que demostraba que la gente no usaba condones, mientras que los casos de SIDA declarados, si nos atenemos a la definición original de la enfermedad, estaban disminuyendo. Así que no, yo no pensaba que era un irresponsable. El presidente decidió que ya era suficiente, y terminó abruptamente la reunión.

Cada vez que abordo esta cuestión, la pregunta que me hacen es siempre la misma: "Si el VIH no causa el SIDA, ¿entonces qué lo causa?" La respuesta es que no puedo responder esta pregunta, como tampoco lo pueden hacer Gallo o Montagnier. El hecho de que sepa que no hay pruebas de que el VIH causa el SIDA no me convierte en una autoridad sobre las verdaderas causas de la enfermedad. Es indiscutible que si una persona tiene contactos muy íntimos con un gran número de individuos, su sistema inmunológico está destinado a entrar en contacto con un gran número de agentes infecciosos. Si una persona tiene trescientas relaciones sexuales por año - con personas que a su vez tienen trescientas relaciones sexuales por año - esto significa que tiene noventa mil posibilidades más de contraer una infección que una persona que tiene una relación monógama.

Imaginad al sistema inmunológico como si fuera un camello, si se lo carga demasiado, se desmorona. En los setenta hubo un número significativo de hombres que viajaba con frecuencia y tenía un estilo de vida promiscua, intercambiaban fluidos corporales, compartían drogas y llevaban una vida alocada. Un homosexual que vivía en una gran ciudad podría haber estado expuesto a casi cualquier agente infeccioso que haya vivido en un organismo humano. De hecho, si uno tuviese que organizar un plan para recoger todos los agentes infecciosos del planeta, se podrían construir baños turcos e invitar a la gente muy sociable a utilizarlos. El sistema inmunológico va a reaccionar, pero el número de oponentes lo va a menoscabar. Aquí el problema científico se mezcla con el problema moral, pero lo que estoy diciendo no tiene nada que ver con la moral. No hablo de “castigo divino” o de otras cosas absurdas. Una parte de nuestra sociedad estaba siguiendo un cierto estilo de vida, y las cosas no salieron tal como se preveía, pues se enfermaron.

Otra parte de nuestra sociedad, que es tan pluralista, a quienes podemos llamar médicos-científicos veteranos de la guerra que se perdió contra el cáncer, o simplemente chacales profesionales, descubrieron que la cosa funcionaba, es decir, funcionaba para ellos. Aun están pagando sus BMW nuevos con nuestro dinero.

 

 

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…¿Aquella dizque epidemia que afectaba a drogadictos, homosexuales, negros y personas de conducta sexual dudosa?...

…¿Te acuerdas de cómo trataban a la gente? No me extraña que muchos quisieran morirse, se les miraba como si fueran apestados, a menudo los aislaban de los otros enfermos…no era raro, sobre todo al principio, que los médicos y enfermeras entraran en las habitaciones de los enfermos vestidos poco menos que de astronautas, para no contagiarse, y eso que decían que el virus sólo se transmitía por sangre y sexo, y no por el aire…

…Resulta que, si te colgaban el sambenito de que estabas infectado, hasta los mismos seguros de vida se desentendían, o sea, perdías todos los derechos…En muchos países hasta tenían listas negras, con los nombres completos o las iniciales, (que para el caso es lo mismo, pues se demostró que con ese medio también se podía conocer perfectamente su identidad), de aquellos que habían sido catalogados como “enfermos de sida” o bien como infectados…las autoridades sanitarias de esos países decían que “esas listas de apestados eran necesarias para controlar mejor la epidemia”…

…¿Recuerdas que les daban fármacos muy tóxicos, de la misma familia química que los fármacos que se usan para el cáncer, porque decían que total se iban a morir? Y tenían razón, al final se morían, pero no de lo que nos decían, sino de otras causas, entre ellas los mismos tratamientos…lo raro es que, del modo como los trataban, se pudieran mantener sanos mucho tiempo…

…¿Y qué me dices sobre cómo hacían para determinar si las personas estaban infectadas? Al principio lo hacían “a ojo”, o sea, si estabas delgado, o tenías ganglios, o una infección… y eras gay…ya estaba. Luego, dejaron los diagnósticos "a ojo" para África, (bastaba estar delgado, o tener diarrea, por ejemplo, para considerarte "infectado"), y se inventaron una especie de tests...que al final se vio que también eran un completo fraude, pues bastaba con una simple gripe para dar positivo en ellos…

…Fíjate lo bien que tenían montado el tinglado que hasta hacían unos análisis en los que decían detectar hasta la cantidad de virus que tenían las personas, hablaban de proteínas del virus, de su genoma…sin embargo, en más de 30 años nunca se consiguió aislar un solo virus de un enfermo…ni hacerle una foto al microscopio electrónico…

…Todo aquello fue bastante vergonzoso, la verdad, la gente no se enteraba de nada, incluso los propios médicos eran totalmente ignorantes de lo que estaba pasando…Lo cierto es que pusieron mucho cuidado en los medios de comunicación para que no se supiera nada, sobre todo en los medios importantes…todo era hablar de la epidemia y de lo jodida que era la enfermedad…Te ponían imágenes de enfermos terminales de sida que parecía que habían salido de Auschwitz… luego supimos que el deterioro físico que tenían era la consecuencia de la administración continuada de productos que 20 años antes ni siquiera habían sido aprobados para su uso en el cáncer por ser demasiado tóxicos…como si irradiáramos con fuertes radiaciones durante un tiempo a una persona, la dejáramos hecha un trapo y luego dijéramos que había sido un virus…¡Demencial!

…Es increíble que ni siquiera los médicos se dieran cuenta de lo que estaban haciendo…estaban tan ocupados yendo a los congresos de sida, a gastos pagados por las farmacéuticas, que no tuvieron tiempo de enterarse…Hasta en las mismas publicaciones científicas y médicas había censura y pobre de aquel científico, o médico, que se atreviera a publicar algo sobre la realidad de lo que estaba pasando, se arriesgaba a perder la subvención, o el empleo…

…El sida era un sistema de raíz totalitaria, como dijo una periodista americana muy buena, una tal Fabre o Farber, o algo así…yo creo todo el tinglado del sida se parecía más en sus métodos a la Inquisición que a otra cosa, con decirte que durante años estuvieron llamando criminales y negacionistas a los pocos científicos competentes y honestos que osaron levantar su voz para denunciar el fraude…pero, aunque la cosa tardó en saberse más de 30 años, al final la gente acabó por enterarse, no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo…

…Parece que algunas multinacionales farmacéuticas se forraron, ellas pagaban los congresos y, muy solidarias, también subvencionaban a grupos de activistas, que reclamaban más tratamientos, claro…Y todo el mundo tan contento…Lo malo fue cuando la gente se empezó a enterar…los médicos y las autoridades fueron los últimos, como suele suceder…

…Al final los estados tuvieron que pagar una burrada en indemnizaciones, pues hubo que indemnizar a todas las familias con familiares fallecidos a los que habían catalogado como infectados….no hubo excusa que valiera….y a las personas que habían resultado con secuelas por los tratamientos, y a todos los diagnosticados como vih+, por daños morales…¡Resulta que tenían años y años a la gente con una medicación tóxica, pagada por los impuestos de los ciudadanos!...En la mayoría de los países el estado se hacía cargo de ella…Luego supimos que la utilidad de ninguno de esos fármacos había sido comprobada mediante estudios limpios…¡Hasta los mismos prospectos que acompañaban a esos medicamentos avisaban, en muchos casos, de que ese medicamento “ni prevenía, ni curaba, ni evitaba la transmisión del virus”!…Las multinacionales, como siempre, curándose en salud por si llovían demandas judiciales…¡Vaya cinismo!…Y las autoridades sanitarias, al fin y al cabo formadas por los políticos de turno, mirando para otro lado...

…Parece que las indemnizaciones que hubo que pagar, aunque fueron elevadas, fueron una  minucia si se compara con la cantidad de dinero que los estados les regalaron durante años a las farmacéuticas por unos tratamientos que, en vez de llamarles antivirales, deberían haberles llamado antivitales…

Fue un asunto de verdad surrealista…

(Cuando se cumplen 50 años del famoso discurso de Martin Luther King, “I have a dream”, “Yo tengo un sueño", en Washington, donde reivindicó para la población negra el sueño americano de libertad de los fundadores de la nación)

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PORQUE NOSOTROS TAMBIÉN “TENEMOS UN SUEÑO”

 

El 25 de diciembre de 2011, Anna Insectisida, que sabe muy bien lo que es el dolor por la pérdida de un ser querido por causa de este fraude, publicó un bello post que llevaba por título esa famosa frase de Martin Luther King, “Tengo un sueño” (I have a dream).

Retomamos hoy esa frase los que también soñamos con el fin de este fraude, un fraude que provoca sufrimiento, marginación y muerte a miles de personas en cada país, millones en todo el mundo; un fraude vergonzoso para la ciencia, para la medicina, un fraude que cubre de ignominia a toda la sociedad, tan irracional como la discriminación racial de antaño en los EE UU o el brutal régimen del apartheid sudafricano que pasaron a la historia.

Hoy en día, al igual que en la época en que vivió Martín Luther King, hace ahora 40 o 50 años, en que muchas personas, sobre todo de color, dudaban del fin de la discriminación racial, hay muchas personas que dudan si este montaje macabro acabará un día. Ignoran el avance inexorable de la humanidad hacia mayores cotas de libertad y conocimiento que, como la marea, es imparable. El mito del sida caerá, como sucedió con la discriminación racial y el apartheid, a pesar de su monumentalidad, a pesar de la implicación de los gobiernos, de la corrupción que anida en todo tipo de instituciones nacionales e internacionales, a pesar de todas las oenegés y grupos activistas del sida que difunden este fiasco.

Es por eso que, aunque los grandes medios de comunicación de masas permanezcan todavía callados, nos alegramos inmensamente del crecimiento “epidémico” del número de páginas que difunden esta información liberadora por todo Internet, único medio que se puede calificar hoy día de mínimamente libre, esto sí que es una “epidemia global” muy real, al contrario que la supuesta epidemia de sida, que ni es epidemia, ni es global, ni es real. Además, la falacia del sida comenzó precisamente en los medios de comunicación, habiéndose mantenido todos estos años gracias a ellos y gracias a la censura, es lógico pensar que sea también ahí, en los medios de comunicación, donde empiece el fin de su reino de terror.

No sabemos ni cuándo ni cómo sucederá, pero estamos totalmente seguros de que toda esta situación esperpéntica que conocemos como sida desaparecerá un día no lejano, pasando a la historia como un desgraciado ejemplo de lo que jamás debió hacerse, paradigma de error científico monumental, alarmismo, irresponsabilidad de autoridades sanitarias, corrupción galopante, moralismo hipócrita y xenofobia, el ejemplo más claro de yatrogenia (daño a la salud provocado por la actuación médica), en toda la historia de la medicina.

 

ESTAS SON, EN RESUMEN, LAS RAZONES POR LAS QUE NO PODEMOS ACEPTAR, BAJO NINGÚN PUNTO DE VISTA, LA ACTUAL VISIÓN DEL SIDA INFECCIOSO

 

1- Razones de índole científica, referentes a la teoría del VIH-Sida en sí misma.

La inmunodeficiencia, sea congénita o adquirida, no es algo nuevo, sus causas se conocen desde décadas antes de que se creara la palabra Sida. La primera causa indiscutible de inmunodeficiencia adquirida actualmente en el mundo, la que más muertes provoca por inmunodeficiencia en individuos de todas las edades, es decir, la primera causa mundial de Sida hoy en día, si entendemos estas siglas en su significado literal, sigue siendo la desnutrición, el hambre.

No existen, por otro lado, referencias en ningún sitio de trabajos científicos que, solos o en conjunto, demuestren el carácter infeccioso del sida, (Kary Mullis, Nobel de Química), al tiempo que existe toda una serie de hechos, que atañen a aspectos científicos claves, ignorados por el público. El prestigioso biólogo molecular Peter Duesberg, uno de los máximos expertos mundiales en el campo de los retrovirus, lleva planteando el carácter no infeccioso del sida desde el año 1987, argumentándolo con todo tipo de datos. La epidemiología del sida no corresponde con la de ninguna epidemia infecciosa, (Gordon Stewart, epidemiólogo, Glasgow).

Ahora bien, a pesar de demostrar el carácter no infeccioso del sida, Duesberg aceptaba que Gallo-Montagnier habían conseguido aislar un retrovirus en los enfermos de sida, (aunque el aislamiento fuese muy indirecto), así como un test de detección. Pero este punto, la existencia del VIH y la fiabilidad del test, se ha desmoronado finalmente también tras la polémica entre Peter Duesberg (el virus VIH existe, aunque no cause el sida) y la biofísica australiana Eleni Papadopulos-Eleopulos, (El VIH ni siquiera existe, al no haberse encontrado ninguna evidencia de su existencia como tal virus), pues por extraño que parezca a estas alturas, nunca se ha identificado ningún VIH como partícula estable independiente en el plasma o sangre frescos, sin cultivar, de ningún ser humano, con o sin sida.

La teoría del virus del sida no tiene validez científica, por lo que todos los diagnósticos, pronósticos y tratamientos que en ella se basan tampoco la tienen.

 

2-  Razones referentes a cómo se impuso a la sociedad la teoría del virus del Sida:

La difusión de la idea del Sida infeccioso en la sociedad norteamericana, y después en el mundo entero, no tuvo nada que ver con una investigación seria sino con imprudencia, alarmismo y prejuicios homófobos y sexistas. Cuando se examinan las declaraciones sobre el particular contenidas en las publicaciones de instituciones sanitarias americanas de esa época, las razones aducidas eran así de objetivas: “Debe ser infeccioso porque son homosexuales”, “tiene que ser infeccioso porque tienen muchas relaciones sexuales”, “debe ser infeccioso porque es un problema nuevo”…”porque aparece en grupos nuevos de la población”…

En cuanto a cómo se llevó a cabo, por parte de las autoridades sanitarias americanas, el anuncio del descubrimiento de virus, fue un proceso de  lo más simple: nada de estudios ni publicaciones previas en los medios científicos, se convocó una gran rueda de prensa en Washington, el 23 de abril de 1984, y en ella se proclamó que el científico americano Robert Gallo, (de aquella alto funcionario de los servicios americanos de salud en el Instituto Nacional del Cáncer y presente en la rueda de prensa), “había descubierto el virus y aportado la prueba de que el tal virus,- más tarde conocido como VIH- era la causa probable del sida”. Pero nada de lo que allí se dijo resultó ser al final cierto. Por lo que respecta a Montagnier, (a quien Gallo robó el supuesto virus), como se aclara más adelante, hoy sabemos que ni siquiera había aislado un nuevo retrovirus.

Al público general se le hace creer que mientras que los científicos que discrepan son una minoría, “la gran mayoría de los científicos comparte el modelo VIH”, cuando la gran mayoría no han oído hablar siquiera de los planteamientos que discrepan. Un ejemplo significativo que lo muestra es lo acontecido en el famoso “Juicio por la sangre contaminada de Göttingen”, Alemania, en 1995-97. En este juicio el virólogo Stefan Lanka solicitó al tribunal que encontrara un solo científico que compareciera y aportara pruebas de que el virus VIH existía y era la causa del Sida y lo declarara bajo juramento. No sólo nadie compareció sino que los medios de comunicación nos ocultaron algo que debería haber destacado en la primera página de todos los periódicos.

La Hipótesis VIH-Sida se gestó a espaldas de la comunidad científica, se impuso mediante un claro abuso de autoridad y se ha mantenido hasta ahora por medios que no tienen nada que ver con la ciencia, como son la censura, las coacciones u otras formas de intimidación. En realidad, los métodos coercitivos y la censura son las únicas razones que explican porqué una peregrina teoría sin la menor base científica se ha mantenido vigente durante más de 30 años.

 

3- Razones de utilidad pública léase salud pública:

¿Qué podemos decir acerca de la utilidad de esta visión del virus? ¿Hay algún beneficio para la población desde el punto de vista sanitario? La respuesta es no, no hay beneficio sanitario, ¿Dónde está acaso la vacuna? ¿Dónde el tratamiento eficaz? A millones de personas en el mundo, muchos miles en España, se les ha venido comunicando que están infectados por un virus letal, en base al resultado de unos tests que nunca han sido validados o autentificados con la propia identificación del virus. El resultado a efectos prácticos es que a la intoxicación psíquica causada por diagnósticos y pronósticos infundados, que hunden a muchas personas y les crean todo tipo de complicaciones en su vida, se añade la intoxicación física provocada por un innecesario y tóxico tratamiento.

Estamos ante una teoría sin base científica, impuesta mediante medios ilícitos, que no sólo es inútil sino que daña gravemente la salud y la vida de millones de personas.

 

4- Razones de índole social:

La visión del virus del sida crea pánico innecesario en la población, marginación social y xenofobia, envenenando las relaciones humanas más íntimas y vulnerando derechos elementales de las personas.

El estigma de vih+ es la mayor causa de discriminación de las personas en todos los ámbitos, (sanitario, laboral y social), de la reciente historia.

 

5-  Razones de carácter ético-legal:

El sida sienta un peligrosísimo precedente, aceptarlo supone dar por buena la violación de la ética y normas más elementales que deben regir la actuación de investigadores, autoridades sanitarias, profesionales de la información, de la salud, compañías farmacéuticas, etc.

¿Qué deparará el futuro si se acepta todo este conjunto de sucias prácticas, sobre las que el sida se asienta, en un terreno tan sensible como el de la salud?

 

6- Razones de tipo humanitario.

El punto de vista del Sida infeccioso oculta la que sin ningún género de dudas constituye hoy día la principal causa de muertes por inmunodeficiencia adquirida en el mundo, la desnutrición, el hambre, resultado de la pobreza y de las desiguales políticas económicas.

El Sida sirve para ocultar los problemas reales y como cobertura para oscuras políticas de control de población.

 

7- Razones de índole económica.

Una visión sin base científica, impuesta mediante métodos ajenos a la ciencia, inútil, violadora de la ética y normas más elementales, violadora de derechos, perniciosa para la humanidad y que cuesta a los estados muchos cientos de millones de euros al año, para sufragar tratamientos inútiles, perjudiciales y caros y para financiar un sinfín de grupos y ONGs que difunden este fiasco.

 

 

EN CONCLUSIÓN

 

Los beneficios sanitarios, sociales, económicos y de todo tipo que se derivarán para todos con el fin de la actual política sanitaria mundial con respecto al sida hacen imperiosa la toma de conciencia de su necesidad, es por ello que llamamos a todo el mundo a no colaborar con el silencio ante este genocidio encubierto.                                                                                                                    

Lee y comenta, con serenidad, sin apasionamiento, sin alarmismo, (que ya ha habido bastante), esta situación, mañana puedes ser tú el etiquetado, o tu mujer, o tu hijo.

Si eres médico, ahora que se pretende que el test de vih sea una prueba rutinaria más, infórmate bien antes de pedir uno de estos tests fraudulentos a tus pacientes, coméntalo con tus colegas, organizad charlas donde se pueda oir a estos científicos, competentes y honestos, excomulgados de la Santa Madre Ciencia.

Niégate, si eres un profesional de cualquier medio de comunicación, a difundir informaciones sobre la gravedad del sida, o sobre la epidemia, o sobre la eficacia de los fármacos, que no estén debidamente acreditadas, pregunta por referencias, indaga, molesta si es preciso…eso es periodismo, el resto es hacer el tonto.

Si te han etiquetado como una persona “infectada”, infórmate bien de este fraude, júntate con otros como tú, es preciso formar en todos los países asociaciones de damnificados por este fraude, para defender tus derechos y exigir responsabilidades, que es la mejor forma de contribuir para acabar con él y que no hagan con otros lo mismo que han hecho contigo.

 

 

                          TENEMOS UN SUEÑO, Y NO PARAREMOS HASTA HACERLO REALIDAD

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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